domingo, 17 de febrero de 2013

MONS. AGUER DIJO QUE EL MAJISTERIO DE BENEDICTO XVI ES “ALGO NUEVO” (¿ANTES NUNCA ENSEÑADO?)



* VER NOTA AL FINAL DEL TEXTO

En su habitual reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, comentó la renuncia del Papa Benedicto XVI y reflexionó sobre los que considera aspectos fundamentales de la enseñanza de su Pontificado y la reacción que provocó la renuncia asegurando que “lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”

Comenzó señalando que “la renuncia de Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo. Especialmente nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos de la Iglesia”. Y agregó que su primer pensamiento “es de agradecimiento y homenaje a este gran Papa, que es un hombre de Dios, que ama tan profundamente a la Iglesia y lo ratifica con este gesto final donde se manifiesta su amor a la Iglesia”.

El Arzobispo de La Plata destacó tres puntos fundamentales del Pontificado de Benedicto XVI. Primero rescató “su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como algo nuevo” en encíclicas, discursos, “y sobretodo a las homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y sencillez… Todo el Magisterio del Papa está centrado en Jesucristo y en la fe. El centro de la vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el medio de vida por el cual nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él”

Como segundo aspecto sostuvo que “el Papa Benedicto XVI ha afirmado la identidad católica en tiempos difíciles, de grandes convulsiones y de mucha discusión” y se detuvo en “la interpretación que él ha hecho, en continuidad con el Magisterio de Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha llamado la hermenéutica de la reforma en la continuidad que hay que contraponer a una hermenéutica de la ruptura y de la discontinuidad”.

Y como tercer punto rescató “la intencionalidad pastoral de este Pontificado” expresado en sus viajes, visitas a parroquias, en el “trato cercano se ha mostrado siempre sencillo, acogedor” y “sobretodo en la pastoral de la cultura y en el dialogo entre la fe y la razón. El Papa Benedicto XVI en esto ha abierto caminos importantísimos… Ha mostrado la necesidad para la razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo así podrá ser verdaderamente humana. Ha mostrado, por otra parte, los fundamentos del derecho, de la vida política, la necesidad de que se abra un espacio público a la religión, la presencia de lo religioso en la sociedad de hoy”.

Mons. Héctor Aguer se detuvo en “la cuestión de los comentarios que se han hecho en estos días” sosteniendo que “no es posible comprender a la Iglesia, entender qué es la Iglesia y comprender, por tanto, un gesto como el de Benedicto XVI, si no se tiene fe. Una persona sin fe por más gran periodista o excelente comunicador que sea una persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia”.

“Yo he ponderado las reacciones de los medios de comunicación y he visto allí muchas intervenciones razonables, comprensivas, incluso elogiosas, pero también algunos comentarios malsonantes y hasta, yo diría, innobles”. Y agregó que esas versiones “altisonantes, innobles” son “de personas que no tienen fe y entonces no saben de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una ONG internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización, por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el envoltorio de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio Vaticano II lo expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando del misterio de la Iglesia”-

Y finalizó dejando “una frase del mismo Benedicto XVI, que ha dicho que el corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se gobierna sino que está donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“La renuncia de Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo. Especialmente nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos de la Iglesia”.

“Yo he ponderado las reacciones de los medios de comunicación y he visto allí muchas intervenciones razonables, comprensivas, incluso elogiosas, pero también algunos comentarios malsonantes y hasta, yo diría, innobles”.

“Por eso el primer pensamiento mío en esta comunicación con ustedes, mis amigos televidentes, es de agradecimiento y homenaje al Santo Padre Benedicto XVI, este gran Papa, que es un hombre de Dios, que ama tan profundamente a la Iglesia y lo ratifica con este gesto final donde se manifiesta su amor a la Iglesia”.

“Por eso me gustaría destacar tres puntos fundamentales de su Pontificado, que me parece que han marcado fuertemente a la comunidad cristiana y se ha hecho notar en el mundo, incluso entre los críticos”.

“En primer lugar su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como algo nuevo, destacado, desde el principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las encíclicas, los numerosos y variados discursos, sino también y sobretodo a las homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y sencillez. No es fácil, aún para el que está acostumbrado a hablar y que tiene, digamos, experiencia de cátedra, aunar la profundidad y la sencillez”.

“Pero lo más importante es que todo el Magisterio del Papa está centrado en Jesucristo y en la fe. El centro de la vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el medio de vida por el cual nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él. Esta misma dimensión parece obvia, elemental, pero es preciso subrayarla en nuestro tiempo”.

“En segundo lugar, el Papa Benedicto XVI ha afirmado la identidad católica en tiempos difíciles, de grandes convulsiones y de mucha discusión. Yo aquí quisiera apuntar, precisamente, a la interpretación que él ha hecho, en continuidad con el Magisterio de Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha llamado la hermenéutica de la reforma en la continuidad que hay que contraponer a una hermenéutica de la ruptura y de la discontinuidad”.

“La Iglesia sigue una tradición que nos viene de los Apóstoles, la actualiza continuamente y la comunica intacta y siempre de un modo adecuado, procurando que sea comprensible al hombre de hoy”.

“En tercer lugar y ligado a lo anterior, rescataría la intencionalidad pastoral de este Pontificado. Podríamos pensar a propósito de este aspecto de la misión pontificia, en los viajes apostólicos del Santo Padre, en sus visitas a las parroquias, y cómo en el trato cercano se ha mostrado siempre sencillo, acogedor. Quiero pensar sobretodo en la pastoral de la cultura y en el dialogo entre la fe y la razón. El Papa Benedicto XVI en esto ha abierto caminos importantísimos en los discursos que ha pronunciado en universidades o ante el Parlamento alemán y el Parlamento inglés. Ha mostrado la necesidad para la razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo así podrá ser verdaderamente humana. Ha mostrado, por otra parte, los fundamentos del derecho, de la vida política, la necesidad de que se abra un espacio público a la religión, la presencia de lo religioso en la sociedad de hoy”.

“Pues bien, he hecho una rápida síntesis de lo que a mí me ha parecido digno de ser subrayado de este Pontificado tan rico”.

“Pero, por último, volviendo a la cuestión de los comentarios que se han hecho en estos días, me parece que no es posible comprender a la Iglesia, entender qué es la Iglesia y comprender, por tanto, un gesto como el de Benedicto XVI, si no se tiene fe. Una persona sin fe por más gran periodista o excelente comunicador que sea una persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia”.

“Y eso es lo que ha pasado, eso es lo que se ha notado. Hemos escuchado muchas versiones altisonantes, innobles, pero de personas que no tienen fe y entonces no saben de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una ONG internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización, por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el envoltorio de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio Vaticano II lo expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando del misterio de la Iglesia”-

“Para terminar les dejo una frase del mismo Benedicto XVI, que ha dicho que el corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se gobierna sino que está donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”

* NOTA DEL DIRECTOR DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: En respeto a la Tradición de la Iglesia Católica, y precisamente por ella, la única "Noticia", la única "Novedad", la trajo Jesucristo, siendo Él mismo la Buena Noticia y la "Novedad" que es transmitida por la Iglesia Católica. Después de Jesucristo no existe "novedad" alguna que la Iglesia pueda proclamar. No existe autoridad alguna, ni siquiera el mismo Papa, que pueda enseñar algo "nuevo" distinto de lo que debe ser transmitido. 
Mons. Héctor Aguer, dijo textualmente acerca del Papa Benedicto XVI: "su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como ALGO NUEVO, destacado, desde el principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las encíclicas, los numerosos y variados discursos, sino también y sobretodo a las homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y sencillez". Cualquier "novedad" no transmitida desde Jesucristo y los Apóstoles, no es más que una "novedad humana" y por tanto intrascendente (una revalorización de "lo humano" por encima de lo Sobrenatural es directamente un acto de subversión pelagiano o somipelagiano), pero en el peor de los casos hasta puede constituir una infidelidad a la Tradición. ¿Acaso no se afirma hoy exactamente lo mismo del Concilio Vaticano II y del Magisterio del Beato Juan XXIII, del venerable Pablo VI, y del Beato Juan Pablo II?
Las "novedades" del Majisterio de Benedicto XVI son públicas en todas las publicaciones impresas y webs de tipo Tradicional y Tradicionalista, unidos o no a la Jerarquía de la Iglesia, pero con un mismo argumento al respecto. ¿En qué consiste la fidelidad al Magisterio previo y a la Tradición por parte de un Papa? La respuesta, se la dejamos a los Papas... aunque si no me equivoco, ya se han pronunciado acerca de ello. ¿Una orientación para la respuesta? Sólo podemos darla con una pregunta esencial: ¿Dónde fueron puestos los límites a los cambios litúrgicos, en el Concilio de Trento y la Comisión Litúrgica de San Pío V, o por el Concilio Vaticano II y la Comisión Litúrgica del venerable Pablo VI? En la respuesta a ello está la solución del drama eclesial  íntegro que hoy vive la Iglesia Católica.
ACLARACIÓN FINAL: La palabra "Majisterio" no es un error de tipeo, y aunque suene igual, no dice lo mismo... y dejo al lector la interpretación de la cuestión.

HOMOSEXUALES HOY AGREDERÍAN LA CATEDRAL DE LA PLATA


Los homosexuales se han convocado para llevar a cabo hoy una "jornada contra la violencia homosexual".
Para ello, se han convocado a las 16 hs en Plaza Italia. Según informó el blog "La Plata Ya", la actividad se desarrolla bajo el lema "basta de rabia! jornada de amor contra el odio hacia putos, tortas, trans, travas en La Plata".
Supuestamente una lesbiana llamada "Marina" publicó en un blog que estaba con un homosexual de nombre "Rodrigo" algo que habría sucedido el domingo 10 de febrero de 2013. El relato no resulta creíble, ni por las situaciones descriptas y sobre todo por la ausencia de referencia a la conducta que ambos estaban teniendo en el momento.
Refiere que todo comenzó en Plaza Italia y terminó en la esquina de 7 y 43, a metros del bar Hemisferio, ya que un hombre de aproximadamente 35 años comenzó a gritarles “yo a los putos les pego”, y después de que recibieron golpes de él "y correr hasta la esquina del bar, otros hombres se sumaron al grito de "nosotros matamos putos" y agredieron con palos, botellas y hasta una cadena".   Según el relato, comentado por una página pro homosexual, "los cinco hombres implicados en la agresión, escaparon después de dejar a Rodrigo ensangrentado". “Durante la golpiza los cinco hombres no dejaban de gritarnos ‘nosotros matamos putos’, y a mí (Marina), mientras me golpeaban me gritaban ‘puto, puto, puta de mierda’; desplazando mi identidad hacia cualquier lugar habilitado por ellos, en la incapacidad de nombrarme lesbiana”, dice en el blog la agredida.

Extrañamente, el hecho habría sido presenciado por el personal de seguridad del bar Hemisferio, por taxistas, por todas las personas que estaban en el lugar. El relato es exagerado, desorbitado, como si cinco personas viviesen en la ciudad realizando tales acciones, o como si un hombre se dedicara a golpear gratuitamente a otros, y a él se sumaran otros sin motivo alguno, adhiriendo a las consignas.
La "jornada de amor contra el odio" convocada para las 16 hs en Plaza Italia, previsiblemente acabará con una manifestación ante la Catedral de La Plata, ya que el "amor" siempre es manifestado con daños a la Fe Católica, por puras ganas de destruírla, como es habitual, aunque la Iglesia Católica nada tenga que ver con tales hechos. 

LEX ORANDI, LEX CREDENDI ¡QUE NO SE SEPA!



Por Emilio Nazar Kasbo
Hubo una vez un feligrés “tradicional”, cuyo nombre era Tránsito, de esos que creen que la única Verdad teológica es portada por la Iglesia Católica, de esos que creen que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación, de esos que creen que quien muere en pecado mortal se va al infierno.
“Parchetto” era uno de los apodos de otro feligrés, aunque su verdadero nombre era  Butter Tiquismico. Le decían “Parchetto” porque era como un “parche” para todo. Él no soportaba a Tránsito, porque afirmaba que era un “fariseo”, de esos que se preocupan por exterioridades pero dentro le faltan “sentimientos”, un hombre de mucha intelectualidad pero de poca sensibilidad. En cambio, Parchetto se veía a sí mismo como una persona cuyas emociones en la Misa y en las actividades religiosas lo hacían vibrar, sobre todo por concurrir a esas Misas carismáticas, aunque también había tenido oportunidad de ir a las Misas del Camino Neocatecumenal, todo en un clima festivo y alegre, porque para él la Misa es una fiesta, un lugar de encuentro de amigos donde todos pueden cantar y bailar de felicidad, como bailó David en su oportunidad.
Claro, Parchetto había visto además una película hacía un tiempo llamada “Footlose” en que mostraban una ciudad pacata que no apreciaba el Rock, con una familia de tipo puritano que no daba lugar a la rebeldía juvenil. Sí, esa película reflejaba bien sus sentimientos para con Tránsito, como dos antónimos, como Homero Simpson y su vecino el señor Flanders. El “orden” ridículo, “tradicional”, del “respeto por antepasados”, era enfrentado a lo “auténtico”, a sentir la Fe, a encarnar además una causa social en que se busca solucionar los problemas reales, la pobreza, la marginalidad, la falta de servicios básicos y de oportunidades ante tanta injusticia en el mundo. En vez de tales preocupaciones, Tránsito se ocupaba de temas “teológicos”, pero… ¿quién come Teología? Lo importante, en este mundo, es comer.
Claro que además había diferencias teológicas, ambos no compartían la misma Fe, aunque parecían integrar la misma Iglesia Católica. Tránsito iba a Misa de San Pío V, en Latin, su esposa usaba mantilla, comulgaban de rodillas y en la boca, y conservaban todo lo sublime para Dios en la liturgia, acostumbraban en su familia a rezar todos juntos, la esposa de Tránsito usaba pollera, creían en el amor por siempre fundado en el Sacramento y en las gracias que el Sacramento del Matrimonio otorga, no contemplaban el método Billings como sistema anticonceptivo sino como un método conceptivo, amaban la familia numerosa como una bendición de Dios confiando siempre en la Providencia, y afirmaban ser tradicionales militantes antimodernistas. Para Tránsito, la Fe es una Gracia que Dios concede a quienes deciden aceptar ser instrumento de Su Voluntad. Claro que además creía en milagros.
Todo lo que apreciaba Tránsito, era despreciado por Parchetto. Los ritos, la liturgia, las formalidades, las precisiones teológicas… eso es para mentes fariseas, decía. Parchetto no creía en nada de eso, sino más bien que todo el universo sirve como iglesia donde encontrarse con Dios, cualquier lugar, y además Dios es tan bueno para él que Dios no condena a nadie, porque eso lo convertiría en malo, de modo que el infierno no existe para él y para todos los que piensan como Parchetto. En la Misa sin formas ni ritos, lo más importante es el sentimiento, que se logra mediante el uso de instrumentos de percusión y un buen rock, para pasarla bien. Una hora semanal es algo tedioso, así que la gente tiene que ser invitada para una diversión, porque de lo contrario se irán. El sacrificio, la mortificación, los ayunos y abstinencias, y todo lo que hace a la renuncia a las comodidades, no era más que una tontería en la concepción de Parchetto ¿Acaso Dios no creó todo bueno? ¿Por qué habría de privarme de tantas cosas buenas en este mundo? Parchetto se consideraba un hombre con una libertad plena, porque no obedecía a nadie, tampoco al Papa, sino que lo tenía por un hombre representante de la Iglesia pero que nula influencia tiene en el mundo y en la Fe. Ni Ritos, ni Mandamientos, ni precisión en la Fe, ni obediencia a nadie, sino vivir en este mundo igual que cualquier persona no católica era su deseo Para Parchetto, nada diferencia a un católico de quien no lo es. Es más, él consideraba su Fe como algo “maduro” y “adulto”, no como esa “fe infantil” de Tránsito. Parchetto enseñaba Catecismo a los niños de Primera Comunión, y les enseñaba que os milagros son hechos simbólicos, el milagro más prodigioso es que la gente comparta su comida y sus bienes, la Consagración de la Misa también es un hecho meramente simbólico que representa a la comunidad de fieles que comparten la vida en el mundo, y el Santoral es un mero cuento lleno de exageraciones sobre la vida de los Santos, que mientras más antiguos son más fantasiosa resulta ser la historia. Sí, Parchetto tenía un discurso social muy fuerte, y consideraba que Jesús vino a salvarnos de la esclavitud del egoísmo enseñándonos a compartir.
A la salida de Misa, Parchetto conocía a todos los niños que pedían limosna, conversaba con ellos, les hacía chistes y les daba alguna monedita. Él consideraba que estaba solucionando así la “discriminación” de todos los feligreses, que se apartaban de esos niños como si tuviesen lepra. Internamente se alentaba considerando que dedicaba su tiempo y esfuerzos a los “pobres, a los desposeídos, a los desvalidos, a quienes ninguna oportunidad tienen en la vida”.
Una vez, antes de retirarse Tránsito, a la salida de la Misa, en silencio, vio a una de las niñas desarrapadas con quien Parchetto usualmente conversaba. Era un día importante, y por eso se decidió: le dio un billete azul de cien Pesos a la niña, toda sucia y desgarbada, que tendría unos tres años de edad. Sí, la niña no se dio cuenta de la suma que tenía en sus manos, ni de su significado. Ese billete habría servido a Tránsito para solventar los gastos de cinco días de su familia en aquél tiempo.
En las manos de la niña, el billete de tonalidad azul fuerte, se mezcló con otros de dos Pesos, de un color más claro, tirando a celeste. Sin embargo, en la oscuridad de la noche apenas eran perceptibles… pero Parchetto lo percibió.
Tras ver el billete de 100 Pesos e identificarlo, Parchetto empezó a hablar con la niña, mostrando una gran generosidad y amabilidad:
-          Mirá, si me das ese billete que tenés en la mano, ¡yo te doy uno de cincuenta Pesos!
Y la niña se lo dio, pensando que hacía un “negocio”, porque ella no sabía distinguir la diferencia entre el billete de dos Pesos y el de cien ¡Nunca antes había recibido un billete de cien Pesos!
Mientras tanto, Parchetto pensaba en su interior:
-  Nadie se va a dar cuenta de esto… igual, 100 Pesos es mucho para ella, y con 50 le tiene que alcanzar y debiera conformarse. Yo necesito también ese dinero, y además ellos no tienen nada, así que ni se van a dar cuenta e igual se van a sentir contentos por el billete de 50 ¿Para qué quieren tanto? ¿En qué se lo van a gastar? ¡si después se lo dan al papá y se lo gasta en vino, o a la mamá y se lo gasta en cualquier coquetería superficial! Igual ellos tampoco pierden, porque 50 Pesos les tiene que alcanzar…
Y así, mostró en la práctica su “sentimiento de Fe”, y su desprecio por Dios y por los Mandamientos. Igual… ¿quién se iba a enterar? ¿Acaso Dios le iba a reclamar algo? ¿O no está justificada ampliamente la acción, en un acto de justicia, porque todos debemos compartir?
Parchetto siempre hablaba de que existen “dos Iglesias”, una compuesta por la “rama conservadora”, a la que pertenece el “fariseo” Tránsito, y otra por la “rama progresista”, que proclama la libertad y la solidaridad, sin ritos, sin límites, sin formalismos. Son dos Iglesias, son dos modos de vivir la Fe, y el Concilio Vaticano II estableció que hay que ser “progresista”, estar con el pueblo, seguir al pueblo, porque de nada sirve el cura que da la Misa solo, o que da la Misa de espaldas al pueblo y en latín, un idioma que nadie entiende. El progresista es la persona que tiene la “fe madura”, el racional, el que no teme creer en el evolucionismo, en la ciencia, en contra de los oscurantistas medievales tradicionalistas. Parchetto es de los que piensan que un día el Papa tendrá que aprobar matrimonios homosexuales, hacer ecumenismo sin límites porque todas las religiones son igualmente simbólicas, porque no hay verdad, y porque lo importante es la cuestión social, que el Papa tiene que aprobar los métodos anticonceptivos, el aborto, la eutanasia, las relaciones prematrimoniales y los organismos internacionales que los imponen como condición del otorgamiento de créditos en pos de un gobierno mundial. El tradicionalista es “pasado”, y el progresista es “presente y futuro” para él.
Claro, Tránsito no se guía por el juicio propio como Parchetto, sino que se atiene al Magisterio Eterno de la Iglesia Católica. Cree que primero es el Orden Sobrenatural, y que en pos del mismo se orienta el Orden Natural, que la inteligencia y la voluntad del creyente se hallan orientadas por la Gracia, y que la Verdad en sí es Absoluta. Para Tránsito las cosas son claras, y no existen “dos Iglesias”, porque tal afirmación fue condenada por San Pío X en la Encíclica Pascendi Gregis.
O tal vez sí haya dos Iglesias: la de siempre, y la efímera que está y estará al servicio del Anticristo… y al parecer, Parchetto pertenece a esta última. Sin odios, Tránsito siempre pasó su vida en este mundo rezando por su correligionario, aguardando que Dios iluminara su corazón y lo convirtiera a la Tradición… porque fuera de la Iglesia Católica no hay salvación.
El tradicionalista y el progresista salían de Misa… ¿cuál de los dos creen que regresó a su casa justificado?
O la Iglesia de siempre, o una “iglesita falsa”. Lex orandi, lex credendi… res, non verba.