Se cumplen este 3 de diciembre, 20 años del último pronunciamiento militar en Argentina, encabezado por el Coronel SEINELDIN quien junto a varios jefes, oficiales y suboficiales del Ejército Argentino y de otras Fuerzas de Seguridad, y varios camaradas civiles comprometidos con la Causa nacional, tomaron y ocuparon en pocas horas varios de los objetivos militares más importantes del país.
La crónica dijo que fue el último de los motines “Carapintadas”; el más sangriento; el más irracional. La poca difusión pública previa de las razones del alzamiento, el clima que se vivía y el silencio deliberado por parte de los medios, hicieron que fueran desconocidos los motivos reales de la sublevación, tanto para el común de la gente, como para muchos militares, antes y durante los acontecimientos, y aún luego de que fueran sometidos a juicio sus protagonistas, a pesar de las constancias surgidas en la Justicia, acerca de cómo se sucedieron los hechos y las causas que le dieron origen.
Más de 1500 hombres llevaron adelante una operación que se inició sin un solo disparo y logró el control de las unidades estratégicas de la Fuerza. La represión ordenada por el gobierno y ejecutada por las fuerzas “leales” y francotiradores, sofocó el alzamiento dejando bajas y destrozos.
Antes que ingresar al por qué se llegó a esa situación, veamos el contexto del país y de la región hacia fines de 1990.
¿Qué sucedía en el país en esos días…?
Carlos Saúl Menem transitaba su primera presidencia y había comenzado su segundo año de mandato.
En la región, la mayoría de los gobiernos democráticos eran liberales; tan solo algunos pocos eran social demócratas.
Menem, había ya viajado a los Estados Unidos y a su regreso “enterró” la “Revolución Productiva”, junto con el “Proyecto de Defensa” que hizo preparar y firmó junto con el Coronel SEINELDIN y un grupo de Oficiales Superiores.
También sepultó los símbolos nacionales de los que hizo gala y se revistió para llegar al poder... CAVALLO era su Ministro de Relaciones Exteriores.
En el país temas como la droga, la inseguridad, la revuelta social o la delincuencia con inusitada violencia o ensañamiento, no aparecían en las crónicas diarias. Tampoco la pobreza extrema, o la desnutrición, o los excluidos.
En los primeros días de diciembre de 1990, llegaba el presidente de USA, Jorge Bush padre.
¿Por qué se llegó al 3 de diciembre?
Se llegó porque el sector nacional del Ejército fue el primero que advirtió la entrega de la Nación en su soberanía real a los dictados de Bush y a la Corona inglesa. Con Bush, luego de su viaje a Estados Unidos y con los ingleses, cuando firmó los Acuerdos de Madrid de 1989/1990………… Los Acuerdos de Madrid de Menem/Cavallo con Inglaterra, del 17 al 29 de octubre de 1989 y su complemento del 15 de febrero de 1990, significaron la capitulación incondicional al usurpador y el reconocimiento de un vergonzoso “paraguas de soberanía”. Por ese “paraguas”, Argentina desde 1990 debía informar todo movimiento terrestre, marítimo y aéreo de tropas a Inglaterra quien en la práctica no sólo los monitoreaba, sino que los autorizaba. Estos “acuerdos”, se completaron con el Tratado de Garantía de Inversiones de Gran Bretaña en nuestro país, que se firmó en Londres el 11 de diciembre de 1990 y ratificado por la Ley 24.184, por el que Argentina resulta “garante” y asegura las inversiones del usurpador en nuestro suelo.………………………
En el año y medio de su primer gobierno, Menem confirmó la rendición incondicional de la República, poniendo en marcha y ejecutando el plan de desnaturalización y destrucción, no sólo de las FFAA y FFSS, sino de todo el Sistema de Defensa Nacional, acordado con USA y Gran Bretaña. Comenzó eliminando a todos los cuadros que tenían alguna afinidad con lo nacional, con Malvinas o quienes combatieron frontalmente a la subversión. Quienes eran sospechados de Carapintadas, o seguidores del Coronel SEINELDIN, fueron postergados en sus ascensos y se les impidió llegar a las jefaturas de unidades de combate.................................................................. Hacia fines de 1990, se conoció la lista de jefes y oficiales que serían eliminados de la Fuerza y los que no debían ser nombrados en los principales Regimientos del Ejército. Además, se desmantelaban una gran cantidad de unidades militares desplegadas, especialmente en el interior del país...
Con ello, no sólo se suprimía a los mandos más calificados del Arma, sino que se consolidaba la destrucción de las Fuerzas Armadas, lo que significó, y significa, caer en una situación de indefensión que debilitó a la Nación en su columna vertebral, la que sostiene al Estado contra la inseguridad y disgregación interior, y contra las apetencias exteriores. ……………………………… Pero también Menem traicionó su palabra de poner en marcha la “Revolución Productiva”. La propuesta “revolucionaria” pregonada en la campaña se apoyaba en el desarrollo del potencial nacional; en sus riquezas naturales; en la fuerza del trabajo de las empresas estratégicas en manos del Estado, en especial las que constituyen el Sistema de Producción para la Defensa (fabricas militares de aviones; misiles; submarinos; blindados; armas pesadas y portátiles; radares, telecomunicaciones; etc.) y en la integración y optimización de los organismos dedicados a Investigación y Desarrollo…… ……………………………….. Al “liquidar” el proyecto, se concretaba la desarticulación del Sistema de Defensa Nacional. La República se desprotegía y, de esta manera, comenzamos a caer en el abismo de la Inseguridad, de la Indefensión y hasta en la desvergüenza. La brutal confesión de las “relaciones carnales” a las que fuimos sometidos, no es otra cosa que la postración de nuestro Pueblo ante los poderosos y vernos relegados a los últimos puestos en el concierto de las naciones, lugar donde nos han llevado y aún hoy nos encontramos. ………………………………………………….. Se llegó, por último, porque vastos sectores de la civilidad, en todos los ámbitos de la acción y el pensamiento (sectores políticos, sindicales, empresariales, de la cultura, etc.), advirtiendo el peligro en el que se sumía la Nación, vieron en estos Soldados, la única posibilidad concreta de intentar oponerse al proceso de desnaturalización y destrucción de la Patria. ……………………… El gobierno de Menem, hacia fines de 1990, arriaba todas las banderas y símbolos con los que se ganó la confianza y el voto popular, pero para lograr el cambio de rumbo que se le había impuesto, debía primero desguazar a las FFAA, y lo hizo. Ante eso nos sublevamos.
¿Qué se había comprometido a hacer Menem cuando asumió el poder?
Junto con la Revolución Productiva, Menem promovió y suscribió un documento sobre el tema Defensa, que encargó preparar al Coronel SEINELDIN y a un grupo de Oficiales Superiores, comprometidos con el Proyecto Nacional que se anunciaba.
El “Proyecto de Defensa del Gobierno Nacional” se apoyaba en un concepto fundamental: toda Nación que posea riquezas en su territorio; que cuente con la capacidad intelectual y tecnológica como para desarrollar este potencial, y voluntad para llevarlo a cabo, debe saber que será objeto de intereses, injerencias, apetencias y agresiones, sean estas ejecutadas desde afuera, o promovidas dentro de su propio territorio.
La capacidad de autodeterminación requiere disponer de un sistema integrado de defensa y seguridad que esté en capacidad de hacer respetar la autoridad y voluntad del Estado. Su accionar se aprecia cuando se enfrenta ante distintas agresiones; sean estas menores y cotidianas (el delito común – Fuerzas Policiales locales); de mediana entidad (crimen organizado; narcotráfico; contrabando – Fuerzas de Seguridad y Policía Federal) o las de mayor peligrosidad (vulneración de la soberanía nacional; movimientos secesionistas o de disgregación internos; emergencias nacionales – Fuerzas Armadas).
Este sistema debe estar concebido y articulado por quienes tienen el monopolio de la fuerza, en políticas que, como capas que envuelven a un núcleo sensible, van repeliendo la acción de los distintos tipos de agresiones, con las fuerzas policiales en primer término, la cara visible de la respuesta al accionar diario de la delincuencia común; hasta llegar a la instancia última –la ultima ratio- cuando está en juego la supervivencia misma del Estado, mediante el empeñamiento de las Fuerzas Armadas.
Eso fue lo que prometió Menem. Eso fue lo que traicionó.
Y esa traición, fue continuada luego bajo las administraciones que sucedieron a Menem, hasta llegar a la actual, quien sigue cumpliendo con la entrega de la Patria, encubriendo su latrocinio bajo una engañosa retórica supuestamente nacional que resulta desmentida, día a día, por los hechos y actos de gobierno.
¿Qué vino después?
La derrota del sector nacional militar, dio paso a la transformación más radical que vivió el país en décadas.
Detrás de una falsa propaganda de “modernización”, se pulverizó el potencial estatal.
Las privatizaciones, fueron grandes negociados que desmembraron las empresas del Estado, dejando un bolsón de desocupados empobrecidos y a unos pocos empresarios y dirigentes sindicales, devenidos en socios de las “patronales”. Ellos se hicieron inmensamente ricos a costa de más marginación y miseria de una gran cantidad de trabajadores.
La apariencia de un estado pujante, estimuló el ingreso de capitales, los cuales, al no ir a las fuentes de producción, sino –fundamentalmente- al sector de los servicios, y estos en su mayoría subsidiados por el Estado, generaron una sensación de falsa prosperidad con beneficios enormes para unos pocos, pero a costa de achicar la clase media y de aumentar una masa que primero fue empobrecida; luego marginada y por último excluida.
Este oropel de desarrollo, tuvo también su correlato en el orden moral y espiritual de la Nación. La política, como nunca antes, comenzó a transitar por el camino de la banalización, la frivolidad y la corrupción. El ejemplo de las máximas autoridades del Estado contagiaron a todas las instituciones y a sus hombres, y así se vivieron escenas de verdadero escándalo tanto en los tres poderes de la República, como entre los empresarios, los sindicatos, las FFAA, FSS y Policiales; y hasta la Iglesia misma, que fueron noticia como si fueran personajes de la farándula artística en los tabloides…
Siempre hemos dicho que en nuestra Argentina se pueden medir muchos índices –verdaderos o manipulados, como el INDEC- que muestren la realidad del último decenio del Siglo XX y del presente que vivimos, pero no habrá ninguna estadística que refleje el grado de deterioro o degradación moral y espiritual que signó esa época. Y lo que ese decenio dejó para el futuro de nuestra Nación.
¿Hoy cómo estamos?
Argentina, que supo ser líder en la región, por su calidad de personas; su sociedad integrada y con una fuerte clase media; con índices de calidad de vida similares a los países más desarrollados del mundo, ha abandonado su lugar y destino históricos.
El valor supremo hoy es el dinero y el poder que surge de él. Se han borrado ideologías y valores, que se subordinan al becerro de oro. La política se ha vuelto una mercancía, con marketing propio y códigos alejados del bien común, del orden natural; de valores superiores y de Dios.
Casi no existe un político que pueda articular un discurso creíble. Todo suena a falso, a artificial. Por eso deben apoyarse o promover figuras que tengan un caudal propio de prestigio o aprobación, y se buscan estas “perlas” entre artistas –si cómicos mejor-, deportistas; curas…
Los niveles de pobreza, marginación y exclusión son escandalosos. En un país con las riquezas naturales como las que tenemos y, fundamentalmente, en alimentos, es una inmoralidad y ofende nuestra dignidad de persona y a Dios, que se mueran niños por desnutrición; por epidemias ya erradicadas en el mundo; por desidia del Estado…
Mientras eso sucede, la propaganda oficial habla de crecimiento del PBI, de las reservas; de cosechas récord; de ventas en los sectores industrial como nunca antes se ha visto…
Vivimos una verdadera dictadura de minorías que, encaramadas en reclamos sociales o sectoriales, con total impunidad hostigan al hombre común y paralizan las grandes ciudades. La autoridad del Estado está ausente o es cómplice de esta anarquía.
La violencia, fenómeno y signo de estos tiempos, antes que en los hechos concretos de inseguridad, se da en la prepotencia, insolencia; irrespetuosidad y crispación que fomenta el propio gobierno. La droga y la narcodelincuencia se han adueñado de asentamientos dentro y en los alrededores de las grandes ciudades.
La familia, el núcleo básico de la sociedad, recibe a diario la agresión de gobiernos que no le brindan protección; que incentivan el libertinaje sin límites y la promiscuidad; que apoyan la desnaturalización sexual; que entronizan personajes cuyos méritos públicos son el escándalo, los antivalores o el enriquecimiento sin pudor. Lo que hoy se ve en la televisión o en los espectáculos públicos, es un pálido reflejo de la sociedad en la que vivimos.
¿Nos equivocamos aquél día?
Si lo viéramos con los ojos de quien mide los éxitos y derrotas como partidos de fútbol, seguramente concluiríamos que el 3 de diciembre de 1990 fue un gran fracaso.
Las pérdidas de vidas humanas; los años de prisión; carreras profesionales truncadas; dolor y quebrantos en nuestras familias,… sumados a lo que comenzó a vivirse en nuestra Patria a partir de nuestra derrota. Todo señalaría en esa dirección.
Seguramente, el pronunciamiento y la causa que lo motivó, necesitaba contar con más y mejores hombres de los que allí estuvimos…
Pero, fue un error reaccionar ante la Indefensión de la Patria??;
Lo fue oponerse a la destrucción de sus FFAA??;
Debíamos permanecer impávidos ante la claudicación moral y en su honor de Nación, frente a la rendición incondicional a la que fuimos sometidos??
Había otro camino a seguir para hombres de honor, sean ellos soldados, ciudadanos, todos argentinos de bien??
Hemos vivido años de prisión o exilio, tiempo suficiente para serenarnos y hacer un profundo análisis; tiempo para aceptar los errores en la acción que nos llevaron a la derrota; tiempo para arrepentirnos de nuestra ingenuidad al no haber previsto defecciones de participantes antes y durante la acción; tiempo para reflexionar respecto del cumplimiento de los compromisos de honor.
Quizás el momento elegido o las circunstancias, desde el punto de vista operativo, no eran las más adecuadas y nos predispusieron a sufrir esa derrota. Muchos de sus participantes así lo expresaron; pudieron tener dudas… pero estuvieron, porque era necesario dar testimonio de que no todo en la vida pasa por especulaciones de éxito personal. Lo fundamental, es que todos nos sentimos orgullosos de haber participado en el último acto de Resistencia contra la vislumbrada entrega de la Nación, aún a sabiendas de que las posibilidades de éxito eran escasas.
¿Qué significó el Coronel SEINELDIN?
Fue el soldado que con su figura y prestigio aglutinó a quienes participaron en los hechos. Sabía sacar lo mejor de cada uno para entregarlo a la causa de la Patria.
Primero en el sacrificio y último en los halagos y premios.
Creía en la bondad de las personas y confiaba en quienes le daban su palabra.
Como ninguna otra persona, entrevió la encrucijada de la Patria a fines del siglo XX y cómo se estaba disputando, en los hechos, aquello de “unidos o dominados”.
Hablaba de la permeabilidad de las fronteras físicas y morales de la Nación, a la penetración del flagelo de la droga y el narcotráfico; de la delincuencia organizada y especializada; de la guerra social y por reivindicaciones territoriales, cuya fuente de inspiración y financiación provienen del extranjero; de la penetración cultural ajena al sentir y quehacer nacional.
Supo definir la importancia de nuestra Nación en todas sus dimensiones: el territorio; el espacio marítimo y aéreo; las reservas de recursos estratégicos; el hombre argentino; su riqueza cultural y su Fe. Alertaba sobre la codicia de quienes con avidez aspiran a controlar nuestros recursos naturales.
Si en Malvinas, fue un ejemplo en el combate por su capacidad y liderazgo; en la cárcel su figura se agigantó en la sencillez, humildad y sacrificio que se impuso.
Referencia ineludible de quienes compartimos la prisión, se empecinaba en que otros tomaran el protagonismo que naturalmente sólo él poseía.
Solía decir que si alguna vez triunfábamos en la vida pública, no olvidáramos las enseñanzas del calabozo y cada tanto, debíamos mirar a la prisión para darnos un baño de humildad y de fuerza espiritual.
¿Qué dejó el 3 de Diciembre de 1990?
Fue un grito de alerta ante la destrucción de la Nación en sus instituciones fundamentales. Ese día cayó el último muro de contención de la antipatria, dejando así abierto el camino que nos condujo hacia el abismo, donde aún hoy nos debatimos.
Fue una acción de soldados y hombres comprometidos que lucharon por la Causa de la Patria, antes que por apetencias personales.
Señores que ante la Justicia no dudaron en hacerse responsables de los actos que protagonizaron, por graves que resultaran sus consecuencias.
Una actitud y gesto que fueron reconocidos por los mismos jueces que, habiendo aplicado las condenas más duras que se conozcan de la historia reciente de la República, dejaron impreso en la sentencia que se trataba de hombres de honor, movidos por elevados ideales de orden moral y social y que no se trataba de un Golpe de Estado.
El testimonio del Cnl ROMERO MUNDANI, Veterano de Malvinas; excepcional profesional y destacado Ingeniero Militar, quien no solo vio el desmantelamiento de la Industria para la Defensa y sus consecuencias, sino que, además, reafirmó su compromiso ofrendando su vida en dramática decisión, convencido de que su sacrificio daba sentido al Pronunciamiento que protagonizaba y por lo que ha sido y es un ejemplo para sus soldados y camaradas de las FFAA, como modelo del valor de la Palabra y del Juramento que cada 20 de Junio prestamos y renovamos.
El sacrificio del Sargento VERDES, valiente soldado, arteramente ultimado por la sinrazón y la ambición de unos pocos, cuando ya las tropas sublevadas se habían rendido.
La entrega total, hasta la vida misma, de aquellos que la perdieron en aquella jornada en cumplimiento del sagrado deber militar, tanto de quienes entendimos que había llegado la hora de decir ¡basta!, como de quienes no comprendieron en ese momento nuestras razones
A partir de entonces, el genuino sentimiento nacional que aún habita en vastos sectores de la sociedad, debió bajar a las catacumbas por sostener un pensamiento “Políticamente Incorrecto”.
¿Hay solución para la Patria?
Ciertamente la hay. En lo material, comprobamos como nuestro suelo, nuestra gente y nuestros recursos ofrecen un potencial único en el mundo. Que con sólo aprovechar las bondades de nuestra naturaleza y lo que el mundo necesita y tenemos, nos augura un porvenir de grandeza.
La vemos en la ofrenda de soldados y hombres de las Fuerzas policiales y de seguridad que a diario continúan arriesgando y dando sus vidas intentando preservar el Bien Común…
La encontramos cuando advertimos que existe capacidad intelectual como para recuperar nuestro destino histórico; aquél que heredamos por mérito de nuestros mayores y que hemos abandonado por comodidad, perversidad, corrupción o inoperancia.
Se nos representa, cuando vemos a jóvenes que, superando el hedonismo de la época, la superficialidad y relativismo que impera, piensan, sienten y viven intensamente la Patria con su trabajo, con su estudio y, fundamentalmente, con su compromiso.
En familias que se esmeran por educar a sus hijos con el ejemplo personal; en la virtud y en el mérito por la capacitación, el trabajo y el esfuerzo.
Pero lo más importante, porque pertenecemos a una Nación que ha sido consagrada a la Santísima Virgen; que ha sido puesta bajo Su protección y que, pese a todas las apostasías, nos sigue bendiciendo y nos da oportunidades como a ninguna otra Nación en el mundo. Así miramos como nacen seminarios que hacen crecer vocaciones religiosas que surgen como en ningún otro lugar de la Tierra…
Todo esto nos renueva la Fe y nos da Esperanza en el porvenir, porque no puede prevalecer el mal y la iniquidad por siempre.
Pero también sabemos que si nos ha tocado transitar experiencias difíciles, aún nos queda mucho trecho por recorrer; muchos golpes por recibir. Hemos caído demasiado bajo; pero justamente, como el martillo que castiga el metal sobre el yunque, creemos que es este sufrimiento el que habrá de dar el temple a este pueblo para que se forje con el fuego, el sudor y el dolor.
Es por ello, que quienes participamos del 3 de Diciembre de 1990, quienes pagamos con el exilio, con la cárcel o con la vida aquellos hechos, no hemos arriado nuestras banderas y convicciones, ni apagado el sentimiento de Patria que anida en nuestros corazones. Formados en el deber ser Sanmartiniano, no nos rendimos, ni nos resignamos, convencidos que todo esfuerzo, lucha y sacrificio que se haga para que nuestra querida Argentina viva en su esencia, lo justifica.
Como dijera el Padre de la Patria, “Cuando la Patria está en peligro, todo es lícito menos dejarla perecer”. Quiera Dios sea así.
Por ello, junto con la Recordación que compartimos, rendimos homenaje a quienes cayeron en esa jornada y a todos los que ofrendaron sus vidas e hicieron grande a esta Nación, y pedimos por su eterno descanso. Y por la Patria, a la que consagramos nuestras vidas.
Camaradas, civiles y militares del 3 de Diciembre de 1990:
Por Dios y por la Patria.
Comisión de homenaje permanente del 3 dic 1990
Ex Mayor D HUGO REINALDO ABETE
Ex Tte 1° D RODOLFO BARRIO SAAVEDRA
Ex Capitán D GUSTAVO BREIDE OBEID
Ex Teniente Coronel D JORGE DI PASQUALE
Sr. ENRIQUE GRACI SUSINI
Ex Mayor D PEDRO MERCADO
Ex Mayor D HECTOR ADRIAN ROMERO MUNDANI
Sr. DALMIRO PATRICIO VIDELA BALAGUER
Sr. NICANOR VILLAFAÑE MOLINA