¡ROBIN HOOD!

Por Marcos Attias

Quienes leíamos las revistas de historietas solíamos admirar y apreciar las heroicas aventuras de Robin Hood, defendiendo a los pobres, de los salteadores del mandamás de turno. Hoy los abuelos sueñan con esa legendaria figura, que los venga a defender de los saqueos de sus fondos.

El compañero Moyano, en su preocupación por el aporte de los abuelos para financiar la deuda de Aerolíneas, cruzo el Océano Atlántico, y recorrió la galería La Fayette, de Paris para comprar regalos de navidad para los pobres jubilados, que quedaron excluidos de cualquier beneficio en esa compañía aérea.

El gobierno esta muy eufórico con los abuelos, que gracias a ellos el gran déficit que los venía asfixiando, fueron resueltos tomando los fondos de los jubilados y en su lugar entregaron bonos a muy bajo interés a pagar en la resurrección de los muertos.

Agua y energía no quieren ser sorprendidos, como desagradecidos, ante la contribución de los abuelos para ayudarlos en su déficit que les permitió seguir operando, y piden disculpas por no poder hacerles a los jubilados ningún reconocimiento bajándole los valores de las boletas.

Los fabricantes, distribuidores y vendedores de automóviles y electrodomésticos, tuvieron su cuota de oxigeno que les brindaron los abuelos, antes de que se infartaran ante la carencia de fondos para vender y comprar. Ellos también quieren agradecerles a los jubilados el patriótico aporte económico, que hicieron para el desarrollo del país.

La docencia esta infinitamente agradecida por la tremenda contribución de los abuelos en la provisión de notebook, que les permita estar a la altura del conocimiento que exige la nueva generación de jóvenes.

Si yo fuera presidente, los trenes marcharían a lo largo y ancho del país sin exclusión alguna de pueblos y ciudades, tendría la flota mercante mejor, la mas moderna y mayor de mundo, fabricaría, aviones, buques, radares, trenes, puertos, crearía un banco de alimento para amortiguador en las épocas de crisis, para que ninguna argentino le faltara un plato de comida, una casa, y ropa con que pasar el invierno, los altos estudios serían gratuitos, cada ciudadano tendría su parcela de tierra que les corresponde por el solo hecho de haber nacido en este territorio, no existirá la clase pobre y mucho menos la indigente. Los jubilados no pagarían por viajar, ni tendrían que pagar los remedios, la juventud tendría libre y gratuitos acceso a todos los centros de educación física incluidos los clubes.

Si yo fuera presidente no permitiría una sola tristeza, de ninguna ciudadano que habita este bendito suelo.

FELIZ NAVIDAD