Por Enrique Guillermo Avogadro
“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, y no en las próximas elecciones”
Winston Churchill
En un momento en que todos nuestros políticos -los de izquierda, por convicción, y los otros, por conveniencia- huyen despavoridos cuando se les pone este mote, he decidido terminar, al menos en lo que a mí respecta, con los circunloquios y asumirme como tal.
Soy de derecha porque creo en la imperiosa necesidad de constituirnos, de una vez por todas, en Nación; esa que, desde la Independencia hemos estado buscando y nunca hemos encontrado. Porque creo en que debemos dejar de ser sólo copropietarios de un edificio (nuestro territorio), regido por un reglamento de copropiedad (la Constitución Nacional y las leyes) que no respetamos y al cual hemos convertido en letra muerta.
Soy de derecha porque creo en la familia tradicional como piedra basal de la sociedad. Porque creo que la naturaleza ha sido lo suficientemente sabia como para pretender corregirla o torcer sus designios.
Soy de derecha porque creo en la necesidad de la definición de una política exterior coherente y permanente, y en el respeto a los demás estados del mundo, para ser igualmente respetados.
Soy de derecha porque creo en la vigencia de los derechos humanos, pero de todos los humanos, y no solamente de los que piensan como yo. Porque creo que esa actitud debería llevar a la Argentina a condenar, olímpicamente, a los regímenes de Libia, Venezuela, Cuba e Irán, pero también a aquéllos que, en el país, los violen, cualquiera sea el motivo que invoquen y sean de derecha o de izquierda.
Soy de derecha porque creo en la necesidad de la verdadera división de poderes, para que éstos, desde sus respectivas funciones, se controlen entre sí y eviten los abusos sobre los ciudadanos. Porque creo en la indispensable recuperación e independencia de los organismos de control, y en el respeto a los mismos. Porque creo que debe terminarse con la corrupción, entendiéndola como bicéfala pues, cada vez que un funcionario cobra, hay alguien que paga.
Soy de derecha porque creo que los políticos que aspiren a administrar la cosa pública deben respetar, estrictamente, las promesas de campaña, dejándolas explicitadas clara y públicamente al asumir sus cargos, y ser juzgados por sus incumplimientos; las modificaciones coyunturales que se presenten como necesarias, deberán ser sometidas a plebiscitos no obligatorios.
Soy de derecha porque creo en la necesidad de terminar ya mismo con las “listas sábanas”, reemplazándolas por la lista única. Porque creo en el voto electrónico, como un instrumento indispensable para evitar fraudes y trapisondas, ya que su libre ejercicio es esencial a la condición de ciudadano.
Soy de derecha porque creo en la libertad de prensa y de expresión, sujetas solamente al cumplimiento de la ley. Porque creo en la necesidad de que el Estado cuente con canales propios de difusión de su labor, con control parlamentario, pero no en que esos medios se transformen en propiedad de quienes, circunstancialmente, gobiernan. Porque creo en la obligación de transparencia en el reparto de la pauta publicitaria estatal, en todos los niveles de la administración.
Soy de derecha porque creo que es indispensable que sólo pueda existir una única renovación en los mandatos, en todos los rangos de la administración pública y hasta en aquellas organizaciones que, sin ser estatales, son públicas, como los sindicatos y las asociaciones patronales.
Soy de derecha porque creo que la Justicia debe hacer cumplir la ley, estrictamente, a todos los ciudadanos, sin distinción de posición económica o color político. Porque creo que sólo podremos tener ser libres y tener un destino común si todos, sin excepción, nos convertimos en esclavos de las normas que rigen nuestra convivencia.
Soy de derecha porque creo en el derecho, y no en la venganza y, menos aún, en la vigencia de una pseudo Justicia tuerta. Porque creo que la sociedad debe exigir a los jueces, de todo nivel pero, sobre todo, a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, el respeto a los sagrados principios de legalidad, de ley penal previa, de inocencia y de cosa juzgada.
Soy de derecha porque creo que los ciudadanos respetuosos de la ley deben ser protegidos, sin cortapisas, de aquellos que la violan y los convierten en víctimas. Porque creo en el necesario respeto a los derechos de los demás, en especial a circular y a expresarse libremente.
Soy de derecha porque creo que los jueces locales, fiscales y defensores públicos deben ser elegidos por sus vecinos, en pueblos y barrios de ciudades. Porque creo que eso permitiría descomprimir seriamente a la Justicia mayor, dándole rapidez y eficiencia. Creo en la necesidad de cubrir, inmediatamente, los cargos judiciales vacantes mediante concursos transparentes y públicos, y en la necesidad de dotar al Poder Judicial de un presupuesto propio y autónomo.
Soy de derecha porque creo en la propiedad privada. Porque creo que ésta no puede estar sometida al capricho de quienes gobiernan ni ser pasto de la voracidad de los poderosos de turno.
Soy de derecha porque creo en la palabra empeñada. Porque creo en el respeto irrestricto a los contratos –en especial, los internacionales- firmados en libertad; sobre todo, creo que esos contratos, aún aquéllos en los cuales una de las partes sea el Estado, deben ser cumplidos a rajatabla.
Soy de derecha porque creo esencial que las tareas públicas deben ser ejercidas por funcionarios probos, especializados y bien pagos, pero sometidos a verdaderos “juicios de residencia” al dejar sus funciones, cualquiera sea el cargo desempeñado. Porque creo en la necesidad de contar con una escuela de administración pública, de la cual salgan quienes deberán ejercer todos los cargos no políticos del Estado.
Soy de derecha porque creo que, cuando los funcionarios tienen el poder de representar al país, no puede desconocerse el mandato otorgado por quienes los ungimos, ni los acuerdos firmados en su ejercicio. Porque también creo que, como cualquier mandatario, deberán responder por los excesos en que hubieran incurrido respecto a las facultades otorgadas.
Soy de derecha porque creo en la indispensable reforma del sistema impositivo, para permitir que éstos sean una real contraprestación del eficiente cumplimiento de los deberes del Estado con los ciudadanos y se evite la verdadera confiscación vigente que, por su desmesura, promueve la evasión y la elusión. Porque creo que, pagando todos, pagaremos menos.
Soy de derecha porque creo necesaria una nueva ley de coparticipación federal, que dé a cada uno lo suyo en forma automática y sin necesidad del poder central.
Soy de derecha porque creo que la policía debe ser el instrumento de la legítima y monopólica violencia en manos del Estado. Porque creo que, como en cualquier sociedad humana, debe existir la condena y el castigo para quienes violan las normas de convivencia, pero con celosa vigilancia de la legitimidad en el ejercicio de esa violencia.
Soy de derecha porque creo que la cabeza local de la policía, sea en pueblos o barrios, debe ser elegida por los ciudadanos con su voto periódico, y residir en la jurisdicción. Porque creo en la “tolerancia cero”, que comience por las faltas más pequeñas para terminar en las más graves. Porque creo que una sociedad debe vivir con ley y con orden.
Soy de derecha porque creo en la necesidad de contar con fuerzas armadas eficientes y altamente profesionalizadas para proveer a la defensa nacional, equipadas con material actualizado y bien pagadas. Porque creo que, hoy, la integridad nacional se vincula tanto a la protección de nuestra plataforma continental cuanto a la lucha contra el narcotráfico internacional.
Soy de derecha porque quiero fronteras seguras para mi patria, con una amplia cobertura de radar y la autorización de derribo a los aviones que rehúsen identificarse y cumplir las instrucciones que se les impartan.
Soy de derecha porque creo en la inmigración. Pero, también, porque creo que ésta debe ser regulada y planificada, exigiendo a quienes aspiren a vivir en nuestro suelo el cumplimiento de los requisitos que la propia sociedad acuerde imponerles.
Soy de derecha porque creo en que el Estado, como expresión de la sociedad, debe planificar la migración interna, fomentando el camino inverso a la concentración en los grandes centros urbanos, y repoblar el país entero.
Soy de derecha porque creo que el principal deber que una sociedad tiene con sus integrantes es la educación pública, con la mayor excelencia posible. Porque creo que es el único instrumento apto para que una sociedad, en conjunto, pueda progresar y desarrollarse.
Soy de derecha porque no creo que el ingreso irrestricto a las universidades sea el camino para lograr recuperar nuestra educación. Porque creo que la sociedad, en su conjunto, debe cumplir la obligación de planificar el destino de sus recursos para brindar verdadera igualdad de oportunidades a todos sus ciudadanos, pero también ejercer el correlativo derecho de fomentar el estudio de las carreras que el país necesita para su crecimiento y desarrollo.
Soy de derecha porque creo que la universidad gratuita sólo beneficia a los privilegiados. Porque creo en que los exámenes deben ser rigurosos y exigentes y, por supuesto, descreo de facilitar, con más oportunidades, la promoción de los estudiantes.
Soy de derecha porque creo en el principio de autoridad de los maestros y profesores, y descreo del gobierno tripartito –casi cuatripartito, por la participación de los no docentes- de las universidades. Porque creo que los estudiantes deben estudiar y, si desean hacer política, deben trabajar en ella en sus horas libres, sin perturbar a los demás.
Soy de derecha porque reniego del derecho atribuido a los centros de estudiantes de participar de la designación de profesores y maestros, y creo que las “ocupaciones” deben ser consideradas infracciones penales y, como tal, reprimidas. Porque creo que debe volverse al sistema de amonestaciones para castigar la inconducta de los educandos.
Soy de derecha porque creo que los maestros deben estar muy bien pagos, pero exigirles presentismo estricto y actualización pedagógica permanente. Porque creo que es imposible impartir enseñanza en el siglo XXI con métodos, conocimientos y herramientas de cien años atrás.
Soy de derecha porque creo que el Estado debe proveer salud pública, gratuita y de excelencia, a todo aquél ciudadano o residente legal que lo necesite. Pero también porque descreo de la teórica necesidad de abrir irrestricta y gratuitamente las puertas de nuestros centros de salud a quienes no lo sean.
Soy de derecha porque creo que el Estado debe facilitar el acceso general a una vivienda digna, pero no regalarla, pues ello debilita a los principios del necesario esfuerzo y del merecido progreso.
Soy de derecha porque creo que debe existir un plan para evitar que los ciudadanos caigan en la pobreza y salgan inmediatamente de la indigencia, pero exigiendo contraprestaciones laborales reales y obligaciones escolares y de prevención sanitaria para los menores.
Soy de derecha porque creo en que debe cuidarse la estabilidad de la moneda, desterrando la inflación de nuestra economía, con un austero, eficiente y honesto manejo del gasto público.
Soy de derecha porque creo que, desde el Estado, debe fomentarse el ahorro privado, para recuperar al crédito como un factor fundamental del desarrollo industrial. Porque creo que los bancos deben asociarse a las empresas creativas, y no ser meros prestamistas.
Soy de derecha porque creo que el Estado y sus entidades financieras deben apoyar a la industria nacional, pero no permitir que continúe necesitando de subsidios directos o encubiertos, sino para que salgan a competir en el mundo montadas más sobre la calidad que sobre la cantidad. Porque creo en la necesidad de la protección a esa industria nacional, pero no a costa de permitir que ésta transforme al mercado interno en un coto de caza reservado.
Soy de derecha por cada una de las razones expresadas y por muchas otras, que mencionaré más adelante. Cada párrafo –el orden en que aparace no se vincula a su importancia- tiene su propia explicación y justificación, pero ello no puede ser objeto de una nota como ésta, ya demasiado larga. Pero quedo a disposición de mis lectores para discutirlas.
Mientras tanto, como dije al principio, asumo mi condición de derecha sin pudor y sin vergüenza, y espero que muchos políticos y ciudadanos imiten esta actitud adhiriendo a estas propuestas en Facebook o en el blog. Cuando se reúna el número necesario de voluntades, podremos realizar una reunión para organizarnos y llevarlas adelante.
Por la supervivencia de la Argentina, espero que sea pronto.
Bs.As., 10 Abr 11
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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