En su
reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”
(América TV), MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata y miembro de la
Academia Nacional de
Ciencias Morales y Sociales, se refirió a lo que “se llama la cuestión antropológica. Se habla de la emergencia de la
cuestión antropológica”
Y consideró que “a pesar de todos aquellos conocimientos parciales de los que disponemos
acerca de la realidad humana, nos desconocemos a nosotros mismos, no sabemos en
el fondo qué es el hombre, quién es el hombre. Lo que está en juego en
numerosas cuestiones concretas de máxima actualidad es la idea del hombre,
incluso en la problemática social contemporánea. Por tanto, hay que volver a
afianzar la verdad sobre el hombre”.
Reconoció
que “es admirable comprobar cuánto se ha
avanzado en el conocimiento de la realidad humana, de lo que es el hombre”.y
que “si nos fijamos en el desarrollo que han adquirido en el siglo XX las que
se llaman las ciencias humanas veremos que, en efecto, disponemos de conocimientos con los cuales no contaban nuestros
antepasados”
También
comentó que “conocemos muchas cosas sobre
el hombre pero en el fondo no sabemos quién es él. Sobre todo no sabemos de
dónde viene y adónde va. ¿No sabemos? ¡Nosotros,
los cristianos, si lo sabemos! Lo sabemos no solo por la fuente racional, sino
que lo sabemos también por la revelación divina”.
El
prelado platense afirmó que “hay que
subrayar como conclusión: ¿quién es el
hombre? El hombre ha sido creado por Dios como un ser inteligente y libre a
imagen y semejanza de Dios. Tiene en Dios su origen y tiene en Dios su fin” y
sostuvo que “esto que parece tan teórico
tiene que ver con cuestiones concretas de máxima actualidad”.
Mons. Héctor Aguer puso como ejemplo
el siguiente: “cuál es la causa de que
hoy día se hayan aprobado en la Argentina, y en tantos otros países, leyes inicuas que
alteran la concepción de la vida humana y la esencia del matrimonio y de la
familia, tiene que ver con que se ha perdido, se ha borrado, el sentido
auténtico de la existencia. Los legisladores que han aprobado esas leyes, y sus
asesores, no reconocen que exista una naturaleza de la persona humana y un
orden que rija su acción. De allí la urgencia de la “cuestión antropológica”.
Además
rescató que “los creyentes tenemos otra fuente que es la revelación de Dios… Es
claro que el hombre emerge entre todas las criaturas con esta imagen y
semejanza de Dios impresa en su ser y manifestada en su acción”, aunque existe
“un camino para conocer quién es el
hombre es el ejercicio de la razón”.
“¿En qué consiste esta condición? Consiste en
que es un ser inteligente y libre, que puede conocer a su Creador y por tanto
puede conocer también su fin. Y si no conoce esto, si no conoce su origen,
si no se reconoce como criatura y si no conoce su fin no advierte que su vida
personal y la trayectoria entera de la historia llevan a Dios. Entonces no sabe cómo ordenarse en las
cosas más elementales. Podrá conocer muchas cosas pero no podrá dirigir su
vida. Ha perdido el sentido de la existencia”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Es
admirable comprobar cuánto se ha avanzado en el conocimiento de la realidad
humana, de lo que es el hombre”.
“Si nos
fijamos, por ejemplo, en el desarrollo que han adquirido en el siglo XX las que
se llaman las ciencias humanas veremos que, en efecto, disponemos de
conocimientos con los cuales no contaban nuestros antepasados”.
“Me
refiero, por ejemplo, al conocimiento de la biología humana, a las aplicaciones
médicas del mismo, o al conocimiento que brinda la psicología, por ejemplo la
penetración en la profundidad del inconsciente, a los datos sociológicos, de la
historia de la cultura y de la civilización”.
“Es decir
que desde distintos enfoques hoy, al parecer, tenemos un conocimiento vastísimo
acerca de lo que es el hombre”.
“Digo al parecer porque a pesar de aquellos
datos en el pensamiento contemporáneo, sobre todo el de los últimos años, ha
surgido lo que se llama la cuestión antropológica. Se habla de la emergencia de
la cuestión antropológica. Ese título parece un poco solemne y misterioso. ¿Qué
quiere decir? Que a pesar de todos aquellos conocimientos parciales de los que
disponemos acerca de la realidad humana, nos desconocemos a nosotros mismos, no
sabemos en el fondo qué es el hombre, quién es el hombre. Lo que está en juego
en numerosas cuestiones concretas de máxima actualidad es la idea del hombre,
incluso en la problemática social contemporánea. Por tanto, hay que volver a
afianzar la verdad sobre el hombre. ¿Cómo se llega a ella?”.
“De esos
estudios parciales que hemos mencionado, ofrecidos por las ciencias humanas,
habría que llegar al planteo filosófico propiamente tal acerca de la naturaleza
de la persona humana, de su actividad, de su proyección, en la cultura, de su
destino. Conocemos muchas cosas sobre el hombre pero en el fondo no sabemos
quién es él. Sobre todo no sabemos de dónde viene y adónde va. ¿No sabemos?
¡Nosotros, los cristianos, si lo sabemos! Lo sabemos no solo por la fuente
racional, sino que lo sabemos también por la revelación divina”.
“Un
camino para conocer quién es el hombre es el ejercicio de la razón. Se abre al
fundar todos aquellos conocimientos parciales que nos brindan las ciencias
humanas en un conocimiento filosófico acerca de la esencia del hombre, de su
naturaleza corporal y espiritual”.
“Pero nosotros,
los creyentes, tenemos otra fuente que es la revelación de Dios. Abrimos la Biblia y en las primeras
páginas nos encontramos con que Dios ha creado al hombre a su imagen y
semejanza. Y es claro que el hombre emerge entre todas las criaturas con esta
imagen y semejanza de Dios impresa en su ser y manifestada en su acción”.
“¿En qué
consiste esta condición? Consiste en que es un ser inteligente y libre, que
puede conocer a su Creador y por tanto puede conocer también su fin. Y si no
conoce esto, si no conoce su origen, si no se reconoce como criatura y si no
conoce su fin no advierte que su vida personal y la trayectoria entera de la
historia llevan a Dios. Entonces no sabe cómo ordenarse en las cosas más
elementales. Podrá conocer muchas cosas pero no podrá dirigir su vida. Ha
perdido el sentido de la existencia”.
“Entonces
desde esa doble vía, la de la razón, tomando en cuenta incluso los adelantos
que nos brindan las ciencias humanas, o por esta otra vía, la de la revelación,
la de la fe, el hombre puede conocerse a sí mismo. Las dos vías son
complementarias, y la fe completa y perfecciona el conocimiento racional”.
“Hay que
subrayar como conclusión: ¿quién es el hombre? El hombre ha sido creado por
Dios como un ser inteligente y libre a imagen y semejanza de Dios. Tiene en
Dios su origen y tiene en Dios su fin”.
“Esto que
parece tan teórico tiene que ver con cuestiones concretas de máxima actualidad.
Por ejemplo, cuál es la causa de que hoy día se hayan aprobado en la Argentina, y en tantos otros países,
leyes inicuas que alteran la concepción de la vida humana y la esencia del
matrimonio y de la familia, tiene que ver con que se ha perdido, se ha borrado,
el sentido auténtico de la existencia. Los legisladores que han aprobado esas
leyes, y sus asesores, no reconocen que exista una naturaleza de la persona
humana y un orden que rija su acción. De allí la urgencia de la “cuestión
antropológica”.
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