Alocución televisiva de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata en el programa “Claves para un mundo mejor”
“En un día como hoy no puedo comenzar sin enviar un saludo cordial a todas las madres y, de un modo particular, a todas aquellas que me siguen sábado a sábado en “Claves para un Mundo Mejor” porque nos encontramos a través de la cámara y de la pantalla del televisor. Hoy entonces un afectuoso saludo para todas”.
“Pero la figura de la madre, yo y todos, la asociamos espontáneamente con la paz. ¿Qué figura más bella de la paz que una madre con su hijito en brazos? Por ejemplo, la imagen de la Santísima Virgen con el Niño Jesús”.
“El problema de la paz es más profundo de lo que se piensa porque la paz no es la mera ausencia de guerra, la mera ausencia de conflicto, de violencia”.
“Creo que en la sociedad argentina de hoy se percibe claramente que no hay una paz consolidada. Las tensiones subterráneas que a veces afloran a la superficie, una violencia apenas contenida, brotes de exasperación, todo eso indica que no hay paz, que falta una auténtica paz en la sociedad argentina”.
“Espontáneamente, cuando se habla de paz, auténtica si no hay plena justicia. Las relaciones de justicia son muy complejas en una sociedad como la moderna. No basta la mera relación entre personas sino que también influye la relación de cada uno con el todo social y la relación de la comunidad con cada uno de sus miembros, especialmente con los más necesitados. La paz social depende de la plena vigencia de ese conjunto de relaciones de justicia”.
“Muchas veces, esta exasperación que se nota en la sociedad argentina está vinculada a un hecho constatable: mucha gente piensa que no le hacen justicia”, que no le reconocen sus derechos”.
“La fórmula tradicional de la justicia es: a cada uno lo suyo. Si cada uno no puede ser quien es y no lo reconocen como lo que es y no le dan su derecho, entonces no se siente tratado con justicia y lógicamente tiende a reclamar lo que le corresponde”.
“Cuando estas relaciones injustas se multiplican entonces se crea un clima de falta de paz. Ahora bien: ¿cómo se asegura la justicia en una sociedad? Es una tarea muy compleja, que corresponde en primer lugar a los que tienen la conducción de la sociedad política, pero que de algún modo también corresponde a todos los ciudadanos, a todos los habitantes de un pueblo determinado”.
“Creo que el problema de la justicia, de dar a cada uno de los suyo, de hacer y facilitar que cada uno sea quien es tiene que ver con la verdad, con el reconocimiento de la verdad. La verdad es la realidad, es la naturaleza de las cosas”.
“En la Argentina de hoy, me parece, que estamos camuflando la verdad, no queremos reconocer la verdad, estamos viviendo un mundo de ficciones, cuando no de escamoteos conscientes, o sea de mentiras, que ponen entre paréntesis la realidad”.
“Por eso es necesario convertirse a la verdad para poder vivir en la justicia, para poder tener un sentido correcto de lo que es justo y poder hacer lo justo; entonces sí se podrá disfrutar la paz”.
“El hombre está hecho para la verdad, para la justicia, pero la justicia sola no basta; hace falta un poco más, hace falta el amor, la solidaridad, la caridad, la amistad social. Entonces sí empezaríamos a disfrutar de la paz”.
“La sinceridad en el reconocimiento de la verdad, el empeño en practicar la justicia, la inclinación a procurar la concordia, todo esto es necesario –aunque difícil- para asegurar la paz”.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
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