lunes, 13 de julio de 2009
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DEFENSA CONTRA HERÉTICAS INTERPRETACIONES DE LA NUEVA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE
Por Emilio Nazar Kasbo
Resulta preocupante el manejo que puede hacerse respecto de falsas interpretaciones de la nueva Encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate.
Y desde el principio debemos aclarar que nada de lo expresado ha de interpretarse ni contra el Magisterio Eterno de la Iglesia (al cual defendemos), ni contra lo expresado por el Papa Benedicto XVI. Simplemente se trata de comentarios que han de tenerse en cuenta a la hora de reflexionar sobre dicha Encíclica.
Más precisamente, entre otras cuestiones, del N° 67 de la misma. Analizaremos un fragmento del punto analizado, citando textualmente la Encíclica para luego realizar el comentario como método, numerando las cuestiones:
1- Una “verdadera Autoridad” mundial
“Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, el Beato Juan XXIII.
Resulta que la Moral y el Derecho Tradicional, consignan que la economía se subordina a la política, y ésta al orden espiritual católico. Cuando no hay orden espiritual católico inspirando la filosofía que ofrece base para la acción política, será imposible una política que esté conforme al Orden Natural. El desquicio estará en el horizonte de la acción, y aparecerá tarde o temprano.
Aristóteles afirmaba que un pequeño error al principio acaba en un grave error al final, principio no solamente aplicable al orden de la matemática, sino incluso a la vida práctica personal o social. Sin la espiritualidad católica reconociendo a Jesucristo como Rey del Universo ante quien hay que rendir cuentas, sobre todo cuando se habla de un gobierno mundial, se estará convocando a un principio que no está en la Iglesia Católica, se estará convocando al Anticristo del Apocalipsis.
Una verdadera autoridad política mundial que lleve a cabo un programa católico conforme al Magisterio Tradicional que transmite desde la época de Jesucristo el mensaje del Evangelio, con humildad y sumisión, resulta impensable en la actualidad.
La autoridad mundial que decide la injerencia en las naciones, tanto en su política como en su economía, existe, y utiliza como medios a las instituciones mundiales. Se trata de la oligarquía dueña de las finanzas mundiales, quienes imponen políticas que incluso atentan contra el sentido común, probando hasta dónde pueden llegar las estupideces colectivas de los pueblos. Esa autoridad es el Poder Internacional del Dinero, las fortunas que compran personas y gobiernos, y que ha sido condenado por el Magisterio de los Papas.
Desarme, seguridad alimenticia y paz, salvaguardar el ambiente y regular los flujos migratorios no constituye en “verdadera Autoridad política mundial” a nadie, excepto que se haga referencia a la Paz con mayúsculas: la Paz de Jesucristo. Es más, sin Jesucristo, esos postulados asimilarían a la población mundial a un chiquero en que se impiden los conflictos, se ofrecen buenos alimentos cuidando el espacio ocupado, regulando el traslado de unos cerdos de un corral a otro… hasta que llegue el día en que sean utilizados para su fin: un asadito.
Evidentemente el Papa no está significando esto, sino que está convocando al Orden basado en principios Católicos. No faltarán los herejes que pretenderán hacer efectiva la versión del chiquero, incluso sacerdotes y Obispos. Pero se trataría de una interpretación herética, que contradice el Magisterio, una interpretación materialista e inmanentista. Y a fin de evitar confusiones, permitidas por lenguajes ambiguos, resulta adecuada la aclaración a este respecto.
2- Bien Común
“Esta Autoridad deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común, [147- Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: l.c., 293; Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, n. 441] comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral inspirado en los valores de la caridad en la verdad.”
En primer lugar, como observación, se producen referencias a textos del Concilio Vaticano II en adelante, omitiendo en semejantes cuestiones de alta gravedad el Magisterio previo, que debe ser entendido como fielmente reflejado en tales textos. Es decir: interpretar los textos fuera del sentido Tradicional, fuera de la Tradición, es algo que efectúa concretamente el modernismo progresista, pero el mismo está condenado, mientras que sus postuladores pretenden estar incluídos dentro de la Iglesia Católica (tal vez lo estén corpóreamente, pero espiritualmente no hacen más que destruir a la misma Iglesia Católica a la que dicen pertenecer). La otra interpretación, la Tradicional, no está prohibida, pero está “implícita” en los textos: se presupone que se transmite lo recibido desde Jesucristo en dos mil años de Historia, y no otra cosa.
Es que el Bien Común, en el sentido Tradicional, abarca el hecho de procurar lo necesario en el orden temporal para facilitar la obtención del Bien Común Sobrenatural, en lo cual cada ciudadano, cada sociedad y cada Estado deben estar involucrados. Y no hay Bien Común Sobrenatural sin Verdad, y la Verdad es Jesucristo mismo.
Ahora bien: ¿Qué derecho debe regular a la Autoridad? Porque si ese Derecho surge de la Carta de las Naciones Unidas, debemos reconocer que es tan “abierto” en sus palabras que permite abarcarlo todo: no hubo régimen tan cruel que ha buscado erradicar la propiedad privada como el régimen materialista comunista soviético… a la vez que no hay régimen tan explotador y materialista como el liberal, en que con el pretexto de proteger la propiedad privada genera masas inermes de indigentes. Y esa Carta de las Naciones Unidas fue rubricada por todos los países, los cuales se dedicaron a violarla. ¿De qué propiedad privada habla la Carta? ¿De la que rigió en la Unión Soviética cuando la suscribió, o de Estados Unidos?
Finalmente, un auténtico desarrollo humano integral, abarca la espiritualidad de la persona, que tiene además su influjo social: el Orden Social Cristiano, también llamado Cristiandad. No existe otro régimen en que pueda existir la Caridad (virtud Sobrenatural) en la Verdad (que es Jesucristo).
3- Autoridad con poder
“Dicha Autoridad, además, deberá estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos.[148- Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 82] Obviamente, debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes, así como las medidas de coordinación adoptadas en los diferentes foros internacionales. En efecto, cuando esto falta, el derecho internacional, no obstante los grandes progresos alcanzados en los diversos campos, correría el riesgo de estar condicionado por los equilibrios de poder entre los más fuertes.
Una autoridad mundial, en un mundo globalizado, con una técnica que se desarrolla de modo geométrico en sus recursos, puede incluso la grave tentación de entrometerse en la vida de cada persona de modo dirigido y particular… de convertirse en el Gran Hermano.
La omisión de los párrafos del Apocalipsis en la Encíclica, no significa que estén derogados. Una estatua del Anticristo que habla y que es reproducida en todo el mundo es descripta en el último Libro de la Biblia… ¿podemos describir mejor a la Realidad Virtual en términos de hace dos mil años? Y esto aun está en fase de desarrollo. Para complementar estas reflexiones, resulta muy útil leer el “Apokalipsis”, libro escrito por el Padre Leonardo Castellani.
El Apocalipsis cuenta hechos del futuro que parecen sacados de una novela actual de ciencia ficción… escritos hace dos mil años, algo increíble que está dándose en la actualidad. ¿Ver una imagen en todo el planeta? Hoy es posible por Internet. Hay ensayos con la visión holográfica en imágenes tridimensionales. Pero una estatua que se ve en todo el mundo, es algo que se puede tocar, y esa es precisamente la experimentación en la realidad virtual: transmisión de sensaciones táctiles.
Una autoridad que hace “respetar sus decisiones” en todo el orbe y que no es el Papa… ¿lo hará en consonancia con el Magisterio de la Iglesia o en su contra? ¿Qué sucederá en un conflicto entre ambos? ¿O transigirán y todo lo que sea contrario al Magisterio será visto con complacencia porque es un poder “independiente” y con el cual el orden espiritual no tiene nada que ver porque “no es de Dios”? ¿En qué parte del Magisterio se afirma que el César no tiene nada que ver, ni debe nada a Dios?
Por eso, una autoridad mundial solamente puede tener dos criterios de gestión: con Cristo o contra Cristo, sin admitir términos medios. Algo como para tener en cuenta al momento de leer la Encíclica.
Un imperio sobre toda la humanidad, con capacidad personalizada por la informática, resulta de una alta peligrosidad, a la vez que permitirá una gran persecución de católicos, quienes serán fácilmente detectables. ¿Por qué a los católicos? Porque así habla el Apocalipsis de las persecuciones que vendrán en los últimos tiempos. Un Anticristo gobernando todo el mundo, con una religión falseada porque tendrá la cáscara de la enseñanza de Jesucristo pero vaciada de contenido, y un gran “mago” que acompañará al Anticristo realizando “prodigios” que el mundo admirará.
Es más, está anunciada una gran conversión de judíos al catolicismo, a Jesucristo, por lo cual también serán perseguidos una vez incluídos entre los “delincuentes” que conservan la Fe del Evangelio, algo inadmisible para el satanismo inmanentista que se cierne sobre el orbe al final… y de allí la pregunta de Cristo para cuando regrese: “¿habrá Fe sobre la tierra?”
4- Globalización de la ONU
El desarrollo integral de los pueblos y la colaboración internacional exigen el establecimiento de un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización[149- Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 43: l.c., 574-575.], que se lleve a cabo finalmente un orden social conforme al orden moral, así como esa relación entre esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en el Estatuto de las Naciones Unidas.”
Pretender que las Naciones Unidas colaboren en el establecimiento de un orden mundial católico resulta impensable, no porque sea imposible, sino en base a la humana previsión acerca de su trayectoria. Las Naciones Unidas utilizan palabras ambiguas (o de ambigua interpretación) como metodología inicial para lograr un “consenso” que luego es volcado hacia una interpretación distinta y de carácter anticatólico. Así sucede con la palabra “familia” (que ahora desde las Naciones Unidas se pretende utilizar abarcando al mundo homosexual), o la palabra “vida” (que ahora está representada por la imposición del aborto).
En un mundo “pluralista” y “relativista”, la “moral” es de conveniencia, es maquiavélica. No es la Moral Eterna que responde a la naturaleza humana, sino que desde la subversión de la concepción de la naturaleza humana y la alteración del sentido común, y por tanto desde el sustento de lo invertido, se acaba confundiendo aquélla Moral con una moda. Los Diez Mandamientos son sujetos a debate para finalmente repudiar a Dios mismo. Sodoma y Gomorra se erigen en jueces de Dios, y buscan crucificar nuevamente a Dios hecho hombre.
Y el hecho de que la Encíclica no haga referencia al Orden Católico, reiteramos, debe considerarse implícitamente aludido en la misma. Puesto que de lo contrario la Encíclica estaría contradiciendo más de mil novescientos cincuenta años de Magisterio.
Por ello, vuelvo a expresar, nada de lo dicho en este comentario debe ser interpretado ni en modo contrario al Magisterio de la Iglesia (que no se divide en “Preconciliar” o “posconciliar”, ya que es una, en continuidad permanente de los mismos principios y formas), ni contra lo expresado por el Papa.
Simplemente, desde la lectura del Apocalipsis, es una defensa contra los ataques de interpretaciones heréticas que circulan por el mundo sin que nadie aplique una sanción contra ellas, en nombre de una falsa caridad. Las cuentas al respecto, las deudas que quedan en el camino, es un tema que resolverá Dios, no los seres humanos.
ENUNCIACIONES O RUMBO NACIONAL
Por el Dr. Marcelo Castro Corbat*
Las plataformas de los partidos políticos son listas de deficiencias que sufre la sociedad argentina en educación, salud, vivienda, alimentación, seguridad, energía, división de poderes, impuestos, federalismo, etc. etc., con la promesa de los partidos que las resolverán, lo que es una farsa. Desde hace décadas se dice y se hace lo mismo y el país sigue degradándose.
La falla conceptual proviene de la ilusión que si alcanzan el poder del Estado, con él podrán corregir las deficiencias, ignorando que el Estado es un organismo enfermo, operativamente incapacitado, pervertido y ausente.
Es responsabilidad de la sociedad civil cubrir esa falla conceptual y para hacerlo, el mensaje político debe ser frontal y fijar el rumbo a seguir.
El rumbo es:- la inversión privada, que creará empleos, aumentará la producción y las exportaciones, generará bienestar social y ayudará a superar deficiencias;- combatir el cáncer de la corrupción;- y, enmendar la Constitución para impedir la autocracia presidencial, fundar el federalismo, defender los valores sociales y respetar los derechos individuales.
El rumbo debe mantenerse por más de veinte años para que Argentina se reubique entre los países políticamente estables, su sociedad se armonice, mejore la distribución del ingreso y se inserte en el mundo.
Prometer resolver las falencias en corto plazo es una irresponsabilidad.
* Fecha: 12.7.09
segundarepublica@fibertel.com.ar
ACTITUDES DEL OFICIALISMO TRAS UNA DERROTA ELECTORAL
LA ARGENTINA Y SU PROBLEMA DE CONCORDIA
Reflexión de Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata,
en el programa televisivo “Claves para un Mundo Mejor”
que se emite los sábados a las 16 por Canal 9
12 de julio de 2003
El sábado pasado les hable sobre un aspecto insólito de la independencia: la base biológica de la Nación, la necesidad de que la Argentina sea un país más poblado. Hoy quiero referirme a otro aspecto que tiene que ver con nuestra identidad nacional y con nuestras posibilidades mirando hacia el futuro de la Patria que es la concordia.
¿Qué es la concordia? La concordia supone un cierto acuerdo de los ánimos, es uno de los aspectos si se quiere elementales de la paz y la paz es la aspiración de toda sociedad que quiere sobrevivir y sobrevivir bien. Esto es crecer, progresar.
La Argentina es un país que siempre ha tenido problemas en cuanto a la concordia. He leído recientemente libros que hacen un balance tremendo de lo que ha sido nuestra breve historia. La Historia Argentina es relativamente breve y también muy sangrienta, muy violenta. La violencia perdura, a lo mejor sin sangre, pero rompiendo la concordia imprescindible de los ánimos para salir adelante en una situación de crisis, en una situación difícil como la que hemos atravesado últimamente.
Esa concordia no quiere decir que todos estemos de acuerdo en todo, quiere decir que haya si un afecto de sociedad por el cual podamos convivir, colaborar, tolerarnos recíprocamente y también saber perdonarnos. Si estamos siempre mirando el pasado, si estamos siempre hurgando el pasado, es muy difícil que se establezca la paz. Hay una frase bíblica muy linda tomada del libro de Isaías que dice que la paz es obra de la justicia, pero de la Justicia verdadera
Los reclamos de justicia que se oyen en nuestra sociedad, suenan más bien como clamores de venganza. Hay mucho resentimiento todavía, hay rabias ideológicas y odio todavía en las entrañas de la sociedad argentina. Tenemos necesidad de liberarnos de eso, de dar una definitiva vuelta a hojas de nuestro pasado y mirar el presente pero avizorando el futuro. Debemos trabajar seriamente para ir elaborando esa concordia, sin la cual la Argentina no podrá marchar adelante y todos tenemos que colaborar con esto. Cómo hacer para vivir de una manera más calma, más serena, para afrontar con ese ánimo más calmo y más sereno nuestras diferencias, nuestras dificultades, nuestras contradicciones.
Creo que tenemos que proponernos esto como una pauta fundamental de convivencia. Si no comenzamos por aquí no podremos asegurar por mucho tiempo una paz verdadera. Y esa tiene que ser la meta de toda sociedad digna de ese nombre, de una sociedad que quiere ser una auténtica comunidad.