Por Cosme Beccar Varela
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Buenos Aires -05 de Julio del año 2010 – 979
Cuando el Cid Campeador marchaba al exilio al que lo condenó injustamente su rey, prohibiendo a todos que le dieran cualquier auxilio, al pasar por Burgos encontró las casas y las posadas cerradas. El pueblo miraba por entre las rendijas de las celosías y decía: "¡Dios que buen vasallo si hubiera buen Señor!".
Creo que éste es el mejor comentario que se puede hacer para la derrota del equipo de "foot-ball" argentino puesto bajo al dirección del drogadicto castrista, con la cara del asesino Guevara tatuada sobre su cuerpo que responde al nombre de "Maradona"; la supervisión del muy sospechoso y perpetuo presidente de la AFA Julio Grondona y peor aún, enrolado sin saberlo en la campaña política de la tiranía.
Porque si el equipo ganaba, Kirchner hubiera reforzado la sensación de que "todo va bien" que le convenía para continuar tiranizando el país y Maradona, descalificado una y cien veces por sus vicios y pésimos comentarios, hubiera conquistado una "buena imagen" que hace rato perdió y que cuando la tuvo la usó para denigrar al Papa, elogiar a Fidel Castro y hacerse rimbombantemente peronista bajo los auspicios del "minus habens" Kirchner, entre otras cosas.
Los jugadores argentinos son buenos jugadores, mucho mejores de lo que parecieron en el vergonzoso partido que perdieron 4 a 0 con Alemania. Pero "no tienen buen señor". Son como huérfanos a la deriva y les faltaba el entusiasmo, la confianza, la capacidad de actuar unidos por un objetivo común. Cada uno hacía cada vez menos lo que podía. Los "genios deportivos" no aparecieron ni para la foto.
Eso es lo que le pasa a un pueblo cuando no está gobernado por una Autoridad justa y laboriosa.
Aún a riesgo de disgustar a más de un lector, quisiera ahora decir algo sobre los acontecimientos paralelos de la derrota y sacar algunas conclusiones.
Leí la interpretación del periodista Carlos Pagni en "La Nación" de hoy (5/7/2010, pág. 6) titulada "El futbol rompió el feliz retrato de los Kirchner". Está bien. Analiza el aspecto "corrupción" de este negocio del "foot-ball" que es una los objetivos de la tiranía porque "por la plata baila el mono" y teniendo plata se pueden comprar votos y perpetuarse en el poder. Los detalles de su análisis son estremecedores. Y todo eso está pasando a vista y paciencia de todo el mundo sin que haya un solo Fiscal que acuse a los responsable de tanta inmundicia.
Sin embargo, creo que hay un aspecto mucho más grave y profundo que nadie se atreve a mencionar porque es "politically incorrect". Aplicando el viejo principio que dice: "qué le hace una raya más al tigre" trataré de ponerlo en evidencia.
El partido con Alemania se jugó el Sábado 3 de Julio a las 11 de la mañana. A esa hora se paró el país. Todo el mundo dejó todo, aún los compromisos sociales que obligan sin gravedad pero sí como un aspecto de la convivencia. Los entretenimientos personales a los cuales nadie renuncia por ningún motivo fueron abandonados. Las calles estaban desiertas. Por lo que pude ver, todos los argentinos estaban hipnotizados delante de los aparatos de televisión mirando las evoluciones de la pelota de "foot-ball" yendo de los pies de uno a los del otro, generalmente de los alemanes.
Al comprobar esa dedicación universal a la contemplación del partido, la renuncia general a todos los compromisos preexistentes, pensé con dolor: "Si los argentinos aplicaran el patriotismo que dedican a este partido de "foot-ball" por el cual renuncian a sus entretenimientos, a sus compromisos sociales y a todo lo que no sea de vida o muerte, pero lo hicieran en beneficio de un movimiento que tuviera por objetivo acabar con esta tiranía, hace rato que la Argentina tendría un buen gobierno y seríamos uno de los primeros países del mundo".
¡Pero vaya Ud. a pedirle a uno de esos entusiastas televidentes del campeonato mundial que deje dos horas de su descanso, de sus deportes, de sus reuniones sociales, para asistir a una reunión patriótica y se encontrará con las más indignadas excusas!
"No tengo tiempo. No puedo, Tengo que ir a XXXXX...." Pero para ver el partido de "foot-ball", no hay nada que prevalezca.
¿Qué es eso? ¿Patriotismo? ¡No me hagan reír! Eso es fanatismo colectivo, estupidez masiva, inversión de valores, entusiasmo enfermizo y eso, especialmente y mucho más grave, cuando se trata de gente de las "clases cultas".
Antes del partido vergonzoso traté de hacer ver a la gente que si el "equipo de Maradona" -como decían todo el tiempo los comentaristas- ganara el campeonato, la tiranía resultaría reforzada, la posibilidad de que los secuestrados políticos salgan en libertad disminuiría, la corrupción incrementaría y la plebe sobornada se sentiría alentada para imponerse sobre lo mejor del pueblo argentino. Y Maradona, ese payaso castrista con la cara del asesino Guevara tatuada en su cuerpo, sería canonizado y convertido en una especie de San Maradona, con el inmenso mal ejemplo que eso representaría para toda la juventud argentina que estaría tentada de pensar que ser drogadicto y castrista son cosas buena y dignas de ser imitadas.
Pero no había quién oyera esos argumentos. Ahora son más sordos con el agregado de que ahora están furiosos porque decir lo que estoy diciendo es casi como "alegrarse con la derrota".
No, no me alegro con la derrota. Lo siento muchísimo por los jóvenes futbolistas que tal vez hubieran ganado si no fuera porque tenían malos "señores", los peores que se puede tener y que además, sin que ellos lo supieran, estaban siendo usados para una maniobra política que hubiera atornillado aún más la tiranía que padecemos, para inmenso daño de la Patria.
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