El Vaticano apoya el nacimiento de Sudán del Sur, un pueblo al fin libre de la sharia
El 9 de julio el continente africano vive un momento que no se recordaba desde los albores de la descolonización, en los años sesenta del siglo XX.
A partir de este sábado 9 de julio, los sudaneses no musulmanes podrán por fin vivir en paz... si el Sudán islamista respeta el futuro de paz al que aspiran. El problema es para el pueblo bajo la férula de Jartum, pues las autoridades de Sudán del Norte ya han anunciado que reforzarán la sharia en su territorio tras la separación del territorio cristiano y animista.
La delegación enviada por Benedicto XVI a la proclamación oficial de independencia de Sudán del Sur es del máximo nivel diplomático, dado el momento de las relaciones entre el Vaticano y el nuevo Estado. Estará presidida por el cardenal John Njue, arzobispo de Nairobi y presidente de la conferencia episcopal keniata, y por el nuncio apostólico en Sudán, Leo Boccardi, y el secretario de la nunciatura en Kenia, Javier Herrera Corona.
"La paz, la reconciliación y el respeto a los derechos de todos, en particular de la libertad religiosa, son los pilares fundamentales sobre los cuales debe edificarse el nuevo estatus sociopolítico de la región, y también las condiciones para contemplar un futuro de esperanza", aseguró el portavoz de la Santa Sede.
Federico Lombardi aseguró además que el Vaticano estudiará cualquier propuesta del nuevo Estado para el establecimiento de relaciones diplomáticas (las tiene con Sudán del Norte desde 1972), e invitó a la comunidad internacional a sostener a Sudán y al nuevo Estado independiente para que en un diálogo franco, pacífico y constructivo encuentren soluciones justas y equitativas a las cuestiones aún por resolver".
Entre ellas, la energética. El Sur tendrá el 75% de las fuentes del petróleo, pero el puerto de salida está en el Norte, cuyo presidente, Omar al Bashir, ha amenazado con cerrar los gasoductos como parte de la negociación.
Este mismo viernes la ONU decretó la permanencia de una fuerza de paz de 7.000 hombres para mantener la disuasión ante la creación del país.
La independencia de Sudán del Sur proviene de los acuerdos sellados en 2005, y del referéndum celebrado en enero de este año, en el cual el 98% de los votantes mostraron su apoyo a la separación de los territorios de mayoría católica respecto al poder despótico de los territorios musulmanes. La caída del país en manos del islamismo produjo una guerra civil durante la cual fueron asesinados miles de cristianos.
Por su parte, los obispos de las siete diócesis del nuevo país invitaron a la oración y a la acción en defensa de la unidad del país, "en la memoria viva de los mártires, héroes y santos del Sudán", entre los que citaron a Santa Josefina Bakhita (1869-1947), religiosa canonizada el año 2000, y San Daniel Comboni (1831-1881), misionero canonizado en 2003.
Según el padre Martín Ochaya, secretario general de la archidiócesis de Juba, el estado de ánimo de la población es alto y hay entusiasmo por la independencia. La Santa Sede comparte esa emoción, ante el calvario que han pasado los católicos durante años a manos del radicalismo mahometano.
PROFUNDIZAR LA CRISTIANDAD
Nace un país y con él «una época de cristiandad que se profundizará cada vez más»
El gobierno islámico de Jartum mantiene las provocaciones a Sudán del Sur, pero el obispo de Rumbek mantiene la esperanza y pide ayuda.
El 9 de julio en Juba, capital de Sudán del Sur, una declaración oficial sancionará la creación del 54° país africano. El Sur, cristiano y animista, oficializará la separación del régimen islámico del Norte.
La creación de Sudán del Sur es segura, pero está aún amenazada por enfrentamientos y focos de guerra civil. Entre las personalidades que están trabajando por la reconciliación destaca monseñor Cesare Mazzolari, desde 1999 obispo de la diócesis de Rumbek (Sudán del Sur) y desde hace treinta años misionero para el pueblo sudsudanés. Zenit lo ha entrevistado.
- Con la constitución de Sudán del Sur, ¿qué cambiará para el pueblo y para la situación geopolítica del Norte de África?
-La secesión de Sudán del Sur representa un objetivo de libertad para un pueblo oprimido por más de veinte años de guerra civil. Preveo una época de cristiandad que se profundizará cada vez más. Este símbolo de libertad a la africana, de libertad genuina fuertemente deseada, es visible también en el Norte de África con las revoluciones que se han sucedido en los últimos meses. Esto no significa que vaya a haber divisiones también en otros Estados de África, pero ciertamente el recorrido hecho por Sudán del Sur ha sido apreciado y apoyado transversalmente en toda África.
- ¿Cuál es la posición de la Iglesia católica? ¿Y de qué forma los cristianos cuentan con ayudar al nacimiento y al desarrollo de Sudán del Sur?
-Para un país que tiene la tasa más alta de personas analfabetas en el mundo (solo el 15% de los hombres y apenas el 9% de las mujeres sabe leer y escribir), ahora más que nunca necesitamos formar la clase dirigente del futuro para que la autodeterminación de este pueblo sea plena y madura, en el signo de la esperanza y de una fundamental recuperación de la identidad. Como Iglesia tenemos aún hoy una gran responsabilidad en la construcción del nuevo Estado: debemos enseñar el arte paciente del diálogo, de la comunicación y de la reconciliación, para poner las bases de un nuevo país que a menudo conoce sólo el camino de la violencia.
- ¿Cuáles son los proyectos educativos para el desarrollo promovido por la asociación CESAR que usted dirige? Y en particular ¿cómo piensa construir el primer centro para la formación de profesores de Sudán del Sur?
-CESAR nació en el 2000 para buscar ayuda fuera de África, y constituye un verdadero y propio enlace entre la misión y sus donantes. Los fondos recogidos se utilizan en ámbitos diversos según las necesidades del momento: de la pastoral a la eduación, de la salud a las ayudas humanitarias, como está documentado en el sitio www.cesarsudan.org. Actualmente estamos trabajando en la construcción de un centro para profesores en Cuiebet, localidad a 80 km de Rumbek. Una escuela formará cada año a 30 profesores capaces de dar una instrucción básica a más de 5.000 niños en los primeros cinco años de actividad. Llevar a término esta obra requiere el compromiso de las instituciones internacionales. Nuestro llamamiento se dirige a ellas para que puedan dar un nuevo impulso a los proyectos en esta tierra martirizada por la guerra civil y por la pobreza. Por eso apoyamos la creación de una embajada italiana en Juba, que podría naturalmente poner en marcha un cambio significativo en esta dirección.
- ¿De qué manera las instituciones internacionales, los gobiernos y las Iglesias cristianas pueden contribuir a la realización de los proyectos de desarrollo para el Sudán del Sur?
-Por desgracia Sudán del Sur es el país más pobre del mundo: el 90% de los habitantes vive con menos de un dólar al día. Sin embargo, la superficie y el subsuelo de este país esconde enormes riquezas por descubrir: petróleo, oro, maderas preciosas como el ébano y la caoba. Faltan personas que sepan elaborar esta riqueza para darla a conocer dentro y fuera de las fronteras de Sudán del Sur. La idea de construir una carpintería va precisamente en este sentido: invertir en Sudán del Sur, dando la posibilidad a los sudsudaneses de trabajar los recursos que ofrece la tierra.
- ¿Cuáles son las dificultades que usted prevé encontrar? ¿Y cuáles los recursos humanos que movilizar?
-No conseguiremos una integración inmediata, por lo que el Norte y el Sur deberán aceptar ser pobres al menos otros diez años. No hay hospitales, ni escuelas, ni fuentes de agua, ni infraestructuras. Será necesaria la ayuda de la comunidad internacional para alcanzar muchos de los objetivos que la independencia traerá consigo. Los continuos ataques provocadores del gobierno de Jartum, con la ocupación militar del área de Abyei, disputada por los yacimientos petrolíferos de que dispone, llaman claramente a la guerra. Pero el gobierno del Sur está reaccionando a las provocaciones haciéndolas caer en el vacío. La atmósfera por tanto no es de lo más sereno, a pesar de lo cual estoy convencido de que el pueblo está decidido a la independencia, y el soportar silenciosamente al gobierno de Jartum es una demostración de ello.
Fuente: Religión en Libertad
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