Por Emilio Nazar Kasbo
Aulo Agerio: Esta Encíclica hoy llamada “Lumen Fidel”, donde se
habla de la Fe, sólo en tres oportunidades menciona la Gracia como necesaria.
Una de las tres veces, es en una nota, las otras dos, en citas dentro del
contenido de la Encíclica. No se usa la palabra ‘Gracias’ en el marco de la
Encíclica sin que esté en una frase entrecomillada, sino sólo en dos
oportunidades: 1) “Con su encarnación, con su venida entre nosotros, Jesús nos
ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos toca; de este modo,
transformando nuestro corazón, nos ha permitido y nos sigue permitiendo
reconocerlo y confesarlo como Hijo de Dios. Con la fe, nosotros podemos
tocarlo, y recibir la fuerza de su gracia”. 2) “La convicción de una fe que
hace grande y plena la vida, centrada en Cristo y en la fuerza de su gracia,
animaba la misión de los primeros cristianos”. Está muy poco abordado el tema
de la Gracia y la Fe en la Encíclica, y esto es un punto central del
pelagianismo y el semipelagianismo, así como tiene gran vinculación con el
racionalismo... y el modernismo, todas viejas herejías que hoy se expanden sin
que católico alguno lo advierta. Veamos qué afirma la NOTA 23 DE LA ENCÍCLICA:
[23] « Cuando Dios revela, hay que prestarle la obediencia de la fe (cf. Rm
16,26; comp. con Rm 1,5; 2 Co 10,5-6), por la que el hombre se confía libre y
totalmente a Dios, prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y
de la voluntad”, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por él. Para
profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que previene y ayuda, y los
auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a
Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer
la verdad”. Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el
mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones »
(Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, sobre la divina revelación, 5).”
Por eso pregunto, ¿Con la Fe se recibe la Gracia? ¿O por la Gracia tenemos Fe?
Si nos atenemos a lo que afirma la encíclica... es la primera opción ¿es esto
conforme a la ortodoxia? Si la Encíclica dice: "Con la fe, nosotros
podemos... recibir la fuerza de su gracia" (N° 31) y luego cita que "Para
profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios" (Nota 23, cita de la
Encíclica del Concilio Vaticano II Dei Verbum). ¿No se contradice con el texto
de la Encíclica?
Numerio Negidio: La encíclica es una reedición del gran problema de
la mente inmersa en la inmanencia moderna: la verdad entendida como certeza.
Por tanto es floja y renga.
Aulo Agerio: Es que veo una contradicción, porque la misma
encíclica menciona al Concilio Vaticano II, al cual explícitamente
contradice... ¿En qué tengo que creer? ¿Cómo es la infalibilidad del Papa en
este tema? ¿El Obispo de Roma Pancho, explicará esto?
Numerio Negidio: ¡Qué van a explicar! Es todo un cacao y cada vez
más, gracias a la predicación de la perorata guitarrera la cosa irá a peor.
Aulo Agerio: ¿Va a quedar una Encíclica con una contradicción
intrínseca, y que atenta contra todo el Magisterio y los fundamentos de la Fe,
sin aclaración alguna?
Numerio Negidio: Ahí está el texto de todo un concilio.
Cayo Tulio: Pero Aulo, ¿de qué se asombra? ¡Como si fuera la única
contradicción que se pudiera encontrar con respecto al Magisterio de la Iglesia
de siempre!, ya que esta vez en vez de contradecir el magisterio
"preconciliar" ya contradicen también el post Concilio, es como la división
de la división protestante
Numerio Negidio: La falta de claridad significa que no hay
infalibilidad, al no haber nada definitivo. No pasa nada si dice una burrada. Bueno,
en realidad pasa para el desprestigio de la Iglesia en cuanto honor de su
cabeza. Pero en cuanto al Dogma de la Fe, no pasa nada.
Cayo Tulio: ¿No pasa nada?? ¿Acaso él no está enseñando e
instruyendo en aspectos de la Fe al orbe entero? ¿O acaso esto es igual a si
cantara solo en el baño?
Numerio Negidio: No pasa nada respecto al Dogma de la Fe. Este
sigue intacto. Es sólo un Papa que se ha equivocado.
Cayo Tulio: El dogma no se contradice por solo negarlo, sino también
por no interpretarlo correctamente e inducir al error, el cual es simiente de herejías
Numerio Negidio: Me refiero a la infalibilidad. No sé si lo has comprendido.
Cayo Tulio: Es interesante reducir la inefabilidad justamente al
error. Es decir, si se equivoca, no hace uso de su infalibilidad, si dice lo
correcto ya puede hablarse de asistencia divina. Notable novedad teológica que
no hubiera sido juzgada así hasta no hace mucho tiempo, cuando se tenía
evidentemente conceptos errados de la infalibilidad; sino que justamente esos
errores concernientes a la fe y costumbres, prerrogativas de la infalibilidad, o
al menos parte de ellas, hubieran dado muestras no de su no uso, sino de su
carencia... en fin. O será que no lo he interpretado bien
Numerio Negidio: El valor magisterial es variable. De no entender
el valor diverso magisterial de una encíclica se acaba en el sedevacantismo.
Eso es el daño al dogma de la fe. El pretender que el Papa debe gozar de
infalibilidad en todo momento… Y de novedad nada, porque tenemos ejemplos de
prelados y santos contestando al Papa errado en su magisterio ordinario y
estando en la verdad.
Cayo Tulio: ¡Quién dijo eso! ¿Acaso cree que nadie sabe distinguir
entre el magisterio extraordinario, ordinario y los actuares como doctor
privado?
Numerio Negidio: Pues ese es el tema. Un Papa que escribe una carta
poco clara es lo mismo que un doctor privado, porque no usa su función de
pastor que es enseñar, sino que deja todo en oscuro. Obviamente esto va por
partes y sentencias.
Numerio Negidio: Una sentencia magisterial que es poco clara y no
se explicita, pues no dice nada. Por tanto es lo mismo que la no existencia de
dicha sentencia. Si arrastra al error a algunos pues la obligación es
corregirlos y mostrarles dónde está el error.
Cayo Tulio: No está totalmente equivocado. En una encíclica, un Papa
no ejerce una mera función de doctor privado. Ese es un error.
Numerio Negidio: Cuando no enseña nada claro, sí. O cuando se sale
de las cosas en las que tiene potestad para enseñar. Es algo fundamental. No es
el acto lo que hace a la palabra, sino la palabra la que muestra el acto.
Cayo Tulio: ¿Acaso usted cree que no enseña nada claro? Dejar
rendijas abiertas (exprofeso), ¿no es justamente una puerta a otras
innovaciones? ¿Acaso no ve los frutos de la Lumen Gentium y el falso ecumenismo?
¿Usted sabe cómo es el protocolo para publicar una encíclica? ¿Cree que sale
del escritorio a la imprenta sin pasar por los teólogos y los asesores
inmediatos?... una verdad a medias, es una mentira completa
Numerio Negidio: Pues eso, divagar, no mostrar nada claro, todo sin
carisma de infalibilidad. Luego puede errar. Y no nos debe sorprender. Y la
cosa irá a peor conforme pase el tiempo. Pero sigue siendo el Papa, aunque esté
errado.
Cayo Tulio: El Papa solo puede errar en el foro privado como doctor
privado. Si usted piensa que enseñando al orbe es un doctor privado, me parece
que no podemos seguir conversando
Numerio Negidio: El Papa puede meter la pata hasta el corvejón
siempre que no goce del carisma de la infalibilidad. Por ejemplo Juan XXII
sobre la visión beatífica.
Cayo Tulio: A no ser que también se rebaje en esta debacle
justificativa el valor de una encíclica... o se le eche la culpa a los mass
media ¿acaso usted no sabe los condicionantes de la infalibilidad? Le repito, ¿usted
cree que enseñando a todo el orbe, el Papa puede errar, y justificar eso como
un ERROR COMO DOCTOR PRIVADO?
Numerio Negidio: La condición de la infalibilidad es que todos
sepan con claridad la mente del Papa sobre una sentencia, y cómo queda
calificada respecto a la doctrina al definir sobre la misma, aunque no haya intención
de definir expresamente. Esto se trató en el Vaticano I: Lo anterior lo expuso
el relator del concilio, para que todos tuvieran claro cómo había que entender
lo que es la definición del Papa. Si el Papa divaga, o no clarifica los
términos, no podemos conocer nada con certeza en ese punto, luego no hay
carisma de la infalibilidad. O, por supuesto, si se sale de lo que es el ámbito
de lo definible.
Cayo Tulio: Notables sus respuestas. Le pregunto, por poner un
ejemplo un poco fuerte, si aparece el Pontífice en un acto, tira la Cruz al
piso, salta sobre ella y dice a todos los fieles presentes en el ángelus “Yo no
creo en Dios”, etc, etc y mil sartas de herejías... y después da una Encíclica
en la cual él dice por qué Dios no existe.... Todo bien... ¿está errando como
Doctor Privado..?
Numerio Negidio: Podría estar endemoniado, enfermo mental, o
simplemente harto de todo y desesperado. En cualquier caso, los que le rodean
deberían prenderlo y corregirle, y llevarle a pedir perdón y al buen camino de
nuevo.
Cayo Tulio: Correcto, gracias por sus contestaciones, que para nada
son satisfactorias, pues encierran gravísimas contradicciones, sobre todo con
la prédica y la conducta de Jesucristo, de quien el Papa es Vicario.
Numerio Negidio: Si insistieran mucho, pues le podrían indicar que
lo mejor es que abdique, ya que quiere permanecer en la apostasía. Pero es un
filo canónico peligroso.
Cayo Tulio: O sea que uno puede ser un apostata público, y por ende
no hacer uso de la infalibilidad, de la cual carece (?), y que no pertenece a
la Iglesia por este acto de apostasía, y a pesar de todo… ¿seguir siendo su
cabeza?
Aulo Agerio: No entiendo. El Papa es infalible cuando define un
dogma y cuando habla ex cathedra. Una Encíclica es un pronunciamiento ex
cathedra, y por eso implica infalibilidad. Es cierto que no todo tiene idéntica
fuerza, pero sí todo en una Encíclica debe tener una idéntica verdad, es decir,
no puede haber errores. ¿Acaso no le dijeron los apóstoles a Jesús
"auméntanos la Fe"? ¿Acaso debieron haber dicho "nuestra fe
permite que creamos en Vos para que recibamos gracias"? ¿Cómo se da cuenta
la Iglesia que está ante un Antipapa, por ejemplo? ¿Cómo saberlo?
Numerio Negidio: No, Aulo, no. Un acto de Magisterio que consiste
en un discurso puede estar compuesto por distintas verdades en cuanto está
compuesto de distintas sentencias. Dentro de una Encíclica podemos encontrar el
carisma de la infalibilidad, aun cuando no haya intención de definir. Por
ejemplo, si el Papa enseña una verdad sostenida en todo tiempo y lugar por el
colegio de obispos aunque no sea la intención definirla. Pensemos en Juan Pablo
II y la afirmación de que no se puede ordenar mujeres. Pero a su vez junto a
ello pueden ir sentencias que no digan nada en cuanto a la verdad o sobre las
que no hay una intención expresa. Se puede decir que el acto de magisterio está
marcado por el discurso. Incluso en una definición ex-cathedra hay cosas
añadidas al discurso que no entran bajo el carisma de la infalibilidad al no
ser el objeto de la definición. Cuando ni la intención ni las palabras están
claras, no se puede hablar de infalibilidad, aunque sea un acto solemnísimo del
magisterio como un Concilio Ecuménico. Por lo menos no, hasta que el Papa nos
muestre su mente. Y eso es obra del Papa, no de los teólogos que interpretan un
texto. El lenguaje pelagiano lo tenemos en el mismo centro de la Gaudium et
Spes (lo ha confirmado el mismo Ratzinger) es un problema endémico del
magisterio contemporáneo que es capaz de contradecirse sin inmutarse. En fin.
Simplemente esos puntos no son magisterio, sino discursos intelectuales del
pastor que están errados.
Aulo Agerio: Entonces ¿hay cuestiones falibles en el Magisterio
Infalible del Papa? me parece contradictorio. Cuando el Papa dice que las
mujeres no pueden ser ordenadas sacerdote ¿también es falible? ¿Qué sucedería
si en un futuro lo aceptase? ¿Cuál es el límite? Eso es lo que no entiendo de
sus dichos. Veamos: un ejemplo sería que después de que los Papas condenaran
los Derechos Humanos fundados masónicamente en el ideario de la Revolución
Francesa, y tras el Concilio Vaticano II cambió la expresión para mirarlos
"positivamente" y asumir su vocabulario, pretendiendo asignarles un
sentido propio. Así, mientras era condenado "antes" el Poder
Internacional del Dinero y sus instrumentos institucionales utilizados a escala
mundial, en la Encíclica "Caritas in Veritate" (N° 67) se estimula
una institución coyuntural como la ONU para que asuma una Autoridad mundial, y
en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia se sugiere que instituciones
financieras globalistas como el FMI se entrometan en las economías nacionales
para manejarlas por considerar ineficientes a los Estados ¿no se está
contradiciendo el Magisterio?
Cayo Tulio: Ni qué hablar de las canonizaciones, que no existe duda
de su infalibilidad... los actuares de Juan Pablo II serán modelo de santidad
dentro de muy poco, dignos de imitar para alcanzar el Cielo… en eso no hay
"lenguaje pelagiano" que valga
Numerio Negidio: A su vez, lo de la ordenación de las mujeres es la
típica sentencia infalible expresada sin intención de definir. Y es infalible:
A) porque el Papa expresa claramente y de modo definitivo que la sentencia
pertenece al depósito revelado y que la Iglesia no tiene tal potestad. B)
Porque lo hace afirmando la Tradición de la Iglesia en esta cuestión. C) Porque
lo hace en total comunión con todo el magisterio universal (sincrónico y diacrónico)
de la Iglesia en este punto. Se podría discutir algo sobre la forma canónica de
pertenencia al depósito revelado y lo definitivo del asunto, pero se dejó luego
claro por la Sede Apostólica que era así. Que el acto de canonización sea
falible o infalible, se discute en teología. Una opinión mayoritaria o común
entre teólogos no necesariamente es la cierta. Pensemos en el caso Galileo o en
la crisis arriana.
Aulo Agerio: O sea, todo el Magisterio de la Iglesia es falible,
pero con infalibilidad Papal, la cual se ejerce o no se ejerce, según el Papa
que lo diga. De modo que si un Papa hoy dijese que puede haber sacerdotas y
obispas, no será una contradicción con el Magisterio anterior sino una
expresión distinta del mismo Magisterio, y si hay en una Encíclica una frase
que afirma que es la Fe la que proporciona las gracias (o la Gracia), también
sucede lo mismo... ¿no?
Numerio Negidio: El magisterio de los obispos enseñando verdades
mantenidas por toda la Iglesia en comunión con el Papa es infalible también. O
sea, cuando enseñan en forma definitiva y objetiva materias de fe y de moral. La
infalibilidad no depende del Papa que lo diga, sino del acto de enseñar. Una
enseñanza definitiva y objetiva. La objetividad o claridad del discurso por el
cual se conoce expresamente la mente que lo elabora y que quiere que tal
sentencia sea tenida como definitiva en la Iglesia y exactamente el modo en que
debe ser entendida como definitiva. Entonces hay carisma de infalibilidad. Un
discurso subjetivo y que no intenta establecer nada como definitivo, no es
infalible y por tanto está sujeto a los errores propios de la razón humana.
Incluso aunque pueda tener autoridad canónica.
Aulo Agerio: Es decir, antes las Encíclicas definían verdades de Fe
y de Moral. Ahora, las Encíclicas son un best-seller, en que se asegura un
éxito editorial, ya que si tan sólo el 3% de los católicos del mundo las compran
van a dejar una importante ganancia. Así, se convierten las Encíclicas en una
literatura que abarcando a los no católicos aborda temas religiosos en general
(no como "antes", en que se dirigían exclusivamente a los católicos).
Por eso dejan de tener infalibilidad, incluso al contradecir al mero Catecismo
de San Pío X ("soy católico por Gracia de Dios", es decir, no es que
por la fe en un esfuerzo humano alcanzo la gracia o las gracias, sino que el
Amor de Dios es primero, como ejemplo en esta Encíclica que comentamos). ¿Será
así? Entonces, definitivamente hay un "antes" y un
"después" en la Iglesia... Porque la función del Papa y de su
infalibilidad al promulgar una Encíclica ha cambiado... ¿o no ha cambiado? Y ahora, ¿quién aclarará todo esto?
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