domingo, 9 de mayo de 2010

EL CARDENAL BERGOGLIO DIJO EN LUJAN: “NO TENEMOS DERECHO A AGUACHARNOS… LA PATRIA TIENE AQUI A SU MADRE”

 

image

En la foto: El Card. Jorge Mario Bergoglio presidio los festejos por el Bicentenario en Luján e instó a hacer crecer la Patria en la paz y la concordia

  

"Hoy le pedimos a la Madre aprender a ser como el Negro Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros", instó el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, al presidir una multitudinaria misa frente a la basílica de Luján por el Bicentenario Patrio, en coincidencia con la festividad en honor de la Patrona Nacional el día 8 de mayo de 2010, según informó AICA.
     El purpurado porteño recordó también que "la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan, pero aquí sí que son tenidos en cuenta".
“No tenemos derecho a aguacharnos, a bajar los brazos llevados por la desesperanza. Recuperemos la memoria de esta Patria que tiene Madre, recuperemos la memoria de nuestra Madre. Miremos a la Virgen y pidámosle que no nos suelte su mano. Gracias Madre por quedarte con nosotros”, dijo al pedirle a la feligresía que repitiera tres veces ese agradecimiento a María.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina destacó “en Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy vinimos a rezar en esta fiesta de la Virgen, en este año Bicentenario, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una madre”.
Tras destacar que Luján es lugar de “solidaridad y fraternidad”, recordó que José de San Martín y Manuel Belgrano pasaron por allí “en medio de la gloria, y también cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza”.
     La Eucaristía fue concelebrada por una veintena de obispos de la región Buenos Aires.


Texto completo
     Aquí  en Luján hubo un gesto de la Virgen y nos hace bien recordarlo: en 1630 una pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción, se quedó. Iba a otra parte la caravana, la Virgen provocó la parada.
     Desde ese momento en este lugar hubo visitas, peregrinaciones, encuentros con la Virgen. Desde ese momento la Patria tuvo madre. La imagen, al principio, estaba en una taperita, después una iglesia...  y hoy la Basílica tan linda y tan cuidada.
Aquí  aprendimos a detenernos y recibir vida. Aquí junto a la Madre de Jesús venimos a descansar, a confiarle la vida de otros, la vida que muchos fueron cargando en la peregrinación, en el silencio y la oración por el camino. Aquí el pueblo sencillo y creyente de nuestra patria fue creciendo también en algo tan característico del lugar: la solidaridad y la fraternidad. Y con este modo simple, de encuentro y silencio armó nuestra Madre el santuario: esta es la Casa de los argentinos. La Patria, aquí,  creció con la Virgen; la Patria aquí tiene a su madre.
     ¡En esta su Casa de Luján cuántos vinieron a recibir la fe en el bautismo, a cumplirle promesas o a confiarle su necesidad, sus dolores o sus problemas! Por el templo anterior a esta Basílica, cuando la Patria empezaba, pasaron  San Martín y Belgrano al principio y al final de sus campañas. Pasaron ellos, como muchos, en medio de la gloria, y cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza. Sabían que la Patria tenía Madre.
Hoy es su fiesta, al celebrarla a Ella que recoge las visitas y las oraciones de los hijos, le pedimos aprender a ser como el Negro Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros.
En este lugar tan santo, lleno de Fe y Esperanza, pedimos hoy a la Madre que cuide a nuestra Patria. En particular a aquellos que son los más olvidados, pero que saben que aquí siempre hay lugar para ellos. Así fue desde el principio: la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan... pero aquí sí que son tenidos en cuenta. Por ello a los hijos de la Virgen de estas tierras nunca les falta la protección de nuestra Madre.
En Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy vinimos a rezar en esta fiesta de la Virgen, en este año Bicentenario, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una madre. No tenemos derecho a aguacharnos, a bajar los brazos llevados por la desesperanza. Recuperemos la memoria de esta Patria que tiene madre, recuperemos la memoria de nuestra Madre.  Miremos a la Virgen y pidámosle que no nos suelte de su mano. Gracias Madre por quedarte con nosotros.

 

Verdadera manifestación de esperanza ante la Virgen de Luján

 

image

En la foto: La  Iglesia festejo el Bicentenario en el Santuario de Luján

“Hoy, entrando al Bicentenario y no habiendo superado las otras fallas que nos corroen, una amarga sensación de desánimo y mezquino individualismo nos embarga. Sin embargo, más profundamente, late aún en cada uno de nosotros y en la Patria toda, una tenue esperanza. Debemos hacerla crecer, no como una ilusión vana e ingenua, sino basada en lo que ya hemos conseguido como Nación, para potenciar así su desarrollo”. Así lo expresa el Manifiesto de la Esperanza, que fue leído esta tarde ante una multitud de fieles que se congregaron en Luján para participar de la celebración ciudadana con la que los laicos dieron comienzo a los festejos por el Bicentenario de la Patria.
     El texto, cuya lectura estuvo a cargo de Justo Carbajales, director ejecutivo del Departamento de Laicos (DEPLAI) de la Conferencia Episcopal Argentina, deja en claro “la maravillosa responsabilidad cívica de los que tenemos fe en Dios”, porque “la fe le da vida a la esperanza. Es como el soplo que prende la llama y la aviva, es la certeza de lo que se espera, prueba de lo que aún no se ve. Es la sal viva”. Y aclara también que “la fe verdadera no es sólo para cada uno de nosotros” sino que “exige ser vivida en medio de nuestro pueblo argentino. No es un privilegio, sino un don que debe ser ofrecido y compartido”.
     “Así -prosigue el texto-, los hombres y las mujeres de fe junto con todos los argentinos de buena voluntad, debemos comprometernos en este inicio del Bicentenario a que en nuestra Patria salga a la luz una Esperanza transformadora, hacia una Nación Argentina que incluya dignamente a todos sus hijos. Por ello queremos hoy anunciar este Manifiesto, que es un verdadero compromiso ciudadano del Bicentenario, para que quede grabado en nuestro corazón y marque nuestro comportamiento cívico”.


Un verdadero compromiso ciudadano

     A continuación, declara una serie de principios básicos, como la dignidad de la vida humana, el valor de la transparencia y la honestidad, el respeto a las leyes, el fortalecimiento de las instituciones, la participación ciudadana y la educación, que conllevan determinados compromisos a asumir. El texto señala lo siguiente:
     “Creemos en la dignidad intocable de la vida humana y nos comprometemos a respetarla y a hacerla respetar integralmente en todas sus etapas”;
     “Creemos en el valor de la transparencia y la honestidad. Nos comprometemos a cumplir con nuestros deberes familiares, cívicos y fiscales y también nos comprometemos a exigir el mismo comportamiento en nuestros representantes políticos; a no votarlos si incumplieren con ello y a movilizar a la opinión pública para que haga lo mismo”;
     “Creemos en el respeto a las leyes por sobre todo otro interés personal o grupal y nos comprometemos a respetarlas y a hacerlas respetar democráticamente”;
     “Creemos en el fortalecimiento de nuestra instituciones republicanas, único camino para la construcción de un país para todos”;
     “Creemos en el federalismo que supone y exige la necesaria y justa autonomía política y financiera de las provincias”.
     “Creemos en el diálogo social. Es imprescindible lograr ‘consensos básicos’ sobre un modelo de país, que nos abarque a todos. Trabajaremos y exigiremos a nuestros políticos ese dialogo”;
     “Creemos en la participación ciudadana. Debemos pasar de ser simple habitantes a ciudadanos comprometidos con lo público. Pasar de una democracia delegativa a una democracia participativa y comprometida .No tenemos derecho a quejarnos de nuestros políticos si no participamos en lo público”;
     “Creemos en la importancia esencial de la educación y el trabajo digno como las verdaderas herramientas de desarrollo de nuestros hijos y de inclusión social de todos nuestros compatriotas. Si la máxima del Centenario fue ‘gobernar es poblar’, la del Bicentenario debe ser ‘gobernar es educar’”.


Poner “nuestra esperanza y trabajo en este compromiso"

     A continuación, destaca la necesidad de poner “nuestra esperanza y trabajo en este compromiso”, lo que hará posible:
     “que cada vida humana en nuestra Patria sea protegida y respetada desde el momento de la concepción sin ningún tipo de discriminación por sexo, edad, raza, situación socio económica o estado de salud. Que sea tratado siempre como una persona”; “lograr las condiciones mínimas para la plena integración social de cada habitante de esta bendita tierra, y su grupo familiar con igualdad básica de oportunidades”.
     También será posible “que nuestros niños cuenten con un hogar que los contenga y los proteja. Que todas las políticas de inclusión social tengan como eje el fortalecimiento familiar. Que se promueva el matrimonio como realmente es, una comunidad estable de vida y amor entre una mujer y un hombre”; “que todos nuestros niños y jóvenes reciban la educación que les permita su pleno desarrollo laboral, social y espiritual” y “que nos consolidemos como pueblo”.
     Por eso, el Manifiesto llama a ponerse de pie y caminar “guiados por nuestra Fe y Esperanza, junto con todos los compatriotas que acepten nuestra invitación”, y a no permitir “que nada nos detenga hasta que los campos y las ciudades de nuestra bendita Patria vuelvan a brillar”.
     A continuación, el texto completo del manifiesto:


Manifiesto de la esperanza

     Por un Compromiso Ciudadano en el Bicentenario de la Patria
     Queridos Hermanos en Cristo:
     Hoy nos encontramos en el sitio que la Virgen María eligió como lugar querido hace 380 años, mucho antes que el simple sueño de ser Nación empezara a ser concebido.
     Su imagen presente en Luján es para nuestro pueblo certeza de la bendición de Dios para aquellos que habitamos estas tierras y signo de Esperanza.
     Esa Esperanza que, transformada en compromiso con la historia, hizo que en mayo de 1810 un puñado de patriotas creyera, en medio de la oscuridad de los tiempos que les tocó vivir, que podíamos ser una Nación y juntos, como pueblo, iniciaran el trabajoso camino, que llevó a nuestra independencia en 1816.
     Una Esperanza que impulsó a Belgrano y a San Martín a encomendarse a vos, Virgen Gaucha, a encender la antorcha de la Libertad, y a defenderla cuando su luz parecía apagarse.
     La Esperanza que actuó para que vinieran hombres y mujeres de todo el mundo buscando libertad, convivencia, trabajo y lo consiguieran.
     La Esperanza de todos ellos es la que nos hizo a nosotros ARGENTINOS. Nuestros antepasados fueron forjando, a pesar de las dificultades, una Patria abierta a todos los hombres del mundo, transformándola en un crisol de razas, una tierra de convivencia religiosa y étnica y una tierra de trabajo, cuyos campos generosos devolvieron el sudor de sus frentes con cereales y animales que se multiplicaron para transformarla en el granero del mundo.

Una Nación donde cada padre y madre creía que el futuro de sus hijos sería mejor que el suyo y que la educación era el instrumento para alcanzarlo.
     Cuando Argentina festejó el centenario de la Revolución de Mayo era creencia generalizada que seríamos uno de los países más prósperos y poderosos de la tierra y por eso la euforia de esos días.
     Sin embargo, esa euforia no estaba sustentada en la Esperanza sino en una vana ilusión. Graves fallas corroían el espíritu nacional; una cultura donde claudicaba la honestidad y el respeto por la ley, donde era más importante derrotar y destruir al enemigo político que lograr consenso en aras del bien común.
     Una sociedad donde millones de personas, mujeres y hombres, no podían elegir a sus autoridades libremente y sin fraude.
     Una sociedad con una mesa opulenta donde millones de habitantes no alcanzaban las condiciones básicas para ser incluidos en ella.
     Esas fallas ensombrecieron   nuestra historia hasta llegar a la página más oscura de la última dictadura militar. A pesar que en 1983 recuperamos la democracia y con ello nuestra capacidad de elegir libremente nuestras autoridades y nuestra libertad de expresión, hoy, entrando al Bicentenario y no habiendo superado las otras fallas que nos corroen, una amarga sensación de desánimo y mezquino individualismo nos embarga.
     Sin embargo, más profundamente, late aún en cada uno de nosotros y en la Patria toda, una tenue Esperanza.
     Debemos hacerla crecer, no como una ilusión vana e ingenua, sino basada en lo que ya hemos conseguido como Nación, para potenciar así su desarrollo.
     En este punto queda clara la maravillosa responsabilidad cívica de los que tenemos Fe en Dios. La Fe le da vida a la Esperanza. Es como el soplo que prende la llama y la aviva, es la certeza de lo que se espera, prueba de lo que aún no se ve. Es la sal viva.
     La Fe verdadera no es sólo para cada uno de nosotros, exige ser vivida en medio de nuestro pueblo argentino. No es un privilegio, sino un don que debe ser ofrecido y compartido.
     Así, los hombres y las mujeres de Fe junto con todos los argentinos de buena voluntad, debemos comprometernos en este inicio del Bicentenario a que en nuestra Patria salga a la luz una Esperanza transformadora, hacia una Nación Argentina que incluya dignamente a todos sus hijos.
     Por ello queremos hoy anunciar este Manifiesto, que es un verdadero compromiso ciudadano del Bicentenario, para que quede grabado en nuestro corazón y marque nuestro comportamiento cívico.
     En él decimos que:
Creemos en la dignidad intocable de la vida humana y nos comprometemos a respetarla y a hacerla respetar integralmente en todas sus etapas.
Creemos en el valor de la transparencia y la honestidad. Nos comprometemos a cumplir con nuestros deberes familiares, cívicos y fiscales y también nos comprometemos a exigir el mismo comportamiento en nuestros representantes políticos; a no votarlos si incumplieren con ello y a movilizar a la opinión pública para que haga lo mismo. “No robarás” es un mandato para todos, sin excepción.
Creemos en el respeto a las leyes por sobre todo otro interés personal o grupal y nos comprometemos a respetarlas y a hacerlas respetar democráticamente.
     “Sin ley no hay verdadera libertad: existen solo pasiones, desorden y anarquía”
Creemos en el fortalecimiento de nuestras instituciones republicanas, único camino para la construcción de un país para todos.
Creemos en el federalismo que supone y exige la necesaria y justa autonomía política y financiera de las provincias.
Creemos en el diálogo social. Es imprescindible lograr “consensos básicos” sobre un modelo de país, que nos abarque a todos. Trabajaremos y exigiremos a nuestros políticos ese dialogo.
Creemos en la participación ciudadana. Debemos pasar de ser simple habitantes a ciudadanos comprometidos con lo público. Pasar de una democracia delegativa a una democracia participativa y comprometida .No tenemos derecho a quejarnos de nuestros políticos si no participamos en lo público. “Debemos crecer en la conciencia de ser pueblo”
Creemos en la importancia esencial de la educación y el trabajo digno como las verdaderas herramientas de desarrollo de nuestros hijos y de inclusión social de todos nuestros compatriotas. Si la máxima del Centenario fue “gobernar es poblar”, la del Bicentenario debe ser “gobernar es educar”.
     Queremos ser Nación
con mayúsculas, una Nación cuya pasión sea la verdad y el compromiso por el bien común.
Por eso ponemos nuestra Esperanza y trabajo en este compromiso, porque si lo cumplimos
     Es posible
que cada vida humana en nuestra Patria sea protegida y respetada desde el momento de la concepción sin ningún tipo de discriminación por sexo, edad, raza, situación socio económica o estado de salud. Que sea tratado siempre como   una persona.
Es posible lograr las condiciones mínimas para la plena integración social de cada habitante de esta bendita tierra, y su grupo familiar con igualdad básica de oportunidades. Que no haya más hermanos nuestros que tengan hambre o estén excluidos. “Que la Patria sea para todos”.
Es posible que nuestros niños cuenten con un hogar que los contenga y los proteja. Que todas las políticas de inclusión social tengan como eje el fortalecimiento familiar. Que se promueva el matrimonio como realmente es, una comunidad estable de vida y amor entre una mujer y un hombre.
Es posible que todos nuestros niños y jóvenes reciban la educación que les permita su pleno desarrollo laboral, social y espiritual.
Es posible que nos consolidemos como pueblo.
     Sacudámonos nuestros desánimos, pongámonos de pie y caminemos guiados por nuestra Fe y Esperanza, junto con todos los compatriotas que acepten nuestra invitación.
     Jesucristo, el Señor de la historia está con nosotros. María es Madre de nuestro pueblo y nos acompaña.
     Nuestros padres y nuestros hijos nos están mirando.
     No permitamos que nada nos detenga hasta que los campos y las ciudades de nuestra bendita Patria   vuelvan a brillar.
     No tengamos miedo. Es posible. Y así será para que con Cristo y María “construyamos una Patria para todos”, para ese pueblo a quien saludamos cantando : “Al Gran Pueblo Argentino ¡Salud!


Justo Carbajales

Director Ejecutivo del Departamento de Laicos (DEPLAI).CEA.+

MATRIMONIO CIVIL: ANTE LA REFORMA LEGAL EN CURSO, POR EL COLEGIO DE ABOGADOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

a familia 2

El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires considera sumamente grave la media sanción obtenida en la Cámara de Diputados en relación al proyecto de ley de modificación del Código Civil que, de aprobarse, permitiría el matrimonio de personas del mismo sexo.

La reforma legal mencionada es una cuestión vertebral al ordenamiento jurídico nacional que trastoca principios fundamentales que rigen a nuestra comunidad. Define el perfil de una sociedad y hace a su modo de ser.

El fundamento del interés público del matrimonio civil no radica en la consideración de los aspectos afectivos de la relación de los cónyuges, sino en los fines estratégicos que esta institución del orden natural cumple en la dimensión personal y social, sin los cuales ningún país o sociedad es viable.

Cabe también aseverar que no se discrimina cuando no se está ante situaciones iguales.

Negar legislativamente al matrimonio el carácter distintivo de la unión entre hombre y mujer equiparándolo a otro tipo de uniones civiles entre personas del mismo sexo, afecta a su propia esencia y abre el camino para otras confusiones –igualmente graves- en materia de ejercicio de patria potestad y adopción. En éste último caso, además, los matrimonios homosexuales tendrían prioridad en la adopción ya que la ley privilegia a quienes tienen imposibilidad física para procrear.

Es clave identificar que la unión de hombre y mujer en matrimonio civil, entre otras consideraciones, tiene un notorio interés estatal que debe diferenciarse claramente de otros tipos de uniones que no revisten la misma entidad y proyección aunque formen parte de la realidad social.

A partir de un sustento más ideológico que jurídico, se pretende relativizar el concepto del matrimonio civil como una creación legal de contenido variable, convertido en un centro de imputación de normas, proveedor de derechos y beneficios para las parejas homosexuales. Se procura, pues, que la realidad sea aquello que la ley dice lo que es, transformando a tal premisa en una instancia dogmática de la cual se extraen peligrosas consecuencias para éste como para otros tantos temas.

El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires exhorta a los señores senadores para que en su consideración del proyecto mencionado, promuevan un debate que pondere responsablemente el significado del matrimonio civil para la sociedad argentina y advierta las consecuencias que en el tejido social y la convivencia está llamado a producir una modificación como la propuesta.

HAY QUE INSTITUCIONALIZAR LA COMISION DE ENLACE

Mesa de Enlace 2- Emilio

 

Las entidades deben unirse como lo hicieron en Brasil en 1964. El resultado es un aporte mucho más consistente al debate parlamentario, lo que se traduce en leyes actualizadas y eficaces.

   
Por Arturo Navarro*

A más de dos años de la creación de la Comisión de Enlace y a dos meses del inicio de las sesiones ordinarias en el Congreso, el tema agropecuario está ausente del debate parlamentario. Sin duda, la actividad deliberativa referida al campo fue mayor en 2009, cuando funcionaba la Mesa de Consenso Agropecuario, formada por diputados y senadores de diferentes partidos, que trabajaron conjuntamente con las dirigencias agropecuarias.

Lamentablemente, este tipo de acción no existe hoy, a pesar de la cantidad de nuevos diputados que provienen del sector. Su actuación está centrada hoy en la presentación de proyectos específicos –muy respetables, por cierto–, pero que no solucionan ni los problemas de coyuntura, ni, mucho menos, los problemas generales que tienen los productores, ya que estas propuestas específicas no son parte de un proyecto agropecuario integral de desarrollo nacional planteado a mediano y largo plazo, propuesta que podría haber sido presentada por la Comisión de Enlace, si estuviera institucionalizada y actuando por mayoría.

Personalmente, he promovido la unión de las entidades mucho antes de la formación de la Comisión de Enlace. Esta unión no significaría la pérdida de identidad de las entidades actuales frente a sus asociados. Sin embargo, será decisiva para llevar a cabo un nuevo tipo de acción gremial, más profesionalizada, que van a necesitar los productores, en tiempos de grandes cambios estructurales, desarrollo de las nuevas tecnologías e innovaciones que ya vivimos hoy.

Las entidades deben unirse como lo hicieron en Brasil a partir de 1964 en la Confederación Nacional de Entidades Agropecuarias. Hoy tienen sus dirigentes un gran protagonismo en todo el trabajo parlamentario. Sin ir más lejos, su actual presidenta es al mismo tiempo senadora nacional. No quiero extenderme en describir el funcionamiento de la actividad parlamentaria brasileña, pero sí decir que la bancada agropecuaria y la dirigencia del sector se reúnen dos o tres veces por semana a discutir y consensuar los proyectos. Creo que es la única forma de trabajar para lograr consensos mayoritarios y mantener las leyes actualizadas y eficaces.

Hasta ahora la Comisión de Enlace no ha presentado formalmente en mesa de entrada del Congreso un proyecto consensuado por las cuatro entidades. No tiene una estrategia gremial planificada con metas a cumplir en determinado tiempo. No puede salir de los temas de coyuntura impuestos por el Gobierno y termina reclamando en asambleas junto con los productores, en vez de privilegiar el trabajo parlamentario con propuestas concretas para el corto, el mediano y el largo plazo. La necesidad de definir los temas por unanimidad ha paralizado su gestión frente al poder de veto que tiene cualquiera de las cuatro entidades. Tienen que asumir que si no tienen la capacidad de acordar un proyecto por mayoría, los productores no van a poder contar con las políticas de estado que necesita el sector.

La Comisión de Enlace debe pasar del reclamo a la propuesta de políticas nacionales y sectoriales para volver al federalismo fiscal, sin el cual no hay independencia política de gobernadores e intendentes. Hay que dejar de lado la vieja política que se implementó en contra del sector y del interior, con el argumento falaz de la defensa de los más pobres y de los productores más chicos. Porque lo único que han logrado es acrecentar la cantidad de pobres y marginados, promoviendo que muchos pequeños productores engrosaran las villas miseria de los grandes centros urbanos. Hay que asumir que esto no es solo responsabilidad del gobierno. Mucha culpa tiene nuestra dirigencia por seguir encerrada en sus fronteras y no querer ver cómo funciona el mundo.

Para revertir esta situación es estratégico que el sector agropecuario y agroindustrial actúen en un plano de igualdad con los otros sectores de la economía, para motorizar un desarrollo nacional planificado y sostenido. Para concretar dicho proyecto es fundamental que esté consensuado por la mayoría de los productores, especialmente hay que tener en cuenta las opiniones de los productores más eficientes y emprendedores, asociados en AACREA y Aapresid.

El próximo paso de la Comisión de Enlace debería ser salir del autismo en que se encuentra y abrir una rueda de consultas con expertos, para analizar cómo institucionalizarla, quiénes deberían formar parte y cómo debería funcionar.

La institucionalización de la Comisión de Enlace es el seguro para darle estabilidad permanente, como ocurrió en Brasil, para que trascienda la gestión de los actuales dirigentes y del actual gobierno, para poder concretar propuestas por mayoría de los productores y para terminar con todos los descreídos que dicen que es imposible trabajar unidos sin perder la identidad de cada una de las entidades, cuando lo que está en juego es el aumento de la producción de alimentos y el bienestar futuro de los ciudadanos.

De esa forma también se cumpliría con el reclamo permanente de los productores de trabajar unidos, lo que no significa unanimidad de pensamiento, sino trabajar con decisiones tomadas por mayoría.

Y el mensaje para toda la sociedad será claro: que hemos sabido transformar algo creado circunstancialmente, por un reclamo en marzo del 2008, en algo institucional y permanente para proponer y defender las políticas de estado que necesitan el productor y el país.

(*) Consultor
www.arturonavarro.com.ar

CONNOTACIONES DEL CASO MARTINEZ DE HOZ, POR EL COLEGIO DE ABOGADOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

image

La detención de José Alfredo Martínez de Hoz dispuesta por el juez federal Norberto Oyarbide, sin duda, adquiere características paradigmáticas que, jurídica e institucionalmente, no pueden soslayarse.

En primer término, respecto del propio detenido.

A partir de 1986 Martínez de Hoz comenzó a ser investigado y juzgado por la detención de los empresarios Federico y Miguel Gutheim. En 1988 el juez Irurzun dictó su prisión preventiva que motivó su detención por casi tres meses. En julio de ese año, la Cámara Federal revocó esa medida por considerar que aquel era ajeno a los hechos investigados. Cuando estaba pendiente su sobreseimiento definitivo, sobrevinieron los indultos del presidente Carlos Menem a favor de todos los imputados en la causa, sin que ello alterara la conclusión de la Cámara Federal.

En efecto, el análisis de los antecedentes judiciales del caso permite constatar y concluir que a Martínez de Hoz se lo juzga dos veces por los mismos hechos, sin que haya variado en lo absoluto la plataforma fáctica de la causa; es decir, sin que se hubieran incorporados nuevos elementos de prueba. Ello contraría los elementales principios de inocencia y de prohibición de la doble persecución penal.

Así pues los hechos que ya fueron juzgados una vez, vuelven a investigarse y reinterpretarse, dando lugar a su posterior y equivocada calificación como de lesa humanidad.

Además en la valoración jurídica del tema, tampoco puede dejar de advertirse la resolución de la prisión preventiva dictada por el juez Oyarbide. La misma sostiene que, la gravedad de las imputaciones a Martínez de Hoz, le hacen suponer que éste no tendrá reparo en obstruir la acción de la Justicia.

Sin duda esta apreciación es cuestionable. Ante todo es la expresión del carácter persecutorio que la fundamenta a poco de advertirse que Martínez de Hoz, a lo largo de toda la investigación, de manera invariable y comprobable, se mantuvo a disposición de la Justicia. Llama la atención que, no obstante su avanzada edad y delicado estado de salud, no se haya merituado correctamente la conducta procesal observada durante los largos años en que afrontó procesos.

En segundo lugar pero no menos relevante, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, tal como lo ha sostenido en reiteradas oportunidades, considera que al remover odios que la sociedad desea superar, se está implementando un sistema de represión basado en la venganza y en la inequidad al que se disfraza como una falsa búsqueda de la Justicia.

Al intentar calificar al referido hecho bajo la cuestionable categoría de crimen de lesa humanidad, porque a tenor de la información publicada, los Gutheim nunca estuvieron arrestados clandestinamente, ni desaparecidos, ni torturados, se evidencia la real inspiración que subyace tras el cometido de convertir el caso Martínez de Hoz como emblemático. Esta no es otra que la criminalización de las ideas y, por último, la imposición de un pensamiento único.

Con preocupación se observa que, al desamparo popular de la adhesión que pueda concitar la imagen pública del imputado de hoy, se entreabre la oscura perspectiva de la persecución como sistema de intimidación.

Ese modo de actuar potencia la gravedad de la situación. Por esta vía se está en camino de extender la responsabilidad penal a todo aquel que, a juicio de los ahora acusadores, pudieren tener algún tenue vínculo funcional o de ideas con gobiernos -de facto o no-, con agrupaciones políticas o sociales, periodistas, empresarios o profesionales que, circunstancialmente, resulten ser adversarios políticos o, simplemente, críticos a los intereses del actual gobierno.

El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, alienta a superar la mirada estrecha que se busca provocar en la sociedad respecto del caso referido. En tal sentido hace notar que, de confirmarse este precedente judicial, se convertirá en un instrumento de revisionismo político a cuyo impulso se afectarán, como en el presente caso, garantías constitucionales y principios jurídicos básicos que mantendrán en vilo a la seguridad jurídica.

TRAGEDIA NACIONAL, LA CORRUPCION

image

Por Marcos Attias

Nos impide como personas acceder a nuestros principales objetivos, nos impide ser felices, nos impide tener esperanzas, nos impide tener mas y mejores trabajos y sueldos, nos impide disfrutar de la vida, nos impide ser solidarios, nos impide como familia dar protección a los hijos, nietos, abuelos, y padres.

Nos impide tener mas y mejores escuelas, tener mas y mejores hospitales, mas y mejores seguridades, mas y mejor asistencias previsionales, mas y mejores servicios del estado, nos impide que haya mas y mejores viviendas con precios estables, siempre accesibles, nos impide ser propietarios, nos roba la plata, nos roba la existencia, nos roba la alegría de vivir y pertenecer al país.

Nos impide ser un país creíble, y exista mayores y mejores inversiones que den mas y mejores trabajos y sueldos. Nos quita el respeto internacional.

Impide la desaparición de casa de latas, la desaparición de las villas miserias, de la desaparición de las pobrezas de las miserias, y de las indigencias. La corrupción es un Pecado de Lesa Humanidad.

Convocar a todos lo científicos, humanistas , intelectuales, Universidades, profesionales de todo tipo, para hallar una Vacuna del país y para el país., que erradique para siempre la Corrupción nacional.,todo el esfuerzo que se lleve a cabo para lograrlo será de utilidad publica y declarado de Interés Nacional. La corrupción mata mas gentes, que todas las epidemias juntas.