Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 01 de Agosto del año 2011 - 1052
No es necesario que lea este artículo porque hay cientos de páginas en la prensa y en Internet que seguramente le gustarán más. Este no creo que le guste.
¿Vale la pena sumar una página más a las muchas que se refieren a la crisis argentina? Cada día que pasa y cuanto más leo sobre el asunto va creciendo en mí la idea de que no vale la pena. "Res non verba" (cosas y no palabras), decían los latinos. El problema es que no teniendo posibilidad ninguna de producir "cosas" o hechos materiales que modifiquen el curso de los acontecimientos, no nos queda más que una opción de hierro: callar y dejar que el proceso de destrucción de la Argentina tradicional continúe su curso inexorable o seguir intentando despertar las inteligencias que muevan las voluntades que a su vez comanden las acciones concretas que realmente importan.
La tentación de no decir nada y dejar que los tontos sigan siendo engañados fácilmente por los que saben adonde van y cómo llegar a eso, es muy grande. Al fin y al cabo ha quedado comprobada hasta la saciedad la veracidad que aquel famoso dicho de un legislador peronista de Santa Fe que interrumpió el elaborado discurso de un opositor diciendo: "¡A mí con argumentos no me va a convencer!" Es decir, a ese animal había que agarrarlo del cogote para que votara como debía. Hablarle era inútil. .
No sé cómo siguió la historia, pero es muy probable que el orador callara y la recua de peronistas que formaban la mayoría, votó el disparate que se proponían aprobar y aquello se convirtió en "ley". Los tontos de siempre habrán dicho: "Es la ley. Creo en la Justicia. La democracia ha hablado. Hay que obedecer."
Para convencer a los tontos de que eso no es ley porque la ley es un dictado de la razón para el servicio del bien común, promulgada por quien legítimamente posee la facultad de legislar, sería necesario que los tontos pensaran y eso es más difícil que sacar agua de una piedra seca.
Ahora bien, dice la Sagrada Escritura: "Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus" (los perversos difícilmente se corrigen y el número de los tontos es infinito) (Eclesiastés, 1,15, de la Biblia Vulgata aprobada dogmáticamente por el Concilio de Trento).
Y Nuestro Señor dijo, a su vez, que "los hijos de las tinieblas son más astutos de los hijos de la luz". Si consideráramos a los tontos (con descabellada generosidad) como "hijos de la luz", debemos concluir que los perversos que son siempre malos y no quieren sino el mal, engañan fácilmente a los tontos que, desgraciadamente, son la inmensa mayoría de los integrantes de las clases cultas. Las clases inferiores padecen de ignorancia y por eso su culpa es menor. Pero los "cultos", los que han recibido una educación superior y han vivido en un ambiente en el que podían recibirla si quisieran, no pueden alegar ignorancia para excusarse. Ellos afrentan culpablemente la razón, se niegan a reconocer la realidad más evidente y con pertinacia de burros empacados se atienen a las versiones que les sirven hasta el hartazgo los fabricantes de mentiras, los llamados "politicólogos" o "politólogos", como dicen ahora.
Los perversos tienen un plan para destruir la Argentina tradicional o lo que resta de ella, y convertirla en un Estado socialista. Esto es evidente y hasta lo han proclamado descaradamente por decreto 1086/2005 del finado Kirchner. Los tontos no quieren reconocer que ese plan existe aunque es obvio que se está cumpliendo día a día delante de sus narices.
Como ese plan está inspirado en el marxismo ateo e inmoral y como el pueblo argentino, mal que mal, sigue siendo católico o por lo menos no ha apostatado formalmente todavía, es claro que deben andar despacio, tomar precauciones y prever retrocesos y preparar caminos alternativos que les permitan alcanzar el objetivo sin peligro de ser derrocados.
Eso exige un gran conocimiento de la opinión pública y de las técnicas para conducirla, y tener planes “B” que, con alguna demora, conduzcan al mismo fin.
Es obvio que la frívola mujer (para decir lo menos) que usurpa la presidencia de la Nación y la banda de deshonestos que la rodean son incapaces de semejante hazaña intelectual, aunque no incapaces de cualquier canallada que el plan pergeñado por sus eminencias grises les exija poner en práctica.
Eso nos permite deducir, casi como que dos más dos es cuatro, que tales eminencias grises existen, aunque el tonto descarte la hipótesis con una sonrisa de suficiencia que pretende ser una señal de inteligencia pero no es otra cosa que la expresión más acabada de su estupidez incorregible.
Como creo haber probado el 19 de Julio ppdo. en el número 1051 de este periódico, Macri es deshonesto, injusto, pro-"gay", promotor de la corrupción juvenil, públicamente inmoral en su vida personal, peronista, tilingo, declaradamente dispuesto a consolidar la impunidad del kirchnerismo e inepto para todo servicio. No tiene ni la menor intención de luchar por la Justicia, carece del más mínimo amor por la Argentina tradicional y es obviamente un oportunista que está dispuesto a pactar con la usurpadora y su banda, o con el desvergonzado de Duhalde o con quien sea, dejando en la estacada a quienes lo votaron creyendo que es un paladín de la República.
Por lo tanto, su victoria del domingo 31 de Julio no es para alegrarse. Y para peor, el Filmus (no puede creer que ese nombre exista, parece el seudónimo de un director de cine), o sea la tiranía rapaz y descarada, obtuvo 604.822 votos lo cual es gravísimo porque esos son casi todos perversos de izquierda que deliberadamente votaron contra el país y una gran cantidad de ellos son militantes que están dispuestos a todo; mientras que los 1.086.971 que votaron por Macri son un rejunte heterogéneo que no está muy lejos de la ideología del gobierno, carece de criterio para apreciar las enormes falencias de Macri y no es capaz de imaginar nada mejor y, mucho menos, de luchar por un ideal. Esa mayoría se derretirá como un cubito de hielo bajo el sol ante la primera dificultad, y es obvio que no tiene principios claros pues de lo contrario jamás hubiera contribuido a encumbrar a un político falso como Macri.
Por algo la prensa, totalmente en manos de los cultores del "Pensamiento Único", agnóstico, relativista, inmoral y de izquierda, hizo la más tenaz propaganda en su favor y silenció toda crítica hasta convertirlo en un "nuevo líder de alcance nacional", como titula Morales Solá su artículo de primera página en "La Nación" del 1/8/2011 en el que trata el comicio del día anterior.
Macri será ahora el "king-maker" de la argentina (con minúscula). El rey tuerto en un país de ciegos. Hasta es posible que apoye a la propia usurpadora para que sea reelecta ya que eso mejora sus chances de propinarnos una presidencia macrista en el 2015 (ver "El Informador Público" del 1/8/2011, crónica titulada "El Pacto Cristina-Macri", de Carlos Tórtora).
¿Cómo hacer para que el tonto se dé cuenta del brete en que nos hemos metido? Imposible. Esto es como la torre de Babel en la que nadie se entendía porque todos hablaban distintos idiomas y nosotros, además, estamos en Babia.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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