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Hoy, de manera sencilla pero con un amor entrañable, quienes formamos "PEREGRINANDO" Producciones; queremos saludar a todas las MADRES en Su Día –aunque todos los días debemos expresarles nuestro amor, respeto y gratitud-; confiando al corazón maternal de nuestra Madre del Cielo, a todas aquellas que ya partieron y nos acompañan siendo presencia en Dios.
Sirvan para todas y cada una de ustedes, estas palabras de un hijo, pensando en su madre. ¡Son como escritas para vos, querida mamá que las lees, en este lugar!..
“¡Cuántos momentos de silencio fecundo, que habrás vivido, mamá: cuando me acariciabas en tu vientre, y soñabas con el día de mi llegada; cuando estabas a mi lado en mi lecho de enfermo, no dejando que el sueño te venciera, para cuidarme como necesitaba; cuando no quería escuchar tus recomendaciones y consejos…!
¡Silencio que redime!Como el de santa Mónica, que con sus lágrimas ofrecidas a Dios, brotadas de su corazón afligido de madre, alcanzó la conversión de su hijo Agustín…Cuántas veces habrás ofrecido la noche en vela, las angustias porque tardaba en llegar…en silencio, librándome así de tantos peligros, porque Dios las tomaba con amor.
¡Cuánto consuelo de tu corazón de madre!..
JESUS lo encontró en la suya: ¡MARÍA!.. Todo hijo –también yo-, en los momentos más difíciles de la vida, corre a los brazos amorosos de su madre. Porque allí está la seguridad, se experimenta el calor y la dulzura de quien entrega todo por él…Sí.¡Todo! ¡Hasta dar la propia vida!.
¿Acaso no es la madre siempre la Verónica en nuestro camino cotidiano, de pruebas y sufrimiento?..Tú limpias mi rostro…Tú pones el manto de tu hombro para aliviar mi dolor; y eres capaz del acto más heroico, con tal de volver a tu hijo al camino de la auténtica felicidad…
¡Qué grande misterio de Amor, el de ser madre!.. Siempre estás, aunque yo a veces me haya ido. nunca me faltará tu consuelo, tu compañía y comprensión…Siempre estarás, para darte sin esperar recibir; para brindarme siempre tu perdón… No esperas que te pague con la misma moneda. Sólo eres feliz,¡estando!..
Madre querida, que en la vida de la gracia y la oración, encuentres la fuerza necesaria para defender a tu hijo de todo mal y peligro, en los caminos de la vida…
Que en María, Madre del amor Hermoso, siempre encuentres consuelo, luz y sabiduría para tu entrega cotidiana en el amor…
¡Y, cuando llegue la hora del Premio que el Padre te tiene preparado – porque tu vida ha sido tan sólo amor-; tu hijo te pide, que sigas acompañándolo y aconsejándolo desde el Cielo, en el camino que debe recorrer…hasta que vuelva a descansar en ese, tu corazón de madre!!!..”.
ESPOSA, MADRE Y SANTA
“Virgen Madre, concédeme el don de ser una madre santa para mis hijos”… Con estas palabras Piero Molla, aún novio de de Gianna, se dirigía a nuestra Madre Celestial.
¡Qué gran familia le aguardaba a Gianna al amparo de semejante pretensión de su prometido!
Los años felices del matrimonio corrieron veloces mientras ella veía crecer sanos y dichosos a sus hijos, sus tesoros (como los llamaba), dones que Dios concedía al matrimonio.
Y no tardó en pronunciar la frase que le abrió las puertas del Cielo: “si debieran decidir entre la criatura y yo, ninguna duda, elijan, y así lo exijo, a la criatura”. Y entonces, en el final de su camino terrenal y cuando los dolores la asechaban, ella se mantuvo firme y apegada a la Cruz: "Jesús, te amo, Jesús te amo", repetía constantemente.
Esa dramática pero certera humanidad se reflejó en uno de sus últimos diálogos con su hermana Virginia, a quien, al verla entrar en su habitación le dijo: "si supieras cuánto se sufre al tener que morir cuando se dejan niños tan pequeños". Pero a semejanza de Cristo, finalmente supo una vez más aceptar vivamente, felizmente, la voluntad del Señor (fuente: Cristo Hoy).
Gianna Beretta Molla, había nacido el 4 de Octubre de 1922, en Magenta (Italia). era esposa, madre y médica. Y "se ofreció por amor, para que el hijo que llevaba en su vientre viviera". ¡Dios le concedió, poder verlo y gozar un tiempo de él ¡.Ya que el 21 de abril de 1962, nace hermosa y sana, Gianna Emanuela; y el 28 del mismo mes, muere santamente, a los 39 años.
Murió feliz, por la felicidad de los que amaba…
Juan Pablo II, la proclamó Santa el 16 de mayo de 2.004; repitiendo con admiración estas palabras: “…fue mensajera sencilla, pero muy significativa del amor divino. Pocos días antes de su matrimonio, en una carta a su futuro esposo, escribió: "El amor es el sentimiento más hermoso que el Señor a puesto en el alma de los hombres “.
A ejemplo de Cristo, que “ habiendo amado a los suyos (…), los amó hasta el extremo” (Jn 13,1), esta santa madre de familia se mantuvo heroicamente fiel al compromiso asumido el día de su matrimonio. El sacrificio extremo que coronó su vida testimonia que sólo se realiza a sí mismo quien tiene la valentía de entregarse a Dios y a sus hermanos.
Ojala que nuestra época redescubra, a través del ejemplo de Gianna Beretta Molla, la belleza pura, casta y fecunda del amor conyugal, vivido como respuesta a la llamada divina (Misa de Canonización)”.
¡Que santa Gianna, acompañe a todas las madres en la fidelidad a su maravillosa vocación de dar amor, les de luz y sabiduría en la educación y el acompañamiento de sus hijos!
¡ Ave María puríssima !
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