Unas 40 millones de vacunas contra la gripe porcina producidas para la población estadounidense -un cuarto de todas las existentes-, serán destruidas porque ya expiraron. Esto implica que significa que los preparados por un valor aproximado de 260 millones de dólares se descartarán como basura.
Nadie jamás ha muerto de gripe, ni de resfríos, sino del agravamiento de la enfermedad por su falta de tratamiento que produce las mortales bronquitis que da inicio a la pulmonía y neumonía. Pero no de gripe. Lo que puede suceder, es que una persona con diversos problemas (por estar internada, por edad, o por otras enfermedades) vea complicado su cuadro por contagiarse de gripe, con su respectiva alteración respiratoria… pero no muere de gripe sino de la enfermedad que ya padecía.
"Es mucho, en términos históricos", opinó Jerry Weir, quien supervisa la investigación y revisión de vacunas para la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
La vacuna obsoleta, parte de la cual venció el miércoles 30 de junio pasado, se incinerará. La cantidad, más del doble de los sobrantes habituales, estableció una cifra sin precedentes y eso ni siquiera es todo.
Unos 30 millones más de dosis expirarán después y es posible que no se usen, según una estimación gubernamental. Si toda esa vacuna expira, más de 43% del suministro para la población estadounidense se habrá echado a perder. Muchos señalaron la existencia de un gran negocio corrupto detrás de las vacunas que están ahora destruyendo los estadounidenses.
Las autoridades federales alegaron que la enorme cantidad de vacunas se adquirió como un riesgo necesario en preparación para la peor de las hipótesis posibles del avance en el país de la gripe porcina, un virus nunca visto. Al parecer, en Estados Unidos jamás nadie se había enfermado de gripe, una enfermedad desconocida hasta el boom mediático con cifras récord a escala mundial que se produjo solamente en Argentina…
Muchos expertos de salud habían temido que la nueva gripe pudiera ser la mortífera epidemia mundial de la que habían advertido desde hacía mucho tiempo, pero que terminó matando a menos personas que la gripe estacional.
"Aunque hubo muchas dosis de vacuna que no se usaron, fue mucho más apropiado haber estado preparados para el peor de los casos que haber tenido demasiadas pocas dosis", afirmó Bill Hall, vocero para el Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense, según informó la Agencia AP.
El gobierno estadounidense preparó 162 millones de vacunas para la población en general. Otras 36 millones incluyeron dosis para los militares y otros países.
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