Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1
y CMN 73)
El desafío de
avanzar hacia el mañana tiene una
dimensión intelectual, que, lógicamente, precede a la acción práctica, implicando la tarea inteligente y racional de transformación
de lo actual en lo futuro, para su
exitosa oportuna implementación. El aceptar que la Cibernética está condicionando las formas de los actos y los
hechos, en esencia iguales a lo que
fueran en el pasado, pero en una forma diferente, es la base racional del proceso lógico de
construir al mañana. Todas las actividades humanas del presente están
influenciadas por las ventajas e imposiciones de la Cibernética que, como
técnica, las modifica, dándoles, por
ello, una nueva y diferente estructura
“virtual” que, según los ambiente de su realización, podrá ser una
“transformación” o una “creación”.
Las
herramientas, a lo largo de la historia, han creado nuevas capacidades y
posibilidades en el trabajo humano que, a su vez, han modificado la manera de
hacer, lo que se expresa en la educación, bajo la que se preparara (instruye)
para actuar usando nuevos medios y, al mismo tiempo, diferentes modalidades. Si
en el pasado, la tecnología era un factor importante en esta evolución, en
nuestros días, ella se ha convertido, netamente, en el medio impulsor. Su
potencia, versatilidad, flexibilidad y adaptación, impone sus reglas o
modalidades que, básicamente, en realidad, solo son formas de un igual anterior
origen del pasado.
Nuestra civilización se encuentra ante
el más intenso, desconocido y desconcertante proceso de cambio y mutación, que
tiene, como esencia, el mantenimiento de funciones originarias, en una nueva
dimensión, mediante la “transformación” (2). Se entiende como transformación, a
la metodología que modifica las formas, al tiempo que mantiene la esencia, en el accionar, con consistencia permanente, para
que lo actuado coincida con la realidad del momento, los ambientes y escenarios. En síntesis, se trata de actualizar
los hechos y actos, conforme la
evolución, para darles adecuada vigencia. Transformar es, en realidad, “ser
actual”, conforme a las circunstancias. Lo interesante en este proceso es que, por
su coherencia dinámica, no cubre etapas, sino que es una actividad permanente,
que se ajusta constantemente, a un ritmo imprevisible y con alcances diferentes
de muy difícil evaluación. Si se parte de esta idea matriz, será posible
entender las acciones a desarrollar y, consiguientemente, comprenderlas en un
escenario futuro.
La historia mundial nos ofrece muchas y
variadas experiencias de transformación, que surgen del esfuerzo creativo, y se
alimenta de los desarrollos alcanzados. Es, de esta manera, la resultante de la
creatividad, que no es imaginación, por
más que pueda inspirarse en la misma. La aplicación práctica, oportuna, de los
diversos medios (3) que ofrece la evolución, motivando nuevas y diferentes
posibilidades. El ejemplo clásico está en la “Revolución Industrial”, cuando la
maquina reemplaza la fuerza física de los hombres, aumentando su productividad
y, consecuentemente, la resultante de los esfuerzos. Lo que, en ocasiones no se
cita, es que, al mismo tiempo del desarrollo industrial, se produce el
intelectual (Fayol, Taylor, etc.), que aporta con sus ideas, los conceptos del
nuevo trato de las organizaciones “transformadas”. A fines del siglo pasado,
aparece la “Revolución del Conocimiento”, en la cual la maquina (ahora
llamada específicamente computadora),
complementa e incrementa el potencial intelectual humano, ampliando las
fronteras del saber y, consecuentemente, del hacer. En este devenir, también
surgen nuevas formas de relación organizacional, que son requeridas para poder
conducir adaptándose a estas diferentes capacidades. En la última década, al
adquirir prevalencia la “Cibernética”, se nos ofrece lo que se ha dado en
denominar la “Era Cibernética”. En
nuestra época, estamos cruzando el conocido “Tiempo de la digitalización” que
es, en síntesis, el accionar técnico para “transformar” lo “analógico” a lo
“digital”. El fin o el objeto de la acción (hecho), sigue siendo el clásico
tradicional (analógico), que se “transforma”, por los nuevos medios que se
disponen (digitaliza). Es decir, los médicos, los abogados, los ingenieros, los
militares, etc. siguen siendo y haciendo lo que fueran en el pasado, en una
nueva y diferente dimensión, con capacidades y posibilidades digitales e
intelectuales, que les eran antes imposibles de materializar, pero, ahora sí,
dándoles una nueva “forma” cibernética. El objeto sustancial, no habrá variado y, por
ello, su finalidad, seguirá siendo la misma. El Mundo, la sociedad, las
organizaciones y las personas, están ante este arrollador proceso, que les
impone el “transformarse”, para ser parte del mismo, en concurso real y
efectivo, con las circunstancias. En general, este movimiento es aceptado,
naturalmente, por aquellos, cuya actividad, para existir, requiere innovar,
pues, la competencia, se lo impone o lo sanciona, anulándolo. Ello no se da
igual, en los que su accionar reposa en las tradiciones del pasado, lo que les
resta flexibilidad adaptativa. Es así, que las actividades de los
“particulares”, que están en la lógica de los mercados, evolucionan, en cambio,
las “oficiales”, supeditadas mas a los enfoques de las políticas, quedan
rezagadas. Sin embargo, los países que
“viven” situaciones de alta competitividad, están obligados a “salir” de la
rutina (transformarse) y, aun, ser lo
oficial, el iniciador de los cambios. Los que no, no están bajo tal presión, pero,
finalmente, debido a ello, padecen la concreta indefensión del subdesarrollo.
Este tema se evidencia, preferentemente, en las actividades criticas, sensibles y/o estratégicas, que hacen al
potencial soberano de las naciones, y, por lo tanto, a su existencia, en un
mundo globalizado, con interdependencia creciente, y que, en síntesis, separa
los países desarrollados de los que no lo son. Aquella comunidad que no ingresa
y actúa conforme la evolución, es superada por sus entornos, decae en sus
realizaciones y corre el riesgo de agotarse por su propia inacción comparativa.
Uno de los fenómenos de nuestro tiempo, que
su impacto fue asimilado por la Humanidad de manera espontanea, fue, por
ejemplo, el efecto en los transportes
provocado por el automóvil que, en poco
más de medio siglo, pasó a ser de “uso común”. Otro, no percibido, quizás en su
real dimensión, ha sido el “enlace” (4), cuya esencia lo facilita la
Cibernética y, su instrumento aplicativo actual, las computadoras. El efecto
más conocido, es la creación “virtual” de las más diversas actividades, pero,
el más aplicado, es la “digitalización” de los instrumentos que, en formato de los
más variados soportes, artefactos, maquinas, equipos, etc., brindan sus
capacidades y calidades, al quehacer de la Humanidad. Es así que, bajo la
denominación de “aplicaciones”, apoyándose en los desarrollos del “hardware” y
el “software”, se producen las “transformaciones” del accionar en las más
diversas profesiones, tareas y actividades. La realidad, en nuestros días, es
que la Humanidad ha aceptado e incorporado culturalmente, como una realidad
actual y presente, a toda esa serie de instrumentos, artefactos o “soportes”,
que configuran la era Cibernética. Esta situación, simple en el individuo, no
lo es tanto en las organizaciones. Los
dirigentes, en esta evolución, deben
determinar, con adecuada precisión, el momento en el cual cada “aplicación”, deja
de ser un “proyecto” o, en toda caso, una “aplicación en experimentación “ y se
“transforma” en una “tarea” o “actividad”, es decir, deja de ser “especialidad” y se convierte en un medio de
“uso común”. Esto es muy importante ya que la operación y uso del artefacto
(aplicación) ya no corresponde a los técnicos, sino a sus operadores y usuarios
naturales
En el mundo real, como también en el
virtual, al partir de la esencia de una acción, sistema o actividad
(aplicación), encontramos en su “periferia” a los “usuarios”, en su sector “medio”,
los “operadores” y en su “núcleo”, los “profesionales”. Cada uno de estos, tiene
una diferente acción participativa, que será simple en los usuarios, específica
en los operadores y compleja en los profesionales. Estas acciones, en el
escenario Cibernético, nos está entregando capacidades virtuales diferentes que
se agrupan por su forma de accionar. Es así, que tenemos la “Informática”, como
un medio de enlace, la “Automación”, en una forma de acción, o la “Robótica”,
que es una manera de actuar de maquinas como si se fueran humanos, etc. En
algunos ambientes, debido a la falta de divulgación, se confunden las acciones
(aplicaciones), no dándoles identidad propia. Sin embargo, en todas ellas,
existe una combinación de equipo con el usuario (personal que usara y/o
operara) junto a un partícipe necesario,
que es el profesional en “hardware” y “software” (Ingeniero de sistemas) (5) actualizado por los avances de la evolución,
que, en trabajo en conjunto con los operadores “reales”, desarrollan la
aplicación sistematizada. Es así, que en los ejércitos, los “enlaces” se desarrollan
junto con el personal de cada profesión, la microcirugía en los médicos, los
cálculos en los matemáticos, los equipos “automáticos” con los Ingenieros, los
“dromes” con los aviadores y los “robots”, de acuerdo a su escala y tamaño, en
las más variadas actividades, que, una vez aceptados, convertidos en equipos
y/o armamentos, pasan a ser sus usuarios y/o operadores. Como ejemplo, por su divulgación,
alcance y constante crecimiento potencial, se puede mostrar la aplicación
conocida como “Internet”, una especie de “enlace digital”, que erradamente
operan en ocasiones los técnicos pero
que, por lo que es su uso y operación, corresponde ser de un uso general.
Es
importante no confundir la “transformación” con la “creación” cibernética, ya
que la primera seguirá en los escenarios clásicos (aire, tierra y mar), en
cambio, la segunda, se ubica en uno diferente de carácter virtual, el “ciberespacio”. Ello ha
dado este nuevo escenario de conflictos y actividades, diferente a la
tierra, mar y aire , que se conoce como
el “ciberespacio”. En las estructura de
defensa militar han nacido las Fuerzas Cibernéticas, para su actuación especifica
en esta dimensión virtual. Es importante distinguir la “transformación” que actúa
“digitalizando” (y, seguramente mañana, “cuantificando”), de la “creación”
cibernética, que es la activación en un medio o escenario nuevo y diferente de
actividades o acciones “virtuales”, conectadas o no, con lo analógico o “real”.
La vinculación doctrinaria se ajusta al empleo y, normalmente, los medios
(aviones) se relacionan con ello y, por lo tanto, su personal (aviadores) es
instruido, capacitado y entrenado específicamente, para actuar dentro del medio
clásico de tierra o mar, con el diferenciado, de aire. En este último tiempo, como
un efecto de la Cibernética, aparecen, para el caso de la Aviación, los
“dromes”, que son minúsculos medios (soportes) que operan en el aire como si
fueran aviones no-tripulados, pero que tienen, contenidos en ellos, una serie
de capacidades del más diverso tipo, que amplia actividades y requiere nuevos
sistemas de operación. Lo interesante, en esta cuestión, es que los “dromes” son
operados por los mismos aviadores, entrenados y adaptados, que actúan como si
estuviesen en un “simulador” pero están conduciendo en realidad al nuevo
artefacto. Esta situación, ahora en operaciones especiales, como es la
seguridad urbana, los desastres naturales, etc, muestra como su previsión y
atención es seguida, conducida y apoyada por sus responsables jerárquicos, que
están presentes a largas distancias, unidos por sistemas cibernéticos
digitales.
Es de destacar, la importancia que tiene en
la secuencia de la “transformación”, el momento del “desacople” entre el “proyecto”
y la “aplicación”, pues el mismo es una situación de “tensión” operativa, cuyo éxito dará valía
al mismo o sus errores crearan problemas a resolver. Esta situación se puede encarar fácilmente, cuando existe
continuidad en el equipo de personal que participa en la actividad ya que actuó
en el tiempo “analógico”, y ahora, lo hará en el “digital”, con clara
conciencia de que se lo ha “transformado”. En general, se tiene adecuada experiencia, por lo realizado
en el Siglo XX, en la “transformación” hacia la “mecanización”, que ahora puede
repetir, como método, para lograr la “sistematización”. Se recuerda que a fines
de la primera mitad del Siglo XX, aquellos que conducían un vehículo automotor,
eran calificados como “especialistas”, pero que, ahora, pasaron a ser una
actividad común, etc., situación que se repite actualmente en relación a los sistemas
y las computadoras generales o especificas. Es difícil no encontrar en las
empresas, fabricas, escuelas, comercios, etc. maquinas computadoras, en sus
diversos tipos de soportes y en las más variadas actividades. El uso cada vez
mas difundido de “celulares” convertidos en reales “computadoras de bolsillo”
es el ejemplo clásico.
Si bien, por las más diversas razones, el
proceso de “transformación”, puede presentar dificultades para su
implementación, ello no debe ser óbice para que el mismo no se inicie en tiempo
razonable. En particular, en los aspectos de la enseñanza, ya que es necesario
lograr, a lo menos intelectualmente, en las generaciones actuales y futuras, la aptitud para entender y
atender los nuevos desafíos que la Cibernética ofrece a la Humanidad. Se
entiende y sugiere, dentro de esta idea, que en las escuelas de formación se
capacite, a lo menos teóricamente, en las nuevas capacidades y, al mismo
tiempo, se inicie, francamente y concretamente, la digitalización de los medios
(herramientas) hacia la necesaria “transformación laboral”. Es evidente que
este proceso tendrá dos programas diferenciados, uno destinado a la “digitalización”
de cada actividad (transformación) y otro con el objetivo de crear la nueva
tarea Cibernética (creación). Lo interesante y conveniente de este accionar, es
que en Argentina, ya se cuenta con el personal adecuado y
especializado, lo que conformaría el núcleo sustantivo, que solo tiene que ser
organizado dentro de la estructura correspondiente.
El tema de la “creación” de una actividad
Cibernética, para que actué en el escenario específico, debe surgir como un
desarrollo particular especial que, desde el inicio, se apoya en las
capacidades y posibilidades de la tecnología mencionada, con nuevos desarrollos
evolucionados, conforme los progresos en permanente innovación.
No se puede dejar de mencionar, en lo que
es la evolución del “hardware”, de los efectos de la “física cuántica” que, a
su vez, motivara nuevos desarrollos en el “software”, lo que implicara,
lógicamente, nuevos instrumentos y artefactos cibernéticos, con sus propios
“software”, en este constante, acelerado y profundo proceso clásico de la
Humanidad en el futuro. Hechos a nivel mundial, como el tema de los “topos”
(divulgación de la WEB) y/o los “gusanos” (penetración maligna en sistemas),
expuestos no como temas circunstanciales, sino como el origen de situación de
crisis internacionales, avalan la necesidad y conveniencia de iniciar acciones
en nuestro medio donde, como ya se señalo, se cuenta con las capacidades
requeridas y para su activación solo se requiere darle la adecuada estructura y
organización.
Es importante, finalmente, reiterar, a
afectos quede aclarado, que se debe distinguir los procesos de “transformación”
(nuevas formas en los escenarios clásicos) de los de “creación” (formas
aplicadas en el escenario Cibernético), que podrán parecer similares, y, hasta
idénticos, pero que se diferencian por el carácter real o virtual de sus
manifestaciones. En la idea de que se está actuando con vistas al futuro,
posiblemente, la frase que se agrega, quizás, es un simple y claro mensaje y
resumen que debe ser tenido en cuenta:
“Hoy
los cambios son tan rápidos que la
adaptación, modernización y transformación, deberá
ser una actividad permanente y no
resultante de planes, adaptándose periódicamente” (Gral. Covarrubias – Ejercito
de Chile).
Notas:
(1)
El término
“transformación” hace referencia a la acción o procedimiento mediante el cual
“algo” (Organización, sistema, instrumento, etc.) se modifica, altera y/o
cambia manteniendo su “identidad” (Wikipedia). Los avances de la Cibernética
hacen que se “digitalicen” las actividades a un ritmo acelerado constante lo
que impone aceptarlas en su nueva dimensión.
(2)
El aporte de nuevas “herramientas”
son la clásica de la evolución, así vemos, por ejemplo, lo que sucede en la
“prehistoria” (Fuego, arado, hacha, rueda, cuchillo, lanza, etc.), en la Edad
Antigua (Polea, ábaco, pólvora, etc.), la Edad Media (Energía, Astrolabio
(telescopio), reloj, imprenta, telar, barómetro, termómetro, gramófono,
telégrafo (teléfono, etc.) y Edad Contemporánea ( Fotografía, avión ,
helicóptero, submarino, bicicleta, automóvil, cohete, birome, plásticos,
cinematógrafo, televisión, laser, computadoras, satélites, etc.).
(3)
El enlace es un proceso
interactivo de acción entre supuestos y realidades, que confieren estabilidad
entre sus componentes, caracterizándose por convocar y luego entregar, en forma
sumaria, mutuamente, acción sobre un objetivo o causa. El enlace, también
conocido como vinculo, es la esencia fundamental de la arquitectura de la WEB (
WWW - World Wide Web), que lleva, técnicamente, aquel a un ámbito de
interacción humana que, por su amplitud, modularidad y flexibilidad, genera,
propicia y facilita, desde su propio interés, efecto y resultados.
(4)
La complejidad de los
sistemas y los avances de las aplicaciones cibernéticas están motivando en las
universidades de avanzada a su inclusión “adaptada” en las diferentes carreras
profesionales y, a su vez, el “fraccionamiento” en especialidades (Informática,
automación, robótica, etc.) de la “Ingeniería de Sistemas”.
(5)
En la NASA en el
operativo “Curiosity” (Exploración a Marte) por primera vez, se integro como un
solo equipo a los especialistas de diseño, construcción, lanzamiento y,
finalmente, operación, logrando así un valioso éxito comparado al anterior
método de “etapas” en una suerte de “cadena de montaje”.