Colaboración enviada por:
Víctor Rubén García
vgarcia4448 @hotmail.com
“El sentimiento nacional que tenemos todos los argentinos,
nace en la espada de San Martín(y Belgrano) se agita en el poncho
de Rosas y se ejecuta con la doctrina de Perón”. J.I. Rucci
“La violencia de arriba, engendra violencia de abajo” J.D. Perón
“El pueblo ha perdido la confianza en el Gobierno.
El Gobierno debe elegir un pueblo nuevo” B. Brecht.
La “soberanía energética” de YPF
no nos salvará de la dependencia.
Por el Arq. José M. García Rozado (*)
La fantochada de la expropiación del 51% de las acciones de Repsol no nos salvará de la “dependencia energética” que la política –o no política- del régimen CFK ha implementado durante estos 9 años. Primero intentaron quedarse con YPF vía la “argentinización” en connivencia con los Eskenazi (o sea sus testaferros), cuando muere Néstor la viuda inicia otro derrotero y en este nuevo camino, aconsejada por Máximo y Kicillof encara “el pensamiento mágico” de creer que puede solucionar la falta total de política energética, y por lo tanto de descalce de la balanza de pagos del sector mediante esta atrocidad cometida bajo el paraguas de una supuesta “soberanía energética expropiando YPF”.
Se ha triplicado el déficit de la balanza energética, en julio ya fue de US$ 554 millones, y en lo que va del año, las importaciones de gas y petróleo aumentaron en un 50% respecto de las del año 2011, la soberanía energética buscada por el cristikirchnerismo con la mamarrachada de la expropiación del 51% de YPF y las demás medidas que regulan el funcionamiento del mercado están a años luz de ser siquiera una quimera, a la hora de medir importaciones de combustibles vemos como aquella pregonada“soberanía energética” de la cadena nacional del “ánimo y la felicidad, o buena onda” verifica déficits notorios y en franco y constante aumento, mientras la economía argentina está en un período recesivo y con un consumo en franca decadencia. Hemos importado en estos primeros 8 meses de 2012 energía –gas y petróleo (naftas y gas oil)- por US$ 3.712 millones o sea con un crecimiento del 50% respecto de los US$ 2.545 millones adquiridos durante el pasado 2011, a la vez que las exportaciones se mantuvieron casi iguales, US$ 2.423 millones en 2011 y US$ 2.388 millones en 2012, datos de la propia Secretaría de Energía de la Nación.
Desde que YPF fue expropiada y colocada en manos del Ing. Miguel Galuccio por la Presidente, el desbalance energético se viene acentuando semana a semana demostrando que la demanda de energía importada creció un 50% desde que YPF es de mayoría estatal, llevando el mismo camino que la otra expropiación del cristikirchnerismo, Aerolíneas Argentinas y Austral, que lleva imputados recursos del Estado por más de US$ 2,9 mil millones y va por más, convirtiéndose en un “verdadero agujero negro”. La expropiación de YPF, como antes fuera la de AA y Austral o la de las AFJP, despertaron una gran expectativa social respecto de la posibilidad de que este verdadero estandarte nacional, de nuevo en manos del Estado, pudiere servir para revertir la malísima performance del sector energético en los últimos 7 años específicamente, sin embargo al analizar el desempeño del sector, el pensamiento no es sino mágico, por lo infantil y falto de realidad. Las reservas petroleras netas y las gasíferas cayeron sistemáticamente de un máximo de 3.171,1 millones de barriles de petróleo equivalente –BOE- en 2001 a apenas 977,6 millones de BOE en 2011, siendo justamente el gas natural el producto que sufrió la reducción más importante.
Las exportaciones cayeron además un 6% entre mayo y julio de 2012, y en ese lapso alcanzaron magros US$ 808 millones con un retroceso respecto de iguales meses de 2011 dónde se exportaron por US$ 860 millones; Enarsa , la empresa nacional creada por Néstor es en los papeles la principal importadora, aunque la nueva gestión estatal de YPF tampoco ayudó a revertir el declive, es más lo agravó ostensiblemente, las compras en el extranjero realizadas por YPF en julio se acrecentaron en un 15% con respecto del mismo mes del año 2011, cuando en los papeles “la petrolera se propuso como una de sus principales metas la de reducir las importaciones”. Pero además y por imposición de Axel Kicillof, ahora YPF es la única encargada de las importaciones de combustibles y energía por lo que realizará las compras sin licitación –motivo seguro de actos corruptos y sobreprecios- y por ellas cobrará una “comisión al Estado y a las empresas”, engordando los precios e intentando tapar por este camino parte del déficit que genera y generará la YPF expropiada y renacionalizada, aunque sea en parte, ya que el 49% se encuentra en manos extranjeras principalmente de la corona británica.
Debemos reconocer que durante la gestión de Repsol y los Eskenazi, o sea entre 2009 y 2011, la producción de petróleo y gas natural en YPF cayeron un 9% y un 19% respectivamente, mientras el giro de dividendos a los accionistas –compra “apalancada” e incentivada por Néstor y Cristina- promedió los US$ 1.300 millones durante cada uno de los tres años; la producción de hidrocarburos desde hace ya varios años exhibe una tendencia declinante y la reducción de la actividad exploratoria no es únicamente de YPF, de hecho el estancamiento y el retroceso en la capacidad de procesamiento de crudo –destilación- y de producción de derivados no puede ser achacado con exclusividad a Repsol-YPF, es el resultado de la despolítica llevada adelante por la gestión del kirchnerismo bajo la batuta de Julio de Vido, con condiciones económicas y de abastecimiento muy, pero muy poco atractivas para la inversión y la reinversión de utilidades por parte de todas las empresas que operan en la argentina. Es en este inverosímil contexto, donde la combinación de producción local en baja y consumo de energía creciente –en alta- asociado con la expansión y el crecimiento económico generaron una brecha progresiva y creciente de importaciones de gas natural, gasoil, fueloil y electricidad, todo a valores internacionales, pasando del superávit al déficit abiertamente.
Una política asentada en los subsidios y en generar una “sensación de opulencia económica ficticia” de amplios sectores populares –clases medias, altas y bajas por igual y sin distingos- llevaron al abaratamiento relativo de la energía, que terminó por desvincular los precios locales de los internacionales, siendo ésta una de las explicaciones –no la única, como veremos- centrales del muy pobre desempeño del sector energético, pues desincentivó la producción, la exploración y la inversión; para justificar una burocracia paternalista y un “populismo berretizado”, algo muy extendido desde 1983 con el regreso del sistema democrático cuando se instaló una vocación “reformista”, como si el solo cambio de las normas actuara como reparador mágico de las frustraciones nacionales y disparador de un “futuro promisorio”. El punto cúlmine se dio con el “Pacto de Olivos”que convirtiera en ley declarativa la reforma constitucional de 1994 y que transfirió a la Convención Constituyente los temas del “núcleo de coincidencias básicas en forma prerredactadas, avasallando su competencia y condicionando su forma de votación”; este triste antecedente para la libertad representativa del pueblo debiera ser hoy, ante un nuevo intento “reformista”, un semáforo rojo para los auténticos argentinos no encandilados ni por el “populismo berretizado” ni por esa seudo vocación “reformista” que no condujeron antes, ni lo harán ahora a disparar ningún “futuro promisorio para la Patria y su pueblo”.
Tras la reasunción del 10-D, Cristina Fernández inició lo que ella designó como el camino de “la sintonía fina”, que no era otra cosa que el camino del ajustazo impuesto por una economía interna desajustada y a la que se le habían terminado las cajas –en dólares y pesos- y que habían pasado del superávit fiscal al déficit, y del muy importante superávit comercial a un “rosa” –mezcla de rojo y blanco- y donde para no caer definitivamente en el rojo comercial hubo que imponer el “cepo cambiario” y el “korralito a las importaciones”; a este panorama se sumó indiscutiblemente la crisis internacional –estadounidense y europea- y los parates o amesetamientos en las economías del BRICS lo que achicó nuestros mercados de exportación. Aunque los precios locales de producción de petróleo y gas distan de ser los internacionales, tampoco están tan retrasados y los precios de venta de estos productos localmente fueron siendo incrementados lográndose una recuperación importante en los últimos 24 meses –cerca de US$ 60 el barril-, lejos aún de los US$ 100 internacionales pero bastante acordes con los “costos de producción y extracción nacionales”. A la par, mientras los precios del gas natural para los productores nacionales rondan los US$ 2,9 por millón de BTU –British Termal Unit-, las importaciones de Bolivia, las más baratas de las importaciones superan los US$ 10 por dicha medida.
Este desfasaje o brecha entre consumo y producción local, además de impactar en las cuentas públicas externas, con importaciones anuales que se proyectan en los US$ 1 mil millones mensuales, son apenas una parte, pues el fisco –a través de Enarsa y otras áreas del sector público (Secretaría de Energía, etc.)- ha debido absorber pérdidas generalizadas debido a lo generado por las operaciones de importación de energía, y durante 2011, los subsidios presupuestarios a este sector energético superaron los US$ 4,1 mil millones, o sea un 67% más que en 2010; si el desafío de éste sector en su conjunto ya resulta demasiado grande, no menor es el que asume la gestión Galuccio en YPF. La conducción Galuccio-Kicillof anunció recientemente con bombos y platillos un “plan para revertir el deterioro productivo”, o sea, entre otras cuestiones, la estrategia productiva que apunta a rejuvenecer los “yacimientos maduros” de reservas no convencionales, a la vez que busca aumentar en un 50% la cantidad anual de pozos perforados en sólo dos (2) años, y duplicarlos en cinco (5). Pero como no se consiguen inversores extranjeros que acepten el “riesgo institucional del cristikirchnerismo” la petrolera semi estatal debió recurrir a emisión de deuda en el mercado local por $ 1.500 millones, que en un 70% quedó en manos de la ANSeS, o sea nuevamente se echó mano del dinero de los jubilados.
El supuesto debut en el “mercado” de la petrolera fue apenas una excusa para que la compañía totalmente deficitaria y sin capacidad técnica productiva tome fondos de los jubilados para financiar el supuesto “plan estratégico a cinco años”, observándose que mientras al ANSeS se le pagaron intereses al más largo plazo, mientras que a los tomadores de menor plazo, BNA y bancos provinciales (17%) del total tomado o colocado se les abonó un interés del 16,74%, y a las manos privadas, apenas un 13%, 10% de inversores institucionales y 3% de individuos se les abonó un interés cercano al 17/18% anual. La colocación es insignificante al lado de lo que Galuccio anunciara el 30 de Agosto para el Plan Estratégico, que preveía una inversión de US$ 37,2 mil millones en cinco años, aunque aclarando que el 70% (?) se financiaría con fondos propios, un 20% con deuda y el resto provendría de “eventuales socios” a los que nunca definió. La realidad es que YPF ni el Estado argentino están capacitados para asumir una inversión de cerca de US$ 26 mil millones y tampoco es posible que la compañía logre endeudarse en US$ 7,5 mil millones pues ya vimos como resultó el primer intento donde el 70% de lo prestado salió de la caja del ANSeS y un muy magro 15% a lo sumo de inversores privados no multinacionales. Aunque con mínima presencia, algunas firmas industriales compraron estas ON buscando complacer y congraciarse con el Gobierno Cristina.
Las proyecciones prevén mantener los niveles de producción de petróleo y gas natural en 2012 e incrementarlos en un 3% -muy poco ambicioso- en 2013 llegando a aumentar dichos guarismos hasta alcanzar un acumulado del 35% recién en 2017, sobre estas proyecciones se apunta además a ampliar la capacidad de procesamiento de las refinerías para, recién en un quinquenio, incrementar la producción de combustibles líquidos en un 43%, si el crecimiento económico mantiene los guarismos fijados por el Presupuesto Nacional 2013 durante los próximos 5 años y se logra lo que propone el Plan Estratégico seguiremos con un déficit de la balanza comercial energética durante varios años más, posteriores al período de dicho plan. El nivel de inversión que requiere el mencionado plan es enorme, pues a los US$ 3,5 mil millones proyectados para 2012, y muy difíciles de conseguir, se sumarán los US$ 7 mil millones anuales entre 2013 y 2017 que la dupla Galuccio-Kicillof planea financiar con “flujo propio proveniente de las operaciones”, esta verdadera fantochada por el voluntarismo expresado no se condice con ninguna pauta realista o asentada en posibles inversores, y mucho menos en las operaciones comerciales de la empresa YPF; ésta nunca explicó como hará crecer el flujo de fondos ni como obtendrá financiamiento complementario.
La muy ajustada situación fiscal nacional, la total falta de acceso a los mercados de crédito internacionales y las mucho más que complicadas finanzas provinciales auguran una total incapacidad para conseguir las inversiones explayadas en dicho Plan Maestro Estratégico, no sólo para YPF sino para el resto de las empresas del sector energético, por este motivo, si la estrategia de recuperación de la YPF expropiada se basa en la posibilidad de atraer financiamiento y socios estratégicos para “generar un shock de inversiones” y productividad de los yacimientos, el mismo Decreto 1277/2012 firmado por CFK mina la confianza de los privados, pues la norma deroga la libre disponibilidad de los hidrocarburos para la productores, la libertad para fijar precios y la libre exportación e importación de crudo, gas y derivados; es de por si muy complicado atraer inversores a un Estado donde reina la imprevisibilidad y más aún si se los pretende atraer con un marco regulatorio endurecido y con un aumento exponencial en el poder discrecional del Estado-Gobierno. Las inversiones en energía requieren de plazos muy largos para completarse, es por este motivo, que la clave es establecer cuanto antes un conjunto de reglas consistentes y claras, fundadas en un acuerdo social y político que les imprima un horizonte temporal estable, que permita a los inversores maximizar la inversión y revertir los deteriorados indicadores energéticos. Sancionar una nueva Ley de Hidrocarburos, ordenar gradualmente los precios y diseñar un plan energético de largo plazo –o sea fijar una Política de Estado en la materia energética- contribuirá a alcanzar el objetivo de máxima de volver al autoabastecimiento energético.
Pensar infantilmente y en base a voluntarismo que la muy complicada YPF puede “salvar al sector energético, parece como mínimo muy poco serio”, sin un verdadero cambio en las políticas para el sector energético –generación de una Política de Estado- muy difícilmente pueda revertirse la tendencia cada vez más negativa del sector energético de la última década, si este sector ya tenía varios desafíos, la expropiación de YPF suma nuevos retos, y encima con reglas de juego cada vez más rígidas. Precios que no invitan a invertir, creciente desequilibrio de la balanza comercial en el sector energético y subsidios insostenibles para el Estado no auguran un futuro promisorio. Avanzar sobre este supuesto “camino emancipador”, subyugado el Gobierno Cristina por el pensamiento populista berretizado de algunos intelectuales seudo progresistas, que como es de estilo en su mayoría no residen aquí, sino en Europa, pretendiendo institucionalizar el arribo de “nuevas fuerzas sociales” que habrían, desde su arcaica visión izquierdosa, estado excluidos de la esfera pública, construyendo una nueva “hegemonía popular” para producir este seudo desplazamiento en relación a las fuerzas sociales es un maniqueísmo propio de la más supina estupidez de laboratorio. Esta “maquillada retórica para justificar una burocracia gubernamental paternalista es anacrónica y ahistórica”. ¡Solo puede ser comprada por una mente enajenada como la de nuestra Presidente!
La supuesta gira de Galuccio en busca de inversores, organizada por la banca estadounidense JPMorgan Chase por Los Ángeles, Boston; Nueva York y Londres terminará en otro estruendoso fracaso, o en más y reiteradas mentiras y sueños de inversiones nunca realizados –el cuento Chino de los US$ 20 mil millones de Néstor-, luego de los $ 1,5 mil millones colocados prioritariamente a la ANSeS, se le suman la nueva autorización del directorio por la posibilidad de endeudarse en otros US$ 3 mil millones en emisiones y bonos, en otras épocas no hubiere habido necesidad de alejarse tanto para conseguir tan magro monto, es más apenas el año pasado había en los bancos argentinos US$ 15 mil millones depositados por argentinos, y sólo durante el primer semestre de 2011 esta cifra se había incrementado en US$ 3 mil millones, justamente la cifra ahora buscada por la empresa; pero el “cepo cambiario” generó un masivo retiro de dichas divisas depositadas. Solo desde su implementación se fugaron US$ 6,6 mil millones (45%) ahuyentados por el propio Gobierno, este ahorro genuino nacional se podría haber direccionado y movilizado para financiar YPF o para otras inversiones que la economía argentina necesita imperiosamente para poder crecer en los próximos años. El propio Aldo Ferrer, economista amigo de CFK, invitaba a reciclar un circuito productivo utilizando una “ingeniería financiera para el desarrollo” basada fundamentalmente en una confianza de los ahorristas nacionales.
En lugar de eso se generó el “cepo” y el “korralito” y por supuesto la confianza se transformó de un solo golpe en desconfianza, miedo, temor por lo que vendrá y como paso inevitable se generó una atroz fuga de capitales, y por lo tanto de ahorro genuino nacional. ¡Todo muy profesional, todo muy “nacional y popular”!
¡Así nunca generaremos una verdadera soberanía energética, con o sin YPF en manos del Estado!
Buenos Aires, 20 de Setiembre de 2012.