Ante las diferentes cifras dijo que “sería bueno ponerse de acuerdo en un parámetro objetivo que permita medir la realidad tal cual es, porque la limpieza de la casa no se asegura barriendo la basurita debajo de la alfombra”. Y agregó que “en la medición de la pobreza habría que incluir otros capítulos; no sólo el penoso hecho de que tantas familias argentinas carezcan de lo suficiente para una vida digna, que tantísimo padres no puedan llevar la comida a la mesa”.
El prelado platense interpretó que considera “que en la categoría de pobreza, ampliamente extendida, tendría que entrar también esta especie de decadencia de la cultura popular que se torna irremediable si no se van poniendo remedios”.
“El mismo Papa hace un par de meses, al dirigir un mensaje a los organizadores de la Colecta Anual Más por Menos, ha hablado del escándalo de la pobreza” y sostuvo que “no hay que extrañarse de que se vea la pobreza extrema como un escándalo. Lo es aquí como en otros lugares del mundo”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Periódicamente se suscita en la Argentina una discusión acerca del índice de pobreza. Por ejemplo, el cómputo oficial denuncia, en este momento, el 13 % pero otras investigaciones privadas, dignas de confianza, registran cifras mucho más altas, que llegan al 35%”
“Sería bueno ponerse de acuerdo en un parámetro objetivo que permita medir la realidad tal cual es, porque la limpieza de la casa no se asegura barriendo la basurita debajo de la alfombra”.
“Además, en la medición de la pobreza habría que incluir otros capítulos; no sólo el penoso hecho de que tantas familias argentinas carezcan de lo suficiente para una vida digna, que tantísimo padres no puedan llevar la comida a la mesa (lo que se llama “canasta básica”).
“Habría que incorporar otros factores de la vida humana esencialmente relacionados con la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales. Pienso, por ejemplo, en la educación”.
“Es verdad que las dos penurias: la pobreza en el sentido material de la palabra y la falta de educación están muy vinculadas. Sabemos todos muy bien que en determinados niveles de pobreza los chicos no pueden ir a la escuela, o no pueden completar su escolaridad hasta egresar perfectamente alfabetizados. Consideremos la gravedad de este fenómeno cuando se extiende de tal modo que la deficiencia de la educación se va convirtiendo en un dato estructural de la sociedad en una época determinada. Si no se logra poner remedio a esta desgracia se hunde en una dolorosa decadencia la cultura popular.
“A propósito de la relación entre pobreza extrema y falta de educación, recuerdo que Santo Tomás de Aquino decía que es necesario un cierto nivel de bienes materiales para poder practicar la virtud; vale decir, para alcanzar el desarrollo de la personalidad que corresponde a la dignidad humana. Me parece que en la categoría de pobreza, ampliamente extendida, tendría que entrar también esta especie de decadencia de la cultura popular que se torna irremediable si no se van poniendo remedios, si no se procura lo necesario para que nuestras familias puedan vivir dignamente, para que puedan educar dignamente a sus hijos, para que las ayudas que reciban estén orientadas a elevarlos en un sentido integral”.
“La medición de la pobreza puede ampliarse a otros campos: El Papa Benedicto XVI en su reciente Encíclica “Caritas in veritate” hace una sugerencia interesante en el parágrafo 28, cuando dice: “Uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida, que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos. Es un aspecto que últimamente está asumiendo cada vez mayor relieve, obligándonos a ampliar el concepto de pobreza y de subdesarrollo a los problemas vinculados con la acogida de la vida, sobre todo donde ésta se ve impedida de diversas formas”.
“El Papa recuerda cómo ha ocurrido y ocurre, en muchos lugares, que las ayudas destinadas al desarrollo están ligadas necesariamente a la adopción de planes de disminución de la natalidad, y cómo se intenta legitimar los atentados contra la vida, desde el aborto a la eutanasia”.
“Esto es un problema fundamental del desarrollo y el reconocimiento de la realidad multiforme de la pobreza es imprescindible para hacer algo eficaz en orden a superar un flagelo que castiga injustamente a tantos argentinos”.
“El mismo Papa hace un par de meses, al dirigir un mensaje a los organizadores de la Colecta Anual Más por Menos, ha hablado del escándalo de la pobreza. No hay que extrañarse de que se vea la pobreza extrema como un escándalo. Lo es aquí como en otros lugares del mundo. Es necesario luchar seriamente contra ello, pero para eso hace falta asumir un concepto amplio de pobreza y éste debe sustentarse en la idea correcta del hombre”.
“Este es el problema de hoy. Benedicto XVI afirma que la cuestión social hoy equivale a la cuestión antropológica. Es decir: ¿qué idea nos hacemos del hombre, de su dignidad, de sus derechos, de su futuro? ¿Qué es lo que le corresponde en justicia? ¿Qué deuda tenemos con él? Al ocultar o disimular la situación social estamos demorando e impidiendo la posible solución.
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