Buenos Aires, 10 Jun. 09 (AICA)
El Tribunal Oral Nº 1 de Morón condenó hoy al padre Julio César Grassi a 15 años de prisión por 2 de los 17 cargos de abuso sexual y corrupción, aunque seguirá en libertad hasta que la sentencia quede firme tras las apelaciones.
Tras más de nueve meses de juicio oral no público, los jueces Luis Andueza, Jorge Carrera y Mario Gómez, encontraron al padre Grassi culpable del delito de abuso sexual agravado por su condición de sacerdote, y corrupción de menores también agravada por ser custodio de los menores denunciantes.
Los magistrados dispusieron además que el sacerdote no podrá salir del país, no podrá cambiar de domicilio, y tampoco podrá concurrir a la Fundación Felices los Niños, por él fundada, ni acercarse a menores de edad.
El Tribunal ordenó también que el padre Grassi se presente ante los Tribunales el primer día de cada mes, hasta que la sentencia quede firme.
Acusado por 17 hechos de abuso sexual, la Justicia lo absolvió en 15 de ellos y sólo falló en dos de ellos.
Posición de la Iglesia
Ante las numerosas consultas llegadas a esta agencia, es oportuno aclarar que la autoridad eclesiástica no suele emitir juicio ni comentario alguno sobre la actuación de la justicia civil en casos en los que están involucrados miembros del clero, ya que la Iglesia acata, como siempre lo hizo en casos similares, el veredicto de la justicia civil, que es pareja para todos los ciudadanos.
Precisamente en estos días, con motivo del Año Sacerdotal que se iniciará el próximo 19 de junio, la Santa Sede emitió un “mensaje a los sacerdotes” del mundo, en el que en un párrafo se refiere a los sacerdotes implicados en situaciones delictivas y dice: “Obviamente, es necesario continuar la investigación, juzgarlos debidamente y aplicarles la pena merecida”.
La Iglesia está orgullosa de sus sacerdotes
En el mensaje a los sacerdotes, el prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, que firma la carta en nombre del Santo Padre, dice que “la Iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida".
El cardenal Hummes reconoce que "es verdad que a algunos se los ha visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas", pero aclara: "Obviamente es necesario continuar la investigación, juzgarlos debidamente y aplicarles la pena merecida".
Sin embargo, añade, "estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero".
"La inmensa mayoría de sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consuman su total existencia en actuar la propia vocación y misión y, en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren".
"Es por eso que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo", subraya el mensaje.
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