Por Carlos Manuel Acuña
Desde hace dos días, el
Informador Público está hackeado como si fuera un anticipo de lo que sucederá
si se impone la llamada Ley de Medios. Este, será el único que existirá para
llegar a aquellos lectores que posean computadoras, lo que define desde el
primer momento al público que recibirá noticias distintas a las oficiales. En
el mismo sentido, ayer habló nuevamente por la cadena la Presidente de la ex
República para explicar y defender ante un público adicto y aplaudidor una
nueva legislación importante.
Los asesores de Cristina W. Fernández de Kirchner
consideraron necesario que explique algunas cosas que están en la mente cada
vez más enojada de los argentinos, en un vano intento por revertir una
situación que se profundiza por momentos. Una de las tantas señales de esto
último, es que en varias partes de la ciudad sonaban cacerolas en tanto cayó verticalmente la medición de la
audiencia. Si reunimos estos pequeños componentes de la situación, del ánimo
social y sus exteriorizaciones, podemos acercarnos a la definición de anarquía
a la que nos referimos desde hace mucho. En una ruta provincial, camiones que
transportaban cereal fueron atacados a balazos por la negativa de sus dueños a
ingresar a una organización sindical y es factible que el caso no quede
esclarecido pese a la gravedad que entraña. Casi al mismo tiempo a varios
centenares de kilómetros, se creó una situación enojosa que empeñó a la policía
marplatense y obligó a los organizadores del Coloquio de IDEA que se realizaba
en el Hotel Sheraton, a solicitar custodias privadas en tanto los efectivos
policiales debieron frenar a un piquete que aprovechó la concentración de
empresarios y periodistas nacionales y extranjeros, para hacerse conocer y
ampliar la trasmisión de sus inquietudes. Por la forma en que se desenvolvieron
los hechos, pudo advertirse un nada disimulado malestar entre los responsables
del orden. Lo que dejamos dicho, expresa también un mismo sentimiento entre
todo el aparato policial de la Provincia. El tema es algo más que una
advertencia. ¿Un preludio...?
En medios periodísticos ya se
supo que hizo su aparición un nuevo Sergio
Shoklender. Se trata del doctor Juan
Manuel de Rosa, médico personal de Hebe
de Bonafini y dirigente nacional de Quebracho, quien montó una clínica
organizada legalmente con sociedades que, declaró, obedecen a los fondos
provenientes de la Fundación Madres de la plaza de Mayo. Todo sirve para hacer
negocios y en este caso se reúnen varios factores que surgieron a partir de la
relación entablada en el Sanatorio de Ensenada, entre la cuestionada
beneficiaria de los dineros públicos y el mencionado profesional que la
atendía. Hoy uno no se despega del otro y parece que "la historia vuelve a
repetirse", como dice la letra de una canción romántica. Veremos si la
denuncia que ya circula por la red es tomada en cuenta o su contenido se deja
crecer gracias a la vocación por el escándalo que ha demostrado el
kirchnerismo.
A propósito, otra denuncia
proveniente de un intendente cordobés, expresa que el giro de millones y
millones de pesos para la realización de obras, dependía de su adjudicación a
determinada empresa, esfuerzo que debía orientarse a los ediles que debían
poner su firma. Todo un tema que recuerda que el ministro Julio De Vido, autoridad máxima de quien depende el sistema de
transporte, salió indemne del inicio de acciones judiciales contra Jaime, Schiavi, los hermanos Cirigliano y otros responsables de los
accidentes ferroviarios que produjeron decenas de muertos. Esta inexplicable
situación queda flotando en el ambiente y pone de manifiesto que pese a todo,
el santacruceño mantiene el poder suficiente para escapar a las acciones
judiciales. Ser dueño de secretos importantes - muchos de ellos puntuales y
significativos e íntimos - permite, en política, ciertas ventajas. Sin embargo,
la gente, la opinión pública, las familias de los muertos, saben todo esto y
miran con fijeza hacia Olivos y la Casa Rosada.
Cristina lo sabe o al menos, lo intuye. Cuando anoche habló la
televisión mostró su inquietud, los rasgos severos de su rostro y los
movimientos nerviosos con los que se refirió a una actualidad que comenzó a
acosarla. Al final, después de referirse al mundo idílico en el que vive, la
Presidente se sintió obligada a decir dos palabritas sobre uno de los
escándalos más intensos al que está sometida la Argentina ante el mundo y ante sí
misma: el reclamo jurídico de tenedores de bonos en default contra uno de los
emblemas más sensibles y estimados por la opinión pública, la Fragata Libertad,
buque insignia de la Armada Nacional. Más allá del virtual desguace al que está
sometida como el resto de las Fuerzas Armadas y la persecución a muchos de sus
hombres, la cuestión posee entretelones significativos e hipócritas: cuando Néstor Kirchner fue presidente,
convalidó acuerdos anteriores que extraen a los instrumentos y bienes públicos
-como son los buques de guerra, por ejemplo- de los beneficios internacionales
que los convierten en inembargables. Por cierto, nadie del gobierno recuerda
esta norma cedida durante la presidencia de Néstor Carlos que, de todos modos, ingresará en la discusión
jurídica para permitir el rescate de la Nave. La retórica de Cristina al final
de su discurso convenientemente aplaudido, sólo demostró su alejamiento de la
realidad. En síntesis, otra confirmación de la enfermedad que la aqueja.
A propósito, quien habría sido
uno de los impulsores para que la Libertad ingrese al puerto de Ghana, Héctor Timerman, hizo lo mismo al
hablar de la soberanía que "será defendida a toda costa", aunque se
olvidó que adoptó la ciudadanía norteamericana a la que renunció para retomar
la argentina y convertirse en el Canciller que más papelones ha cometido en el
ejercicio de su cargo. Entre ellos, el insólito episodio con un avión
norteamericano que vino al país a prestar ayuda, aportar experiencia y donar
elementos para enfrentar el gran drama de hoy: el auge del delito. Timerman, en ejercicio del
desconocimiento e improvisación que lo caracteriza, tenía que hacer algo por la
Libertad y se dirigió a las Naciones Unidas para plantear el problema sin mayor
éxito. Aseguró que la Fragata sería liberada pero mientras hablaba se conocía
que la tripulación y sus invitados volverían al país esta semana por vía aérea.
Sólo quedará el capitán, oficiales, suboficiales y tripulantes indispensables
para atender la seguridad del buque. Entre tanto, la avalancha de los sucesos
hizo que se olvidara un detalle importante: cómo se decidió el cambio de rumbo,
evitándose el puerto de Nigeria y anclando en Ghana.
Entre tanto, circulan otras
noticias que son de dominio público. Las principales nos dicen que el cepo al
dólar -que según Cristina no existe
- determinó un avance de la inflación y un incremento de las tasas de interés
bancario, todo lo cual incide cada vez con más fuerza sobre la economía en
general. Concurrentemente y mientras Mauricio
Macri se reunía públicamente con Hugo
Moyano en un suceso político de trascendencia, se conocieron detalles sobre
el avance estatal sobre la caja de las obras sociales sindicales. El avance aún
no ingresó al terreno del debate intenso, excepto el anuncio que se confirmó
durante dicha reunión en el sentido de que habrá un paro general con la
participación de todas las corrientes gremiales. En pocas palabras, se sumará a
otros acontecimientos de decidida importancia, que se reúnen con naturalidad
para conformar un final de año "a toda orquesta", sin música y por lo
menos, a garrotazos.
Esto no cierra el reducido peso
del rol al que fue llevada nuestra ex República, pues el drama de la droga está
nuevamente sobre el tapete y pone de relieve todo lo que se anunció al respecto
desde hace mucho, cuando estos vaticinios no fueron tomados en cuenta y los
políticos -con las excepciones del caso- miraban hacia otro lado. En Santa Fe
el jefe de la Policía Provincial fue denunciado, se escapó, fue apresado y
llevado ante la justicia por connivencia con el narcotráfico. El escándalo
obligó al gobernador Binner a
contestar los requerimientos de la prensa, pero ante una pregunta específica
negó que existan vínculos con el ámbito de la política. ¿Cómo tenía esta
certeza? no fue explicado, y cabe esperar que lo haga pronto, pues este asunto
ahora crece imparable ante la opinión pública. En Orán, Salta, la frontera con
Bolivia apenas si es una línea de agua del río Bermejo y existe un tráfico
entre los dos países. En Orán, en 1964, la Gendarmería Nacional tenía una
activa presencia en la zona hasta tal punto, que batió a una guerrilla que
contó con el apoyo militar de Cuba. La operación se llamó Santa Rosa, tuvo un
muerto y heridos en combate y puso de relieve el papel que cumplía como
defensora de nuestras fronteras en el mismo terreno. Hablamos en tiempo pasado
pues hoy fue retirada en gran proporción de esos lugares y funciones concretas,
para atender el creciente delito que crece en todo el territorio pero
especialmente en los centros urbanos. Amparado por la legislación, el negocio
de los derechos humanos y la estupidez de las dirigencias, la insoportable
inseguridad se ha convertido en un problema puntual y peligroso. Hace unas
horas, en la calle principal de la localidad residencial San Isidro cercana a
la Capital Federal, una mujer fue secuestrada a la vista de todos, llevada en
su automóvil a retirar dinero y hacer compras con sus tarjetas de crédito y
luego abandonada en las cercanías de una villa de emergencia.
Las anécdotas, incluidos los
muertos, heridos y secuestrados, son cosa de todos los días, pero con el relato
no se soluciona el drama. Nuestro país es el único que no aplica "la ley
de derribo" de los aviones contrabandistas como lo hacen otros países que
combaten el narcotráfico. Agreguemos que la ausencia o reducción de la
Gendarmería en sus lugares de trabajo, favorece el crecimiento de toda la
actividad que rodea a la droga y ha convertido a la Argentina en un centro que
combina al tráfico con la producción y el consumo. Todo un logro del gobierno
"nacional y popular" que reúne más y más elementos acerca de este
tema que afecta a la misma Presidente en la persona de su hijo Máximo.
Pero aquí no terminan las cosas.
Ya en otro nivel de negociados pero con importante contenido, dos extremos han
llegado al periodismo: la estafa del piquetero Luis D'Elía que para variar la hizo con viviendas y lo que sería
otro gran escándalo del que hablamos en su momento y que amenaza con extenderse:
la creación de algo así como un Ejército paralelo en el que están comprometidos
jefes y oficiales que dependen del subjefe, general Milani, a su vez jefe de la inteligencia de la Fuerza, quien
desarrollaría negocios con la necesaria participación de la Ministro de
Defensa, Nilda Garré, quien ofrece
un apasionante historial político y como funcionaria que pasó por distintos
gobiernos. ¿Será por eso que hackearon al Informador Público...?