* VER NOTA AL FINAL DEL TEXTO
En su habitual
reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”
(América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo
de La Plata , comentó la renuncia del Papa Benedicto XVI y
reflexionó sobre los que considera aspectos fundamentales de la enseñanza de su
Pontificado y la reacción que provocó la renuncia asegurando que “lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este
momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es
preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”
Comenzó señalando que “la
renuncia de Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo.
Especialmente nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos de la
Iglesia”. Y agregó que su primer pensamiento “es
de agradecimiento y homenaje a este gran Papa, que es un hombre de Dios, que
ama tan profundamente a la Iglesia y lo ratifica con este gesto final donde se
manifiesta su amor a la Iglesia”.
El Arzobispo de La
Plata destacó tres puntos fundamentales del Pontificado de Benedicto XVI. Primero rescató “su enseñanza, su
magisterio, que se ha notado como algo nuevo” en encíclicas, discursos, “y
sobretodo a las homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una
gran profundidad y sencillez… Todo el
Magisterio del Papa está centrado en Jesucristo y en la fe. El centro de la
vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el medio de vida por el cual
nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él”
Como segundo aspecto
sostuvo que “el Papa Benedicto XVI ha
afirmado la identidad católica en tiempos difíciles, de grandes convulsiones
y de mucha discusión” y se detuvo en “la
interpretación que él ha hecho, en continuidad con el Magisterio de Juan Pablo
II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha llamado la hermenéutica
de la reforma en la continuidad que hay que contraponer a una hermenéutica de
la ruptura y de la discontinuidad”.
Y como tercer punto
rescató “la intencionalidad pastoral de
este Pontificado” expresado en sus
viajes, visitas a parroquias, en el “trato cercano se ha mostrado siempre
sencillo, acogedor” y “sobretodo en la pastoral de la cultura y en el dialogo
entre la fe y la razón. El Papa Benedicto XVI en esto ha abierto caminos
importantísimos… Ha mostrado la
necesidad para la razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo así
podrá ser verdaderamente humana. Ha mostrado, por otra parte, los fundamentos
del derecho, de la vida política, la necesidad de que se abra un espacio
público a la religión, la presencia de lo religioso en la sociedad de hoy”.
Mons. Héctor Aguer se detuvo en “la cuestión de los comentarios que se han hecho en estos días”
sosteniendo que “no es posible
comprender a la Iglesia, entender qué es la Iglesia y comprender, por tanto, un
gesto como el de Benedicto XVI, si no se tiene fe. Una persona sin fe por más gran periodista o excelente comunicador que
sea una persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia”.
“Yo he ponderado las reacciones de los medios de
comunicación y he visto allí muchas intervenciones razonables, comprensivas,
incluso elogiosas, pero también algunos comentarios malsonantes y hasta, yo
diría, innobles”. Y agregó que esas versiones
“altisonantes, innobles” son “de personas que no tienen fe y entonces no saben
de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una ONG
internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización,
por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el
envoltorio de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio
Vaticano II lo expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando
del misterio de la Iglesia”-
Y finalizó dejando
“una frase del mismo Benedicto XVI, que ha dicho que el corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se
gobierna sino que está donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que
hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan
importante de la vida de la Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”
Adjuntamos
el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“La renuncia de
Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo. Especialmente
nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos de la Iglesia”.
“Yo he ponderado las
reacciones de los medios de comunicación y he visto allí muchas intervenciones
razonables, comprensivas, incluso elogiosas, pero también algunos comentarios
malsonantes y hasta, yo diría, innobles”.
“Por eso el primer
pensamiento mío en esta comunicación con ustedes, mis amigos televidentes, es
de agradecimiento y homenaje al Santo Padre Benedicto XVI, este gran Papa, que
es un hombre de Dios, que ama tan profundamente a la Iglesia y lo ratifica con
este gesto final donde se manifiesta su amor a la Iglesia”.
“Por eso me gustaría
destacar tres puntos fundamentales de su Pontificado, que me parece que han
marcado fuertemente a la comunidad cristiana y se ha hecho notar en el mundo,
incluso entre los críticos”.
“En primer lugar su
enseñanza, su magisterio, que se ha notado como algo nuevo, destacado, desde el
principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las encíclicas, los numerosos
y variados discursos, sino también y sobretodo a las homilías dirigidas a los
fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y sencillez. No es fácil,
aún para el que está acostumbrado a hablar y que tiene, digamos, experiencia de
cátedra, aunar la profundidad y la sencillez”.
“Pero lo más
importante es que todo el Magisterio del Papa está centrado en Jesucristo y en
la fe. El centro de la vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el medio de
vida por el cual nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él. Esta misma
dimensión parece obvia, elemental, pero es preciso subrayarla en nuestro
tiempo”.
“En segundo lugar,
el Papa Benedicto XVI ha afirmado la identidad católica en tiempos difíciles,
de grandes convulsiones y de mucha discusión. Yo aquí quisiera apuntar,
precisamente, a la interpretación que él ha hecho, en continuidad con el
Magisterio de Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha
llamado la hermenéutica de la reforma en la continuidad que hay que contraponer
a una hermenéutica de la ruptura y de la discontinuidad”.
“La Iglesia sigue
una tradición que nos viene de los Apóstoles, la actualiza continuamente y la
comunica intacta y siempre de un modo adecuado, procurando que sea comprensible
al hombre de hoy”.
“En tercer lugar y
ligado a lo anterior, rescataría la intencionalidad pastoral de este
Pontificado. Podríamos pensar a propósito de este aspecto de la misión
pontificia, en los viajes apostólicos del Santo Padre, en sus visitas a las
parroquias, y cómo en el trato cercano se ha mostrado siempre sencillo,
acogedor. Quiero pensar sobretodo en la pastoral de la cultura y en el dialogo
entre la fe y la razón. El Papa Benedicto XVI en esto ha abierto caminos
importantísimos en los discursos que ha pronunciado en universidades o ante el
Parlamento alemán y el Parlamento inglés. Ha mostrado la necesidad para la
razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo así podrá ser verdaderamente
humana. Ha mostrado, por otra parte, los fundamentos del derecho, de la vida
política, la necesidad de que se abra un espacio público a la religión, la
presencia de lo religioso en la sociedad de hoy”.
“Pues bien, he hecho
una rápida síntesis de lo que a mí me ha parecido digno de ser subrayado de
este Pontificado tan rico”.
“Pero, por último,
volviendo a la cuestión de los comentarios que se han hecho en estos días, me
parece que no es posible comprender a la Iglesia, entender qué es la Iglesia y
comprender, por tanto, un gesto como el de Benedicto XVI, si no se tiene fe.
Una persona sin fe por más gran periodista o excelente comunicador que sea una
persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia”.
“Y eso es lo que ha
pasado, eso es lo que se ha notado. Hemos escuchado muchas versiones
altisonantes, innobles, pero de personas que no tienen fe y entonces no saben
de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una ONG
internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización,
por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el
envoltorio de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio
Vaticano II lo expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando
del misterio de la Iglesia”-
“Para terminar les
dejo una frase del mismo Benedicto XVI, que ha dicho que el corazón de la
Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se gobierna sino que está
donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que hacer nosotros ahora,
en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la
Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”
* NOTA DEL DIRECTOR DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: En respeto a la Tradición de la Iglesia Católica, y precisamente por ella, la única "Noticia", la única "Novedad", la trajo Jesucristo, siendo Él mismo la Buena Noticia y la "Novedad" que es transmitida por la Iglesia Católica. Después de Jesucristo no existe "novedad" alguna que la Iglesia pueda proclamar. No existe autoridad alguna, ni siquiera el mismo Papa, que pueda enseñar algo "nuevo" distinto de lo que debe ser transmitido.
Mons. Héctor Aguer, dijo textualmente acerca del Papa Benedicto XVI: "su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como ALGO NUEVO, destacado, desde el principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las encíclicas, los numerosos y variados discursos, sino también y sobretodo a las homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y sencillez". Cualquier "novedad" no transmitida desde Jesucristo y los Apóstoles, no es más que una "novedad humana" y por tanto intrascendente (una revalorización de "lo humano" por encima de lo Sobrenatural es directamente un acto de subversión pelagiano o somipelagiano), pero en el peor de los casos hasta puede constituir una infidelidad a la Tradición. ¿Acaso no se afirma hoy exactamente lo mismo del Concilio Vaticano II y del Magisterio del Beato Juan XXIII, del venerable Pablo VI, y del Beato Juan Pablo II?
Las "novedades" del Majisterio de Benedicto XVI son públicas en todas las publicaciones impresas y webs de tipo Tradicional y Tradicionalista, unidos o no a la Jerarquía de la Iglesia, pero con un mismo argumento al respecto. ¿En qué consiste la fidelidad al Magisterio previo y a la Tradición por parte de un Papa? La respuesta, se la dejamos a los Papas... aunque si no me equivoco, ya se han pronunciado acerca de ello. ¿Una orientación para la respuesta? Sólo podemos darla con una pregunta esencial: ¿Dónde fueron puestos los límites a los cambios litúrgicos, en el Concilio de Trento y la Comisión Litúrgica de San Pío V, o por el Concilio Vaticano II y la Comisión Litúrgica del venerable Pablo VI? En la respuesta a ello está la solución del drama eclesial íntegro que hoy vive la Iglesia Católica.
ACLARACIÓN FINAL: La palabra "Majisterio" no es un error de tipeo, y aunque suene igual, no dice lo mismo... y dejo al lector la interpretación de la cuestión.
ACLARACIÓN FINAL: La palabra "Majisterio" no es un error de tipeo, y aunque suene igual, no dice lo mismo... y dejo al lector la interpretación de la cuestión.