domingo, 20 de diciembre de 2009

CRISTO VIVE ¿PAPA NOEL? NO EXISTE


por Ricardo Fraga





Esta es la verdad de la milanesa: “Papa Noel” no existe ni existió. En su difundido diseño actual es tan sólo el esperpéntico producto publicitario de la “Coca-Cola ” norteamericana allá por la década del ´30 en el pasado siglo XX.



Tanto éxito alcanzó el modelo que se lo eternizó como emblema definitivo de una Navidad filantrópica, despojada de toda significación cristiana, aunque no religiosa, reducido este estadio como lo fue a un mero sentimentalismo inmanente tan propio de una civilización horizontalista, relativista y sincretista esto es, en lenguaje paladino, un mundo que ha dado las espaldas a Dios para colocar al hombre.



Y es inútil intentar “bautizar” a semejante bodrio: “Papa Noel” ha venido para desplazar el Misterio trascendente y sublime de la Natividad del Verbo Encarnado, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad que se hace Verdadero Hombre para rescatar y redimir a los hombres mediante el Misterio inaudito de su Pasión, Muerte y Resurrección.



Desde allí brotaban como de cristalina fuente los antiguos gozos navideños (belenes, villancicos, misachicos, etc.) y los niños, entonces, NO recibían regalos sino que los ofrecían al Niño pobre pero infinitamente rico que yacía en un austero pesebre, amamantado por una Virgen, sostenido por un viril Patriarca bíblico, adorado por Magos sabios y misérrimos pastores y glorificado por una multitud de Ángeles celestiales que entonaban las divinas alabanzas y no la pagana exaltación del hombre mundano: “¡Gloria a Dios en las Alturas y paz a los hombres en quienes Él se complace!” (Lc. 2,14).



No, no se recibían regalos, ya que todos y todo se ofrecía para ese Niño misterioso que “hoy nace y eterno es ya”: “Todos le llevan al Niño / yo no tengo qué llevarle / le llevo mi corazón / que le sirva de pañales!”.



Así cantaban nuestras preciosas coplas españolas y, por lo mismo, americanas y argentinas. Pero así, o en tono parecido, cantaban también los infinitos villancicos de la extinguida Cristiandad : “¡Noche de paz, noche de amor / todo duerme en derredor / entre los astros que esparcen su luz / bella anunciando al Niñito Jesús!”.



No había ningún “Papa Noel” disfrazado de mamarracho, con este dudoso nombre de notoria filiación galicana. Y no me vengan con que este desagradable personaje que habita ¡en el Polo norte! tiene, ni remotamente algo que ver, con el “Santa Claus” de los países nórdicos o alemanes (cuando todavía éstos eran cristianos) ya que este “Claus” no es sino el apócope de “Nicolás”, vale decir, del que la liturgia romana llama “san Nicolás de Bari”, aunque no fue de Bari (Italia) sino de Patras (Grecia), bien que en la bella ciudad suditaliana se guarden sus sagradas reliquias.



Este santo obispo del s. IV y cuya festividad litúrgica cae en los albores del Adviento (6 de diciembre) ha quedado vinculado en la tradición de algunos países a los obsequios de la Navidad en razón de un curioso episodio de su vida, en general bastante legendaria: un habitante de Patras había perdido toda su fortuna y sus hijas quedaron sin dote corriendo el riesgo de prostituirse. Enterado Nicolás tomó unas monedas de oro y en la oscuridad de la noche las arrojó por la ventana de la casa del hombre desafortunado, relato que recoge el Breviario romano en el II nocturno de su fiesta (cfte. también Buteler, Tº IV) y que ha dado origen al mito de la chimenea.


San Nicolás, al menos en la iconografía latina es representado con mitra (fue, como dije, un obispo) y cualquier otro agregado en el atavío, si se conserva su significación soteriológica, puede admitirse como un aporte de carácter folclórico, inocuo en sí mismo y simpático incluso para los pueblos así representados.

Pero, de ninguna manera es posible identificar al obispo de Mira con esa monstruosa invención de la propaganda yanki que, se lo haya querido o no, ha logrado suplantar definitivamente el sentido salvífico de la Navidad por una francachela (no de alcohol, que al fin de cuentas sería lo de menos) sino de refinada soberbia del “amor del hombre en favor del hombre sin Dios”: ateísmo idolátrico en frontal violación al primer precepto del decálogo: “Yo Yavé soy tu Dios… no habrá para ti otros dioses delante de mí” (Ex. 20,1) y “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Dt. 6,5, cit. por Lc. 10,27).
Así, pues, mis queridos lectores: Nada de sustitutos camuflados ni de dejarse engañar por la “labia” de los pseudo sapientes multimediáticos.

Que en esta nueva Natividad del Verbo según la Carne Él, y sólo Él, colme de alegría y paz nuestros corazones.

Fuente: Argentinidad

PIO XII Y JUAN PABLO II, FUERON RECONOCIDOS POR BENEDICTO XVI COMO SIERVOS DE DIOS

En un "magnífico" regalo por Navidad para millones de católicos, el Papa Benedicto XVI ha firmado y autorizado la promulgación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de los Siervos de Dios Juan Pablo II y Pío XII, abriendo su camino hacia la beatificación. Para que sean beatos, solo falta del reconocimiento oficial de un milagro obrado por su intercesión.

En la extensa relación de nuevos beatos y venerables dada a conocer esta mañana por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se precisa que el Santo Padre ha autorizado a la Congregación para las Causas de los Santos, la promulgación, entre otros, de los decretos referentes a:




"Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pío XII (Eugenio Pacelli) Sumo Pontífice, nacido en Roma el 2 de marzo de 1876 y muerto en Castelgandolfo el 9 de octubre de 1958".




Asimismo, "las virtudes heroicas del Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla) nacido el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Polonia) y muerto en Roma el de abril de 2005".

Con la firma de estos decretos, lo que hace falta para la beatificación de ambos pontífices es el reconocimiento oficial por parte de la Congregación para las Causas de los Santos de un milagro obrado por su intercesión. VATICANO, 19 Dic. 09 / 07:31 am (ACI)

LOS REYES MAGOS DEL PESEBRE



Todos sabemos que los Reyes Magos fueron a adorar a Jesucristo recién nacido, y que Herodes les pidió que cuando encontraran al Mesías fueran a decirle dónde había nacido para adorarlo, cuando su verdadero plan era asesinarlo. Pero como los Reyes Magos no regresaron, no tuvo mejor idea que asesinar en un genocidio, que consistió en la masacre de un infanticidio colectivo, matando a todos los bebés pequeños y por nacer de la región.
A los Reyes Magos infaltablemente los vemos cada año en el Pesebre, que siempre son tres: dos blancos y uno moreno. Más allá de que hay varias versiones sobre el mismo tema, pero lo único indudable es la referencia de la Biblia, no se puede dudar de su historicidad, de que existieron, visitaron a Herodes por seguir los astros, llegaron a Belén a ofrecer sus dones, y regresaron sin dar el aviso prometido a Herodes. ¿Cómo y cuántos eran, y qué más hicieron? Esa es una pregunta que trataremos de responder en este artículo
Esta tradición además la encontramos en Latinoamérica, y en la Misa Criolla se especifica que eran tres, que Baltasar era negro, y que le llevaron regalos (el oro, incienso y mirra son sustituidos por arrope, miel y un poncho blanco). Veamos qué se afirma en la letra de la Misa Criolla:

Llegaron ya, los reyes y eran tres
Melchor, Gaspar y el negro Baltasar
Arrope y miel le llevarán
Y un poncho blanco de alpaca real.

Changos y chinitas duérmanse
Que ya Melchor, Gaspar y Baltasar
Todos los regalos dejarán
Para jugar mañana al despertar.

La adoración de los Reyes Magos a Cristo recién nacido es, indudablemente, una de las historias bíblicas más celebre, representada por innumerables pintores e ilustradores de todas las épocas. Se trata de personajes históricos, y no un mero invento al estilo de los dibujitos animados de Walt Disney. Su adoración a Dios desde el paganismo originario que los condujo al Niño Jesús, al Mesías, a Dios que se hizo niño y nació en Belén, nos hace ver en cada concebido que nace una nueva imagen de la acción de Dios. Los mayores, en los regalos, se sienten identificados con los dones que llevaron los Reyes Magos: Oro porque el Niño es Rey, Incienso porque es Dios, y mirra porque es hombre. En la Misa Criolla, los regalos son sustituidos por el arrope como ofrenda que en Latinoamérica se hacía a la Pachamama, la miel como alimento humano, y la realeza autóctona del poncho blanco. El paganismo de que antes habían participado los Reyes Magos antes de conocer a Jesucristo, es asimilado en la Misa Criolla al paganismo latinoamericano anterior al conocimiento de la Fe, y es señal de conversión.
En la Biblia no se encuentran ni los nombres ni el número de los Reyes Magos, sino en el "Evangelio Armenio de la Infancia de Cristo", que es apócrifo (es decir, no inspirado por Dios, pero que sin embargo puede ser tenido en cuenta en algunos aspectos que no afectan a la teología, como los datos que referimos). Este Evangelio apócrifo Armenio de la Infancia de Cristo narra la biografía de Jesús durante su infancia.
En un capitulo afirma: “...he aquí que los magos de Oriente, que habían salido de su país hacía nueve meses, y que llevaban consigo un ejército numeroso, llegaron a la ciudad de Jerusalén. Y aquellos reyes de los magos eran tres hermanos. El primero era Melkón, rey de los persas; el segundo, Gaspar, rey de los indios; y el tercero, Baltasar, rey de los árabes. ...Y acamparon en los alrededores de la ciudad, donde permanecieron tres días, con los príncipes de sus reinos respectivos. Aunque fuesen hermanos e hijos del mismo padre, ejércitos de lenguas y nacionalidades diversas caminaban en su séquito. El primer rey, Melkón, aportaba, como presentes, mirra, áloe, muselina, púrpura, cintas de lino, y también los libros escritos y sellados por el dedo de Dios. El segundo rey, Gaspar, aportaba, en honor al niño, nardo, cinamomo, canela e incienso. Y el tercer rey, Baltasar, traía consigo oro, piedras preciosas, perlas finas y zafiros de gran precio.” Evangelio Armenio de la Infancia de Cristo (Capítulo XI, 1-2)


En la foto: Los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, miniatura de 1362 (Nor Djughá)


Sus nombres aparecen luego en el siglo VI en un mosaico bizantino del 520 aproximadamente localizado en Ravena, Italia. En el mismo figura una leyenda sobre los tres magos que dice "+SCS BALTHASSAR +SCS MELCHIOR + SCS GASPAR", eso es, sagradísimos o veneradísimos Baltasar, Melchor y Gaspar. El primero es Baltasar, de 30-40 años, con barba oscura, lleva en sus manos un recipiente para mirra; Melchor, como de 20-25 años y sin barba, transporta una bandeja para incienso; y Gaspar de mas de 50 años, con pelo y barba largos y blancos, presenta una canasta con oro. Todos son blancos, ninguno se ha convertido en negro. Otra descripción de los Reyes Magos da el erudito teólogo anglosajón Beda el Venerable (675-735) dice así: "El primero de los magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera blanca y luenga barba (...) fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe, de tez blanca y rosada, honro a Jesús ofreciéndole el incienso, símbolo de la divinidad. El tercero llamado Baltasar, de tez morena" (no negro)", testimonio ofreciéndole mirra, que significaba que el Hijo del hombre debía morir."
Cabe destacar que Gaspar era el Rey de los Indios (es decir, de los Indos), siendo la raza caucásica, o aria la también llamada "indoeuropea", siendo el idioma armenio uno de los derivados del indo, descendiendo de un nieto de Jafet, llamado Thorgom. Así lo afirma un libro de Historia Armenia, en que "Los Armenios, como los Griegos y los Persas, están dotados de entendimiento inestable y perspicaz , de una actividad inquieta que busca en la accion pábulo al esceso de su energía; belicosos por naturaleza, se les ve continuamente empeñados en guerras, en las cuales hacen frente á enemigos mas poderosos, y aunque precisados á ceder al número, no se acobardan, antes bien, vuelven á embestir con más ardor. En cuanto á lo intelectual, los Armenios tienen la concepcion fácil y viva de los Griegos; y cuando hablamos de su lengua y literatura, indicamos las estrechas relaciones que unen las producciones de su ingenio con las obras maestras de la literatura griega, en cuanto á la forma y naturaleza del estilo; tambien observamos que su lengua pertenece á la clase de las indo-jermánicas , recien establecida por los filólogos."
El libro referido, cuyo autor es Eugenio Boré, miembro de la Academia Armenia de San Lázaro y del Consejo de la Sociedad Asiática de París, fue traducido al castellano e impreso en Barcelona, España, en el año 1838.
Probablemente eran reyes-sacerdotes astrólogos zoroastristas, y por tanto conocedores del movimiento de las estrellas. Según el relato, los Reyes Magos eran hermanos, y se enfrentaron a Herodes en su territorio, y esto muestra su psicología y actitud. Según la lingüística y la etnología, los indoeuropeos o indogermánicos son pueblos de raza blanca que hablan lenguas de flexión procedentes de un tronco común basado en una estructura lingüística abstracta. Las ramas lingüísticas constitutivas de este modelo genético, llamado también ario o indogermano, son: indoiránica, armenia, griega, italocéltica, germánica y baltoeslava.
Y de allí la pregunta: ¿Melchor y Gaspar no eran de la misma raza armenia?