En la foto: El Director Técnico del Seleccionado de Argentina, Diego Armando Maradona, con todas las aspiraciones de ganar.
Un equipo de fútbol es como una orquesta: cada uno cumple con sus responsabilidades, guiados por un Director.
Cuando un factor desequilibrante fomenta la indisciplina y el desorden, el equipo sólo podrá desarrollar un buen papel merced a una carambola, pero jamás gracias a la capacidad y talentos.
Argentina tiene algunos buenos jugadores, pero hay un mal ejemplo que cunde: Maradona, quien fue capaz de llevar a la quiebra a Deportivo Mandiyú de Corrientes, por ejemplo, un equipo que se extinguió y aparentemente no tiene posibilidades de resurgir.
Todas las actuaciones de Maradona fueron desastrozas, ya que además actúa como un hincha y no como un Director Técnico, lo cual produce graves desventajas. Su soberbia no le permite ver más allá de sus narices.
¿Cuál es su mérito para estar dirigiendo la Selección argentina? Tener un tatuaje del Che Guevara en el brazo, y ser amigo de los zurdos y de los gobernantes argentinos, además de tener una “iglesia” propia. ¿Es suficiente? No, porque además su última presentación en un Mundial se retiró acompañado de una enfermera del campo de juego a raíz de un resultado positivo de drogas.
Sí, muchos argentinos esperan que el país resulte ganador en las elecciones. Maradona tiene mucho que aportar, pero como antiejemplo a NO seguir, como instrucciones a las cuales deben hacer oídos sordos los jugadores. Maradona es el principal obstáculo a realizar las cosas como corresponde, y si se llega a ganar algún partido, no será por él, sino por incompetencias ajenas y por individualidades propias.
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