viernes, 25 de junio de 2010

SE ESTÁ PERDIENDO UNA BATALLA…

a familia 2

Por Juan E. Olmedo Alba Posse

Pésimo mal menor

Hasta hace muy poco a nadie, ni al más audaz, se le ocurriría publicar o exaltar las aberraciones homosexuales… Por supuesto el  tema mismo, jamás se mencionaba en familia ni en cualquier otro lugar decente. Pero ahora, en plena apertura progresista, se ha llevado a discusión la inaudita posibilidad de elevar a “matrimonio” las parejas homosexuales. Para más, con la buena intención de frenar el avance legislativo oficialmente motorizado, hay quienes piden un amplio debate al respecto. Como si hubiera materia de discusión. Y no faltan los que por lo del “mal menor”, incurren en el error de aceptar alternativas jurídicas, como la “unión civil”, el “enlace homosexual” o el “pacto de convivencia”. Lo cual obviamente vulnera el orden natural y legaliza una gravísima ofensa al Creador. Además de permitir que el ataque inmoral –evidentemente planeado desde los manejos mundiales- consiga por de pronto un logro jamás pensado. El acostumbramiento de la gente (sobre todo la más joven) a ver sin alarma lo perverso y con naturalidad la aberración contra natura.

Moda y crítica

Es frecuente además, que en ámbitos religiosos se omita recordar los castigos bíblicos por la rebeldía contra la Ley de Dios. Para qué decir, en estos tiempos, la proliferación del Sida: ¡de eso no se habla! el temor es grande. Y la argumentación contra la audacia del “matrimonio gay”, se ciñe más bien al perjuicio para la institución matrimonial y sus previsibles consecuencias sociales. Por ello viene a resultar oportuno el aporte de un observador, especialmente notable por su procedencia; la crítica del Patriarca Kiril, autoridad de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, al clero occidental. Por seguir la moda –dice- en vez de llamar los pecados por su nombre. En algunas naciones de Occidente se desiste de calificar como pecados el aborto, las relaciones homosexuales y divorcios. Subraya además, que la misión religiosa es recordarle constantemente a la gente los principios éticos que se sustentan en la Ley de Dios (Ria Novosti, 4 de Junio de 2010). Verdaderamente es más que significativo que vengan lecciones desde la Rusia ortodoxa y manifestaciones de protesta encabezadas por Evangelistas…

Voz augusta

Felizmente sin embargo, desde lo más alto se han dicho las palabras exactas indispensables en toda reacción. El 19 de febrero de 1998, dirigiéndose a los obispos españoles, Juan Pablo II señalaba que no faltan tentativas para asimilar cualquier unión a la familia. O bien, pretender reconocer como familia la unión entre personas de un mismo sexo. Y Benedicto XVI ha destacado que es “un grave error obscurecer el valor y las funciones de la familia legítima, fundada sobre el matrimonio, atribuyendo a otras formas de unión reconocimientos jurídicos impropios…” (Zenit, 12 de enero de 2006).

Desperdicios

A todo esto, es una lástima que en el plano meramente humano, no se acuse a la promoción del “matrimonio” homosexual como un atentado de lesa humanidad. Por la infertilidad obvia y el subsecuente agotamiento de la especie... Por muchísimo menos se agitan múltiples recelosos de los Derechos Humanos. Finalmente es inexplicable que aún limitados los argumentos a lo sensible y material, no se alcen voces protestando por la equiparación del matrimonio con la inmundicia ineludible del apareamiento homosexual. Cuando bastaría la remisión a las publicaciones de SIGLA* (Sociedad de Integración Gay Lesbiana Argentina), con todos los requisitos y pormenores nauseabundos de los actos desviados de su finalidad natural.

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* Entidad  que asesoró a la Ciudad Autónoma para la formación de niños y jóvenes.

Junio de 2010

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE EL LLAMADO “MATRIMONIO HOMOSEXUAL”

a antivida

  • ¿Qué daño te hace que dos hombres que se quieren se casen? Basta con que vos no hagas lo mismo, si no te convence.

o Preguntar qué daño hace la redefinición del matrimonio según la norma homosexual, es invertir la carga de la prueba. Para todos los ciudadanos, el que quiere acceder a un régimen especial de protección (p. ej. un subsidio o una sociedad determinada), tiene que explicar las razones por las cuales es beneficioso que el Estado se lo dé. El matrimonio es una sociedad privilegiada por el Estado por los fines sociales que cumple (asistencia recíproca, educación los niños, transmisión de las tradiciones culturales, perpetuación de la especie). En realidad, es carga de quienes solicitan la redefinición del matrimonio justificar que tienen las mismas características y por lo tanto pueden otorgar los mismos beneficios.

o De todas formas, es conveniente saber que en los países en los que se redefinió el matrimonio, según la norma homosexual, la institución matrimonial heterosexual se vio severamente perjudicada. La tasa de personas heterosexuales que contraen matrimonio, descendió radicalmente. Y los homosexuales que contraen matrimonio son apenas un 1,5% a 3% de la población homosexual total (aprox. 0,5% de la sociedad, con cifras variables, según el caso). Quiere decir que redefinir al matrimonio, imponiéndole una definición homosexual causa daño a la institución heterosexual.

o También causa daños a los hijos. El lugar para que un niño acceda a su derecho al desarrollo integral (Conv. Der. Del Niño), es el hogar conyugal estable y sano entre marido y mujer. A partir de la redefinición homosexual del matrimonio, se ha incrementado radicalmente la tasa de niños nacidos fuera del matrimonio. Los niños nacidos fuera del matrimonio se ven expuestos a mayor inestabilidad en las relaciones de sus padres, lo que les causa discapacidades psicológicas. Los niños crecidos sin alguna de las dos figuras materna o paterna, también tienen trastornos psicológicos. En síntesis, si el activismo homosexual tiene éxito en imponer la definición homosexual del matrimonio, también los niños se verán perjudicados.

  •  Hay que respetar el derecho a la privacidad. El Estado no puede ingresar en el fuero privado de las personas, que pertenece a Dios y a su conciencia

o Es verdad que el Estado no puede ingresar en el fuero privado de las conciencias de las personas. Tampoco puede ingresar en sus prácticas y elecciones sexuales. Pero esa privacidad ya se respeta ahora. Si ellos quieren, pueden unirse y relacionarse, sin que el Estado intervenga.

o Otra cosa muy distinta es pretender que el Estado redefina la institución heterosexual del matrimonio. Eso no es una pretensión de respeto a la privacidad, sino una invasión de la esfera pública y la imposición de su definición de matrimonio a las parejas heterosexuales. Es decir que aquí no estamos discutiendo el derecho a la privacidad, sino la pretensión de publicidad de sus uniones.

  •  No conceder el derecho a casarse a personas del mismo sexo, es discriminatorio.

o El derecho a casarse no es un derecho universal, sino que está constreñido a ciertas restricciones en beneficio de la finalidad de la institución matrimonial. Todas las personas (también las que practican la homosexualidad) tienen derecho a casarse. Pero tienen que cumplir los requisitos de la institución: a saber, el matrimonio tiene que ser entre varón y mujer, no puede ser entre hermanos, hijos o padres, el consentimiento tiene que ser libre y prestado ante un agente público, etc. No se discrimina a los hijos porque no puedan casarse con su padre. Tampoco se discrimina a los homosexuales porque no puedan casarse entre sí.

  •  ¿No le parece que es Vd. intolerante?

o A mí me parece que hay que aprender a convivir con la diferencia. Y, yo creo que las personas que practican la homosexualidad, por esa sola razón, están acostumbrados a respetar lo que es distinto. Pero los activistas, tal vez sean intolerantes: pareciera que no pueden convivir con las instituciones de los heterosexuales y necesitan redefinirlas imponiendo la norma homosexual a los heterosexuales.

o Habría que preguntarse si esos activistas son verdaderamente representativos de las personas que practican la homosexualidad. Porque sucede una cosa muy curiosa: una vez que se aprueba el matrimonio sólo el 3 al 5% de las personas que se reconocen homosexuales se casan. Eso quiere decir que la presión de los activistas no representa a entre el 95 al 97% de la comunidad homosexual. El matrimonio no interesa a casi la totalidad de los homosexuales.

o Entonces, tal vez sean los activistas y no las personas que practican la homosexualidad, los que no toleren convivir con las instituciones de los que practican la heterosexualidad y buscan imponer su definición homosexual a los heterosexuales. No se entiende por qué no se puede respetar lo distinto.

  •  ¿Es inconstitucional aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo?

o Sí, y la Argentina podría incurrir en responsabilidad internacional. Los Tratados internacionales que integran la Constitución Nacional, siempre refieren los derechos humanos a las “personas”. En cambio, al referirse al matrimonio, los tratados internacionales constitucionalizados se refieren al “hombre y la mujer”. Luego, no sólo no existe un derecho humano vinculante respecto del derecho al matrimonio de personas del mismo sexo, sino que Argentina podría violar el derecho constitucional si aprobara una norma de este tipo.

o No hay ninguna legislación internacional de ningún tipo (ni recomendaciones, ni fallos) que ordenen redefinir el matrimonio imponiendo la norma homosexual a los heterosexuales. Si hay recomendaciones de no discriminar a las personas por orientación sexual, pero estas no incluyen la obligación de abolir el matrimonio heterosexual y redefinirlo, sino que son respetuosas de la diferencia.

  • ¿Porqué habla de “redefinición” del matrimonio, cuando en realidad simplemente se trata de ampliar la base de personas que pueden contraerlo?

o El matrimonio es la unión permanente y exclusiva entre un varón y una mujer. De él surgen los deberes de cohabitación, fidelidad y asistencia mutua. Estos valores del matrimonio entre personas heterosexuales, no se verifican en las uniones homosexuales, que son sustancialmente distintas.

o En las uniones homosexuales es muy difícil la exclusividad y la fidelidad. Las personas que se encuentran en uniones o matrimonios homosexuales, tienen hasta 8 parejas por año y hasta 500 en toda la vida, según diversos estudios. Son parejas abiertas, que no viven la exclusividad. Por eso, en caso de que se impusiera la norma homosexual, habría que suprimir el valor de exclusividad de los matrimonios en tanto que institución heterosexual.

o En las uniones homosexuales no hay permanencia. La duración es aproximadamente y en promedio de 1,5 años a 3, según los distintos estudios. Esto las hace constitutivamente inestables. Por eso, si los activistas redefinieran la institución matrimonial, habría que suprimir la estabilidad, que tanto bien causa a los niños en su desarrollo.

o Son más violentas. Las uniones homosexuales son 30 veces a 1 más violentas que el matrimonio entre personas heterosexuales. Las personas que practican la homosexualidad tienen más ansiedad, más tendencia al suicidio, y consumen con más frecuencia estupefacientes. Esto las hace menos amigables a los niños y menos beneficiosas para el Estado.

  •  ¿Por qué negar el derecho a que tengan o adopten niños?

o El Estado tiene interés en el matrimonio porque cumple fines reproductivos y educativos en virtud de sus notas especiales de estabilidad, funcionalidad y exclusión de la promiscuidad; en beneficio de un crecimiento óptimo de los niños. Es lógico que las uniones entre personas del mismo sexo, al no cumplir los mismos roles, no tengan los mismos beneficios del Estado.

o Para el desarrollo pleno de su identidad relacional y psíquica el niño requiere un padre y una madre; no dos madres o dos padres.

o Para los niños es traumático crecer sin un padre y tiene efectos gravemente nocivos ya comprobados por muchos estudios concordantes. También es muy traumático crecer sin una madre.

o Un niño no es un medio para que los adultos sean felices, es un fin en sí mismo. Si un niño necesita madre y padre, privarlo por egoísmo adultocéntrico es contrario a la primacía de los derechos de los niños por sobre los de los adultos.

o Es verdad que hay estudios contradictorios sobre los efectos de la crianza entre personas del mismo sexo. Pero si hay estudios contradictorios, entonces es que no está claro. Y si no está claro, no se puede hacer experimentos sociales con los niños.

  •  El matrimonio es una construcción cultural y ha ido cambiando a lo largo de la historia e incluso algunas sociedades aceptan la poligamia. ¿Por qué no aceptar ahora el cambio e incluir como “matrimonio” a las uniones homosexuales”?

o Sí, es una alternativa. También podemos empezar a llamar sillas a las mesas o puertas a las paredes. La pregunta que Vd. me hace, parte de la base de no tolerar la diferencia. ¿Qué problema tiene Vd. de convivir con lo que es diferente? Nadie impide a las constitutivamente distintas uniones entre personas del mismo sexo que sucedan. Cada uno puede privadamente obrar según su conciencia. Lo que no se puede, es abolir y aniquilar por intolerancia lo que es diferente.

o Por otra parte, en la historia de la civilización nunca se pretendió llamar matrimonio a las uniones de dos personas del mismo sexo.

  •  Si definimos al matrimonio a partir de su finalidad procreativa, ¿pueden formar un matrimonio un varón y una mujer que no pueden tener hijos?

o Claro, mucha gente sostiene este punto. La finalidad procreativa del matrimonio supone la posibilidad física que tienen varón y mujer de copular procreativamente, no que de hecho dicho acto se practique. Hablar de la apertura a la transmisión de la vida del matrimonio es reconocer el dato que aporta la biología. Es obvio que las personas que se casan después de una determinada edad no pueden tener hijos, o que muchas parejas desearían tenerlos y no pueden, pero existe una analogía: la cópula que hipotéticamente (dadas las circunstancias) podría producir la filiación es posible entre ellos. En cambio, no es posible entre dos hombres o dos mujeres.

o El acto de unión conyugal entre varón y mujer, de suyo, está abierto a la vida, aún cuando por alguna circunstancia la procreación no ocurra.

  •  En definitiva, ¿qué es el matrimonio? ¿Por qué el matrimonio es solo entre varón y mujer?

o El matrimonio es la unión fiel, exclusiva y duradera de varón y mujer, para la mutua realización y plenificación personal y para la transmisión de la vida humana. Esta unión responde a la condición sexuada del ser humano, varón y mujer. En tal distinción de los sexos encontramos una riqueza que nos habla del carácter relacional de toda persona, de que no somos seres cerrados en nosotros mismos sino abiertos al encuentro con el otro, que nos plenifica y se abre a la vida. Al querer redefinir el matrimonio, estamos borrando la riqueza de la diversidad sexual y su complementariedad. Le enseñamos a las futuras generaciones que la mujer o el varón son prescindibles para la familia. Por eso, detrás de la afirmación de que el matrimonio es entre varón y mujer subyace un principio antropológico fundamental: la complementariedad entre lo masculino y femenino se expresa en esa institución que es el matrimonio, que expresa la mutua donación para toda la vida y que, por la garantía que ofrece esa mutua donación, es el ámbito propio y exclusivo para la unión sexual, que de suyo los une y está abierta a la vida.

  •  ¿En qué se relaciona el matrimonio con la ley natural? ¿Por qué redefinir el matrimonio a partir de las uniones de homosexuales es contrario a la ley natural?

o La naturaleza del hombre es sexuada. De esa naturaleza surge una inclinación espontánea del hombre a unirse con una mujer y preservar de esa manera la especie humana. Los padres naturalmente tienden a cuidar a sus hijos y educarlos. De esta unión de hombre y mujer, perdurable y exclusiva para la óptima educación de los hijos, nace la institución natural del matrimonio. El matrimonio es de "ley natural", porque expresa una dimensión constitutiva de la naturaleza humana. La tradición clásica del pensamiento llama "ley natural" a aquella norma de conducta que expresa esas inclinaciones espontáneas que surgen de la naturaleza humana. Esas leyes naturales están orientadas hacia el fin del hombre. Si el hombre vive según su naturaleza, se plenifica y es feliz. Si el hombre contraría su naturaleza, muchas veces sufre y se siente incompleto: o bien se deshumaniza o se sobrehumaniza (cuando sucede una renuncia en orden a ideales más altos, hallando lo completo en lo espiritual). La ley natural se refiere a bienes que no son disponibles por el legislador, porque la naturaleza humana escapa a la potestad del legislador. Por más que el legislador dijera que el ser humano es algo que no es (por ejemplo, cuadrúpedo); el hombre seguiría siendo lo que es (en el ejemplo, bípedo). El hombre es lo que es y la ley no puede desfigurar ese dato. Ni siquiera la totalidad de los legisladores pueden modificar la naturaleza del hombre. De ahí que el matrimonio, constituyendo una institución natural regida por la ley natural en orden al fin del hombre y el bien común de la sociedad, sea indisponible para el legislador.

GRAVÍSIMA E INADVERTIDA MODIFICACIÓN DEL SISTEMA DE FILIACIÓN - SE VULNERA EL DERECHO A LA IDENTIDAD

a contra delincuentes

 

Lafferriere en nombre de la Facultad de Derecho de la UCA explicó ante el Senado por qué la media sanción de Diputados sobre "matrimonio" vulnera el derecho a la identidad del niño. Aquí se brinda un resumen:

La media sanción modifica la ley 26.413 que regula cómo se realizan las partidas de nacimiento.

Ordena que, en caso que dos mujeres estuvieran supuestamente "casadas" por la nueva ley, el hijo biológico que pudieran tener (ya sea por un abuso biotecnológico o por una "infidelidad") se inscriba en el Registro Civil como hijo de ambas, excluyendo deliberadamente al padre.

Es decir, hay que anotar al niño con dos mamás y sin papá. No estamos hablando de una adopción, sino de una "filiación natural".

Nada dice sobre las uniones de dos varones.

Este mismo problema se presenta en otros artículos en los que simplemente cambiaron "madre y padre" por "padres".

Este problema no es nuevo: en 2007 la Corte de Apelaciones de Ontario (Canadá) resolvió que un niño tendría dos madres y un padre, en un caso donde las mujeres acudieron a una fecundación artificial con gametos de un varón amigo.

En realidad los pretendidos matrimonios homosexuales no pueden tener hijos matrimoniales, porque no pueden tener descendencia propia.

Esta "doble maternidad sin paternidad" vulnera el derecho humano a la identidad consagrado por el artículo 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que goza de jerarquía constitucional, y por la ley 26.061 de protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

Además, se genera una suerte de "sustitución de identidad" en el niño

El proyecto de ley con media sanción no modifica las normas sobre filiación.

En nuestro sistema, la filiación se determina por el nexo biológico y ello forma parte del orden público que no puede ser dejado de lado por los particulares.

En el futuro pueden darse complejas situaciones jurídicas donde tanto de reclamación de la paternidad por el niño o el "padre" biológico, como de impugnación de la maternidad hacia la madre "legal".

No es un problema de mera técnica legislativa.

El problema es que cualquier legalización de estas uniones significa una alteración profunda del orden jurídico vigente y una alteración del mismo orden de las cosas, del orden que surge de la naturaleza, del orden que las civilizaciones desde tiempos inveterados han reconocido y respetado.

Se "cosifica" al niño, que pasa a ser un objeto cuyos vínculos más esenciales (la maternidad y la paternidad) quedan a merced de los deseos subjetivos de dos personas.

No puede aprobarse una ley injusta que es inconstitucional por violentar el concepto de matrimonio y legalizar las uniones de personas del mismo sexo y alterar las reglas de filiación generando una "sustitución de identidad" que vulnera los derechos del niño.

"ALGUIEN TIENE QUE PROPONER ALGO"

pluralismo

Por Cosme Beccar Varela

e-mail: correo@labotellaalmar.com

Buenos Aires, 25 de Junio del año 2010 - 978


 

La inteligente periodista Malú Kikuchi escribió hace pocos días un artículo titulado "Alguien tiene que proponer algo" que puede leerse en su página http://www.lacajadepandoraonline.com.
El título es una invitación muy sugestiva, pero el artículo en sí no propone nada que pueda ser considerado como una manera de acabar con esta tiranía paralizante, depredadora y aparentemente inamovible que nos oprime.
Se limita a especular sobre las posibilidades de cada uno de los candidatos eternos de la "dirigencia" corrupta e inepta. UCR, Alfonsín y Cobos; "kirchnerismo" con ambos cónyuges al frente o con Scioli (¡) en el FPV; Macri o el PRO; "peronismo federal", también llamado "disidente" con Solá, Duhalde, Reutemann, De Narvaez (el que le compró el "carnet" a Duhalde), etc.
Y agrega la Sra. Kikuchi: "Si Reutemann se baja de la candidatura presidencial, hoy, el candidato más sólido es Duhalde..." ¡Nada menos que Duhalde, el mismo que nos impuso a este descarado y a su cónyuge!
La lista es de terror y ella lo sabe pero no lo dice, lo único que opina es que "se necesitan planes, proyectos, políticas de Estado, líderes avizorando el futuro. Si sólo hacen campaña para conseguir votos y vencer al FPV, Argentina tendrá una decepción más y ya lleva demasiadas."
De este artículo, como digo, me interesa el título porque me da pie para proponer algo en mi calidad de "alguien" que no es nada pero que participa del genérico título de "alguien".
Pero también me parece que vale la pena dejar constancia de que ni a la inteligente Sra. Kikuchi se le ocurre que hay otras alternativas que la lista de maleantes que ofrece a sus lectores, todos ellos archiquemados, archidespreciables, arachicomprobadamente inútiles y deshonestos. Los que no nombra, pero que son de la misma "dirigencia" corrupta e inepta, son tan dañinos para el país como los que nombra.
Si la Argentina no tiene otros "recursos humanos" -como se dice ahora- que esos eslabones perdidos, estamos fritos. Si Darwin los hubiera conocido hubiera exclamado "¡Eureka!" por que ellos son la prueba de que su teoría de que el hombre desciende del mono sería verdadera. Sólo que en este caso habría que reformular la teoría y decir que es el mono el que, por superación, asciende de estos proyectos simiescos con apariencia humana...
* * *
Dicho esto, paso a "proponer algo", como pide la Sra. Kikuchi y es algo que vengo diciendo desde hace mucho pero que, a pesar de que me parece obvio por contraste con la colección de corruptos e ineptos que forman nuestra "dirigencia" política,  es lo único que no se ha analizado, ni menos aún ensayado.
Mi propuesta parte de una premisa que considero evidente por sí misma y es la siguiente:
"La "dirigencia" corrupta e inepta ha monopolizado el poder desde hace 60 años y lo único que ha hecho es robar, corromper, frustrar, empobrecer y desprestigiar el país".
Cualquier persona con un dedo de frente, un somero conocimiento histórico y un mínimo de buena fe, no puede dejar de considerar esa premisa como evidente.  Sólo que con una incongruencia asombrosa sigue considerando a esos bandoleros como los únicos capaces de gobernar el país.
Los "politicólogos" giran continuamente, como el burro de la noria, en torno a los mismos nombres de los mismos políticos y de los mismos partidos que nos van arriando cuesta abajo desde hace 60 años, sin que se les ocurra otra cosa. O mejor dicho, sin permitir que surja ninguna nueva candidatura que acabe con este círculo vicioso de muerte y destrucción.  No quieren o no los dejan o no se les ocurre.
Supongamos que las clases cultas -que son las que deciden el rumbo del país y son las incongruentes que lo entregan a esta cáfila de bandidos- en un rapto de lucidez entendieran que esa premisa mayor es verdadera y que también lo es la premisa menor ineludible que es la siguiente:
"Siendo eso así, el país no tiene posibilidad alguna de resurgir si no es mediante el gobierno de un argentino de bien, justo, inteligente, laborioso y corajudo".
Continuando con nuestra ilusoria suposición de que las clases cultas realmente fueran lógicas y coherentes en la prosecución de su propio bien y el de la Patria, imaginemos que arriban a la siguiente conclusión:
"Luego, debemos proponer un candidato que reúna esas calidades y empeñarnos en que sea Presidente de la República, cueste lo que cueste."
* * *
Si las clases cultas hubieran llegado a ese grado superlativo de lucidez -cosa que me asombraría hasta el éxtasis- nos queda todavía por contestar la pregunta obvia:
"¿Quién puede ser ese candidato?"
Aunque no tengamos todavía la respuestas a esa pregunta, si hubiéramos llegado a esa etapa de nuestro raciocinio, habríamos alcanzado un nivel superior en nuestros análisis político porque ya no se trataría de saber si el bobo de Reutemann -"to say the least"- "se baja" de su candidatura; o si Duhalde resuelve dejar de gozar de sus millones mal habidos para presentar la suya; o si Macri abandona las doradas arenas de Punta del Este y a sus bellas novias; o si la Sra. Carrió recupera la salud mental; o si Alfonsín consigue romper la cadena genética; o si Cobos logra lavarse de la indeleble tacha de haber sido socio de los Kirchner en la elección del 2007 y tuviera un coeficiente intelectual mínimamente admisible, sino que se trata de encontrar a ese argentino de bien que puede ejercer la Autoridad y limpiar el país de sus putrefacciones (tarea más ardua que la de Hércules en los establos de Augías)  
No sé quién puede ser ese candidato, pero sí sé cómo  debe ser: debe ser justo, capaz y valiente, tener buenos principios y ningún compromiso con la "dirigencia" corrupta e inepta. Un argentino de bien que acabe con la corrupción, con la politiquería, con la delincuencia, con la decadencia nacional.
Para desprestigiar esta solución -que es la única- los plumíferos de la prensa y los lenguaraces de los partidos, dicen que la salvación nacional no vendrá de los "hombres providenciales" y que sólo de "las internas" de los partidos existentes surgirán, por destilación democrática, los candidatos que competirán en el 2011 por la Presidencia. Y ya saben todo esos plumíferos y esos lenguaraces que tales candidatos serán Kirchner (alguno de los dos cónyuges), Cobos, Alfonsin, Macri, Pïno Solanas, Duhalde, Carrió, Solá o Reutemann. O sea, el pueblo debe elegir entre los bandidos ya probados como tales que habrán sido propuestos por sus cómplices de siempre.
Es como si la Argentina fuera una especie de nuevo Prometeo, encadenado a la misma roca sin poder impedir que todos los días un ave de rapiña le comiera el hígado que se reconstituye todas las noches para volver a ser devorado por la misma depredadora e insaciable ave.
Parecería que ni la Historia ni la experiencia nos enseñan nada. No aprendemos ni a golpes. Tropezamos mil veces con la misma piedra. No avanzamos jamás y somos como una especie de cangrejo estúpido que va siempre para atrás pero girando en círculos y sin dirección alguna.
Si aprendiéramos de la Historia, sabríamos que el peronismo -del cual derivan o con el cual pactan todos los políticos actuales- es una asociación delictiva que dilapidó las riquezas del país, fomentó la lucha de clases, provocó el terrorismo de los años 70, está constituido por una partida de ladrones consuetudinarios y compulsivos y que nada bueno puede salir de esa miasma; sabríamos que la izquierda es asesina (sólo en Rusia mató 10.000.000 de campesinos, en China una cantidad innumerable de ellos y en Cuba inventó el paredón), que fracasó económicamente en todo el mundo y por eso debió representar la farsa de la "perestroika" para que Occidente financiara su quiebra y que la ley de partidos 23.298, sólidamente empeorada por la reforma del 2009 (ley  26.571) impuso un monopolio de las candidaturas en favor de los partidos peronista, radical y algunos de centro y de izquierda que impide absolutamente la existencia de otros que representen a esa gran parte del electorado que no se siente identificado con ninguno de ellos.
Y si conociéramos el país sabríamos que los argentinos están hartos de esta lacra política que nos enferma y que si pudieran conocer un hombre de bien que reuniera las calidades que debe tener el Candidato del que hablo, lo seguirían sin dudar, tal sería su contraste con la fétida basura que es la política actual.  
Eso es "algo" que nadie propone y, sin embargo, es la única solución en apoyo de la cual debemos reunirnos todos para apoyar la candidatura de un hombre de bien, de un argentino verdadero que termine con este circo.  Primero debe ser la candidatura salvadora y después la política para acabar con los buitres de la política.
Al desafío de la Sra. Malu Kikuchi reitero esta pegunta: "¿Quién puede ser ese argentino al que todos apoyemos para que ejerza la Presidencia con Justicia, inteligencia y coraje?" Se aceptan propuestas, inclusive autopostulaciones, sin falsas modestias, porque tiene la obligación patriótica de darse a conocer...
* * *
En cuanto al "plan de futuro" que pide la Sra. Kikuchi, es un requisito inútil por dos razones: 1) O porque el que lo propone es tan mentiroso que no es creíble (cosa que ocurre con la totalidad de la "dirigencia" corrupta e inepta). 2) O porque el candidato es tan confiable que bastará con que se sepa que ha sido siempre un hombre justo y que, por lo tanto, servirá con justicia el bien común dentro de la Constitución de 1853, "desfaciendo todos los entuertos" y sirviendo todos los bienes que se le presenten,  con todos los medios que estén a su alcance.
A mí me basta de sobra con éste último "programa de futuro" de una sola página y no me basta, ni que me lo jure por su madre, el que proponga un cachafaz de la "dirigencia", aunque tenga 1.000 páginas y esté avalado por 100 graduados de Harvard.

BODAS DE INFIERNO

a matrimonio 2

Por Antonio Caponnetto

- I -

En 1967, un par de gemelos univitelinos, varones ambos, fueron llevados al Hospital de Winnipeg, Canadá, cuando tenían ocho meses de edad. El propósito de esa visita –corregir una fimosis en los niños- terminó en un drama altamente ejemplificador.

Uno de los gemelos, como consecuencia de una falla técnica en el electro bisturí, acabó con su órgano sexual destruido.

Ante la comprensible desesperación, los padres acudieron al Dr. John Money, entonces un afamado psicólogo neozelandés del Hospital John Hopkins de Baltimore. Money era el director de una clínica especializada en trastornos sexuales y, lo que es más importante, era uno de los principales mentores y promotores de la teoría del género. Su teoría –la misma que prevalece hoy- es que la sexualidad no depende del orden natural sino que se construye y se elige.

Tenía Money la triste pero fabulosa ocasión de probar su postura, pues nunca antes había caído en sus manos un caso así. Alguien nacido varón con un testigo casi clonado, su hermano gemelo, de que genéticamente pertenecía al sexo masculino. El mundo científico quedó expectante del caso. Lo mismo se diga del “lobby gay”, siempre presuroso por contar con la ciencia para justificar sus perversiones.

El niño fue castrado, se le practicaron las primeras intervenciones para dotarlo de un órgano sexual femenino y comenzó a ser criado como mujer. Sin embargo, su rechazo por la figura de Money, que supervisaba la horrible mutación, fue siempre total y en aumento. Igualmente sucedió con la familia del niño, cuyos padecimientos psicológicos, morales y espirituales causaron gravísimas perturbaciones.

En mayo de 1978, entrando el niño en la pubertad, Money intentó una nueva intervención quirúrgica, para la que había estado preparando artificialmente el cuerpo del paciente mediante la ingesta de determinadas drogas. A la par que, en cada foro científico del que participaba, exhibía su caso como trofeo del éxito de su perspectiva del género.

El niño se resistió por la fuerza a ser operado. Todo en su ser, en su naturaleza, sentía un inmenso rechazo por lo que le estaban haciendo. Apareció entonces, providencialmente, la Dra. Mckenty, quien no sólo se puso del lado del niño, sino que le planteó a sus padres la urgente necesidad de que le contaran su verdadera historia, hasta entonces desconocida por la víctima.

Conocida la verdad, no sin sobresaltos, como se comprende, el niño decidió reasumir la identidad masculina que le había sido criminalmente negada. Se bautizó y eligió el significativo nombre de David, en alusión a su lucha desigual y solitaria contra el enorme mal que lo acosaba.

Un equipo de la BBC de Londres siguió el caso de cerca con serios enjuiciamientos de la inconducta del Dr. Money, cuya mendacidad e inescrupulosidad fueron quedando en evidencia. Mucho tuvo que ver en este desenmascaramiento del degenerado sexólogo, la presencia del Dr. Milton Diamond, quien comprendió –por sentido común y por su propia ciencia médica- que se estaba ante una aberración.

David encaró del mejor modo posible la ardua pero gozosa tarea de reconstituir la natura que le habían negado. Profundamente religioso, le pidió a Dios la gracia de poder ser un buen padre y un buen esposo. Ayudado en el legítimo empeño por su familia, y de un modo muy especial por su hermano gemelo, el 22 de septiembre de 1990, a los 23 años, contrajo matrimonio con Jane, una joven de 25 años, en una iglesia de Winnipeg.

Dio un paso más. Decidido a refutar testimonialmente la criminal perspectiva del género, y siempre con el respaldo de su familia, se puso en contacto con el escritor John Colapinto, a efectos de que su historia fuera conocida por todos. El resultado fue el libro As nature made him. The boy who was raised as a girl, New York, Harper Colins, 2001, de 289 páginas.

El drama y la reacción heroica de David Reiner –cuya historia hoy puede seguirse pormenorizadamente en varios sitios de internet- sólo permiten extraer un par de conclusiones rotundas, y todas ellas sustentadas en ese inapelable veredicto de la empiria y de las ciencias duras, que suelen ser las únicas creencias de los progresistas promotores del homosexualismo.

-Existe el orden natural. Su negación es demencia, malicia, ceguera ideológica o todo ello combinado. La naturaleza es siempre la naturaleza, y aunque se la expulse por la fuerza, también por la fuerza sabe volver por sus fueros, porque es inderogable. Fue Horacio, un poeta pagano del siglo primero antes de Cristo, quien supo decirlo taxativamente: “Expulsa a la naturaleza a golpes de horca; ella, porfiada, retornará, e indomable, sin que tú lo sientas, destruirá los hábitos desdeñosos” (Epístolas, I, 10,v.24-25).

-La perspectiva del género es una vulgar mistificación, para encubrir con ropajes pseudocientíficos lo que no puede llamarse sino como siempre se llamó: antinaturaleza. No existen sino dos sexos, y si hoy se pueden "construir" otros, como se pueden construir otras “familias”, ello no prueba que el “constructo sociocultural” sea válido o deseable, prueba únicamente el grado de descomposición al que se ha llegado. Las nuevas alternativas “nupciales” o parentales, no demuestran los beneficios del relativismo ético. Diagnostican el triunfo de la consigna leninista: la putrefacción es el laboratorio de la vida. Si el engendro de Frankestein, en vez de permitirnos deducir que es aborrecible el amontonamiento de carnes para dar vida a una realidad monstruosa, nos lleva a sostener la licitud y la posibilidad de una antropología frankesteiniana, pues entonces habrá que prever para los "constructores" de la nueva humanidad relativista, el mismo destino que soportó el mítico creador de aquel monstruo horripilante.

- II -

Pero más allá del mortificante caso de David Reiner -que paradójicamente no esgrimen nunca los que apelan al emocionalismo para justificar las coyundas invertidas- hay otras conclusiones que queremos dejar asentadas, sin ánimo de exhaustividad.

1.-Los argumentos en pro del matrimonio contranatura –amén de pecar todos ellos contra la estructura lógica del pensamiento- poseen el común denominador de la hipocresía. De una hipocresía mucho peor de la que los homosexuales atribuyen como un tópico a la sociedad tradicional que los “condena y victimiza”. Algo similar al fariseísmo que denunciaba Chesterton en “La superstición del divorcio”, cuando decía que los divorcistas no creen en el matrimonio, pero a la vez creen tanto que desean poder casarse una infinidad de veces.

Si los homosexuales fueran coherentes e inteligentes, no deberían haber reclamado jamás el matrimonio. Lo que condice con sus prácticas y con sus ideas es el apareamiento transitorio, sucesivo o simultáneo, hedonista y soluble, sin vestigio alguno del institucionalismo burgués. El matrimonio, en cambio, es una institución de Orden Natural, anclado en aquellas categorías tradicionales que los mismos sodomitas dicen rechazar. Pedir matrimonio homosexual es pedir anarquía ordenada, caos conservador, delito virtuoso, desgobierno gobernado y subversión subordinada a la autoridad instituida. No piden matrimonio los homosexuales porque crean en él. Lo piden porque lo odian y porque saben que, asumiéndolo ellos, es el modo más vil de destruirlo.

2- Las respuestas que suelen darse al conjunto de argumentaciones homosexuales, no suelen ser satisfactorias, incluyendo, en primer lugar, la de la mayoría de los obispos. Y esto no únicamente porque se quedan en el plano del derecho positivo, sino porque no se atreven a enfrentarse con los sodomitas, empezando por acusarlos pública y enfáticamente de falsarios y de mentirosos contumaces, como acabamos de hacerlo.

La prédica insana a favor de la indiscriminación, del igualitarismo, de la solidaridad, de la cultura del encuentro, y otras tantas naderías que ellos mismos han inculcado entre los fieles, les impide ahora reconocer en este proyecto homosexual la acción de un enemigo declarado y contumaz de la Verdad. Porque hablemos claro; no estamos aquí ante un caso desgarrador de una o más personas con tendencias e inclinaciones desordenadas que bregan por enderezarse y que, en ese caso, merecerían nuestra conmiseración, ayuda y respeto. Estamos ante una explícita embestida de la Internacional del Vicio contra el Orden Natural y el Orden Sobrenatural, movida prioritariamente por odio a Dios. “No a Dios. Ateísmo es libertad”, levantaron como consigna los homosexuales, reunidos sacrílegamente en la Plaza de San Pedro, el 1º de agosto de 2003.

Esta parálisis frente a los depravados, esta incapacidad para llamarlos por sus verdaderos nombres, debilita todas las respuestas. Se repite hasta la saciedad, por ejemplo, que no se trata de estar en contra de la noble igualdad, de la sacra indiscriminación y de los derechos humanos. Cuando es exactamante al revés. No somos iguales que los protervos. No hay forma alguna de igualar el bien con el mal. El pecado no puede tener ningún derecho ni convertirse en ley, y siempre será acertado discriminar justísimamente, para que nadie se atreva a llamar matrimonio a su caricatura agraviante y soez. Ningún respeto nos merecen quienes bregan por la contranaturaleza. Llegue para ellos, contrariamente, la manifestación clara de nuestro repudio, de nuestro desprecio y de nuestra mayor repugnancia.

3.-La existencia del Orden Natural no está sujeta a la opinión de las mayorías, ni a las discusiones parlamentarias, ni a las tramoyas sufragistas. Es un error seguir el juego democrático, que hoy instala como tema dominante el “matrimonio” sodomítico y mañana las coyundas con animales o con cadáveres. Es el error de las reacciones de quienes están insertos en el sistema, y creen en él. Entonces nos convierten en sujetos dependientes de las maquinaciones enemigas. Hoy nos obligan a discutir si se pueden casar dos hombres. Mañana si se puede seguir creyendo en Dios.

La democracia es una forma ilegítima de gobierno. Es, en rigor, la contranaturaleza llevada a la política. Y tanta es la perversión ingénita que la caracteriza que ahora puede votar a favor de una aberración moral o determinar, por el cuántico procedimiento de la mitad más uno que, a partir de este momento, les asiste a dos seres disolutos el derecho de casarse y de adoptar hijos.

Nuestra respuesta no puede ser la de demostrar que los homosexuales son una minoría. Ni la de fabricar mayorías postizas, aglomerando a los católicos con las histriónicas sectas evangelistas o con los truhanes del protestantismo. Tampoco la de pedirle a los indignos senadores que tengan a bien recapacitar y no legalicen el amancebamiento de los emponzoñados.

Nuestra respuesta consistirá en señalar la ilevantable culpabilidad histórica que le cabe a la democracia por permitir el agravio más infame a la famiia argentina que se haya pergeñado hasta hoy. ¡Malditos sean los tres poderes políticos, sus miembros y la partidocracia que los prohíja, malditos sean los Kirchner y sus secuaces, oficialistas y opositores en tropel, toda vez que del rejunte de sus actos inicuos se ha seguido la profanación del verdadero hogar! ¡Malditos sean ante Dios, ante la Historia y ante las generaciones pasadas, presentes y futuras de patriotas honrados! Todo cuanto legisle este régimen ominoso lleva el sello de la insanable nulidad e ilicitud. Se pueda o no enmendar mañana el insensato estropicio de esta tiranía, todo católico y argentino bien nacido está obligado a rebelarse activamente contra la ley injusta.

Aclarémoslo una vez más de la mano de Aristóteles. El que pregunta si la nieve es blanca no merece respuesta. Merece un castigo porque ha perdido el sentido de lo obvio. Merece la reacción punitiva porque ha degradado a sabiendas el sentido común. Merece la trompeadura justiciera por tergiversar adrede el significado de las palabras, sabiendo que al hacerlo, está ofendiendo al mismísimo Verbo de Dios. Por eso, ante la guerra semántica, que adultera los significados, veja el logos, calumnia los nombres y desacraliza la palabra, nosotros no tenemos nada que debatir. Que debatan los opinólogos de la democracia. Cuando se ofende a Dios y a su Divina Ley, la discusión es algo en lo que no creemos; y lo que creemos no está sujeto a discusión. Apliquemos al caso, nuevamente, las enseñanzas de San Jerónimo citadas por el Aquinate (S.Th, III, q. 16, art. 8, r ): “con los herejes no debemos tener en común ni siquiera las palabras, para que no dé la impresión de que favorecemos su error”.

4.- El demonio es el gran negador del misterio nupcial, recuerda y resume magistralmente Alberto Caturelli en su obra “Dos, una sola carne”. “El demonio odió (y odia) a Dios en el hombre porque es imagen del Verbo y, desde el principio odia al hombre. Si el hombre es varón-varona, y la sexualidad pertenece a la imagen; si la uni-dualidad logra su plenitud en la unión conyugal, el demonio quiere, desde el principio, la desunión y la muerte del amor conyugal. Después de la Redención, odiará inconmensurablemente más el misterio nupcial por ser copia de la unión esponsal del Verbo Encarnado y la Iglesia. Desde el principio, el demonio odia la unión conyugal: él será el gran Negador, el gran Homicida y el gran Separador”.

Y por eso, concluye Caturelli, que en “la red del odio teológico [contra la familia] que cubre el mundo”, la homosexualidad reclamante de “matrimonios” e “hijos” cumple “un ritual tenebroso de profanación de lo sagrado”. “Los acoplamientos homosexuales en todas sus formas no son ni pueden ser jamás ‘uniones’: constituyen una agresión gravísima al orden natural y una profanación nefanda del cuerpo humano como tal y del misterio nupcial”.

He aquí el fondo último de la cuestión que hoy nos estremece y consterna. El fondo teológico, religioso y metafísico. Esta propuesta del matrimonio homosexual no es otra cosa, no puede serlo, más que una expresión demoníaca en el sentido más estricto, ajustado y pertinente de la palabra. Va de suyo que si los católicos y sus pastores no se atreven a llamar mentirosos, depravados y pecadores a los militantes de la homosexualidad, mucho menos se atreverán a llamarlos demonios. Pero eso es lo que son, guste o disguste, y tengan estas líneas el alcance que tengan.

Nacimos en La Argentina. Tierra de varones y de mujeres dignos. Tierra de antepasados viriles; de esposas, madres, hermanos, viudas, padres, cada quien cumpliendo su vocación de hombre y de mujer, asignada por el Autor de la naturaleza. Cada quien aceptando gozosamente su identidad, sus límites, su necesidad de ayuda y de complemento, de amor y de comprensión recíproca.

Nacimos en La Argentina. Una Nación con cálido nombre femenino, masculinamente fecundada y labrada a lo largo de los siglos.

Nacimos en La Argentina. No queremos morir en Sodoma. Queremos, como DIOS manda, defender en la PATRIA el verdadero HOGAR.

SALDAR UNA DEUDA DE GRATITUD CON LA COMUNIDAD ARMENIA

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Por Súlim Granovsky

El siglo XX fue un siglo genocida, particularmente por el exterminio armenio a manos de los turcos y la Shoa que desencadenó el nazismo.

Mi madre, Paulina, había vivido en Odesa durante el zarismo antes de emigrar a comienzos del siglo XX a la Argentina donde constituyó su familia.

Nos contaba a sus hijos que cuando se avecinaban los pogromos de los cosacos del Zar, los armenios escondían solidariamente en sus hogares a sus vecinos judíos.

Mi madre, pues, ha sido quien inspiró este trabajo. De ella heredé mi deuda de gratitud con la comunidad armenia.

Puede accederse  gratuitamente en internet  www.exterminioarmenio.com.ar  a la versión virtual completa de mi libro  GENOCIDIO ARMENIO, EL EXTERMINIO SILENCIADO.

El libro comenta en la página 33: “El 1° de julio son asesinados armenios y asirios en Merzifon, Telemen y Mardin. Ese mismo día un grupo de 2.000 soldados armenios que integraban los batallones de trabajadores forzados son masacrados en las cercanías de Kharput. Asimismo, el gobernador de Sivás conmina a los armenios de la ciudad (unas 48.000 personas) que partan en las caravanas antes del 5 del mismo mes. Dos diputados, el qadi (juez religioso) y el muftí (jefe religioso) intervienen en la deportación.”

“El gobernador del campo de concentración de Der el Zor informa a sus superiores la saturación por los deportados y sugiere derivarlos a Kirkuk (norte de Irak actual), al sur de Alepo o al este de Siria”.

“Comienza para los musulmanes el sagrado mes de Ramadán. Durante todo ese período recrudecen las masacres y las deportaciones ordenadas por los funcionarios turcos y los Jóvenes turcos. El comandante del cuarto cuerpo del ejército de Alepo protesta al Dr. Reshid, gobernador de Diarbekir por los cadáveres que se arrojan al río Éufrates, provocando su contaminación y epidemias. Talaat instruye a Urfa, a Der el Zor y a Diarbekir para que entierren los cadáveres en vez de arrojarlos a los lagos o los ríos”.

En la página 34 de su libro, contiene el siguiente párrafo: “El 30 de julio llegó la orden de deportación a las seis aldeas armenias ubicadas en las cercanías del monte de Moisés (Musa Dagh). La población había resuelto resistir, por lo que encaró la epopeya conocida como Los cuarenta días del Musa Dagh, hasta que el 14 de septiembre fueron rescatados por una nave de guerra francesa. La inmortal obra de Franz Werfel figuró en el índex de las obras prohibidas por Adolf Hitler en Alemania. Por otra parte, el gobierno turco se ha dedicado a sacar permanentemente de circulación los libros, ejerció presión sobre la empresa de cine estadounidense Metro Goldwyn Mayer para que se evitara su filmación en 1935. La censura y prohibición fueron logradas por la presión ejercida por el Departamento de Estado norteamericano. En Buenos Aires, Yemil Digdanian, un armenio de Mardin, de habla árabe, comienza a editar un polémico periódico en ese idioma, criticando y denunciando los crímenes del Imperio otomano.”

Sobre la ciudad cabecera de Diarbekir (cuyo nombre original es Dikramagued), en cuya provincia se encontraba la ciudad de Mardin, expresa (página 30): “Diarbekir tenía un 35% de armenios sobre una población de casi 300.000 personas. Ese 35% contaba con 200 escuelas, unos 7.000 alumnos y 250 docentes. Los turcos formaron expresamente una Comisión para el extermino de los armenios compueta por el alcalde, funcionarios y legisladores. En venganza por el inexistente envío por los armenios de 40 bombas a Van, comenzaron las persecuciones: acuchillamientos, cuerpos ahogados en el río, fusilamientos (antes obligados a cavar sus propias fosas), deportaciones, mujeres arrojadas a los harenes de los turcos ricos.”

Finalmente, entre las páginas 27 y 28 se expresa lo siguiente:

“Posiblemente más crueles que los mismos militares genocidas, eran las bandas de asesinos reclutados expresamente porque tenían antecedentes penales (presos criminales liberados que eran estimulados exacerbando su odio anticristiano o prometiéndoles recompensas). Encima se consideraba que prestaban un servicio a la Patria. Todos trabajan directa o indirectamente juntos en la Organización especial: gobierno, el CUP como partido monolítico y bandidos reclutados en las cárceles. En esas manos estaba el destino de los niños.”

“Cuando un líder turco dice “esta vez haremos un trabajo completo” está advirtiendo que ningún armenio, cualquiera sea su edad, está a salvo. Para los nazis tanto los adultos como los niños judíos o gitanos, indistintamente miembros de las razas inferiores, debían ser eliminados en bien de la pureza aria. En ocasiones a los turcos no les importaba el grupo étnico o religioso del niño sojuzgado. No pesaba el carácter étnico del niño sino la posibilidad de convertirlo a edad temprana para hacer de él en el futuro un turco islámico, circuncidado y con nuevo nombre. Era el precio para salvar la vida. Sin embargo esas sobrevidas eran casuales. los niños armenios padecerán los asesinatos, las torturas, asesinatos y deportaciones camino a la muerte, como sus compatriotas adultos. Obviamente la crueldad se exacerbaba porque la capacidad de aguante de un niño es naturalmente inferior a la de un adulto para afrontar las marchas forzadas con hambre, sed, recibiendo castigos corporales de los mismos gendarmes que delante de ellos asesinaban a sus madres a garrotazos o con cuchillos y serruchos para ahorrarse las balas. los episodios más crueles tuvieron lugar en Trebisonda y las seis provincias de anatolia (Sivás, Diarbekir, Jarput, Erurzum, Bitlís y Van, estas dos últimas cuna de la nación armenia), en Urfa y Marash. El tratamiento en Trebisonda recorre todo el espectro de los asesinatos imaginables. Tal vez el más despiadado era de naturaleza psicológica al obligar a los niños a presenciar las deportaciones de las mujeres, a los enfermos y los viejos en las caravanas que teóricamente se dirigían al destierro en los desiertos de Siria”.

¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?

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Por el P. Leonardo Castellani *

 

Hay mucha gente desanimada por la política. Andan preguntando: “¿Qué tenemos que hacer?”. Algunos ni siquiera preguntan, sino que resueltamente dicen: "No hay nada que hacer."
Para un cristiano, la respuesta es muy sencilla: hay que salvar el alma.
— ¿Y la Patria?
— Salvar la Patria también, de ese modo.
— Primero salvar el alma, y ¿después?...
—No. Las dos cosas juntas. A la vez. Pero la segunda condicionada a la primera. Al mismo tiempo y una en ancas.
—No entiendo —dice el argentino, que le gusta más que el alma la política.
—Es muy sencillo. Ustedes, que se llaman nacionalistas...
— ¡Alto!
— Perdón; ustedes, los nacionalistas —algunos, digo, no todos—, más bien muchos, exceptuando lo presente...
— Ahorre salvedades...
— Muchas veces quieren poner orden afuera, sin tener primero orden adentro. Mucho hablar de disciplina... para los demás. Mucho clamar por la jerarquía y algunos en la práctica no practican ni respetan ninguna jerarquía. ¡Dios, Patria y Hogar!... Algunos con el hogar andan cimarrones, y a Dios no lo conocerían si lo encuentran en la calle. ¿Qué van a hacer por la Patria? Nadie da lo que no tiene.
—Vos querés que primero seamos santos y después hagamos política.
—Ningún santo ha hecho política. Santos a estas horas deberían ya serio, empezando por mí. No. No hay primero ni segundo en este asunto: las dos cosas son la mesma cosa. Para algunos, por vocación de Dios, salvar el alma es lo mismo que salvar la Patria. Cuanto a mí, por vocación también, yo tengo que empezar por el otro lado; pero en finiquito, es lo mismo.
— ¿Y nosotros?
—Ustedes dicen que lo que viene sucediendo es un desastre nacional. Los desastres sirven para purificar. Purificarse. Todo desastre es una prueba. De probar y salir probado. Examen de conciencia: poco echar la culpa al 1 prójimo y mucho mirar por las culpas propias. ¿Negarán ustedes, los que se llaman nacionalistas...
— ¡Un momento, cura!
— Perdón, ¿negarán ustedes, los nacionalistas, que tienen culpas treme­bundas?
— Las reconocemos ante Dios; pero no admitimos discusión.
— No deseo discutirlas.
— En concreto, ¿qué hay que hacer?
— En concreto, hacer todo el bien que uno pueda alrededor suyo, a corta distancia, lo que está a mano, sin embarazarse de grandes planes, de grandes empresas, de grandes proyectos, de grandes revoluciones. Lo que dice la fá­bula de el ladrón ¡Miren qué mal les fue...!
— Miren qué mal nos fue...
— Perdón. Miren qué mal nos fue con el famoso "castigar a los culpables y recobrar los bienes mal habidos". Nos castigaron a nosotros; y si nos descuidamos, nos van a quitar hasta los bienes bien habidos.
— ¿Y adónde deja usted el martirio?
— El martirio lo dejo para mí. Eso no es para ustedes. Ustedes son los que se las dan de políticos...
— ¡Basta, cura!
Perdón; ustedes son políticos. Cuando un político va al martirio, fracasó. El político tiene la obligación de triunfar. Sólo el cura tiene la obligación de fracasar... porque el cura, cuando fracasa bien, triunfa a su manera. “Mihi vivere Christus est et mori lucrum.”
— ¿Y cómo es esa acción que usted denomina a corta distancia?
— Les voy a poner primero un ejemplo y después la teoría. Hace poco se constituyó una S. R. L. de ganaderos, unos diez hermanos, primos, hijos y nietos, y labraron un contrato al uso antiguo, de esos en que al principio se nombraba a Dios; y no a cualquier Dios, sino a la Santísima Trinidad y hasta al mismo Jesucristo, si a mano viene. Aquí tienen el preámbulo de contrato. Esto llamo yo acción nacionalista a corta distancia, acción de raíz y no de hojas. Léanlo.

  
N. N. HERMANOS, S.R.L. Preámbulo
Dios puso alma en el hombre, para que ésta lo guiara hacia su fin verda­dero.
Encabezamos los estatutos de nuestra asociación de trabajo con este preámbulo, que contiene los principios cristianos fundamentales que inspiran nuestra acción, para que nos marque el rumbo permanente a seguir.
Por varias generaciones los N. N. han vivido unidos al campo argentino; de la "buena tierra" que trabajaron y trabajan según las leyes de Dios y las costumbres dé los hombres, les ha venido todo lo que tienen.
Hoy, cuando el mundo está revuelto, cuando parece que se ha perdido el rumbo y cuesta encontrar la huella, descendientes de Manuel N. N., en lo más profundo de su sentimiento, han concebido la idea de unirse más to­davía, sumando a su misma sangre, a su idéntico concepto cristiano respecto a la existencia humana, a su coincidencia en la apreciación de la vida, iguales intereses en el trabajo.
Padres, hijos y nietos, todos educados en la misma escuela, han aprendido a admirar las mismas virtudes, a cultivar las mismas cualidades; y, por sobre todas las cosas, a querer entrañablemente a la tierra y a su trabajador.
Al morir, el abuelo Manuel dio a sus hijos los consejos del labrador a los suyos.
Ese mandato más que nada es lo que procurarán cumplir; y su fin verda­dero, el único, absolutamente el único, es vivir en la tierra como Dios manda y como Cristo enseñó.
Por eso, y como gratitud con el campo, esta reunión de varones de una misma sangre prometen conservar las puras tradiciones de la familia.
Bajo el Signo de la Cruz, símbolo de Quien está por encima de todo, guiará sus afanes la pasión de ser justos, en el más grande sentido de la palabra.
Recíproca comprensión, bondad ilimitada, confianza, fe y caridad, debe­rán tener sus actos todos. Resumiendo: Unidos trabajarán la tierra, que rega­rán con sudor; y el fruto que les dé emplearán sólo para subsistir y mejorar conforme a las leyes de Dios.
Provincia de Buenos Aires, enero 17 de 1946

  
— ¿Lo han leído? ¿Qué les parece?
— Estupendo escrito. ¿Quién lo hizo?
— Un joven capitán del Ejército (1), que es al mismo tiempo hacendado, y quiere salvar su alma al mismo tiempo que —si es posible— la Patria. No an­tes ni después. Al mismo tiempo. ¿Quieren ahora la teoría?
— ¡No! Déjenos primero meditar esto.
— Meditar para imitar, imitar para mejorar. Hasta pronto.
 

*“Cristo ¿vuelve o no vuelve?”
(1) Capitán Güiraldes (a) el Tacho; capitán, en 1945.