Proyecto Sur y el progresismo
Por Mario Mazzitelli, secretario General del Partido Socialista Auténtico
En nota de Clarín del día Martes 17, aparece con total claridad la intención del progresismo:
Una pieza importante que Ibarra busca sumar a sus filas es Pino Solanas. "Ni con la camiseta kirchnerista ni con la insensatez de Carrió", repiten los ibarristas, que pretenden aportar para el "rearmado nacional del progresismo", en la misma línea que Martín Sabbatella lo intenta desde la Provincia.
La breve frase dice muchas cosas. Y silencia otras. En principio dice que Ibarra, al igual que Sabbatella, se sienten jefes políticos del “progresismo” capaces de sumar tras de sí a personas y sectores de los que se desprendieron en la década del 90. Así es. En aquellos cercanos años el jefe político de ellos era Chacho Alvarez. Si, el mismo que conformó fórmula con José Octavio Bordón en el 95. Este progresismo aceptó el paradigma liberal. Por eso defendió la convertibilidad, respetó las privatizaciones, planteó la continuidad jurídica del Estado para seguir pagando la ilegal deuda externa, no avanzó sobre los sectores más concentrados y mantuvo la apertura de la economía. Quedó seducido por las mieles del Poder. Por eso rompió con Solanas y muchos otros. El camino que eligieron los llevó en forma inexorable a la constitución de la Alianza. Compartieron la fórmula presidencial con Fernando de la Rua y respaldaron a Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía. Cavallo el hombre del establishment, de la dictadura, del menemismo llegaba al gobierno del la Alianza. Cavallo terminó de cerrar con la catástrofe de 2001 el ciclo del neoliberalismo en la Argentina. Si, con el respaldo del progresismo que acompañó hasta que el helicóptero levantó vuelo.
El planteo del progresismo fracasó rotundamente. No recuerdo esto para pasar facturas que ya están prescriptas por el paso del tiempo. Sino para señalar la falta total de autocrítica y de humildad de este sector.
Embelesados por la sorpresiva audacia de Kirchner en sus primeros actos de gobierno, parecieron formar parte de una misma constelación. No observaron en ese momento las fallas estructurales del programa de gobierno K. En el área del petróleo, la minería, la pesca, la tenencia de la tierra, la deuda, las finanzas, etc. Con el paso del tiempo esas fallas se manifiestan en un debilitamiento del oficialismo. Del cual, hoy, toman prudente distancia.
Pino Solanas y Proyecto Sur no constituyen una tercera posición entre la “camiseta del kirchnerismo y la insensatez de Carrió”. No nos planteamos el gerenciamiento “eficaz” ó “ético” de este modelo de saqueo, depredador y dependiente, no compartimos el rumbo del bipartidismo y no expresamos “distancias entre piso y techo de una casa para pocos”.
Proponemos un país distinto. Cuyas líneas programáticas han sido expresadas y se siguen desarrollando a través del Instituto de Proyecto Sur. Si esas líneas de emancipación social, económica, nacional y regional son compartidas, asumidas y defendidas con energía por el progresismo, las posibilidades de un entendimiento son amplias. Si en cambio siguen navegando en un lago de definiciones “light” con rumbo incierto, son nulas.
Sintetizando: Desde Proyecto Sur no nos sumamos a un armado electoral cuyo objetivo es aumentar los beneficios de la corporación política. No avalamos el incumplimiento del mandato emanado de las elecciones de 2007 para favorecer posicionamientos personales. No aceptamos que el ordenamiento de una fuerza sean las candidaturas.
El factor de ordenamiento es la Patria y la búsqueda de Dignidad, Libertad y Felicidad para nuestro Pueblo. Si nos quieren encontrar y dialogar, será en la construcción de esa Argentina. Allí estará el Movimiento y sus mejores militantes.
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