Por Silvio H. Coppola
En el más que interesante programa radial de actualidad “Los dos reinos”, que se transmite todos los domingos de 9 a 11 horas por Radio Provincia de Buenos Aires, dirigido por el Arzobispo de esta ciudad Héctor Aguer y por el profesor Santiago Estrada, se comentó hoy el tema de la deuda externa o pública de los países del mundo y en particular del nuestro. Es reconfortante que se haga conocer su problemática a la población en general, cuando es un tema que por las autoridades del gobierno permanentemente se oculta, cuando no se tergiversan sus datos, afirmando sin verdad que estamos en un proceso de desendeudamiento. Pero esto no sólo por parte de las autoridades sino por cuenta de los políticos en general, ya que como bien sabemos, en las plataformas de gobierno de los partidos políticos en las últimas elecciones, tal asunto por la casi totalidad de los presentados, ni siquiera se rozó, como si el problema no existiera. O sea admitiendo tácitamente la ignorancia sobre el mismo o lo que es peor, la conformidad inalterable sobre la situación creada por la deuda.
Así, en el programa citado se afirmó que “la deuda externa es la gran amenaza pública”. Y quedó como pregunta si los préstamos que toman los países del mundo, debería ser para fines importantes y de desarrollo o sino simplemente para gastos ocasionales, como prácticamente lo vemos todos los días. Indudablemente tendrían que ser sólo para gastos de suma importancia como guerras, emprendimientos económicos como grandes represas hidroeléctricas o bien caminos o puertos o similares. En la práctica eso no sucede y simplemente se van tomando para pagar viejas deudas con nuevas deudas, como en la Argentina y actualmente en varios países de Europa o sencillamente para solventar déficits de presupuesto. Por ejemplo de inversiones redituables, se dio el de la Gran Bretaña en el S. XVI, ya que el dinero tomado a préstamo le significó formar una importantísima flora, que a poco le dio el dominio del mar, con todas las consecuencias rentables que el mismo significaba. Los préstamos en este caso rindieron sobre manera. Pero los ejemplos del signo contrario abundan muchísimo más. Por eso es totalmente negativo tomar deuda frívolamente, porque tarde o temprano llegará el momento de pagar. Y entonces vemos la desesperación y la inestabilidad que se crea, con los ejemplos muy cercanos de Grecia, Irlanda, Portugal e Islandia. Por no hablar de nuestro país en 2001.
Las erogaciones de los préstamos son siempre pesadísimas. Tal tema fue tocado extensamente por los tratadistas italianos Paletto y Einaudi. Este último (1874-1961), economista y escritor, señaló con los datos del primero, que si al nacimiento de Cristo se ponía un céntimo a interés compuesto del 4%, en la primera Navidad del S XX, habría llegado a tener poder de compra de 31 bolas de oro, grandes como el planeta Tierra. Habría que hacer la cuenta, pero es indudable que el desmesurado endeudamiento va contra la propia naturaleza humana
y los intereses de un país.
Hasta aquí el programa radial. Pero quiero agregar un comentario asaz interesante de Miguel Ángel Ekmekdjian, en su “Tratado de Derecho Constitucional”, Ed.Depalma, Buenos Aires, 1997, T.IV, pags.452 y stes.: “. . .los empréstitos deben ser utilizados únicamente para afrontar situaciones de emergencia (guerras, epidemias, inundaciones, etc.). En la realidad tampoco se cumplen estas prescripciones constitucionales, ya que los numerosos empréstitos en circulación (p.ej. bonos externos, letras de tesorería, valores nacionales ajustables, bonos de consolidación de deuda, etc.) se utilizan como recursos para hacer frente a los gastos ordinarios de la administración (p.ej. sueldos, suministros, etc.). Es decir que, en otras palabras, los empréstitos públicos se han transformado en un recurso normal del Estado para allegar fondos.
LA PLATA, noviembre 20 de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los mensajes son moderados antes de su publicación. No se publican improperios. Escriba con respeto, aunque disienta, y será publicado y respondido su comentario. Modérese Usted mismo, y su aporte será publicado.