sábado, 18 de julio de 2009

TESIS Y ANTÍTESIS DEL MARXISMO: MURIÓ LESZEK KOLAKOWSKI


En la foto: Leszek Kolakowski, ex marxista que luego fue antítesis del marxismo, en una muestra de cómo funciona el pensamiento "dialéctico".




El destacado pensador polaco Leszek Kolakowski, que pasó de defensor a implacable crítico del marxismo, murió a los 81 años de edad. Kolakowski, conocido por sus estudios sobre el marxismo, murió el viernes 18 de julio de 2009 en la ciudad universitaria británica de Oxford.

El Parlamento polaco le dedicó un minuto de silencio. El jefe del Parlamento, Bronislaw Komorowski, dijo que Kolakowski tuvo grandes méritos en la lucha por una Polonia libre y democrática.

Nació en la ciudad de Radom en 1927, y se convirtió en un importante escritor y pensador polaco. Es autor de cuentos filosóficos (Trece fábulas del reino de Lailonia, 1963). En 1966 fue expulsado del Partido Comunista y en 1968 de la Universidad de Varsovia. Desde 1970 reside en Oxford. Entre sus obras cabe citar: El racionalismo como ideología (1967), Marxismo-utopía y antiutopía (1974) y Las principales corrientes del marxismo (1976-1977 y 1978).

Férreo marxista, visionario de sus consecuencias ideológicas, se apartó de tal orientación para acercarse a la espiritualidad cristiana, pero con una importante mezcla de pensamiento kantiano. De allí que su crítica al marxismo no sea total, y que su concepción carezca de un sustento realista (el idealismo kantiano lo impide). Por tanto, es un crítico del marxismo desde el pensamiento kantiano.


En la foto: Lech Walesa, modelo de sindicalista anticomunista, vencedor del tiránico régimen genocida, fue apoyado por Kolakowski en su accionar.


Kolakowski era considerado un excelente conocedor del marxismo. Después de estudiar filosofía en Lodz y Varsovia dirigió una cátedra de marxismo-leninismo en la Universidad de Varsovia. Fue miembro del Partido Obrero Unificado Polaco (PZPR), pero fue expulsado a causa de su postura crítica en 1966.

Tras la campaña gubernamental antisemita en Polonia en marzo de 1968, Kolakowski abandonó el país. El filósofo viajó a París y luego a Reino Unido. Enseñó, entre otras, en las universidades de Oxford, Yale y Berkeley.

“La mayor fantasía del siglo XX”

El destacado filósofo polaco Leszek Kolakowski se volvió en contra de sus ideas marxistas, etiquetando a su vieja doctrina como "la mayor fantasía del siglo XX". Ya Antonio Gramsci había calificado al pensamiento marxista como un opio inmanentista que vende la ilusión mecanicista de un inexistente futuro social de prosperidad (aunque no con estos términos).

El autor adquirió relevancia internacional con su obra "Las principales corrientes del marxismo". Kolakowski vivió y enseñó principalmente en Oxford desde que dejó la Polonia comunista.

Fue un marxista ortodoxo al comienzo en la Polonia de posguerra, Kolakowski se desencantó progresivamente, y sus peticiones de una versión más democrática del socialismo, “un socialismo con rostro humano”, le llevaron a chocar con los censores, que finalmente le forzaron a irse a Occidente.

En el exilio, primero en la universidad de Berkeley, en California, y luego en Oxford, Kolakowski escribió libros sobre la historia de las ideas que culminaron en la obra "Las principales corrientes del marxismo", publicada en 1978, una crónica sobre el origen, ascenso y declive de la filosofía de Karl Marx.

“Stalin, corolario lógico del marxismo”

Kolakowski argumentó que la crueldad totalitaria de la Unión Soviética de Josef Stalin fue el corolario lógico del pensamiento marxista.

Desde el Reino Unido, el escritor apoyó al movimiento democrático Solidaridad, que finalmente derrocó al régimen comunista polaco en 1989. En sus últimos años, Kolakowski escribió obras e historias cortas y se interesó por temas religiosos.



En la foto: Lenin junto a José Stalin, "corolario lógico del pensamiento marxista".


"Hemos perdido a un hombre que prestó servicios memorables a la causa de una Polonia libre y democrática", dijo el presidente del Parlamento polaco, Bronislaw Komorowski, a los diputados que realizaron un minuto de silencio por el autor.

Desde los males del socialismo real hasta la relevancia de la religión en las sociedades contemporáneas, Kolakowski se revela como un profundo conocedor tanto de la urdimbre filosófica de los totalitarismos como de las corrientes heréticas del cristianismo, y esta destreza le permitió establecer paralelismos entre ambos. No es un autor cristiano ortodoxo.

Textos de Kolakowski

Transcribiremos algunas frases de Kolakowski, resaltadas en cursiva, indicando la fuente, para luego efectuar un breve comentario sobre su pensamiento.

“Los dueños de los estados comunistas saben muy bien -y tienen razón desde su punto de vista- que este principio se opone a su ideología, aunque pocos se atreven a decirlo. Mao Tse Tung era una excepción que vale la pena mencionar porque condenó abiertamente la teoría de los derechos humanos por considerarla una invención burguesa.” (de “Kant y la amenaza de la civilización”, 1981). Los Derechos Humanos, de ambigua interpretación, muestran su debilidad en que tanto los marxistas y liberales los han suscripto, pudiendo incluso tener una tercera interpretación conforme al Tradicional Magisterio en Doctrina Social de la Iglesia, ya que los términos pueden ser definidos de cualquier manera, sin regla alguna, observación que Kolakowski tuvo en cuenta.

“La necesidad de odio se explica porque éste destruye interiormente a quien odia, lo deja moralmente desamparado frente al Estado, porque equivale a una autoaniquilación, a un suicidio espiritual, y con ello arranca las raíces de la solidaridad entre los mismos que odian” (“Educación para el odio, educación para la dignidad”, La modernidad siempre a prueba, Vuelta, México, 1990, pp. 344, 345 y 348). El odio es el motor del marxismo, que funciona mediante la rebelión y la subversión, y tiene su carga espiritual para conformar un modo de ser, un tipo de personalidad inhumana y contraria a la Caridad predicada por Jesucristo.

El enfoque del marxismo “supone un relativismo epistemológico radical. Si la filosofía y las teorías de la sociedad ‘no son más que’ la expresión intelectual de movimientos práctico-sociales, hay que inferir que no pueden ser evaluados excepto desde el punto de vista de si reflejan adecuadamente esos movimientos, y de si los propios movimientos son o no ‘progresivos’” (“Las principales corrientes del marxismo”, Alianza Ed., Madrid 1983, T. III, p. 305). El análisis de la reflexión marxista no puede ser realizado desde lo inmutable de la Verdad, sino como una pura acción sin parámetros más que la contradicción del ser como motor, es decir, ante el ser el marxismo impone la negación; tal relativismo es aplicado de forma mecánica y es convertido en radical al extremo de imponer lo ridículo, irracional, inhumano y antinatural por la fuerza.

No obstante el rescate que hacemos de algunas frases, se debe destacar el sustrato kantiano (y por tanto relativo) de sus dichos, que convierten en endeble su pensamiento. Por otra parte, el marxismo ha adquirido en la actualidad una orientación de ataque netamente cultural y espiritual de índole inmanentista.

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