El próximo lunes 3 de mayo el salón de la Hemeroteca Nacional dejará de llamarse "Gustavo Martínez Zuviria" y será nominado "Ezequiel Martínez Estrada".
La decisión fue adoptada por el Director de la Biblioteca Nacional Horacio González, quien dispuso proceder al cambio de nombre del salón de la Hemeroteca Nacional. El lunes 3 de mayo dejará de llevar el nombre de "Gustavo Martínez Zuviría" y será nominado "Ezequiel Martínez Estrada".
Guillermo Martínez Zuviría estuvo casi 25 años al frente de la Biblioteca Nacional, desempeñando una gran labor en el cargo. Fue nombrado director de la Biblioteca Nacional por el gobierno militar de Uriburu, cargo que desempeñaría durante casi un cuarto de siglo: al asumir la Biblioteca disponía de 270.000 volúmenes, cifra que había ascendido a 700.000 al renunciar Martínez Zuviría durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Fue uno de los miembros fundadores de la recién creada Academia Argentina de Letras.
Su destacada actividad lo hace merecedor de que la sala de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional lleve su nombre.
LOS OPOSITORES
Dede el 10 de abril de 1992, al inaugurarse el actual edificio de la Biblioteca Nacional. B´nai B´rith Argentina envió un telegrama al Sr. Secretario de Cultura de la Nación José María Castiñeira de Dios presionó para que se quite el nombre de la sala.
En el telegrama se afirmaba que: “La iniciativa de bautizar unas de las salas de la Biblioteca con el nombre de Gustavo Martínez Zuviria (Hugo Wast) es un hecho indignante y constituye una afrenta a todos aquellos que sostenemos ideales democráticos, practicamos el diálogo y luchamos contra los prejuicios. El nombrado se ha destacado por su pluma antisemita, injuriosa y plena de mentiras. En los tiempos en los que el racismo revive en el mundo entrar a una sala de la Biblioteca Nacional o de cualquier otro ámbito de la cultura que lleve el nombre del autor de "Kahal y Oro" nos producirá, como a muchos argentinos, la desazón, el malestar y el sufrimiento que provocan la mala memoria y el descuido por la dignidad humana.”
La dogmática afirmación realizada, no admite para quienes la han formulado prueba alguna en contrario. Es más, sería interesante que señalaran cuáles son los textos antisemitas, injuriosos y plenos de mentiras. Desde ese momento B´nai B´rith Argentina no ha cejado en su empeño de extirpar el nombre de Gustavo Martínez Zuviría de la Hemeroteca.
El pasado 7 de octubre de 2009 en el marco de la Primera Jornada "Memoria, educación e investigación del Holocausto" organizada por el Concejo Consultivo de la International Task Force (ITF) en el ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación en un panel sobre antisemitismo el Ing. Samuel Kaplan al referirse a la literatura antisemita y a sus autores que ejercieron influencia en el sistema educativo argentino manifestó: "inexplicablemente, la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional lleva el nombre de Gustavo Martínez Zuviria".
La “policía del pensamiento” está aplicando su censura, y lo muestra en sus hechos.
En la foto: Gustavo Martínez Zuviría (cuyo seudónimo era Hugo Wast), un autor católico que escribió en La Nación y que escribió numerosos libros exitosos, muchas veces inspirados en temáticas bíblicas, históricas o literarias. Un autor ocultado y actualmente ignorado por muchos.
QUIEN FUE HUGO WAST
Gustavo Adolfo Martínez Zuviría, conocido por su seudónimo Hugo Wast, nació en la ciudad de Córdoba, Argentina, el 23 de octubre de 1883. Fue abogado, escritor y político. Alcanzó notoriedad por sus novelas, algunas de las cuales fueron adaptadas al cine, y también por su acción pública como diputado y ministro de instrucción pública, cargo desde el cual implantó la enseñanza ordinaria no obligatoria de la religión católica en todas las escuelas del país. Fue un nacionalista católico militante, falsamente acusado de “antisemita”.
En una página dedicada a él, se expresan los siguientes conceptos:
Gustavo Martínez Zuviría fue un escritor fecundo. Llegó a ser en su época el más difundido en lengua española, siendo en la actualidad el escritor argentino que más libros vendió en la historia de las letras argentinas, y uno, sino el más prolífico de ellos, traducido a 15 idiomas. Este escritor católico, publicó más de sesenta obras con su nombre y su seudónimo de Hugo Wast, también existen artículos periodísticos, discursos y otros escritos aparecidos sin firma.
En 1954 solamente en castellano se habían vendido casi 3.000.000 de ejemplares, con casi 500 ediciones, con otra gran cantidad de las mismas y libros vendidos en el exterior.
Hombre bondadoso y piadoso, de una profunda formación teológica, un cristiano práctico, de misa diaria y comunión frecuente, sin ostentaciones ni engreimiento, virtudes no comunes en el difícil gremio de los literatos.
Su fuerte convicción religiosa y su condición de católico militante, lo convirtieron en un decidido defensor de la fe cada vez que fue menester hacerlo, sobre todo como apologista de la Iglesia.
Hugo Wast fue fiel a sus principios y vivió conforme con ellos. Fué fiel a Dios, a su Patria y a su conciencia, esa armonía estuvo ligada a través de sesenta años de actuación, a una línea de conducta, así como creía, así pensaba y obraba. Vivía como sentía, sentía como escribía y escribía como obraba.
Se ha echado un manto de olvido sobre su obra y su persona, existiendo una consigna del silencio sobre Hugo Wast, por su condición de escritor católico.
El 28 de marzo de 1962, en Buenos Aires, a la que llamó turbulenta y alegre, entregó su alma a Dios.
SU ACCIÓN
Comenzó a escribir artículos para el diario “La Nación” y la revista satírica “Caras y Caretas”. Su novela titulada “Flor de Durazno” es un intenso melodrama que gozó de gran aceptación, y fue adaptada al cine por Francisco Defilippis Novoa en 1917, que sería también un éxito de taquilla, y marcaría el debut nada menos que de Carlos Gardel en el cine.
Martínez Zuviría es señalado como “antidemocrático”, pero sin embargo tuvo actuación partidaria, accediendo entre otros al cargo de diputado. Inició su actividad política en el Partido Demócrata Progresista, fundado por Mariano Demaría, constituyendo una alianza entre tendencias socialistas y conservadoras de la época. El PDP lo postuló a la vice gobernación de la provincia de Santa Fe, en binomio con Lisandro de la Torre, siendo derrotados.
Dirigiría el periódico "Nueva Época" de Santa Fe brevemente, hasta que fue elegido como diputado nacional en 1916.
En 1918 publicó Valle Negro, una novela que la Academia Española distinguió con su Premio Quinquenal, Diploma de Honor y Medalla de Oro. Acerca de ella, Miguel de Unamuno dijo: “He leído Valle Negro con el ánimo suspenso y volveré a leerlo, porque el interés que me despertó es el de un dramático juego de pasiones. Esta novela puede leerse en cualquier país y podrá leerse en cualquier tiempo, cuando se sigan leyendo Carmen y Colomba, de Merimée. Su precisión y condensación la librarán de modas del gusto. Correspondiendo a esta manera de sentir y de entender la novela, es el estilo adecuado. Limpio, claro, preciso, sin contorsiones metafóricas, sin retorcimientos estilísticos a que ahora hay alguien tan aficionado”.
Su obra Desierto de Piedra mereció el Gran Premio Nacional de Literatura, siendo traducida a los idiomas inglés, francés y alemán entre otros. También fue autor de varias obras de opinión en los Cursos de Cultura Católica. Asimismo, fue designado miembro de la Real Academia Española durante su estancia en España.
En 1933 presidió la comisión de prensa del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, y en 1935 recibió la Orden de San Gregorio Magno, otorgada por Pío XI como premio al valor religioso de su obra literaria.
Varias de sus novelas fueron adaptadas al cine, además de la mencionada: "La que no perdonó" (1938), "La casa de los cuervos" (1941), "El camino de las llamas" (1942) y "Valle negro" (1943). En 1954 recibió la condecoración de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio del gobierno español.