Por Cosme Beccar Varela
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Buenos Aires, 10 de Agosto del año 2010 - 989
INTRODUCCIÓN: La gesta a que se refiere el Mayor Pedro Rafael Mercado en el texto que transcribo a continuación está presidida por su mujer, la Sra. Cecilia Pando de Mercado.
Las mujeres de los militares presos, presididas por Cecilia (que es la mujer del Mayor Mercado, que está libre pero pasado a retiro por ser el marido de ella), se han encadenado a sí mismas en las rejas del portón de entrada del Comando del Ejército para pedir que se respeten los derechos y la dignidad de sus maridos secuestrados en las cárceles de la tiranía. Allí están hace casi una semana, día y noche, con los intensos fríos que hemos pasado en este tiempo.
Como un paso para obtener ese fin piden una audiencia con la ex-guerrillera y hoy ministro de defensa, Nilda Garré, que con soberbia intolerable se las niega.
Una de las cosas que más me indigna de estos altos mandos es que hayan aceptado a una ex-guerrillera marxista como ministro de defensa. Tenían varias maneras de desafiar el descaro insolente de Kirchner para impedir que la nombrara. No eligieron ninguna de ellas, sino la indecorosa, indigna e inexcusable sumisión. La aceptaron, la aceptan y la saludan con honores como si los mereciera y con cada saludo se rebajan más y más, hundiéndose en el lodo de su ignominia.
Los generales que sirven a esta guerrillera, se solidarizan con ella en su despectivo rechazo de las dignas señoras que le piden sólo una audiencia y, como veremos, ni siquiera tienen la cortesía elemental de permitir a esas señoras el uso de las instalaciones sanitarias del Comando. Más despreciable no puede ser la actitud de esos generales.
Le he pedido a la Sra. Cecilia Pando que me dé los nombres de esas heroínas para escribir un editorial sobre su acción heroica, pero ella me ha respondido muy amablemente que las señoras no quieren darlos, no porque tengan miedo por ellas ya que está probado que son unas valientes, sino porque temen las represalias de los carceleros de sus maridos o padres o hermanos. Temor más que fundado porque con semejantes cobardes cualquier crueldad es de temer. Es sabido que los cobardes son crueles con los débiles y serviles con los fuertes.
Este texto del Mayor Mercado merece ser recordado, por varios motivos.
Cosme Beccar Varela
10/8/2010
Generales de la Nación y ex guerrilleros montoneros, en operaciones conjuntas
Efectivamente, la Argentina da para todo. La conducción de la fuerza ejército -en sintonía con elementos de Montoneros de la Administración Kirchner- resiste férreamente, en su defensa de las instalaciones del Estado Mayor General del Ejército. A su frente, un puñado de mujeres indefensas intenta mantener una reunión con la Ministro de Defensa y los Jefes de Estado Mayor.
El conflicto se incrementa y los duros conductores se preparan para la batalla final. Se vive una confrontación interna y los "aguerridos" generales del Ejército Argentino velan sus armas para resistir el asalto final, aunque para ello haya que violar los derechos humanos de las indefensas mujeres de sus camaradas de armas. Pero es la guerra... y la ex guerrillera de Montoneros, Nilda Garré, tiene sus exigencias: hay que quebrar la voluntad de lucha de ese pelotón calificado de esposas de militares.
Es el trofeo que seguramente tendrán que presentar para recibir alguna estrella, algún ascenso, alguna embajada.
En medio de la confrontación, una de las mujeres encadenadas pide una tregua. Necesita ir al baño. Los años no llegan solos y las necesidades fisiológicas se imponen. Pero los "rudos" generales no tienen piedad. Ellos, que entienden de derechos humanos, asumen la premisa de las huestes de Hebe de Bonafini: al enemigo, ni un vaso de agua. Y aquella pobre mujer, cubierta por sus compañeras de armas, tuvo que hacer sus necesidades en la esquina del local que ocupaban. Por cierto que todo esto bajo la atenta mirada de aquellos soldados que cumplían la orden de mantener el contacto con el enemigo.
Muchachos, y autoridades que permitieron esto: dan lástima. De verdad. Mueven a risa. Piénselo. Dan vergüenza ajena.
Abran los ojos. El enemigo no está encadenado en la Planta Baja del Edificio Libertador; se encuentra en otro de los pisos del mismo edificio.
Posdata: Si algún general considera que este escrito es irrespetuoso, espero que tenga las pelotas suficientes para decírmelo en la cara. Espero ansioso la oportunidad de dialogar con él o con ellos.
Por Pedro Rafael Mercado
My (R) del Ejército Argentino
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