Por Carlos Manuel Acuña
En todos los niveles del gobierno
existe la preocupada certeza de que Cristina
W. Fernández se encuentra gravemente enferma. Así, se asegura que la "hipertensión
arterial" que ayer la sacó de la escena pública es nada más -y nada menos-
que un agravamiento de su conocida bipolaridad, intensificada por la medicación
que en cantidades cada vez mayores, se le suministra de manera continua. Sin
embargo, ha llamado la atención el comunicado difundido ayer temprano que, pese
a su carácter difuso y pretendidamente no alarmista, viene a darse sobre la
fecha del 8 de noviembre cuyos alcances inquieta sobremanera al oficialismo.
Algunos observadores no desechan la posibilidad de que la idea que ahora anima
los actos de gobierno, es la de victimizar a Cristina con la esperanza de que
influya psicológicamente para disminuir la afluencia de público a las marchas
que ese día se realizarán a lo largo y lo ancho de todo el país para realizar
toda clase de reclamos y oponerse al todavía no abandonado proyecto de
reelección y de reforma constitucional.
Para los conocedores de la
intimidad de la situación, por más que se desee poner el acento en esa eventual
victimización, será imposible detener a la marea humana anticipada por un
inteligente proceso de organización, pese a la espontaneidad con que ha sido
elaborado. Pocas son las personas que intervienen y el peso de las conexiones
está dado por la intercomunicación de las llamadas "redes sociales"
que incluso detectaron algunas maniobras del oficialismo para tratar de debilitar
la gran movilización. Hasta ese día, el sistema utilizado es único en el país y
ofrece la particularidad de que al carecer de una o más figuras conocidas, la
posibilidad de realizar ataques personalizados se ha esfumado. Algunos lo
comparan con la técnica del Yudo que aprovecha la fuerza del oponente y lo
cierto es que quienes más conocen de estos asuntos y asesoran a la Casa Rosada,
hicieron que se desecharan todos los planes consistentes en utilizar la
violencia u otras medidas concurrentes. Estas ideas circularon a partir de las
conversaciones que centralizaron los jóvenes camporistas y de las distintas
organizaciones que mantiene el kirchnerismo, a quienes se les señaló que sería
"peor el remedio que la enfermedad" y que la intención de infiltrar activistas
para que produzcan desórdenes de distinta naturaleza, también terminaría mal.
La experiencia de los "indignados" españoles fue contundente:
recomendaron sentarse y dejar en evidencia a los revoltosos.
Como última variante surgió
entonces la victimización, pero el hecho es que la realidad del malestar de
Cristina es inocultable y contribuye al debilitamiento general de su gobierno.
En realidad, los más preocupados son la docena de funcionarios que integran la
intimidad presidencial, pues están más expuestos que otros a las consecuencias
legales que deberán afrontar en el futuro por las graves irregularidades
cometidas, además de los jueces prevaricadores que se sometieron a la voluntad
oficial de aplicar condenas anticonstitucionales a más del millar de presos
políticos, cuya cantidad está o estaba previsto aumentar. Esto último merece un
comentario adicional, pues las opiniones comienzan a dividirse frente a la
realidad. Por ejemplo, mientras unos buscan la manera de crear mejores
condiciones para enfrentar el devenir, otros, a la inversa, quieren acelerar
los hechos persecutorios como ocurre, por ejemplo, con la causa n° 1282 y las
conexas, (TOF n° 5, de la Capital Federal) donde hay 67 acusados que en parte
también están comprendidos por la causa n° 1289, generada por un profesional de
las denuncias, Víctor Melchor Basterra,
Nombre de Guerra "El Vasco". Este actuó como terrorista dentro de las
distintas organizaciones - FAP, ERP y Montoneros, entre otras - participó del
asesinato del gremialista Dirk
Klosterman, del senador peronista Alberto
Armesto y de varios abogados y empresarios, además de atentados con bombas
y otros medios. Lo interesante de este caso es que está demostrado que Basterra es un delincuente de alta
peligrosidad que, finalmente, integró la pléyade de terroristas traidores a sus
organizaciones, se convirtió en entregador de sus compañeros a los grupos de
tareas de la ESMA y llegó a actuar como un verdadero PCI (Personal Civil de
Inteligencia). Ahora vuelve a traicionar lo que confirma el viejo adagio que
expresa que "quien traiciona una vez, lo hará siempre". Las causas en
cuestión reunieron a unos 800 testigos bien organizados y aleccionados, que
deberán declarar durante las horas hábiles de sólo 12 días pero con 2 para que
el Tribunal Oral analice más de 10 mil fojas. El dislate determinó, entre
diversos motivos, la renuncia de la fiscal general adjunta de la Procuración
General de la Nación, Dra. Mirna
Goransky, quien fue reemplazada por los fiscales Guillermo Friele y Mercedes Soiza
Reilly, todo lo cual configura una serie de anomalías similares a las
ocurridas en otros casos de los que, se dice, las sentencias - muchas de ellas
a perpetuidad - estaban redactadas de antemano.
Si nos detuvimos resumidamente en
este hechos que está en plena ebullición, es porque pone de manifiesto
intimidades contradictorias dentro del gobierno que se apresta a enfrentar
tensiones de gravedad inusitada, incluso más profundas de lo que creen algunos
funcionarios que hacen oídos sordos a las advertencias de otros, más realistas
o tal vez mejor informados. Al respecto es difícil ubicar la posición de Cristina. Están los que sostienen que
su enfermedad le impide evaluar correctamente la realidad y a la inversa, hay
quienes interpretan que se siente apabullada por la multiplicidad de problemas,
el fracaso de todas las iniciativas para solucionarlos y su sometimiento al
ideologismo de quienes son elegidos como asesores preferidos para luego ser
dejados de lado.
De todos modos, lo cierto es que
las principales medicaciones que consume la Presidente, está la Legotiroxina,
el Rivotril en dosis progresivas, litio para la bipolaridad y un nuevo remedio
inyectable, cóctel que le modifica erráticamente el ánimo, le provoca la caída
del pelo, altera sus facultades, la vuelve irascible con cualquiera, y al insomnio
se le agrega la excesiva sequedad de la piel, factores todos éstos adversos y
constantes. Los médicos ya le habían recomendado que es imprescindible una
licencia que día a día debería ser más prolongada, circunstancia que genera
problemas políticos que ya comentamos, centralizados en la imposibilidad moral
y política de Boudou (Amado) para sentarse en el sillón de Rivadavia. Aunque bien mirado, el
asunto podría entenderse si se mide adecuadamente la decisión de enviarlo a las
Naciones Unidas a Víctor Hortel, el
director del Servicio Nacional Penitenciario que integra el movimiento
"Negros de Mierda" y conduce a los presos comunes que integran el
activista "Vatayón Militante". En ese destino diplomático, deberá
exponer sore sus ideas de manejo carcelario, asunto que posiblemente tenga un
contenido papeloneo que se sumará a todos los temas similares o de igual
categoría. Por eso hablamos recientemente de una "virtual acefalía
presidencial" que, en la práctica, significa que el kirchnerismo se
encuentra en un callejón sin salida. Otros, con acierto, la definen como una
marcha vertiginosa hacia el abismo. También podemos recordar nuestros
vaticinios de una situación cada vez más anárquica, de pérdida de autoridad y
de crecimiento de preguntas inquietantes como las que giran alrededor de la
decisión final que tomarán los gobernadores, sector donde "hizo
punta" el cordobés de la Sota. De allí que el llamado 8 N - cada vez más
cercano - tiene múltiples implicancias. Entre ellas, la necesidad de la
ciudadanía de expresarse de manera directa para cubrir el vacío de los partidos
políticos y la ausencia de dirigentes. Por eso vamos a reiterar aquello de que
hay que ir pensando -con equilibrio pero en profundidad- en la necesidad de
prepararse para el día después.