Rubén Marchioni, cura párroco en la Parroquia Cristo Rey, de la cual el colegio Santa María de los Angeles depende, se refirió al episodio en que un padre fue baleado en el marco de un hecho delictivo.
El padre de un alumno recibió un tiro al salir en defensa de una madre que era asaltada por motochorros. Horas después de ese incidente, de las corridas y el miedo, el sacerdote lo describió como “un episodio más del padecimiento que tenemos los ciudadanos”, en su extremo “más violento”, según publicó el diario El Día de La Plata.
INSEGURIDAD EN VILLA ELVIRA
Según dicho medio, Marchioni afirmó que “esto pasa todos los días en Villa Elvira” y rememorando cuatro asaltos perpetrados “de la misma manera” en esa zona, tres de ellos “el domingo, antes de empezar la Misa”. “No hay docente, padre o directivo que no haya sido víctima de un robo, un atraco o una agresión”, denunció.
El episodio vivido cerca de las 16:40 minutos del martes 2 de septiembre de 2014 fue, a criterio de Marchioni, “el colmo; la gota que rebasó el vaso”, ya que pasó “a plena luz del día, adelante de 200 personas”. La víctima fue el padre de dos alumnos del Colegio, que “no tenía más armas que sus propias manos”, que trató de usar para espantar a los sujetos, que sí estaban armados. Desde no más de 3 metros de distancia, y a quemarropa, “le tiraron al estómago”.
Los atacantes se fueron con la moto de la víctima. “La catarsis”, resumió el cura, convencido de que “estamos indefensos, desprotegidos. No es una sensación, estoy describiendo objetivamente lo que sucede, sin contaminación política”.
"QUE LOS GOBERNANTES NOS PROTEJAN"
Siempre según la información de El Día de La Plata, a medida que las condiciones de inseguridad se agudizaron, la escuela y la parroquia fueron implementando distintas medidas para hacerles frente. “Pero es evidente que no están funcionando”, evaluó el sacerdote, además de anunciar que para discutir cómo seguir resolvieron convocar a una reunión para el día 3 de septiembre, desde las 6 de la tarde, con los padres de los más de 1200 alumnos que concurren a esa institución en sus cinco niveles. Solamente a la primaria asisten 565 chicos, buena parte de los cuales estaban preparándose para salir cuando estalló el disparo.
Marchioni no cree que lo hayan escuchado, aunque aclara que mientras algunos padres y maestros acompañaban al herido a la espera de la ambulancia, otros cuidaban que los niños no tuvieran contacto con semejante escena. “Los retiramos por una puerta que da a otra calle”, detalló el párroco.
Entre los niños apartados, estaban los dos hijos del herido de bala, Sergio Navarrete, los cuales concurren al 1º y 6º grado y fueron contenidos hasta que llegaron sus familiares.
“Necesitamos que los gobernantes nos protejan. Necesitamos respuestas urgentes”, reclamó Marchioni.
En las inmediaciones del colegio hay cámaras de seguridad y una de monitoreo urbano ubicada justo en una esquina, a metros de donde pasó todo. Por las características de la moto en la que se movilizaban los atacantes y la mecánica que desplegaron, los investigadores no descartan que se trate de la misma banda que protagonizó algunos de los episodios de los que dio cuenta el sacerdote.
Sergio Navarrete, de 41 años de edad, concurrió a la escuela de sus hijos en 81 entre 8 y 9. A las 16.40 de ayer, se quedó charlando con el portero. Entonces, el ruido de dos motos sonó en 9 entre 81 y 82. En una iba Beatriz Recalde (31), madre de un alumno de primer grado, y en la otra, tres ladrones con camperones holgados en los que escondían por lo menos un arma.
Cuando la mujer estaba por bajarse también para esperar a su hijo, los delincuentes se le abalanzaron para robarle su Honda Wave roja. Había visto que la seguían y, ni bien se dio cuenta de que le apuntaban con una pistola, empezó a pedir auxilio.
Según el diario Hoy de La Plata, se trataba de tres delincuentes armados, que se movilizaban en un rodado similar al de la damnificada. Un jefe policial explicó que “uno de los ladrones encañonó a Recalde y le pidió el ciclomotor”.
A la vuelta de la esquina y, a unos 15 metros de distancia, Sergio Navarrete oyó los gritos y acudió en auxilio, y vio los malvivientes le apuntaban con un arma a la mamá de un compañerito de su hijo más pequeño.
Cargado de coraje, en defensa de la mujer, les aplaudió y les gritó, y cuando los delincuentes vieron que los habían descubierto uno de ellos, al parecer el mismo que le apuntó a la mujer, orientó su arma hacia Navarrete y apretó el gatillo a quemarropa.
“Navarrete increpó a los delincuentes a los gritos y uno de los malvivientes le disparó”, indicó un vocero de la fuerza. El tiro impactó en la zona abdominal de la víctima, la que terminó tendida en el piso. La bala dio en el abdomen a Sergio, el cual cayó sobre la vereda y vio cómo los delincuentes se iban en dos motos (la que traían y la que se robaron) rumbo a la calle 82.
TRAS EL DELITO
Los reiterados llamados de los vecinos al 911 provocaron que acuda al lugar del hecho personal del Comando de Prevención Comunitaria y de la comisaría Octava.
Inmediatamente se hicieron presentes vecinos del lugar, patrulleros y ambulancias. Los médicos lo llevaron de urgencia al Policlínico, en donde decidieron que lo mejor para su caso, al menos por el momento, era dejarle la bala calibre 22 alojada en el cuerpo.
Los padres y docentes estaban alarmados, porque si todo hubiese sucedido unos minutos más tarde, el herido de bala tal vez podría haber sido algún nene. Los galenos exploraron y se dieron cuenta que el proyectil, al parecer de un revólver calibre 22, no había dañado ningún órgano vital. “La bala fue extraída para evitar una infección y quedó secuestrada ya que será clave para la investigación”, contó un jefe policial.
Respecto a los agresores, los que dejaron el bolso de Recalde en el lugar, estarían identificados y en las próximas horas se autorizarían allanamientos, consignó el Diario Hoy de La Plata.
Uno de los detectives aseguró que “las cámaras de seguridad de la entidad educativa captaron el momento del ataque, por lo que nos llevamos una copia de la grabación”.
“El barrio está complicado. Hay muchas banditas de motochorros. Estamos cansados de denunciar y este caso bien podría haber terminado con una tragedia porque muchas de las ventanas de las aulas dan a la calle”, afirmó, ofuscado, un testigo y padre de un alumno del colegio Santa María de los Ángeles.
Al parecer, dos de los delincuentes eran menores de edad y el otro aparentaba tener más de 25 años.
Anoche el hombre baleado permanecía internado en el hospital San Martín, estable. Los médicos igualmente dijeron que el pronóstico “es reservado”