Por familiares de soldados formoseños asesinados por Montoneros
Primero pusieron bombas, mataron y secuestraron a policías... Pero no dije nada, porque no era policía ni militar.
Después asesinaron a gremialistas, empresarios y ejecutivos. Pero no dije nada porque no estaba entre ellos.
Después masacraron soldados de 18 años que cumplían el servicio militar. Pero no dije nada porque no eran ni mis hijos, ni mis nietos.
Después negociaron su libertad a cambio de delatar a "compañeros" y pasaron buenos años en países del primer mundo que denostaban. Pero yo no dije nada porque por fin nos dejaban tranquilos.
Después se presentaron a cobrar indemnizaciones y yo no dije nada, porque era más caro arriesgar una opinión...
Después escribieron una historia de inocentes catequistas y estudiantes masacrados por las fuerzas de seguridad, se la contaron a nuestros hijos y yo no dije nada "porque había que mirar para adelante".
Después reclamaron la nulidad de los indultos, de la ley de punto final y de la obediencia debida para poder juzgar a quienes cumpliendo órdenes frustraron su intento de instaurar una dictadura totalitaria marxista y yo no dije nada, porque no era soldado, ni policía, ni cumplía órdenes en un sistema jerárquico..
Después hicieron tabla rasa con las garantías constitucionales al debido proceso, la prescripción de la pena, la ley penal más benigna, el principio de legalidad y los derechos adquiridos promulgados y avalados mediantes resoluciones presidenciales, legislativas y judiciales y yo no dije nada porque "así me seguía contratando para cantar en plazas, municipios y embajadas".
Después reclamaron que los delitos de lesa humanidad sirvan solo para los militares, no para los terroristas y yo no dije nada porque estaba en tratativas para que protejan mi industria.
Después agregaron en los listados de desaparecidos a sus propias víctimas, a criminales muertos en combate atacando cuarteles en plena democracia y les hicieron monumentos y yo no dije nada porque estaba haciendo buen dinero y no convenía llamar la atención de la AFIP...
Después pidieron indemnizaciones para los que fueron al exilio y yo no dije nada porque tengo un feed lot y los subsidios me venían muy bien...
Después pidieron que la prensa cuente una sola parte de la historia y acusaron de genocidas a los que pretendía contar la otra y yo no dije nada si lo decía perdía la publicidad oficial.
Después me obligaron a mentir los datos del Indec, del crecimiento, de la pobreza, de la educación y yo no dije nada para que la partida llegue al Municipio.
Ahora vienen por mí. Qué suerte que no podrán llevarse nada.
Ya tienen a mis hijos y a mis nietos a quienes les han conquistado el cerebro. Tienen mi calle y mi vereda entregada a sus amigos los delincuentes.
Tienen mi libertad encadenada al temor a ser secuestrado, asaltado, asesinado. Tienen mi propiedad, simple comodato oneroso a cuenta del usufructo de mi esfuerzo.
Tienen mi pasado (del que me está vedado hablar por miedo). Tienen mi presente (del que soy cómplice necesario). Tienen mi futuro (que he hipotecado a cuenta de mi cobardía).
EL SILENCIO ES EL PEOR NEGOCIO.
Familiares de soldados formoseños asesinados por los Montoneros
El 5 de octubre de 1975 durante el gobierno democrático de Isabel Perón un grupo de montoneros -muchos de ellos integrantes actuales del gobierno nacional- atacó el Regimiento 29 de infantería de Monte en Formosa acribillando a soldados de 18 años que cumplían el servicio militar obligatorio mientras dormían la siesta, tomaban mate o se estaban bañando. A pesar de ello, los soldados sobrevivientes que pudieron reaccionar a tiempo y tomar sus armas, no se entregaron y al grito heroico de "aquí no se rinde nadie mierda" lograron poner en fuga a los genocidas, ocasionándole varias bajas.
El gobierno kirchnerista indemnizó con USD 600.000 a los familiares de cada guerrillero genocida muerto o herido por los soldados en su defensa del cuartel. Sus nombres -el de los terroristas- figuran en el Nunca Mas, en el Museo de la Memoria y en innumerables monumentos.
Los detalles de esta masacre pueden leerse en el libro OPERACIÓN PRIMICIA de Ceferino Reato.
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