Sacerdote ucraniano habla sobre la Iglesia Greco-Católica de su país
InfoCatólica ha entrevistado al P. Rostyslav Bubniak, sacerdote greco-católico de la ciudad de Lvov (o Lviv), en la parte más occidental de Ucrania. La Iglesia Greco-Católica Ucraniana es la más numerosa de las Iglesias de rito oriental en comunión con el Papa y fue ilegalizada durante la época comunista. La entrevista trata temas como el origen de esta Iglesia, su liturgia propia, el sufrimiento bajo el comunismo, los problemas actuales, las relaciones con los ortodoxos y los sacerdotes orientales casados.
(Bruno Moreno/InfoCatólica) –P. Rostyslav, ¿es usted el párroco aquí en San Jorge?
Soy el vice-párroco. San Jorge es parroquia y también la catedral de nuestro arzobispo de Lvov. El Patriarca reside en Kiev.
– No sabía que tenían ustedes un Patriarca en la Iglesia Greco-Católica Ucraniana…
[Risas] En la liturgia utilizamos el título de Patriarca. Jurídicamente, aún no lo es, pero el Vaticano sabe que utilizamos en los ritos litúrgicos este título de Patriarca.
– ¿Cuál es el origen de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana de rito oriental?
El llamado Bautismo de Ucrania tuvo lugar en el año 998. Desde ese momento, siempre hubo comunicación entre Roma y nuestra Iglesia. Incluso cuando se produjo la separación entre Constantinopla y la Iglesia Latina, en 1054, Ucrania conservó esta comunicación con Roma, a diferencia de lo que hizo Constantinopla.
Desde el año 998, nosotros habíamos estado bajo la jurisdicción de Constantinopla, porque los primeros obispos fueron nombrados por Constantinopla. Debido a ello, se implantó en Ucrania la liturgia bizantina. Sin embargo, nuestro rito no es puramente bizantino, sino más bien eslavo, ya que se fueron incorporando diversas particularidades locales.
A partir del siglo XIII, los obispos griegos que teníamos estaban enemistados con Roma, aunque siempre con una mayor relación que la que tenía Constantinopla. En 1596, todos nuestros obispos y nuestro metropolita escribieron al Papa y restablecieron formalmente la comunión con él, proclamando que queríamos estar sometidos al Papa. Es la Unión de Brest, que constituye el origen de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania.
– Han conservado la liturgia griega y eslava, ¿verdad?
Sí. Estamos bajo la jurisdicción del Papa, pero hemos conservado toda nuestra tradición y nuestro rito. No somos parte de la Iglesia Latina.
– Algo que llama la atención a los católicos occidentales es la existencia en las Iglesias Orientales católicas de sacerdotes casados. Usted mismo está casado. ¿La mayoría de los sacerdotes ucranianos son hombres casados?
Sí, la mayoría de los sacerdotes greco-católicos ucranianos están casados. Creo que en torno a un cinco por ciento de los seminaristas se ordenan como sacerdotes célibes. El noventa y cinco por ciento se casan antes de ordenarse. Después de la ordenación, ya no es posible casarse.
Una ventaja de los sacerdotes casados es que forman con su familia una pequeña Iglesia, a la vista de todos los fieles. También tiene cosas difíciles. Cambiar de puesto, por ejemplo, resulta complicado, por los niños. En cualquier caso, es nuestra vocación sacerdotal y debemos seguir ese camino, también cuando eso implica una cruz.
– ¿Cómo fue la situación durante el comunismo para los greco-católicos?
Durante el comunismo, desde 1946, después de la guerra, se clausuró legalmente la Iglesia Greco-Católica. Todos nuestros obispos fueron arrestados. Todos. Fueron enviados a Siberia, así como muchos sacerdotes y monjes. Dijeron: “Quien quiera permanecer en libertad, debe someterse a la jurisdicción del Patriarca de Moscú”.
– ¿Cómo se conservó la fe católica?
Muchos sacerdotes trabajaron en secreto, porque no había libertad. Todas las iglesias estaban cerradas, así que celebraban la Eucaristía en casas privadas, en pisos. Fue una época muy difícil para nosotros, de persecución, con muchos mártires. Juan Pablo II beatificó a 26 greco-católicos mártires de esta persecución. Hubo muchos más mártires, tanto sacerdotes como seglares o monjes, pero necesitaremos tiempo para recopilar los materiales y archivos necesarios.
– Después del comunismo, se volvieron a abrir las iglesias y los seminarios…
En la década de los noventa, recuperamos la libertad. Se abrió primero un seminario en Lvov. Ahora mismo, tenemos cinco seminarios en Ucrania.
– ¿Con muchos seminaristas?
Por ejemplo, en Lvov tenemos unos doscientos seminaristas. Cuando yo empecé a estudiar en el seminario, en 1994, éramos trescientos veinte. Con los años, ha bajado el número. Los jóvenes, ahora, buscan otras cosas.
– ¿Los católicos aquí son 3-4 millones?
En conjunto, en todo el mundo, somos unos cinco millones. En Ucrania creo que sí, unos tres o cuatro millones.
– ¿Todos los católicos son de rito oriental?
No, también hay una catedral de la Iglesia Latina. Creo que hay cuatro iglesias de rito latino en Lvov. En general, los católicos de rito latino son de origen polaco.
– ¿Qué ha pasado con las iglesias católicas que el comunismo cerró o entregó a los ortodoxos?
En general, en Ucrania occidental, la parte más católica del país, nos devolvieron la mayoría de las iglesias. Sin embargo, en Ucrania oriental, la zona más cercana a Moscú, no ha sido así. Allí hay problemas incluso para construir nuevas iglesias, por presiones de Moscú.
– En Ucrania hay tres Iglesias Ortodoxas separadas, ¿no?
Sí. La Iglesia Ortodoxa de Ucrania-Patriarcado de Kiev, la Iglesia Ortodoxa-Patriarcado de Moscú y la Iglesia Autocéfala de Ucrania. Tres Iglesias Ortodoxas diferentes. Hace unos años, tuve una conversación con un ortodoxo y me dijo: “No os queremos, porque sois greco-católicos. Sabemos que vosotros amáis a todos, también a nosotros, pero nosotros no os queremos” [risas]. Yo le dije: “¿Por qué?” Me respondió: “No sé, porque me ha dicho mi sacerdote que no debemos quereros”.
– Después del comunismo, ¿cuáles son los problemas fundamentales de la Iglesia aquí?
Durante los primeros años después de recuperar la libertad, mucha gente, yo diría que el 90%, volvió a la Iglesia. Sin embargo, con la mentalidad moderna, el número ha ido bajando. También aquí en Ucrania, como en Europa, empezamos a ver que la juventud busca su interés, su comodidad, tener coche, un buen sueldo, una buena casa…
– La natalidad es muy baja en Ucrania, ¿no?
Sí, como en Europa. Uno o dos hijos y ya basta. Hace cien años, las familias tenían ocho o diez hijos, porque se consideraba a los hijos como un don de Dios. Ahora, dicen: “Un hijo y basta”. Es lo mismo que pasa en Europa.
– El Arzobispo Mayor de Kiev ha invitado recientemente al Papa Benedicto XVI a visitar Ucrania. ¿Fue importante para los católicos la visita del Papa Juan Pablo II en 2001?
No sólo para los católicos. Muchas personas que no pertenecen a la Iglesia Católica vieron en el Papa Juan Pablo II una persona carismática y por ello se acercaron a la Iglesia. El Papa, de alguna forma, logró acercarlos.
Nuestro Patriarca ha invitado a Benedicto XVI a venir a Ucrania, pero dependerá de la política, nuestro presidente… tantas cosas.
– ¿Hay alguna cosa que quiera decir a los católicos españoles?
Recemos siempre unos por otros, como nos dijo Cristo.
Fuente: Infocatólica - 28/7/2011