Por Marcos Attias
La nación es un cuerpo, un organismo que a pesar de todas las viscitudes que debe afrontar, crece igual. Podría crecer a un ritmo mucho mayor, si no tuviera los frenos de los gobernantes de turno.
Pasan los años y la nación avanza al ritmo y beneficio del avance de las nuevas tecnologías, que permiten tener grandes producciones de su maravillosa tierra fértil.
Pasan los años y también los gobernantes ricos, pero siguen quedando estables, las grandes poblaciones de marginados.
No cabe dudas, que sin depredadores, la Nación seria una gran potencia mundial.
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