Por Ricardo Díaz
En estos momentos tan difíciles en que se encuentra sumergida nuestra querida Argentina, creo necesario que cada uno de nosotros hagamos una pausa en nuestro quehacer diario, para reflexionar y analizar la actualidad nacional, tratando de hacerlo de la manera más objetiva posible, para lo cual deberíamos despojarnos de ideas preconcebidas o pre-elaboradas que podrían no ayudar a ese análisis pretendidamente objetivo.
Por mi parte, creo que aquí hay que separar las causas de esta situación tremenda por la que está pasando nuestra patria, en causas internas y externas. Las causas internas son, básicamente, por un lado, el bajísimo nivel dirigencial. Padecemos una crisis de dirigentes, desde hace ya varias décadas, que hizo posible que asuman el poder un Menem, un De la Rua, un Kirchner, los cuales, en un país serio, pongamos por caso Alemania, no hubieran llegado a ser ni porteros de un hotel tres estrellas.
Por otro lado, otra causa de nuestros males se encuentra en la ambición de poder y de riqueza, la cual parece ser que hay que lograr a cualquier precio, y esto nos lleva a otra causa, la corrupción, la descomunal corrupción como nunca se ha visto en la historia del país y de ninguna otra nación del mundo.
En cuanto a las causas externas tenemos, principalmente, la acción del poder internacional del dinero con Rockefeller y Ford a la cabeza con sus mega bancos, mega empresas de todo tipo, dominio de industrias de todo tipo, como la industria farmacéutica, etc. Recordemos que después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo fue repartido en Yalta, quedando nosotros bajo la órbita anglosajona.
El golpe de Estado de 1976 fue una trampa liberal capitalista, hecho que queda demostrado tras la adjudicación de la cartera de economía al máximo representante de la oligarquía criolla, el masón grado 33 José Martínez de Hoz, quién inició un plan de destrucción de la Argentina que continua hasta nuestros días, con el endeudamiento con el FMI, entre otras cuestiones.
Claro que se combatió al comunismo cubano que pretendía introducir el sistema marxista leninista en nuestro continente, pero al mismo tiempo se consolidaba el “capitalismo salvaje”, denunciado más tarde por S.S. Juan Pablo II.
La hermandad anglosajona actuó coherentemente en Malvinas, para impedir que sean recuperadas por nuestro país, a la par que provocaban el desarme argentino tal como lo contemplamos hoy en día, y esto para, seguramente, seguir saqueando nuestras riquezas, sea el petróleo, sea el mineral cordillerano, sea el agua.
Nos invadieron culturalmente, siguiendo los consejos gramscianos y de Mao: “La revolución comienza por la inteligencia”.
En fin, creo, entonces, que puede ser muy útil a nuestra Patria que nos pongamos a reflexionar sobre todas estas cosas y en como podríamos contribuir para que todo esto cambie, y si no, tendremos que atenernos a las graves y nefastas consecuencias, soportando situaciones más que humillantes para todos. Si así ocurre, que Dios se apiade de nosotros.
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