NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: El Papa Juan Pablo II ha declarado Santo al Padre Escrivá de Balaguer. Parece contradictorio que el Papa reconozca la santidad de quienes se han opuesto a la Misa reformada por la Comisión Litúrgica, como el P. Pío de Pietralcina, e incluso al Concilio Vaticano II. Josemaría lo calificó como "El concilio del diablo", o que denunció "un falso ecumenismo tras el Concilio Vaticano II", o que definía el carisma del Opus Dei diciendo: "Somos los elegidos para iniciar la
conversión de la Iglesia, hoy en manos del demonio, que la pudre por dentro". Todas estas frases, han sido dichas por quien recientemente ha sido declarado Santo por el Papa. A continuación, transcribimos la nota tomada de Infocaótica
Las abajo reproducidas proceden de cartas, tertulias y exhortos del Padre Escrivá a sus hijos del Opus Dei. He recogido preferentemente las que aportan dato de registro. La mayoría evidencia que San Josemaría no fue un entusiasta defensor del Concilio como, después de su muerte, el Opus Dei lo ha proclamado a toda voz en su cómplice liberalismo.
Así mismo enseña que la crítica es un deber del católico, como Santo Tomás defiende,
lo cual, por supuesto, no excluye la caridad ni el amor a la sana
doctrina. Es notable, en este caso, el contraste de esas protestas de
infantil o ingenua catolicidad en quienes proponen comparaciones con la FSSPX, del Arzobispo Marcel Lefebvre, que contra toda tempestad se mantuvo fiel a la tradición de la Iglesia, y por cuya firmeza algunos socios de la Obra de San Josemaría han llegado al absurdo de acusar a aquella de protestantismo.
Una observación necesaria: El origen de los párrafos no está suficientemente expresado a causa de “las medidas cautelares de la magistrada Dña. Olga Martín Alonso, del Juzgado nº 10 de lo Mercantil, de Madrid”,
que dificultan acceder a mayor detalle. Pero sí me ha sido confirmada
la veracidad de cada uno de los párrafos que incluyo en este post. Casi
todos proceden de cartas del santo fundador a los socios de su Obra,
llamadas por ellos “Campanadas”. En particular las de marzo de 1973 y
febrero de 1974.
Veamos una corta selección:
«Debéis siempre estar alerta: vigilate et orate,
siempre serenos, con la alegría, la paz y la valentía del que está en
la rectitud. No podemos callar, porque esta Madre nuestra, la Iglesia
Santa de Dios, es y será – aunque pasen los años – menor de edad; y
necesita que sus hijos la defiendan veritatem facientes in caritate: viviendo la verdad en la caridad, yo he escrito al Santo Padre tres veces, y una cuarta hoy, porque es necesario quitarse el cieno de encima.» (Carta de San Josemaría en EF-651002-1 con respecto a los errores doctrinales tras el Concilio Vaticano II)
«Hijas mías, vengo a deciros que la Iglesia va muy mal, va al desastre. Lo que os digo es que pidáis por la Iglesia, porque está muy mal. Este Concilio es el concilio del diablo. (Tertulia)
«Es tiempo de deslealtad, de traición, de herejía.
Y las herejías salen de las bocas que deberían decir la verdad; gentes
que habían de dar testimonio de la fe y dan testimonio de la duda;
personas que deberían ser fortaleza para los demás y son debilidad;
almas que, según el Evangelio, tendrían que ser sal de la tierra, y son corrupción del mundo.» (Carta 1969)
«Se están causando voluntariamente heridas en su Cuerpo [místico, la Iglesia], que va a ser muy difícil restañar.
Nos dirigimos a la Trinidad Beatísima, Dios Uno y Trino, para que se
digne acortar cuanto antes esta época de prueba. Lo suplicamos por la
mediación del Corazón Dulcísimo de María; por la intercesión de San
José, nuestro Padre y Señor, Patrono de la Iglesia universal, a quien
tanto amamos y veneramos; por la intercesión de todos los Ángeles y
Santos, cuyo culto algunos intentan extirpar de la Iglesia Santa.»
(Campanadas)
«[…] La Santa Misa es
el centro y la raíz de nuestra vida interior, es el momento supremo
para adorar, para romper en acción de gracias, para invocar, para
desagraviar. Algunos se afanan todo lo posible por arrancar, del dogma, la certeza de esa renovación incruenta del Sacrificio divino del Calvario. ¡Razón
de más para que nosotros cuidemos con especial tesón vivir la Misa bien
identificados con Cristo Señor Nuestro, que es el Sacerdote principal y
la Víctima!» (Campanadas)
«[Hay] almas que abandonan las prácticas religiosas porque
ahora se difunde impunemente propaganda de toda clase de falsedades, y
resulta en cambio muy difícil defender la ortodoxia sin ser tachados — dentro de la misma Iglesia, esto es lo más triste — de extremistas o exagerados. Se desprecia, hijos míos, a los que quieren permanecer constantes en la fe,
y se alaba a los apóstatas y a los herejes, escandalizando a las almas
sencillas que se sienten confundidas y turbadas.» (Campanadas)
No olvidéis el particular empeño que pone en estos tiempos el demonio, para
lograr que los fieles se separen de la fe y de las buenas costumbres
cristianas, procurando que pierdan hasta el sentido del pecado con un falso ecumenismo como excusa. Deseamos,
tanto como el que más lo desee, la unión de los cristianos: y aun la de
todos los que, de alguna manera, buscan a Dios. Pero la realidad
demuestra que en esos conciliábulos, unos afirman que sí y —sobre el mismo tema— otros lo contrario. Cuando
—a pesar de esto— aseguran que van de acuerdo, lo único cierto es que
todos se equivocan. Y de esa comedia, con la que mutuamente se engañan,
lo menos malo que suele producirse es la indiferencia: un triste estado
de ánimo, en el que no se nota inclinación por la verdad, ni repugnancia
por la mentira. (Carta del 14 de febrero de 1974)
«En la fidelidad a la tradición católica de
nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina
para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de
acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y
duradera paz en el seno de la comunidad nacional.» (Carta al
Generalísimo Franco, 23-V-1958)
«Nos sentimos obligados a resistir a
estos nuevo modernistas – progresistas se llaman ellos mismos, cuando
de hecho son retrógrados que tratan de resucitar las herejías de los
tiempos pasados -, que ponen todo en discusión desde el punto de vista
exegético, histórico, dogmático, defendiendo opiniones erróneas que
tocan las verdades fundamentales de la fe, sin que nadie con autoridad pública [el Papa] pare y condene reciamente sus propagandas.» (Carta, 28-III-1973)
«De ahí que la que verdaderamente es y se llama (Iglesia)
Católica, debe juntamente brillar por las prerrogativas de la unidad,
de la santidad y de la sucesión apostólica. Es, insisto, la enseñanza
tradicional de la Iglesia, aunque en estos últimos años algunos lo olviden, llevados por un falso ecumenismo tras el Concilio Vaticano II.» De Lealtad a la Iglesia, homilía 4-VI-1972
«Yo obedezco rendidamente en todo lo
que han dispuesto para la celebración de la nueva Misa, pero echo de
menos tantas rúbricas de piedad y de amor que se han quitado: por
ejemplo, el beso a la patena, en el que se ponía tanto amor – para que
Él se lo encontrara. Pero hemos de saber obedecer viendo la mano de
Dios, y tratando al Señor con delicadeza... ¡No le robemos nada de
tiempo con este asunto... Pero guardad los misales y los ornamentos, porque volverá la misa de toda la vida, la de San Pío V! (Carta a los sacerdotes, 1968)
«Si se le quita la Transustanciación a la Misa...
Esta palabra es de una importancia capital, porque al suprimirla se
omite la presencia real y deja, por tanto, de haber víctima. ¡No dejes
de emplear esa palabra! ¡Transubstanciación! Los niños no la entenderán y
tú tampoco, pero no importa: ¡Empléala! ¡Empléala! No sólo molesta a los nuevos herejes... Al que molesta mucho más es al demonio.» (Tertulia 16-VI-1971)
«Hay, por desgracia, toda una fauna inquieta que
está creciendo en esta nueva época a la sombra de la falta de autoridad
y de la falta de convicciones, y al amparo de algunos gobernantes
[obviamente de la Iglesia], que no se han atrevido a frenar públicamente a quienes causaban tantos destrozos en la viña del Señor.» (Carta 14-II-1974)
«(...) no os dejéis desanimar por doctrinas diversas y extrañas;
lo que importa sobre todo es fortalecer el corazón con la gracia de
Jesucristo. (Hebr. 13, 9) – Somos los elegidos para iniciar la
conversión de la Iglesia, hoy en manos del demonio, que la pudre por dentro -. (Crónica)
Fuente:
http://blogs.periodistadigital.com/plano-picado.php/2012/04/15/josemaria-escriva-y-concilio-vaticano-ii
http://info-caotica.blogspot.com.ar/