Por Jorge Horacio Gentile *
Las expectativas positivas puestas en la primera sesión preparatoria del Senado con la nueva composición, como se vio por televisión, se frustraron cuando el recinto quedó semivacío, por el retiro de los senadores que responden al gobierno, para dejar la sesión sin quórum, después de elegir a las autoridades de la Cámara, y antes de votar las presidencias y la composición de las comisiones, rompiendo así lo acordado en la Comisión de Labor Parlamentaria.
Con esto el gobierno evitó una nueva derrota, como la que sufrió en diciembre, y logró que la oposición ratificara al senador José Juan Bautista Pampuro como presidente provisional del Cuerpo, cargo que le interesa a los Kirchner, ya que su titular sustituye al presidente y vicepresidente en casos de viajes al exterior o acefalía; y evitó que el oficialismo quedara en minoría en las 24 comisiones y perdiera la presidencia de la mayoría de ellas.
La ausencia, del denostado senador Carlos Saúl Menem, que se quedó en La Rioja jugando al golf, fue decisiva, ya que con su presencia la oposición hubiera conseguido el número de 37 senadores que eran necesarios para mantener el quórum. Las razones de la ausencia, y la compensación que por ello se le dio o se le dará al ex presidente, se desconocen.
La decepción que nos produjo el retiro injustificado de los senadores oficialista se funda en que los legisladores fueron elegidos para representar al pueblo y a las provincias, y para que expongan las razones que tienen para votar a favor o en contra de las decisiones que la Cámara tome, y no para impedir una votación o desconocer un pacto.
Las autoridades del Senado: el presidente provisional, el vicepresidente y las vicepresidencias primera y segunda, según el reglamento interno, se deben votar uno por uno y en forma nominal; o sea preguntándole, el presidente del Cuerpo a cada senador, por quién lo hace; pero en este caso se hizo en una sola votación, levantando la mano todos los presentes, porque así se había acordado y para no perder tiempo.
De haberse previsto que la palabra dada podría ser incumplida, como efectivamente ocurrió, se podría haber pactado una sola votación, tanto para las autoridades de la Cámara como para las comisiones. Así se hizo en la Convención Constituyente de 1994 con el “núcleo de coincidencia básicas”, en que la reelección, querida por Menem, se votó junto a los otros puntos que querían sus opositores radicales, para evitar una huída la indicada por el senador Miguel Ángel Pichetto.
Cuando se iba a hacer la segunda votación para la integración y autoridades de las comisiones, que favorecía a la ahora mayoritaria oposición, Pichetto ordenó el retiro del bloque y sus aliados, y el recinto quedó con la mitad de los senadores, sin saber que hacer. Una senadora advirtió que se podía seguir debatiendo, aunque no votar, lo que se hizo un tiempo más, sin que se usara el recurso, pocas veces empleado, del artículo 64 de la Constitución que permite a la minoría compeler a la mayoría a presentarse para sesionar, y a sancionar a los que no concurran.
Este mecanismo se empleó en 1880 por la Cámara de Diputados, cuando el Congreso sesionaba en el edificio de la Municipalidad de Belgrano (hoy Museo Sarmiento), que más tarde (1887) se incorporó como un barrio a la Capital, porque no podía hacerlo en Buenos Aires por haberse sublevado del gobernador Carlos Tejedor de la provincia de Buenos Aires. La Cámara compelió a los ausentes y los 40 que no comparecieron se los excluyó del Cuerpo y así se pudo votar la ley 1029, que capitalizó la ciudad de Buenos Aires.
Si se hubiera compelido a los ausentes en la sesión del 24 de febrero pasado, a los que no hubieran vuelto al recinto en el tiempo indicado, se los podría haber sancionado hasta con la exclusión. Pero, luego, a diferencia de lo ocurrido en 1880, habría que haber incorporado a los suplentes, que no se elegían entonces.
` Nos queda la duda si lo que quieren los Kirchner es mantener el Congreso cerrado, como ocurrió durante su receso, y seguir gobernando mediante decretos de necesidad y urgencia (DNU) o de legislación delegada; o si lo que pretenden es torcerle el brazo a la oposición, y arrebatarles las presidencia y las mayoría en las comisiones. En el año del Bicentenario, el pueblo –otra vez- quiere saber de que se trata.
Córdoba, febrero de 2010.
* Es profesor de Derecho Constitucional de las Universidades Nacional y Católica de Córdoba y fue diputado de la Nación.
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