Ante los nuevos movimientos de legisladores empeñados para instalar el aborto en nuestro país en abierta contradicción con el artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional, que protege la vida del niño desde la concepción, expresamos nuestro dolor y rechazo a sumar a nuestra querida Argentina a la llamada con acierto "Cultura de la Muerte y de la Violencia Familiar ": El aborto provocado es el desgraciado y más grave paradigma en cuanto a muerte y violencia familiar se refiere, pues implica la eliminación voluntaria del hijo inocente. A partir de allí no hay atropello a los derechos humanos que no pueda pretender justificación.
No hay ninguna causa que justifique matar a un niño. No hay ninguna causa para que un médico incluya en las alternativas ofrecidas al paciente la de matar a un hijo como “solución”. La información al paciente en ese caso comportaría una verdadera instigación al mal moral y a la comisión de un delito tipificado por el Código Penal Argentino. En los dolorosos casos que pueden presentarse como consecuencia de violaciones, no pasa la solución por matar a nadie, sino por un adecuado apoyo efectivo a la mujer afectada incluyendo las posibilidades de dar en adopción, y el procesamiento y reclusión del violador para preservar a la sociedad. Por principio-aunque parecería bastante más lógico-, no propiciamos que se despenalice el crimen de los violadores, ni de los legisladores corruptos, ni de otras alimañas cuyas acciones deletéreas son de público conocimiento.
Empecemos “por el principio” en este mundo tan necesitado de las verdades más elementales, si queremos luchar seriamente por los derechos humanos, comencemos por la protección del más elemental: el de la vida: no hay ninguna causa que justifique matar a un niño.
Mientras aborígenes argentinos padecen penurias de todo tipo,mientras el descontrol y la marginalidad precipitan a niños y adolescentes en el delito causante de tantas muertes de ciudadanos indefensos, mientras que la comercialización de la droga (desde el pegamento al "paco") se desenvuelve sin ningún tipo de problemas, algunos de nuestros legisladores prefieren trabajar en proyectos acordes a un ideologismo irracional, antes que en la solución de problemas evidentes que golpean a la población que convive con la más dura realidad.
Después los argentinos nos quejamos. Los resultados obtenidos son normalmente consecuencia directa de los actos realizados. La indiferencia cómoda y la omisión nos llevarán al destino al que aspiren los malvados, si no reaccionamosa tiempo.
Santiago Floresa
Juncal al 1.800
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