– ¿Cómo fue la participación del
Perú en la guerra de las Malvinas?
– El expresidente Belaunde Terry
estuvo muy activo en la búsqueda de la paz entre la Argentina y el Reino Unido.
Buscó alternativas de solución e hizo algunas propuestas de tipo político, pero
no fueron aceptadas. Finalmente se decidió el apoyo directo de la Fuerza Aérea
Peruana (FAP) a la causa que venía defendiendo la Argentina.
– ¿En qué consistió ese apoyo?
– Una vez tomada la decisión, se
recibe la orden de alistar los aviones Mirage y también misiles para
trasladarlos hasta la República Argentina en un vuelo estrictamente secreto.
Nadie tuvo conocimiento días previos, ni horas previas, al desarrollo del plan
de operaciones. Solamente fueron comunicados los que participaron en el acto,
porque quienes planificaron, lo hicieron de manera muy acuciosa, a fin de no
levantar ninguna sospecha.
– ¿No se filtró en la prensa de esos días?
– Si revisamos la historia y la
literatura de aquella época, no vamos a encontrar ningún indicio en revista,
periódico o análisis que haya alertado que la FAP se preparaba para apoyar a la
Argentina con sus unidades aéreas.
– ¿Nos puede contar más detalles de su participación?
– En esa época yo estaba
estudiando uno de los cursos que obligatoriamente se hacen en la FAP de acuerdo
a los diferentes grados. Estando en pleno curso, se acercó un oficial y me
entregó un sobre que venía dirigido hacia mí; lo abrí, había una orden para que
en cuestión de horas me constituya en el Grupo Aéreo Nº 8.
– ¿Qué cargo tenía en ese momento?
– Yo estaba estudiando. No tenía
cargo. Estaba en la Escuela Superior de Guerra Aérea que quedaba en ese
entonces en Castillo Rospigliosi en Lince. Hoy día funciona en La Molina.
– Si era una operación tan especial, ¿cómo es así que lo reclutaron sin
tener un alto cargo todavía?
– Puedo decir que por dos cosas:
LA PRIMERA porque tuve una participación previa en una operación de contrainteligencia
contra el buque Chileno Beagle. Yo tuve éxito en esa operación. Y la otra
posibilidad es que yo soy hijo de argentino. Se juntaron esas dos cosas.
– ¿Qué hizo Ud. luego de leer la orden?, ¿sospechaba algo?
– En el sobre no decía de qué se
trataba solo sabía que era una orden superior para ir de inmediato al Grupo
Aéreo. Fui a mi casa, recogí unas prendas y me fui al Grupo Nº 8. Iba a volar
en un avión Hércules.
– ¿Cuánta gente constituía la tripulación de ese vuelo?
– Ese vuelo estuvo al mando del
coronel FAP Dositeo Aliaga Zegarra, y del mayor, el otro piloto, Felipe
Escobar. Después venía la tripulación normal: técnicos de mantenimiento que no
eran parte de la operación.
– ¿A dónde fueron?
– Al medio día, los pilotos
estaban sentados en su puesto, y es allí donde vino el comando del Grupo 8 y
les entregó un sobre, pues los pilotos tampoco sabían adónde se iban a dirigir.
La orden del sobre decía volar de Lima a Chiclayo. No había más detalles. Así
que salimos con dirección a Chiclayo, habremos llegado como a las dos de la
tarde. Y una vez en el Grupo Aéreo Nº 6 en Chiclayo, notamos que había
movimiento.
–¿Qué clase de movimiento?
–En el Hércules metieron un avión
Mirage semidesarmado. Si bien es cierto que el Hércules tiene esa capacidad, no
es fácil meter un avión dentro de otro avión. Demoró varias horas, y también
cargaron misiles. El Hércules estaba con su peso máximo de operación. Todo ese
movimiento terminó como a las 7 de la noche. A esa hora, la tripulación recibió
otra orden, esta vez de dirigirnos de Chiclayo a la base de La Joya.
– En Arequipa…
– Sí, al Grupo Aéreo Nº 4. Poco
antes de las 9 de la noche entramos a la base de La Joya, ya estaba totalmente
obscuro. La tripulación no bajó del avión. Subió el comando del grupo al
Hércules; recuerdo al general César Gonzalo Luza, Comando de Operaciones. Ellos
eran los que habían planificado todo este movimiento.
– ¿Y qué les dijeron?
– Saludaron a la tripulación, y
luego sucedió algo extraño. Como a las 11 de la noche subieron también al avión
tres argentinos que yo no conocía pero cuya nacionalidad reconocí por el
acento. Ya en ese momento comencé un poquito a darme cuenta: un avión de guerra
dentro del Hércules, misiles... Hasta que se fue cerrando el círculo de la
incertidumbre cuando entraron los argentinos, porque cuando les pregunté si
eran becarios, me contestaron que eran pintores. Caí en la cuenta de que habían
venido a pintar los Mirages M5P versión peruana con la bandera Argentina.
– ¿Pero solo había un Mirage?
– Uno en el Hércules, y catorce
más volando por sí mismos. Pero eso lo supe posteriormente.
– ¿Cómo siguió la operación?
– Vino la orden de irnos a Jujuy
en territorio argentino. Salimos de La Joya en la madrugada con la dirección
indicada. Pero la ruta que utilizamos hizo que nos introdujéramos en territorio
Boliviano, donde cerramos las comunicaciones según la orden recibida. Solo
sonaban las hélices del Hércules mientras duró ese tránsito.
– ¿No los detectó la Fuerza Aérea Boliviana?
– Si Bolivia hubiera tenido un
buen sistema radárico, nos detectaba; pero es de suponer que no lo tenía.
Quienes planificaron la ruta deben haber hecho vuelos de reconocimiento
electrónico previos para determinar que el Hércules iba a atravesar por allí.
Los Sukhoi que teníamos en esa época, ya tenían la capacidad de detectar cuando
los radares estaban prendidos, y determinar en qué posición se ubicaban. Por
eso es que me imagino que previamente se hizo un barrido para saber por dónde
tenía que pasar el Hércules y a qué hora. Esta operación fue planificada al
centímetro, no se escapó nada.
– ¿Quién era el jefe de la misión?
– El coronel Dositeo Aliaga que
ya murió. Un tipo hábil, de poco hablar y muy inteligente, un excelente piloto
y además te daba mucha confianza. No era un militar mandón. Siempre hacía
participar al de menor grado. Nosotros lo estimábamos porque además de sus
dotes profesionales era una gran persona. El otro señor era el mayor Felipe
Silva Escobar, era muy inteligente y muy rápido de mente, no era el típico de
corte marcial, sino muy flexible. Pero la planificación era del general Gonzalo
Luza que le confió la misión al mejor piloto, pues Dositeo no se asustaba con
nada.
– ¿Qué pasó en Jujuy?
– Llegamos a Jujuy a las 6 de la
mañana y cuando aterriza el Hércules y estaba carreteando por la pista,
sentimos unos chicotazos a los lados: eran trece aviones Mirage de la FAP que
venían atrás de nosotros sin que lo sepamos. El Hércules era la avanzada que
salió de La Joya a las 4 am. más o menos. Los Mirages salieron de La Joya como
a las 5 de la mañana.
Los trece aviones entraron juntos
y a la media hora llegó uno más que estuvo un poco retrasado porque tuvo
problemas para salir de La Joya. Si contamos el avión que fue semidesarmado en
el Hércules, suman quince los aviones Mirage M5P que puso la FAP a disposición
del ejército argentino.
– ¿Y qué hicieron después de que ya estaban todos los Mirages peruano
en suelo argentino?
– En Jujuy hubo reabastecimiento
de combustible. Solo bajo del Hércules un personal y trajo el desayuno.
Estuvimos listos para partir a las dos horas de haber llegado. Cuando los
Mirages peruanos se empezaron a estacionar nos dimos cuenta que ya estaban
pintados con la bandera Argentina desde La Joya, pero los pilotos eran de la
FAP. De todo ese grupo ya no queda nadie en actividad. En fin, reabastecimos el
combustibles todos, y nuevamente salió el Hércules primero y luego los Mirages.
– ¿A dónde iban esta vez?
– A la base aérea Argentina
Comodoro Rivadavia, al extremos sur del país, después de Bahía Blanca, a 600
kilómetros de Buenos Aires. Llegamos un poco antes del medio día. Fuimos
recibidos, comenzaron a bajar las cosas, y allí nos encontramos con dos
oficiales peruanos FAP que ya estaban hace algún tiempo en Comodoro Rivadavia,
el comandante Aurelio Crovetto, y el mayor Carlos Portillo. Uno era piloto de
Mirage y el otro de Sukhoi. Ellos estaban en apoyo planeamiento, es decir en
los planes operacionales. Es que los argentinos tenían una versión de Mirages
diferentes, no era la versión peruana M5P, parecida pero por no ser igual
Crovetto estaba de piloto instructor para los argentinos. El había volado
muchas horas este avión.
– ¿Y ustedes participaron en las acciones bélicas como pilotos?
– No. Nosotros regresamos al día
siguiente. El Hércules regresó con todos los pilotos peruanos de los Mirages.
Fuimos directo a Lima. Solo se quedaron Crovetto, Portillo y algunos mecánicos
peruanos especializados en aviones M5P.
– ¿Y los misiles?, se sabe que uno de los misiles peruanos derrumbó un
avión británico.
– Sí, un misil peruano fue
lanzado desde un avión argentino Súper Etendard. Pero ese avión es como el
Tucano de mediana velocidad, ni se acerca a los supersónicos, pero sin embargo
tuvo la posibilidad de cargar el misil peruano Exocet, y por primera vez en la
historia lo lanzó impactando en un avión británico Sheffield, y lo reventó en
medio del mar.
– ¿Y qué pasó con los aviones?, ¿volvieron a territorio peruano tras la
guerra?
– Esos aviones ya no regresaron,
porque eso fue parte del convenio: el Perú le vende los aviones a la Argentina.
– Entonces, la participación peruana, por más que la Argentina perdió
la guerra, fue decisiva, porque en plena guerra conseguir 15 aviones Mirages
hubiera sido imposible para ese país. Nos tiene una deuda.
–Sí, es que los enlaces
históricos entre el Perú y la Argentina vienen desde Don José de San Martín.
Los demás países de la región tuvieron declaraciones pero ninguno participó
concretamente. El Perú sí.
Hay una placa de reconocimiento
en la base Argentina Comodoro Rivadavia al apoyo peruano. Además, cuando nos
despedimos el coronel Dositeo dirigió unas palabras al personal haciendo un
recuento histórico de lo bondadoso y caballeroso que había sido el general San
Martín. Eso es inolvidable.
– ¿Y luego de 30 años, cómo ve el incidente de la fragata británica
Montrose hace algunas semanas?
– La fragata inglesa solicitó su
participación en aguas peruanas en un momento inoportuno. Se vienen los 30
años, y la fragata se viene de las Malvinas, de la zona que controlan, e inicia
un recorrido de seguridad. Se ha podido dirigir directamente a su base. Se hizo
muy bien en dar la contramarcha, dejando en suspenso el ingreso de la nave
inglesa. Nosotros tenemos que dar preponderancia a nuestras relaciones
sudamericanas. Argentina tiene una reivindicación de justicia. El Perú de
ninguna manera puede ser adverso a esa causa. Olvidémonos de Carlos Menem, de
la barbaridad y estupidez que cometió en contra del Perú. Es parte de la
historia sí, es una anécdota, pero hay intereses latinoamericanos que están por
encima de los intereses partidarios o políticos muy concretos.
Fuente: Periódico: La Primera.
NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: Según información de fuentes
propias, “los aviones M5P que nos vendieron no fueron 15 sino 10, tampoco
fueron a Comodoro Rivadavia, sino que llegaron a Jujuy, y allí se hicieron cargo
pilotos y mecánicos argentinos. Es cierto que ya venían pintados con la bandera
argentina y tenían las matriculas de 10, de los 11 aviones Dagger que nos habían
derribado. Los misiles eran los Matra AS-30 Aire Superficie, se tiraban y el
piloto, con una especie de yogtin los iba guiando hasta hacer blanco, se
tiraban a 8 km. del blanco, pero en la Guerra no se llego a utilizar ninguno, porque llegaron
casi al final de del conflicto. La información no precisa cuántos de esos aviones
(que se pasaron a llamar "Maras"), ya modificados por nuestra Fuerza
Aérea, quedaron en uso, porque se cayeron algunos, y otros aun están volando en
Tandil.