Por Tcnl. José
Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)
La Paz es un deseo de la
Humanidad, un sueño de los justos, una aspiración de los nobles y una esperanza
de todos los que saben y sienten que perderla es ingresar al dolor, el
sacrificio y la destrucción, pero, ella también es utopía en la realidad,
sueño en lo concreto y velo que oculta, por lo que no basta desearla, sino
que hay que afianzarla y protegerla y, su mejor escudo, lamentablemente, es
prepararse para la guerra. (*)
La evolución
de la Humanidad, en su progreso, trocó a las guerras de los ejércitos,
en una terrible nueva concepción, que la hizo de un tema militar a un acto
social y económico, cada vez más alejado de aquella concepción histórica en los
campos de batalla y el fragor del combate. La idea básica de las guerras de
imponer la voluntad del vencedor sobre su oponente, que tuvo, como medio
de lograrlo, siempre al temor, ayer expresado en la destrucción, hoy
materializado en el caos, se mantiene a lo largo de los tiempos, pero adquiere
fisonomías diferentes, que se ajustan a la evolución y se alimentan del
progreso. En realidad, pareciera ser que existe un contrasentido, ya que lo que
proporciona bienestar y felicidad, al mismo tiempo, contiene el germen de lo
triste e inevitable. En cada civilización, se pujó por avanzar, a veces como
fruto de su propio potencia, pero, en muchas otras ocasiones, sobre las
capacidades de otros, que les eran burladas y arrebatadas, en ese juego
terrible del poder. Ilusos son aquellos que creen que ese proceso, casi natural
en los seres vivos, podrá ser detenido o anulado, por lo que se requiere del
prudente sabio que lo atempera y, si la razón está con él, logra anularlo.
Estas reflexiones
previas, tienen por objeto tratar de analizar y entender el proceso de
calificación y determinación en nuestro medio, la declaración que determina que
el país está en una "zona de paz" (Res. Min Def. 59/2013), con lo que
se justifica la anulación y/o transformación de las organizaciones de defensa,
en particular, consecuentemente, las fuerzas armadas. En el pasado, se
consideraba la existencia de algunas "amenazas", que llevaban a la
determinación de "hipótesis de conflicto" que, a su vez, servían de
base a las organizaciones y doctrinas bajo las que se estructuraba la defensa
nacional y, en ella, sus fuerzas armadas. En el presente, se considera (en la
Res. citada) que las fuerzas armadas de nuestro país, responden su
existencia al cumplimiento de las "misiones de paz" a las que el país
está comprometido ante la ONU (Organización de Naciones Unidas), con lo que se
abandona toda la experiencia histórica que se aplicaba. Sin embargo, cualquier
lego, sin ningún conocimiento de geopolítica o ciencias afines, sabe que Chile
tiene en sus aspiraciones a nuestra Patagonia, en una valorización similar a la
que nosotros tenemos sobre "nuestras" Malvinas, y que existe una
"penetración" lenta pero constante de chilenos en ese territorio que,
a su vez, alientan el justificado o injustificado reclamo de los
motivados "pueblos originarios". En el caso de Brasil, con su pujanza
(BRIC), aumento de población, etc., tiene un marcado desequilibrio social
(parecido a China), cuya muestra son los "movimientos de los sin
tierra" que aspiran lógicas mejores condiciones de vida y que, quizás y
eventualmente, traten de buscarlas fuera de su propio país. La creciente y
amigable inmigración de bolivianos, paraguayos y peruanos, que son bien
recibidos por su voluntad de trabajo y aceptación de tareas que rehúyen los
argentinos, está creando la molificación del perfil demográfico de los
habitantes de nuestro país. Los avances del narcotráfico y el crimen
organizado, para no olvidar el fundamentalismo terrorista, que ya nos hizo
blanco y no existe razón alguna para pensar que su acción no pueda repetirse.
Finalmente, para no abundar en más ejemplos, la depredación de nuestros mares
continentales, efectuada por flotas pesqueras o la tentación de explotación de
recursos submarinos (petróleo, gas, minerales), que se muestra con agresividad
en el archipiélago de Malvinas, puede, en cualquier momento, aflorar a
lo largo de nuestro litoral marino.
Toda
esta galería de temas o problemas, y aun mas, que pueden surgir de un más
detallado y profundo análisis, en la actualidad, incorpora la situación
innata de lo derivado del "ciberespacio" que, en los países conscientes
de esta temática, ha llevado a la creación de fuerzas específicas que actúan en
el y/o complementan a las tradicionales de tierra, agua y aire. Evidentemente,
la mejor protección de una comunidad está en su progreso y evolución, pero,
ello, a su vez, puede ser el origen de apetencias, dudas o acciones, por parte
de aquellos que han quedado marginados o que, algunas veces, sienten que todo
le es negado y se basa en el perjuicio en que viven o actúan.
La existencia de los
ejércitos es parte esencial de la existencia de las naciones que en su
concepción primaria los crean junto con la moneda que es la muestra directa y
concreta de soberanía. Es sabido que los ejércitos se justifican ampliamente en
los tiempos de conflagración o tensión, pero, no es así, durante las épocas de
calma, por lo que su empleo en actividades colaterales es una solución
satisfactoria que, de alguna manera, devuelve en acción lo que se aporta en los
mismos. Nosotros tenemos una amplia experiencia, desde el "servicio
militar obligatorio" (hoy suspendido), como las múltiples tareas que
satisfacían, entre otras, Fabricaciones Militares, el Instituto Geográfico
Militar, la Policía Aeronáutica o el Servicio Meteorológico Nacional, que al
ser transferidos han dejado de ser aquello que encontraba doble justificación,
(**) ya que daban su actividad como defensa y contribuían a la sociedad en el
desarrollo.
La defensa nacional
es una actividad general educacional, que cada vez alcanza mayores actividades
y situaciones, a medida que ellas se constituyen como importantes y pasan a ser
claves en el funcionamiento socioeconómico de una comunidad, por lo que la
protección armada, que proporcionan los ejércitos, pasa a ser la última
variable de acción que siempre deberá buscarse no activar...pero, nunca se
podrá descartar. La guerra, como fenómeno social, no depende de la voluntad,
las aspiraciones o los deseos, sino que es el fruto, casi natural, de terceros,
a los que no se puede dominar en sus interese y soluciones, pero, si se los
puede "disuadir" en sus procederes, claro está, si se cuenta con los
medios y elementos que valorados, así lo consideren.
Notas:
(*) Este mensaje surge del hecho
que el Ministerio de Defensa dicto la Res 178/2013, por la que posterga por un
año la aplicación de la Res 96/2013 que transforma lo Liceos Militares,
conforme los criterios determinados en la Res. 59/2013, cuyo razonamiento se
basa en los conceptos siguientes: estamos en una zona de paz, las
FFAA están organizadas para cumplir lo acordado con la ONU y, en base a ello,
no se requieren reservas, lo que debe llevar a considerar,
evaluar y analizar la certeza o negatividad de aquellos.
(**) Recuerdo en particular el
Batallón de Comunicaciones de Ejercito que entre sus actividades se encuentra
el tendido de líneas telefónicas en las provincias de la Patagonia, las
unidades de Ingenieros en sus tendidos de puente y servicios de barcazas y
el hecho de que cada cuartel significaba un asentamiento de evolución y
progreso social y económico para la ciudad o pueblo en el cual se ubicaba. A
todo lo que puede agregarse el efecto educacional de los Liceos Militares en la
formación de los jóvenes de la zona en la que se encuentran instalados y que
hoy mueve a sus padres al requerimiento de sus continuidad tal como están
concebidos.
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