Por: Ricardo Díaz
Cuando un país no tiene políticas de Estado, sino que los sucesivos gobiernos van resolviendo sus distintos asuntos a medida que van surgiendo, ó según se lo van ordenando desde afuera, irremediablemente pasará a ser un país pendular y muy poco confiable para quien quiera emprender algo en él.
Argentina es el fiel reflejo de aquel famoso y popular dicho: “cada maestrito con su librito”. Cada gobierno que asume hace lo contrario de lo que inició el gobierno anterior, por la sencilla estupidez de que la inició la gestión anterior. Pero en general esto venía ocurriendo normalmente entre gobiernos de distintas ideologías.
El kirchnerismo rompe con esa tradición, nefasta por cierto, e implanta una novedosa actitud: decide hacer lo contrario de lo que su propio gobierno hizo anteriormente, hace sólo cuatro años atrás.
Entremos en detalle, para mayor claridad de lo que estamos afirmando: El gobierno de Néstor Kirchner durante el año 2007 le otorga el control de los vuelos de Aerolíneas Argentina a manos privadas. Cuatro años más tarde su heredera y amante esposa, aún guardando luto, lo devuelve a la Fuerza Aérea Argentina. Inédito; el mismo gobierno, del mismo signo, del mismo partido, de la misma familia y ya podríamos decir de la misma dinastía.
Mas allá de quién estuvo más acertado, el punto en cuestión es eso de ir y venir, hacer y deshacer las medidas de gobierno. Hoy hago una cosa, mañana otra, y, así se va entorpeciendo el crecimiento y desarrollo del país.
Una Nación es como una persona. Imaginemos a un hombre indeciso que no sabe qué hacer, o que un día actúa de una manera y otro día de otra. Tendríamos una imagen negativa de dicha persona y, además de tildarlo de ciclotímico o bipolar, no le confiaríamos ningún asunto importante, ni tampoco no importante.
Hagamos una simple pregunta: ¿cuándo una empresa alcanza prestigio y confiabilidad?, cuándo perdura en el tiempo, cuándo sigue en lo suyo paciente y firmemente siempre con una misma meta. No cambia a cada rato de parecer, y continúa año tras año en lo mismo. Tanto es así, que cuando una empresa hace publicidad, lo primero que destaca es la gran cantidad de años que tiene en el mercado. Y esto no es porque aún vive su fundador, que en muchos casos existieron en el siglo XIX o principios del XX, sino porque luego de que él siguiera en lo mismo hasta fallecer, lo continuaron sus hijos, y a estos sus nietos, y así alcanza el prestigio del que goza actualmente.
Pero esto, para los políticos y los gobiernos, es impensable, no lo entienden, no lo comprenden, no les cabe, porque estos viven según sus propios intereses, y, si para salvaguardar esos intereses es necesario cambiar todos los días de parecer, y de partido, pues no hay problema, cambian y siguen adelante, sinvergüenzas… perdón, sin vergüenza.
Esto más allá, repito, de si están cumpliendo con directivas venidas de alguna mano siniestra de allende los mares ó no. Aquí suceden muchas cosas que son de responsabilidad propia y no se les puede achacar a órdenes extrañas o superiores a nuestro gobierno.
Y como el caso de Aerolíneas, hay más asuntos que se mueven en el marco de la incertidumbre, el cambio constante y que por lo tanto hacen que a los argentinos nos parezca estar parados en un fangal en donde, en cualquier momento, nos hundimos del todo.
Por ejemplo: los subterráneos de Buenos Aires ¿pasan o no a manos del gobierno de la ciudad? …
La inflación ¿existe o no existe? Y, hasta hace un día atrás no, pero desde hoy, 22 de noviembre, según la misma presidente que hace unos días atrás nada decía del asunto ahora dice que sí, que hay inflación…
La inseguridad ¿existe o sigue siendo para el gobierno una sensación?...
El consumo de droga ¿se despenaliza o no?...
El narcotráfico que colombianiza a la Argentina ¿se combate o no se combate?...
El aborto ¿se despenaliza o no?...
El “matrimonio” homosexual ¿se aprobó? Siiiiiiiiiiiiiiii, ya está, ya pueden casarse hombres con hombres y mujeres con mujeres. Esto ¡salio rápido!, ¡sin indecisiones!, ¡¡¡como a mi me gusta!!!.
Tristísimo, espeluznante. Lamentablemente los hechos documentan que la Argentina es un país con poco vuelo.-
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