La presidente de Argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner al terminar un encuentro el día 20 de enero de 2011 con el presidente de la República de Turquía, Abdullah Gül, están dando mucho que decir.
Aunque la mona se vista de seda, mona queda. No hay modo de quedar bien disfrazándose de islámicas en Medio Oriente, si los discursos tiran para otro lado que desconocen…
La Presidente dijo que entre Turquía y Argentina “hemos mantenido una excelente relación bilateral. La presencia de esta Presidenta aquí en Ankara, capital de Turquía, significa además de la firma de los acuerdos que hemos hecho también una nueva etapa en nuestras relaciones”. También refirió que el año 2010 se celebraron “los 100 años de historia de relaciones entre lo que era el Imperio Otomano, el antecedente más cercano de Turquía, y nosotros”.
Cristina Fernández expresó que el Presidente de Turquía la ilustró sobre “hasta dónde llegaba el dominio de ese Imperio Otomano en la antigüedad”. Seguramente omitió ilustrarla sobre el Genocidio que cometió Turquía contra los Armenios, contra los Asirios, y el modo en que pisó con su bota a todas las naciones de Medio Oriente.
“Hace 100 años, cuando estaba el Imperio Otomano, mi país era por ejemplo la quinta economía mundial, también miren qué cambios se produjeron, de la quinta economía mundial en 1910 al default del año 2001, donde se defaulteó la deuda soberana más importante”, dijo la Presidente. Resulta que ahora la Deuda Externa se llama “deuda soberana”, y que la Soberanía Nacional es mala palabra… mientras que el presupuesto nacional tiene casi un 50% de su composición destinado a deuda pública, que si no existiese podría elevar el nivel de vida económico argentino al doble del actual.
“Nosotros en política y en economía debemos guiarnos por resultados, por afuera de preconceptos ideológicos o religiosos, simplemente por resultados porque lo que la gente, nuestras sociedades exigen a sus gobernantes son resultados. La gente no come únicamente a partir de un discurso, no tiene mejor calidad de vida porque vaya a un templo a rezar a ningún Dios, al que le plazca, lo cierto es que tenemos que dar respuestas concretas en mejorar la calidad de vida de nuestras sociedades y esta es la obligación de los gobernantes”.
El desprecio a la Providencia de Dios del que hizo gala la Presidente, ofende no sólo a católicos, sino a cualquier religión, pero con más razón a la Religión Verdadera: la católica. Como si dijese que Dios no paga sueldos ni construye casas, siendo ella quien se pone en el lugar de Dios. Se percibe la influencia de los Faraones de Egipto a los que recientemente ha visitado en su viaje, que se consideraban dioses… pero que morían para ocupar un gran edificio mortuorio, igual que sucedió con don Néstor y con cualquier mortal. Porque no eran dioses: eran seres humanos.
“Para finalizar, como decía el señor Presidente, en mi país se identifica a todos los ciudadanos de origen árabe con el nombre de turcos, aún cuando la mayor inmigración árabe en la Argentina sea de origen sirio libanés a nadie le dicen "ahí va el sirio, ahí va el libanés", le dicen "turco". Como una cuestión además muy amigable y como me pueden decir a mí "gallega" porque mis abuelos son españoles. En fin, esa es la Argentina, un país con una diversificación cultural, con una matriz muy cosmopolita donde afortunadamente además de tener hoy una muy buena economía y una mejor democracia tenemos el orgullo de decir que es un país en el cual no hay diferencias de carácter étnico ni religioso que nos dividan o nos separen. La única discusión que tenemos es para las elecciones con la política y todos los domingos con el fútbol y esperamos que estos sigan siendo los dos principales temas de diferencias y divisiones entre los argentinos y ningún otro”, concluyó.
Olvidó además la Presidente referir que muchos armenios tenían la identidad en su pasaporte como integrantes del Imperio Otomano, es decir, turcos. Olvidó decir cómo ese Imperio vació y oprimió a todas las naciones sobre las que ejerció su dominio, sin temer la comisión de genocidios. Es probable que Cristina Fernández y su adláter sionista el Canciller Héctor Timerman hayan ofrecido interceder para integrar a una nación que a 100 años de cometido no reconoce el Genocidio contra los armenios en la Comunidad Europea.
La ignorancia campea en Cancillería, y por el tenor del discurso se percibe que la Presidente habló por boca de ganzo, por su ignorancia de la cuestión geopolítica en Medio Oriente y las tensiones que Turquía produce respecto de sus vecinos… de todos sus vecinos, incluso de los europeos. Esos errores, en política internacional, siempre se pagan.
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