El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Número CCLXXII (272) - 29 de septiembre de 2012
En un sermón de la
Fiesta de San Pío X me encontré pronunciando “casi una herejía”: Me preguntaba
en voz alta si José Sarto hubiera desobedecido a la destrucción de Paulo VI de
la Iglesia, si en lugar de morir como el Papa Pío X en 1914, él hubiera muerto
como Cardenal, digamos en 1974. En La Fraternidad San Pío X eso debe sonar como
una herejía porque, ¿como la sabiduría del Patrón celestial de la FSPX podría
ser defectuosa? Sin embargo la cuestión no es infundada.
En los años 1970, el
Arzobispo Lefebvre hizo visitas personales a un cierto número de los mejores
cardenales y obispos de la Iglesia con la esperanza de convencer siquiera a un
puñado de ellos para ofrecer una resistencia pública a la revolución de
Vaticano II. Acostumbraba decir que tan solo media docena de obispos
resistiendo juntos hubieran podido seriamente obstruir el debacle Conciliar de
la Iglesia. Por desgracia, ni siquiera el sucesor que Pío XII había esperado,
el Cardenal Siri de Génova, haría un gesto público en contra del grupo que ocupaba
el poder en la Iglesia. Finalmente, Monseñor de Castro Mayer dio el paso, pero
solamente en los años ’80, cuando la Revolución Conciliar se había bien
incrustado en la cúpula de la Iglesia.
Entonces, ¿cómo fue
posible que las mejores de las bien adiestradas mentes hayan podido ser tan
oscurecidas? ¿Cómo ni siquiera un mínimo de los mejores hombres de Iglesia de
la época no haya sido capaz de ver lo que el Arzobispo estaba viendo, por
ejemplo que la “ley” instalando el Novus Ordo de la Misa no era de ninguna
manera una ley, porque pertenece a la propia naturaleza de la ley ser una
ordenanza de la razón para el bien común? ¿Cómo Monseñor Lefebvre pudo
encontrarse relativamente tan solo al no permitir que un principio tan básico
del sentido común pueda ser pisoteado por respeto a la autoridad, aún cuando la
propia sobrevivencia de la Iglesia estaba amenazada por el Vaticano II y la
Nueva Misa? ¿Cómo puede la autoridad haber así llegado a pesar más que la
realidad y la verdad?
Mi propia respuesta
es que durante los siete siglos pasados, la Cristiandad ha estado deslizándose
progresivamente hacia la
apostasía. Durante 700 años, con interrupciones nobles como la Contra-reforma,
la realidad del Catolicismo ha sido lentamente carcomida por la fantasía
cancerosa del liberalismo, que consiste en que el hombre se libera de Dios al
liberarse la naturaleza de la gracia, el espíritu de la verdad objetiva, y la
voluntad del bien y del mal objetivo. Durante un período muy largo, 650 años,
los prelados católicos se aferraron a la realidad y la defendieron, pero al fin
la fuerza de la fantasía glamorosa de modernidad, cada vez más fascinante,
penetró sus huesos haciendo que la realidad pierda su agarre en sus mentes y
voluntades. Faltando la gracia, como lo dijo Santo Tomás Moro hablando de los
obispos ingleses de su época que estaban traicionando la Iglesia Católica,
ellos dejaron que la fantasía de los hombres pesara más que la realidad de
Dios, y que la autoridad pesara más que la verdad. Hay lecciones prácticas para
el clero así como para los laicos también.
Estimados colegas,
adentro y afuera de la FSPX, para servir a Dios, guardémonos de reaccionar como
José Siri cuando en realidad necesitamos reaccionar como José Sarto, con sus
magníficas denuncias de los errores modernos en Pascendi, Lamentabili y Notre
Charge Apostolique sobre el
“Sillon”. Y para obtener la gracia que necesitamos en esta crisis, la más
tremenda de toda la historia de la Iglesia, necesitamos tremendamente rezar.
Seglares, si los
horrores de la vida moderna os hacen tener “hambre y sed de justicia”,
alégrense, si pueden, que los horrores
los mantengan en la realidad, y no duden que si perseveran en vuestra
hambre, “seréis hartados” (Mt.V, 6). Bienaventurados los pobres en espíritu,
los mansos, los que lloran, dice Nuestro Señor en el mismo lugar. En cuanto a
la protección más segura para evitar que vuestros espíritus y vuestros
corazones sean presos de la fantasía, recen cinco, o mejor quince, Misterios
diarios del Santo Rosario de Nuestra Señora.
Kyrie eleison.
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