El pasado viernes 7 de noviembre, se llevó a cabo la Jornada Arquidiocesana “Humanae Vitae”, en sus 40 años, organizada por el Arzobispado de La Plata y por el Instituto de Investigaciones Biológicas para la Defensa de la Vida Santa Gianna Beretta Molla, de la Universidad Católica de nuestra ciudad.
En tal oportunidad, disertaron la Dra. Chinda Brandolino, haciendo también uso de la palabra el Dr. Alberto Caturelli quien abordó el tema “Amor conyugal y procreación”. Luego, SER Mons. Héctor Aguer, desarrolló el tema “Una encíclica profética. Su contexto y proyección”.
Amor conyugal y procreación
El Dr. Caturelli refirió los siguientes conceptos, que desde la Metafísica aristotélico tomista condujo a lo práctico en la vida cotidiana:
Hay que restuarar en la mente de los jóvenes el Orden Natural. El hombre no tiene un cuerpo: es un cuerpo. El hombre es un espíritu incorporado, o un cuerpo espiritual, que es lo mismo que hablar de una unidad sustancial.
Santo Tomás en sus comentarios a Aristóteles, dice que el hombre es varón o mujer, y que la sexualidad implica al hombre en forma íntegra y que no es específica del hombre, y que además ontológicamente tienen la misma dignidad el varón y la mujer.
El hombre es varón o varona, lo cual implica que sustancialmente el hombre es incomunicable, y significa que todos tenemos algo que nos distingue, pero a la vez algo que nos es común a todos. Esto supone que el ser que es el hombre en la conciencia, entendiendo por conciencia el saber con el contenido del ser en el sentido de verdadera Sabiduría.
El ser o la verdad del ser, y todo ente, es siempre causado en su ser, es creado. Esta comunicación es conmigo, contigo y con el Ser Absoluto que es Dios. El hombre distingue grados en el ser, y también en el amor humano. Así, la sexualidad humana no es separable del todo del hombre, y por eso se distingue el matrimonio la unión meramente copulativa.
El matrimonio es como un ensimismamiento de uno en el otro, implicando la totalidad del ser, y de la totalidad del tiempo propio. Y de allí surge la indisolubilidad del matrimonio, y ser fiel a esto es la fidelidad hasta la muerte. Es impensable que entre los novios hablen de un amor "a plazo", "hasta tal fecha o suceso".
Por eso, todo matrimonio es fecundo, aunque no tenga hijos. Hay una búsqueda de la trascendencia, hacia lo Absoluto en el Amor del matrimonio.
Y es que desde el Orden Natural el amor humano es algo inexpresable como experiencia personal intransferible. El encuentro de las células sexuales masculino y femenino constituye un gameto de 23 cromosomas del varón y de 23 cromosomas de la mujer. Santo Tomás no conocía de embriología, pero hoy se pondría muy contento de saber que su tesis hilemórfica es la que mejor explica el fenómeno del origen de la persona humana en la concepción.
Y todo ello porque la fecundación no es una secuencia progresiva, sino un instante único e irrepetible en el que se constituye un embrión humano.
Las conferencias se realizaron en el Salón San Francisco de Asís de la Iglesia Catedral, con una amplísima asistencia de fieles laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y contaron con la adhesión de la Fundación Pro Humanae Vitae.
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