Número CCLXXVI (276) - 27 de Octubre
de 2012
Así la exclusión de la Fraternidad
San Pío X de uno de sus cuatro obispos consagrados para su servicio por el
Arzobispo Lefebvre en 1988, es ahora
oficial. Es una decisión crucial por parte de los líderes de la FSPX, no por
ninguna razón personal, sino por la remoción de lo que mucha gente consideró
ser el más grande obstáculo dentro de la FSPX para cualquier reconciliación
entre la Tradición Católica y la Roma Conciliar. Ahora que él no está, la FSPX puede
bastante más fácilmente continuar su deslizadero hacia el liberalismo cómodo.
Si el problema fuera simplemente la
persona de este obispo, podría no haber serias consecuencias. Él tiene 72 años
con no muchos años activos por delante de su vida. Con toda seguridad, él
podría ser ignorado o más desacreditado aún, si fuera necesario, y dejado para
desvariar y regañar en su solitaria jubilación. Pero si en verdad su exclusión
significa el repudio de esa oposición a Roma que él representaba, entonces la FSPX
tiene problemas serios, y muy lejos de resolver sus tensiones interiores por
haber hecho un ejemplo de él, ahora está expuesta a ser despedazada por la
disensión silenciosa o la contradicción abierta.
Esto es así porque el Arzobispo Lefebvre fundó la FSPX para resistir a
la destrucción de la Iglesia católica: de su Fe por el Concilio con sus 16
documentos, y de la práctica de esa Fe sobre todo por la Nueva Misa. La
resistencia al Concilio fue insertada por el Arzobispo en la naturaleza misma
de la Fraternidad. Ahora bien, deshacer la naturaleza de una cosa es deshacer
la cosa. Se deduciría que con esta exclusión, la FSPX del Arzobispo Lefebvre está bien encaminada a ser
deshecha, y será reemplazada por algo bien diferente. En realidad, se ha podido
observar esta transformación desde hace muchos años. La exclusión es
simplemente un golpe final.
Pero no pensemos que el Arzobispo
estuviera principalmente, o solamente, contra el Concilio. Principalmente él
era católico, un obispo católico, un verdadero pastor de almas, como está claro
en sus escritos anteriores al Concilio. Pero una vez que ese abominable
desastre para la Iglesia tuvo lugar, él pronto vio que la tarea más urgente en
defensa de la Fe era resistir a la Revolución del Vaticano II que estaba tomando
el control de millones y millones de corazones y de mentes católicos. De allí
su fundación en 1970 de la FSPX que usaría exclusivamente el rito Tridentino de
la Misa. De allí su famosa Declaración de Noviembre, 1974, que fue como la
carta constitucional de los principios católicos inspiradores de la resistencia
de la FSPX. Solamente la conversión y reversión de las autoridades de la
Iglesia a la verdadera Fe pueden justificar el abandono de esos principios. Y
tal conversión o reversión, ¿han ocurrido? De ninguna manera. Al contrario.
¿Y el futuro? Para llenar el vacío
dejado al abandonar los propósitos del Arzobispo, la cúpula de la FSPX
probablemente ahora se precipita en los brazos de Roma, especialmente si la
conciencia de Benedicto XVI lo está
empujando a finalizar el “cisma” antes de su muerte. La exclusión del obispo
puede o no haber sido una pre-condición establecida por Roma para un acuerdo
Roma-FSPX, pero de cualquier manera favorece ese acuerdo. Los sacerdotes de la
FSPX que ven claro pueden por el momento agazaparse y esperar la tempestad que
se recogerá después del viento sembrado. Los fieles de la FSPX pueden asistir a
las Misas de la FSPX por ahora, pero deben estar atentos al momento cuando la
transformación arriba mencionada comience a amenazar su Fe. En cuanto al obispo
excluido, cualquier donación a él o a su causa tendrá que esperar. Hay que
organizar el método correcto para recibir los dones. Lo cierto es que este
obispo no piensa en la jubilación.
¡Cuélguense fuerte todos! El paseo se
anuncia confuso como el Infierno. ¡Dirijámoslo al Cielo!
Kyrie eleison.
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