Buenos Aires, 16 de
junio de 2017
Sr. Director
En las últimas horas un
oficial superior retirado del Ejército Argentino intentó quitarse la vida.
Semejante hecho, por cierto muy desgraciado, no tendría tanta trascendencia si
sólo se tratara de un tema estrictamente personal, un problema de salud, una
depresión o cualquier otra cuestión de orden individual, pero no, no fue un
intento de suicidio más. Deliberadamente, de quien hablamos un excelente
profesional y mejor persona aún, padre de familia y abuelo, se había prometido así
mismo que no moriría injustamente preso en una cárcel, acusado de delitos que
no cometió, que no sometería a su familia a semejante abuso, que antes prefería
quitarse la vida y morir con honor como un buen soldado.
Enterado de una serie de
detenciones de camaradas y previendo que él podría ser de los próximos, hace
apenas veinticuatro horas, con la decisión tomada se vistió con su uniforme
militar -ese que dejó de lucir hace más de 15 años cuando pasó a retiro-, puso como
música de fondo una marcha militar y disparó su arma sobre su corazón. Por esas
cosas de Dios, el proyectil no dio en el blanco elegido y salvó su vida
milagrosamente.
Mientras esto ocurría y lo
operaban para salvarle la vida, me dije a mi mismo que, terminase como
terminase tan desgraciado acontecimiento, escribiría una carta de lectores
dirigida al Ejército Argentino y que la titularía “¿Hasta cuándo camaradas… Hasta cuándo?”.
Tal vez más de un lector se
podrá preguntar ¿por qué dirigirse a los camaradas y no al poder político? que
en definitiva es quien avala la detención arbitraria y prevaricadora que sufren
los militares mientras los terroristas subversivos gozan de total libertad y
muchos son funcionarios públicos o presiden organismos de DDHH.
Y la respuesta está en la
misma pregunta, pues los militares no pueden esperar justicia de un poder
político que avala a un poder judicial que actúa contra derecho. De modo que, el
interrogante “¿hasta cuándo camaradas?”,
está dirigido hacia los únicos en quienes ellos pueden confiar y apela al
espíritu de cuerpo que siempre caracterizó al Ejército Argentino y a sus
soldados. Ese espíritu que nos recuerda que un soldado argentino jamás abandona
a un camarada.
El mismo que tuvo el Sargento
Juan Bautista Cabral cuando entregó su vida para salvar la del Gran Capitán Don
José de San Martín en San Lorenzo, o más recientemente el que predominó en
Malvinas con el Cabo Roberto Baruzzo y el Teniente Primero Jorge Echeverría,
héroes ejemplares si los hay, o el Soldado
Esteban Tries salvando a su sargento Manuel Villegas.
De ahí que apelando a estos
ejemplos, por todos los soldados que combatieron en defensa de valores y
principios y que no cometieron delitos, por los que murieron injustamente en prisión
y los que aún están prisioneros, digo:¿Hasta cuándo camaradas del Ejército?, ¿hasta
cuándo vamos a soportar que sigan muriendo nuestros camaradas prisioneros de
una guerra que el enemigo está decidido en no terminar?, ¿hasta cuándo vamos a
soportar la aberrante injusticia que condena a nuestras familias y a nuestra
institución?… ¿hasta cuándo camaradas, hasta cuándo?... Vamos camaradas que no
buscamos un golpe, sólo que desde el poder institucional se hagan respetar y
exijan al poder político que termine con la mentira y la arbitrariedad de
mantener presos a nuestros camaradas inocentes y disponga lo que sea competente
para juzgar y condenar a los responsables del terrorismo subversivo acontecido
en nuestro país. No a la mentira y la injusticia, si a la Verdad histórica.
¡Por
Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.