MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata,
dedicó su reflexión
televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América
TV), al Adviento que afirmando
que es el tiempo litúrgico que “ayuda a
prepara la Navidad” y lo definió como “una
parábola de la Existencia
Cristiana”.
Señaló que
es necesario comprender que “la Navidad no es el simple recuerdo de un hecho
del pasado. Cuando la Iglesia la celebra, en el misterio de la celebración,
sobre todo de la celebración litúrgica, la gracia de la Navidad se hace
presente nuevamente” y recordó “en este
período la Iglesia quiere que nos preparemos dignamente para celebrar la
próxima Navidad y nos invita a que actualicemos aquella prolongada
expectativa y preparación espiritual del pueblo de Israel, y también de algún
modo de todas las naciones de la tierra, para recibir la salvación”.
Explicó que el Adviento presenta “dos
miradas sobre Cristo: la primera que se dirige a su primera venida en la
humildad de la carne, su venida para traernos la gracia de la redención. Y la
mirada en la segunda venida, que es la de Cristo en la gloria, cuando vendrá
como Juez”. Añadió que existe “una
conjunción de esas dos venidas que aparece clara en la espiritualidad del
Adviento. San Bernardo, en uno de sus sermones sobre este tiempo, habla de
un tercer Adviento, de un Adviento intermedio. Se refiere a la venida constante
del Señor a las almas, a la venida de Cristo por medio de su gracia, por medio
de los dones de su Espíritu, para habitar en nosotros”.
Mons. Héctor
Aguer
manifestó que “tanto la primera venida
como la segunda aparecen actualizadas en esta especie de Adviento intermedio.
Al prepararnos a la Navidad, no nos preparamos para la conmemoración de un
hecho pasado, sino que estamos celebrando un hecho siempre actual: Cristo viene
continuamente a nosotros con los dones de su gracia. La vida de la fe es,
entonces, salir al encuentro de Cristo que viene a nuestro encuentro. El
cristianismo se caracteriza porque no es simplemente el resultado de la
búsqueda de Dios por el hombre, sino la búsqueda del hombre por parte de Dios”.
Adjuntamos
el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Nos encontramos ya en el último tramo del
tiempo litúrgico de Adviento. En este período la Iglesia quiere que nos
preparemos dignamente para celebrar la próxima Navidad y nos invita a que
actualicemos aquella prolongada expectativa y preparación espiritual del pueblo
de Israel, y también de algún modo de todas las naciones de la tierra, para
recibir la salvación”.
“En el período de Adviento nosotros evocamos
aquella larga espera y eso tiene que animarnos a preparar la Navidad con una especial
intensidad espiritual. La Navidad no es el simple recuerdo de un hecho del
pasado. Cuando la Iglesia la celebra, en el misterio de la celebración, sobre
todo de la celebración litúrgica, la gracia de la Navidad se hace presente
nuevamente”.
“Pero en el período de Adviento también la
Iglesia enfoca la segunda venida de Cristo, su venida gloriosa al fin de los
tiempos. La primera generación cristiana, tal como aparece en los escritos del
Nuevo Testamento, tenía la mirada del corazón puesta en el Cristo glorioso que
vuelve para juzgar al mundo, para clausurar la historia humana y llevar a sus
elegidos al Reino”.
“La inminencia de la segunda venida de Jesús
es un dato que debe quedar en lo hondo de nuestra conciencia porque en realidad
desde que el Señor subió al cielo, el día de la Ascensión, su segunda
venida, aunque no sepamos cuando ocurrirá, es siempre inminente. No corresponde
decir entonces: “Bueno, no sabemos cuando ocurrirá eso; además pueden pasar
todavía milenios…”. Desde que ha partido, el Resucitado está, de algún
modo, siempre viniendo”.
“Entonces el Adviento recoge estas dos
miradas sobre Cristo: la primera que se dirige a su primera venida en la
humildad de la carne, su venida para traernos la gracia de la redención. Y la
mirada en la segunda venida, que es la de Cristo en la gloria, cuando vendrá
como Juez”.
“También podríamos señalar una conjunción de
esas dos venidas que aparece clara en la espiritualidad del Adviento. San
Bernardo, en uno de sus sermones sobre este tiempo, habla de un tercer
Adviento, de un Adviento intermedio. Se refiere a la venida constante del Señor
a las almas, a la venida de Cristo por medio de su gracia, por medio de los
dones de su Espíritu, para habitar en nosotros”.
“Tanto la primera venida como la segunda
aparecen actualizadas en esta especie de Adviento intermedio. Al prepararnos a
la Navidad, no nos preparamos para la conmemoración de un hecho pasado, sino
que estamos celebrando un hecho siempre actual: Cristo viene continuamente a
nosotros con los dones de su gracia. La vida de la fe es, entonces, salir al
encuentro de Cristo que viene a nuestro encuentro. El cristianismo se
caracteriza porque no es simplemente el resultado de la búsqueda de Dios por el
hombre, sino la búsqueda del hombre por parte de Dios”.
“Podríamos decir desde esta perspectiva que
el Adviento es una especie de parábola litúrgica de la existencia cristiana. Lo
observamos con claridad en este período de cuatro semanas antes de Navidad,
pero en realidad tendríamos que vivir continuamente en Adviento, es decir, en
la espera del Señor, saliendo siempre al encuentro con él”.