Por Cosme Beccar Varela *
Buenos Aires - 09 de Junio del año 2010 - 973
El problema de los argentinos es que somos irremediablemente zonzos, excepto los ideólogos neo-marxistas que nos dominan mediante la tiranía kirchnerista. Esos no tienen un pelo de zonzos.
Somos zonzos los "buenos" y los malos, porque hasta los Obispos -todos ellos más o menos "progresistas"- que se creen muy "vivos" porque navegan a dos aguas, que quieren quedar bien con Dios y con el diablo y tratan de aparentar que defienden la moral y protegen a los pobres pero no hacen ninguna de las dos cosas, también lo son, dicho sea con todo respeto por su investidura. Y lo son porque no se dan cuenta que a Dios no lo engaña nadie, ni siquiera un tonsurado que ostenta la patente de "sucesor de los Apóstoles".
También somos zonzos los opositores aparentemente auténticos de esta tiranía, empezando por mí que me creo que escribiendo unos artículos en "La botella al mar" voy a convencer a alguien alguna vez de adoptar una posición realmente combativa contra la tiranía. Cien veces he pensado que no sirve para nada y otras cien veces he seguido haciendo lo mismo (por ejemplo, ahora), creyendo, zonzamente, que a lo mejor con este argumento alguien reacciona. ¡Como si no supiera que con los zonzos no hay argumento que valga! Al revés, si el argumento "muerde", se ofenden y me acusan de extremista, de intolerante, de agresivo, de ofensivo, etc.etc.etc.
Debería haber aprendido de una anécdota que me contó mi padre. Parece que en una sesión de la Legislatura santafecina un representante del partido progresista despachaba un discurso lleno de razones para convencer a la bancada peronista de la necesidad de un determinado proyecto. En un momento dado uno de los peronistas lo interrumpe diciendo: "¡Doctor! ¡A mí con argumentos no me va a convencer!" ¿Con qué lo convencía? ¡A palos o con sobornos!
Pero no me importa. El zonzo sigue con su idea y no hay quien lo mueva. Y esto que me pasa a mí, les pasa a los otros "buenos patriotas" que siguen con sus zonceras, imperturbablemente.
Aún a riesgo de ofender a algunos amigos que aprecio mucho, veamos una de las zonceras que los obnubilan. Dicen: "Hay que reconocer que la economía anda bien". Y cuando dicen eso están invocando el motivo "princeps" de la vida, o sea, la plata. Tener plata, tener cómo y donde gastarla para gozar más de la vida, aunque no lo digan con esa crudeza, es realmente el móvil máximo de sus acciones y de sus opiniones. O, por lo menos, alejar el peligro de perder lo que tienen ya es bastante. Y como ellos tienen su platita, se divierten y viajan y piensan que la Argentina va bien.
Por si a alguno de estos amigos les faltara alguna prueba que avalara su zoncera, "La Nación" del 6/6/2010, en primera página, a todo lo ancho, publicó el siguiente título: "Después de dos años mejoran las expectativas sobre el país". El zonzo ni siquiera lee el artículo porque si lo leyera se enteraría que ese título rimbombante no tiene otro fundamento que una encuesta preparada, a pedido y costo del propio diario por la consultora "Poliarquía".
Si yo le dijera al zonzo que "Poliarquía" antes de empezar su "trabajo" le preguntó al cliente qué resultado quería que tenga su labor y después hizo que las cifras fueran las deseadas, el zonzo me diría una vez más que soy una fabulador intratable.
Todos saben que es así pero nadie lo reconoce. Una vez me contó un amigo que era abogado de Gallup y padre de un famoso político del macrismo, que Mr. Gallup le reveló hace muchos años que ese era el secreto de las encuestadoras: hacer que las estadísticas coincidan con el deseo del cliente. Y ese era nada menos que Gallup, el más famoso de los encuestadores.
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Esto ocurre en los niveles superiores de la sociedad, pero en los inferiores sucede algo parecido. La gente de clase baja, que vive en "villas miseria", que no tiene trabajo (y muchos de ellos ni quieren tenerlo) recibe sobornos bajo el título de "planes" diversos que les permiten subsistir y si no les alcanza, pueden protestar violentamente cortando calles y causando trastornos. Es una especie de "Jauja" del proletariado o, mejor dicho, de los agitadores del proletariado, que las otras clases aceptan porque es apenas un pequeño intervalo en el suave transcurso de sus vidas sin ideales ni amor a la Justicia.
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¡Y mis amigos "centro-derecha" o de "derecha directa"! ¡Qué zonzos que son! Espero que no se ofendan y sean buenos deportistas. Pero son extremadamente zonzos. Para su consuelo les recuerdo que he empezado por decir que el primer zonzo soy yo, de manera que estamos todos en la misma bolsa.
¿Y cual es la zoncera de mis amigos "derechistas"? Para simplificar, los puedo clasificar en dos grandes categorías:
1) Los que se creen que poniendo "facia feroce" y espetando grandes palabras heroicas, pero sin organizar nada conducente a la destitución de la tiranía, la debilitarán porque ella misma se debilita por diversas razones que leen en "Internet" o en los diarios pseudo-opositores o por el poder romántico de sus palabras.
Un amigo mío, en Mayo del 2009 me aseguraba que los Kirchner caerían a más tardar en Septiembre del 2009. Esos vaticinios eran oídos por todos los presentes con una reverente credulidad realmente asombrosa. Cuando le pregunté en qué fundaba su predicción, alegó razones misteriosas que, al contrario de lo que seria lógico, sumaron prestigio a su vaticinio (pero no en mi coleto, que a pesar de ser zonzo, como ya dije, no llego a esos extremos).
2) Los que creen que pueden restablecer el imperio de la Justicia sin destituir la tiranía que controla a los jueces y pisotea la Constitución, simplemente enarbolando un ramo de olivo e invocando la concordia entre los argentinos. Ellos creen que esa actitud pacífica y bondadosa hará caer las rejas de los campos de concentración en los que se pudren los militares secuestrados y que cualquier otra actitud es inútil y perniciosa.
Hasta mi amigo Eugenio Aramburu se suma a este pacifismo declarando, al ser preguntado sobre sus sentimientos como hijo del General: "He tratado, no sé si con éxito o no, de que su sacrificio contribuya a advertir a los argentinos de que debemos desterrar el odio y el rencor, perdonar los agravios imaginarios o reales que hemos tenido, superar lo que nos ocurrió..." ("La Nación", sección "Enfoques", 6/6/2010, pag. 3).
Si un hijo de un padre vilmente asesinado, cuyos asesinos relataron con jactancia asquerosa la forma en que lo mataron, uno de los cuales vive y es rico y famoso y sus amigos tienen poder en esta tiranía, se declara partidario del pacifismo de los propulsores de la "concordia", el extremo al que hemos llegado es espantoso. Porque el "extremismo" no es solamente de los que quieren guerra sino también de los que quieren una paz imposible con los que siguen en guerra. ¿O cree mi amigo Eugenio que estos tiranos están en paz con nosotros o siquiera respetan la mano tendida de sus víctimas?
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Acabo de publicar (con reservas) en la sección "correo del lector" un artículo del valiente abogado Alfredo A.A.Solari en el que describe así la posición política de la hueste del odio que nos tiraniza:
"... (quieren la) aniquilación de las FFAA mediante el enjuiciamiento total de todos los que actuaron durante el período 1976/1983, militares y civiles. La sostienen quienes, con diversos ropajes y agrupados en organizaciones varias, siguen afirmando la legitimidad del socialismo revolucionario y, consecuentemente, la de su metodología de guerra revolucionaria. Lo hacen de dos modos:
"a) O bien expresamente (Hebe Bonafini defendiendo la toma de armas),
"b) O bien implícitamente, sea afirmando que en el 76/83 se implantó el terrorismo de estado como política encaminada a lograr distintos fines (la última versión es sostener que fue para imponer un proyecto de exclusión y exterminio social), sea afirmando una falsa victimización (los terroristas fueron, en realidad, opositores políticos perseguidos sistemáticamente, y por ende, víctimas de crímenes contra la humanidad).
"En esa línea, afirman que los asisten derechos inexistentes (a la verdad -que ocultan cuidadosamente-, para el enjuiciamiento y castigo de quienes legítimamente los combatieron; doctrina elaborada por esa usina de defensa de la guerra revolucionaria en que se han convertido la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos desde hace varios lustros, difundida y aplicada a todos los países que combatieron la guerrilla comunista), utilizan una terminología de fuerte carga ideológica, sustitutiva de la realidad y dialécticamente irresistible: esencialmente terrorismo de estado y represión (en lugar de guerra contrarrevolucionaria y combate), formulan falsas imputaciones para encuadrar las acciones de combate (asociación ilícita, secuestro, privación ilegal de libertad, robo, extorsión, homicidio), y usan al Poder Judicial para aplicar una categoría jurídica inexistente en nuestro derecho positivo (los delitos de lesa humanidad). A partir de allí, esos sectores idearon, implementaron y pusieron en acción, el aniquilamiento jurídico y judicial de quienes los derrotaron, y la consecuente deslegitimación política de todas las FFAA y de seguridad, base imprescindible para quitarles la capacidad de actuar contra eventuales enemigos interiores: los movimientos armados insurgentes, que aquellos grupos favorecen y prohíjan, única vía para imponerle el marxismo a un pueblo que manifiestamente prefiere ser propietario a ser proletario.
"La opinión pública -y la publicada- no captan la falacia, y quedan encerradas en una falsa dialéctica (derechos humanos vs. violación por el estado a esos derechos humanos) que les da la razón a los que se autovictimizan….El grave problema es que esta primera posición -socialmente minoritaria- es la que sostienen los que hoy están en el poder, y tienen los resortes efectivos para perseguir (como lo están haciendo) a las FFAA, pues crean y aplican el actual derecho penal de enemigos."
¿Con esta ralea de perversos creen que es posible la concordia? ¿No les parece que la "concordia" es una manera de rendición ante la fuerza superior, como si la Justicia no estuviera en juego? Me dirán que cuando no se tiene fuerza es mejor ofrecer la paz. Respondo: eso puede ser, siempre que el enemigo sea receptivo y haya fuerza en el vencido como para hacer recomendable el armisticio. De lo contrario, sólo rige la ley del rendido incondicional.
* * *
Para colmo de la zoncera de los argentinos y después de los festejos del bicentenario al que asistieron un millón de individuos porque era gratis, ahora viene el campeonato mundial de "foot-ball". Los zonzos van a participar desde sus casas o frente a los cientos de pantallas gratuitas que los césares instalarán en todas partes y desearán que el equipo argentino, dirigido por el drogadicto pro-castrista Maradona, sea campeón. No se dan cuenta de que eso sería una consagración de la tiranía, un triunfo del "qué-me-importa", una vergüenza nacional. Un país tiranizado, si tiene agallas, sólo puede luchar para destituir la tiranía y no para hacer un gol.
Y con esto quedará marcada a fuego la zoncera argentina. Dios quiera evitarnos esa vergüenza. Aunque es previsible que el equipo argentino pierda, no faltarán los zonzos que digan que con este artículo los "enyeté" y que he cometido una traición a la Patria... A esos les respondo que me importa mucho más el triunfo de la Justicia que los goles de los argentinos en un partido de "foot-ball".
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