TESTIMONIO 1:
Transcribimos
la experiencia de uno de los feligreses que quedó atrapado dentro de la
Catedral de San Juan durante el Encuentro Nacional de Mujeres 2013.
“Yo arranqué con el grupo que increpó al
Obispo para que se dejara de embromar y nos abriera la puerta para salir a
defender la Catedral.
El cobarde nos decía que nos iban a tirar con
todo, y que peligraba nuestra seguridad ¿Y a qué se pensaba que fuimos allá? ¿A
pasear por el Valle de la Luna? Finalmente, nos abrió por un lateral y en
seguida cerró con llave y se fue hacia adentro.
Nos dejó ahí,
solos. Y bancamos con la ayuda y la protección de la Santísima Virgen,
rezándole el Rosario a viva voz por casi dos horas seguidas.
Y no me arrepiento
en absoluto de haber ido. Para mí, es un deber: primero defender al Santísimo;
después viene lo demás”
TESTIMONIO 2:
Integrantes
de Centuria Argentina concurrieron a la ciudad de San Juan al Encuentro
Nacional de Mujeres 2013. La Delegación de San Rafael – Mendoza, convocó a
hombres para la defensa de la Catedral sanjuanina. A continuación, el relato de
uno de sus integrantes:
Historia
de una Traición. El obispo nos traicionó, cuando se enteró que veníamos
nosotros (Centuria Argentina) notamos una especia de marca personal a lo que
hacíamos. Nosotros viajamos el Domingo para de cierre del encuentro, ya habían
salido previamente dos colectivos desde aquí con las mujeres que iban a
participar de los talleres. O sea que llevamos un buen número de gente.
Después
de la Misa del domingo en el colegio San Juan Bosco (bunker), el Obispo pidió
hablar con los varones a solas para explicarnos las medidas a tomar. Hasta ahí
todo bien, parecía todo bien organizado. Nos dijeron: que en el atrio había un
triple vallado, y que íbamos a salir al atrio en grupos de 50 mezclados con
otros grupos católicos locales. Que el ingreso debía hacerse entre la 16 y 17
horas por una puerta lateral, y que después de ese horario nadie más entraría.
Que durante el tiempo de espera se iban a realizar prácticas de salida y
entrada al atrio para hacerlo de manera ordenada. Ya no nos empezó a gustarnos
esa idea.
Nos
habían dado identificación a todos en el bunker para el ingreso a la Catedral.
Cerca de las 16 horas ya estábamos en la puerta de la Catedral y constatamos un
triple vallado. Era casi imposible llegar al atrio, pero el campanario y el
costado donde estaban placas, etc estaban desprotegidos. Cuando preguntamos el
motivo, nos dijeron que les permitirían escrachar esa pared, pues ya habían comprado
la pintura.
Algunos
de nosotros comenzamos a sospechar, y a no seguir lo planeado por los
sanjuaninos. No íbamos a dejar que ensucien el costado y el campanario. Decidimos
separarnos algunos adentro y los menos afuera.
Se
veían policías de civil, algunos uniformados, no muchos. A medida que pasaba el
tiempo comenzó la concentración, pero lo curioso es que la marcha se realizaba
a dos cuadras de donde estábamos nosotros, y cerraron el ingreso a la Catedral.
Solamente
una treintena más 4 sacerdotes de propia tropa se pusieron de frente tapado el
campanario y el costado. Los organizadores, al constatar esto intentaron hacer
el último esfuerzo por hacernos entrar, al cual nos negamos. A partir de ahí la
situación cambió solamente afuera, entre la vallas estaba un grupo reducido de
policías y nada más. Era evidente que había la orden de dejarnos solos sin
protección, y partidos en número.
Nuestro
número se había incrementado al doble, ya que algunos jóvenes de la ACA de San
Juan llegaron tarde, y al no poder entrar se sumaron a nosotros. Tras la arenga
sacerdotal, se dispuso la tensa espera, hasta que llegó la noticia de que la
concentración había terminado y que no iban a venir para la Catedral (otra vez,
era para que nos saliéramos de allí). Después de media hora, las manifestantes
entraron a la plaza por detrás de la Catedral, nos rodearon y comenzó lo que se
va viendo por los videos.
Antes
de la llegada barbárica, algunos dentro de la Catedral hicieron la salida al
atrio como se ve en las fotos, la únicaaa!!
Cuando
en el fragor de la defensa había cuatro hileras de hombres, un espacio, y
contra el campanario un grupo de chicas de apoyo, empezamos a retroceder por las
embestidas contra la columna de las gays y los golpes de las cañas donde
sostenían las banderas rojas, llovían los proyectiles, bombas de humo, aerosoles,
meos, etc.
Comenzamos
con las primeras bajas: a nadie le importaba ya las vallas o que llegaran al
atrio, nosotros estábamos cara a cara contra el enemigo. Volviendo al combate,
cuando más difícil se puso y nos hicieron retroceder, y ya temíamos por los más
chicos. Le pedimos a la Policía que actuara, pues no sabíamos si podríamos
aguantar mucho más. Ellos nos dijeron que no tenían la orden.
Nos
dejaron solos, no lo digo por cobardía, para que el enemigo nos diera un
escarmiento por desobedecer las indicaciones del pastelero Delgado.
Gracias
a Cristo Rey pudimos recuperarnos en el terreno y soportar los estoicos 60 el
paso de miles de demonios. Mientras todo esto sucedía, viene la otra traición:
cuando nuestros camaradas que estaban dentro del templo comenzaron a pedir que
les permitieran salir a defendernos, o salir al atrio pues por ahí se podía
saltar la valla de adentro para afuera y llegar a nosotros. Pues no. En un acto
de cobardía, el Obispo ordenó el cierre con llave del único acceso permitido y
habilitado, que era por el costado.
Se
lo increpó duramente al Obispo como corresponde, como con los mentirosos, (él
se jactaba de que se tenía que confesar), pero por respeto se acató la orden.
Se
vivieron momentos difíciles también dentro del templo. Cuando ya casi había
terminado todo, se abrió la puerta y se liberó la salida. Ya dentro, la
situación era insostenible: más de mil personas encerradas con el calor
sanjuanino. Hicimos el recambio de gente después de tres horas intensísimas de
Buen Combate.
Todo
terminó con abrazos, llantos y la alegría a de la Santa Lucha.
Seguro
que algo me queda en el tintero, pero la pasión que me agarra escribiendo éstas
líneas recordando lo sucedido me insta a mandarlo.
Y
Viva Cristo Rey!
Juan Pablo
Wallovits