Hoy no existe ningún tipo de consenso en el sector lechero, mientras el Congreso debate una ley para la actividad.
El sector productivo lácteo necesita apoyo del Estado, ya sea en la implementación de políticas activas, como de incentivo y apoyo a la exportación.
Entre los tamberos, algunos piensan que pueden sobrevivir individualmente en la actividad sin que el Estado intervenga regulando el precio de exportación o el de tranquera, por subsidios o cualquier otro sistema de compensación.
Existen también quienes prefieren el “libre mercado”, con liberalización de precios para que la competencia empresaria haga sostenible el precio al tambero (aunque debemos recordar por ejemplo el caso del año 1998, cuando el precio de producción era inferior al abonado por las fábricas, produciendo grandes cierres de establecimientos).
Las Empresas tampoco tienen definido en su conjunto acerca del destino de la lechería. Algunas son entusiastas con el precio de corte para las exportaciones, evitando una escalada en el precio de la materia prima. Enfrentado a este, el sector liberal que busca erradicar cualquier barrera comercial para competir en igualdad de condiciones.
¿Mercado interno, exportaciones o ambos? No hay rumbo político en la materia, los extremos de “control” y “liberalización” absolutos no hallan el término medio de una economía sana y ordenada dentro del propio gremio en el respeto del justo precio y del justo salario.
Mencionan en un artículo periodístico que “lo peor de todo es que, normalmente, cuando no se sabe a dónde ir, no se va a ningún lado”.
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