Uno de los más
importantes blasfemos de orientación anticatólica, un provocador inventor de
bazofias el cual se autodenominaba “artista”, recibiendo semejante trato por
los medios de comunicación, León Ferrari, falleció hoy a los 92 años en la
ciudad de Buenos Aires. Había nacido el 3 de septiembre de 1920 en Buenos
Aires.
Su retorcida mente
giraba en torno a reiterativos temas: la religión (en particular la Católica,
el poder y la lujuria como sentido en su vida). Empezó a pintar en 1946, el
mismo año en que se casó con Alicia Barros Castro, de la cual tuvo tres hijos:
Marialí, Pablo y Ariel.
Su obra se centró
particularmente en destruir no sólo cualquier religión, sino en forma
particular a la Fe Católica. Sus basuras fueron exhibidas en los museos más
destacados del mundo, entre los que se contaron el MOMA de Nueva York, el Museo
Reina Sofía de Madrid, España y en la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil...
Algo así como comer salchichón barato y eructar jamón serrano como si fuese lo
más refinado del mundo.
Bajo ese mismo
criterio, en 2007 fue designado como mejor artista en la Bienal de Arte de
Venecia, recibiendo el “León de Oro”, como premio a la porquería que exhibió en
Buenos Aires, las cuales merecieron una crítica del entonces cardenal Jorge
Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco. Según The New York Times, era al momento
de su muerte uno de los cinco artistas plásticos más provocadores e importantes
del mundo.
Su padre era un artista
italiano que había realizado unos frescos en un templo de Turín y, una vez
radicado en Argentina, reformó la iglesia de San Miguel, donde pintó 120
cuadros y también construyó iglesias en la provincia de Córdoba. "Yo no sé
si lo que hago tiene que ver con que mi padre haya construido iglesias",
decía León según informó Página 12, en una alusión indirecta a que él se dedicó
a su destrucción en contraposición con la obra de su padre.
Una muestra de
provocación fue cuando 1965, con motivo del Premio Di Tella bajo el lema
"La Civilización Occidental y Cristiana", presentó una “escultura”
que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que
en su momento aludía a la guerra de Vietnam.
En 1976, recopiló un
grupo de noticias sobre la acción contrarevolucionaria de la dictadura militar
que publicó con el título de "Nosotros no sabíamos". Luego se exilió
en San Pablo, Brasil, donde se enteró de la desaparición de su hijo Ariel.
En 1983 retomó lo erótico-político-religioso
de blasfemias provocadoras, con collages e ilustraciones de la Biblia. En 1985
inició una serie de obras con caca de aves y expuso en el Museo de Arte Moderno
de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre el Juicio final de
Miguel Ángel. Esa obra fue replicada con jilgueros y canarios en Buenos Aires.
Lamentablemente, Ferrari
volvió a vivir en Buenos Aires en 1991, donde continuó con sus críticas infundadas
a la Iglesia Católica a través de su expresión que es incalificable como arte,
ya que no comunicó jamás con lo bello, lo bueno y lo verdadero. Para hacer
arte, hay que ser artesano, y Ferrari era un “artenfermo”.
En 2004, expuso en el
Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que abarcaba 50 años de porquería,
y que provocó la ira de numerosos católicos indignados por el hecho de que el
Gobierno haya facilitado espacios para semejante asquerosidad que hería las más
profundas convicciones religiosas argentinas, surgiendo protestas en las
puertas del centro, la rotura de “obras”, con la clausura y reapertura de la
muestra por decisión de la “justicia”.
En la Universidad
Nacional de Córdoba, en el año 2007 se pretendió realizar una “exposición” en
el marco de unas “Jornadas por la Libertad de Expresión”, donde tal “libertad”
consistía en la ofensa a las más sagradas convicciones católicas, donde también
tenía su lugar la ponzoña de Ferrari. Un grupo de católicos cabales obstaculizó
la entrada a la muestra que se había instalado en el subsuelo del Pabellón
Argentina, e impidieron, durante más de dos horas, el ingreso del público a la
sala donde se realizó la muestra que incluía el video “León Ferrari:
retrospectiva 1954-2004”, junto a obras de su “colega en la realización de
asquerosas producciones” (porque su actividad es incalificable), Alfonso
Barbieri.
En noviembre de 2012
recibió el premio Konex de Brillante. Fue premiado, alabado por los medios
masivos de comunicación al servicio del odio anticatólico. Hoy se enfrentó al
Juicio de Dios, de quien tanto se burló en esta vida.
Finalmente,
transcribimos la siguiente noticia
publicada por
Buenos Aires, 1 de diciembre de 2004 - Se están exhibiendo, en el centro
"cultural" Recoleta, 400 obras blasfemas, directamente dirigidas a
Nuestro Señor Jesucristo, a Su Santísima Madre y a la Iglesia de Dios. El autor
es el blasfemo león Ferrari, autor de la secta anti-católica
"CIHABAPAI" (Club de impíos herejes apóstatas blasfemos ateos paganos
agnósticos e infieles, en formación).
¡Basta de blasfemias! Los derechos de los hombres no pueden
pisotear los derechos de Dios.
El "respeto a las religiones", parece no incluir a
la Fe Católica, la de la gran mayoría del pueblo argentino, con cuyos dineros
se costea esta exposición.
Cuando no se posee talento, algunos tratan de sobresalir
llamando la atención con inspiraciones diabólicas.