Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 16 de Agosto del año 2011 - 1055
El resultado de las elecciones "primarias" fue el fruto de un masivo fraude preelectoral, muy probablemente continuado durante la elección y después de ella mediante el cómputo electrónico de los datos. Pero como la prensa ha proclamado que la usurpadora "arrasó" ("La Nación" pág. 1 del 15/8/2011) a los otros candidatos, el fraude vale como si fuera un resultado auténtico.
El jefe de campaña de Duhalde, Carlos Brown, dice que "encontró anomalías en 400 mesas de la Capital... incongruencias en entre los telegramas (con los resultados), en la carga de datos y en el resultado de las mesas" ("Clarín" 16/8/2011, pág. 11) y que ha puesto 70 profesionales informáticos a trabajar en la investigación. Pero cuando la terminen dentro de varios días (si es que no la abandonan antes de terminarla) ya será tarde para contrarrestar esa "sensación" de una "victoria aplastante" de la Sra. Kirchner que toda la prensa ha instalado en la opinión pública.
Por su parte, los muñecos de la "oposición" se dieron por vencidos sin reservas y dijeron a todos los vientos que a esta mujer no le gana nadie y que será reelecta en la primera votación de Octubre próximo.
Esa gente no tiene vergüenza, pero no son los únicos que carecen de ella. Es la sociedad argentina entera la que se ha degradado hasta un extremo que hace pocos años era difícil de imaginar.
Por mi parte no tengo duda alguna de que hubo un fraude gigantesco, cosa extremadamente fácil de hacer mediante las computadoras programadas para que digan lo que quiere la tiranía que digan. Quien controla las computadoras puede cometer fraude sin que quede otro rastro que las boletas de papel que nadie cuenta y que en caso de ser contadas se sabe mucho tiempo después y cuando ya no hay quien se atreva a contradecir el resultado consagrado por TODOS los políticos y por la prensa.
Para no mencionar al Episcopado que debería estar supremamente interesado en discutir un resultado que les da más del 90% de los votos emitidos a los enemigos de la Iglesia, todos abortistas (aunque omitan tocar el tema), ateos (aunque finjan no serlo), laicistas, enemigos de la Justicia y deshonestos. Sin embargo, no apareció ni aparecerá para dar batalla. Sólo se dedica a adular al enemigo y a esperar que lo deje seguir viviendo su confortable vida de neutrales entre la luz y las tinieblas.
* * *
En el número anterior de este periódico publiqué un artículo titulado "Crónica de la degradación de un país" (8/8/2011) y refiriéndome a la masiva difusión, dentro de los 60 días anteriores a las "primarias" del 14/8, de tres noticias capaces de arrasar a cualquier gobierno (el caso Schoklender, la insurrección de Jujuy y la inmoralidad de Zaffaroni, juez de la Corte Suprema, mimado por la usurpadora) decía:
Esa difusión " no puede ser casual. Tiene toda la apariencia de ser un “test” para probar hasta qué punto está corrompida la sociedad misma.
"Ya no se trata de la corrupción que reina impunemente en los ambientes del poder. Parecería que toda la sociedad, especialmente la de las "clases cultas", está viciada. De lo contrario, debería haberse producido una reacción masiva de repudio frente a los tres hechos mencionados.
"Nada de eso ocurre. Alguien podrá alegar que existe un repudio silencioso. Puede ser, pero si es así, es tan silencioso que es inocuo y como si no existiera. ...Al parecer, el test indica que el país está listo para caer como una pera podrida. No hay otra explicación posible para esta infame pasividad frente a las atrocidades que han sido noticia en estos últimos sesenta días."
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El masivo apoyo a la Sra. Kirchner y a los demás candidatos peronistas o marxistas ha probado que realmente la honra de la Nación ha desaparecido.
El escándalo no está sólo compuesto por los 10.363.319 votos de la Kirchner sino también por los 2.517.839 de Duhalde y su pareja abortista Das Neves; los 2.519.333 del laicista Alfonsin y su socio peronista el peronista millonario Narvaez; los 2.124.675 del socialista ateo Binner; el 1.690.502 del peronista Rodriguez Saa; los 671.327 de la Carrió, falsificadora de la "ética" que vive tomando el santo nombre de Dios en vano y los 698.566 de la izquierda rabiosa de Altamira y la Argumedo (candidata de Pino Solanas).
Sólo son inocentes de esta farsa electoral los 1.057.390 que votaron en blanco o anulado y los 5.891.085 que se abstuvieron de votar, lo cual suma 6.9848.475 ciudadanos que dijeron "¡NO!" a toda esta compañía de estafadores políticos. Mis homenajes a ese resto de argentinos en los que algo queda de sentido común.
Sin embargo, hubo 20.645.333 individuos que votaron por alguno de los peronistas (que poco se distinguen de la izquierda) o por los marxistas a quienes les admitieron las boletas electorales. Y de esos, más de la mitad, lo hizo por esta tiranía corrupta e inicua.
Según titula "Clarín" su primera página de hoy, 16/8/2011: "El voto a Cristina cruzó todas las clases sociales". No me extraña.
Las clases bajas votaron por ella porque les paga y a los peores de ellos les deja hacer lo que quieran o sea, cortar calles, hacer huelgas, rebelarse contra toda forma de superioridad legítima, paralizar los servicios públicos, usurpar terrenos, construir villas miserias que avanzan sobre las ciudades y son "aguantaderos" de la delincuencia y además les sirve circo futbolístico gratuito, halaga sus instintos con una TV inmoral e idolatra a ese demagogo mentiroso que fue Perón.
A la juventud la corrompe eliminando la educación secundaria poniendo a los colegios "en estado de asamblea", convirtiendo las Universidades en focos de adoctrinamiento marxista y les regala "rock and roll" y otros placeres so color de "salud reproductiva". Para no hablar del poder político que les da a los patoteros de “La Cámpora”.
A los de la izquierda les da plena libertad, los deja armarse y organizarse y les hace toda clase de guiños cómplices, les regala los medios de difusión, les permite organizarse y armarse, agredir y amenazar y les ha otorgado una amplia amnistía de todos los crímenes que cometieron durante los años 70, además de encarcelar sin juicio ni derecho alguno a los militares y policías que los combatieron y de destruir las FFAA, desprestigiar y anular a la Policía y pagarles suculentas "indemnizaciones" a los que alegan haber sido víctimas de la represión militar.
A la clase media la entretiene y la deja gozar de la vida, que es lo que ella más desea. Para darse una idea de cual es la psicología actual de esa clase basta recorrer los innumerables "shoppings" y sus vistosos comercios, ir a los aeropuertos abarrotados de viajeros a Europa, a EEUU y a cualquier otra parte del mundo y leer las estadísticas de venta de los autos nuevos.
Entretanto, la Sra. Kirchner los seduce con sus sonrisas de material plástico y su nuevo lenguaje cariñoso, como puede verse constantemente en la TV, en los diarios y en todas partes.
Por ejemplo, en la primera página de "La Nación" de hoy 16/8 hay una serie de tres fotos de ella que son para coleccionar. Nadie diría que esa cara pertenece a una atea, neo-marxista y llena de odio, responsable del homicidio de 144 militares muertos en prisión y que retiene a otros mil sin prueba alguna mediante la desvergonzada manipulación de un poder judicial sumiso hasta el servilismo.
Es una tirana "light" que esconde sus garras debajo de frases que suenan como música para los oídos de los tontos, que abundan como los yuyos en la clase media y más aún en las altas.
Ayer, después de conocerse su "victoria" dijo: "Dejemos en el olvido todo lo demás. Es un gran triunfo del amor." Nadie se pregunta de qué amor está hablando pero para el bobo de las clases medias y altas esa palabra talismánica es suficiente para dejarlos felices, aunque sigan refunfuñando pero sólo para quedar bien, porque no está de modo decirse kirchnerista.
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La suma de todos los engaños se ha derramado sobre una nación degradada hasta las heces. Esto ha sido posible porque hemos apostatado de Dios como pueblo, desde los más altos hasta los más bajos y las esporádicas romerías y otros actos "piadosos" con los cuales algunos quieren compensar ese horrible parentesco espiritual con Judas, no es sino una mascarada.
Obras son amores y no pequeñas devociones. Pero la obra suprema, que es salvar a una nación de 40.000.000 de almas de una tiranía que tiende a perderlas, nadie se la propone ni, menos aún, la intenta. Esto se ha convertido en una amalgama de cinismo, cobardía, inmoralidad y ateísmo práctico.
Los pocos "buenos" que quedan estan muy lejos de ser realmente buenos. Y si por los ruegos de María Santísima llegáramos a serlo de verdad, la tiranía se encargaría de eliminarnos, como lo han hecho todas las tiranías en todos los tiempos.
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Lo que ahora es más evidente que nunca es que pasando la mano por el lomo del lobo disfrazado de abuelita, para ver si acepta convivir con nosotros en paz a cambio de que nosotros nos abstengamos de combatirlo con la pugnacidad que su maldad exige, lo único que se consigue es lo que hemos visto el Domingo pasado: hacerle creer al país que esto no es una tiranía sino un gobierno un poco ladrón, pero con el que se puede convivir.
Y si las cabezas no dan la voz de alarma sino que se las ve cada vez más dulzonas y adormecidas, ¿qué puede esperarse sino el triunfo de la pérfida habilidad de una política (obra de la secta que está detrás del trono) que sin prisa pero sin pausa nos va conduciendo hacia una situación análoga a la de la desdichada Cuba aunque, por ahora, sin paredón?
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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